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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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sábado, 29 de febrero de 2020

LO RESPETABLE Y LO EXECRABLE -Defendiendo la institución no al individuo


LO RESPETABLE Y LO EXECRABLE
Dos dimensiones del Ser y el Estar siendo

Roberto López-Geissmann
especial para Arcisterio


Problema que vi venir desde hace mucho
   Documento este aserto indicando más de un artículo escrito desde hace años en los que he insistido en diferentes enfoques sobre el mismo punto (es posible que alguno no se apercibiera del lugar común que representaron). Pero ¿de qué estoy hablando? Del respeto a la institucionalidad. Tema que otros han tratado directamente y yo lo haré hasta ahora, porque preferí referirme directamente a los ejemplos afectados. Ahora es vital develar esto.
   Es duro tocar un punto que en primera apariencia es chocante y que además –visto por encima, va contra mis convicciones personales en cuanto no me es especialmente agradable “quebrar lanzas” contra estos determinados asuntos. Pero atención, porque esto no se juzga a la primera mirada. Me he pronunciado por el respeto a la Presidencia, los Altos Funcionarios, Diputados, Legislación e Instituciones Públicas. Dejen desarrollar el tema.
   Porque se trata de los cargos y las instituciones como tales, aparte de las personas que los desempeñan. La Presidencia, la Asamblea y sus Diputados, por ejemplo, deben ser respetados como institución, independientemente de las personas que los estuvieren encarnando en lo concreto. Se me dirá, que está claro todo eso; a lo que respondo que tal vez para pocos, o bien en el fondo de sus cerebros, si se detienen a pensarlo, porque de hecho no está ocurriendo así. Esa claridad ha ido desapareciendo poco a poco.
Una tesis muy popular es el irrespetar a todos, y en especial al Gobierno
   En mi último art. en este blog, sobre el Katejon, el misterio de iniquidad y su paralelismo entre la escatología espiritual y la degradación política, indiqué sobre situaciones sociales erosionantes, como la invasión de anomia ( la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos lo necesario para lograr las metas de la sociedad) que tanto individuos como sociedades están experimentando, las leyes tienden a la inoperancia, no cumplen expectativas y cada vez son más despreciadas y desobedecidas; no parece importante seguirlas, incluso se cataloga de simple o iluso al que lo hace; esto vuelve al individuo inoperante e indiferente.
   Se tiende a no llamar a las cosas por su nombre. Se minimizan o magnifican, pero la idea es elusiva de una realidad que no se termina de entender y ese fenómeno es tan temido por la mayoría que lo niega, es decir, no quieren aceptar que no saben lo que está pasando y aceptan lo que alguien les dice o se inventan un imaginario fuera de la realidad. La erosión del concepto de autoridad, la negación de la tradición milenaria, la exaltación de una libertad irrestricta, la avidez al placer, el desinterés por los demás, la pérdida del instinto natural de lucha, el acostumbramiento de la burla constante en vez de la reflexión y finalmente el auge de la envidia que deviene en odio son, con otras, las tendencias que la posmodernidad ha permeado en esta civilización.
   De aquí la falta de valores y el desorden social que lleva a la alienación desesperada, incluso un alza en los suicidios por miedo, angustia e inseguridad. En este momento se presenta el nuevo tipo político o moderno líder postmoderno, que asume (como presenté recientemente en el trabajo del joker, en este mismo blog) estrafalarias formas, desde poses teatrales hasta chocante frases, siempre que parezcan ir contra todo lo establecido y auspiciando más el pillaje y la violencia que la cooperación y la norma. La tiranía está a la vuelta de la esquina, cito de la temporada tres, capítulo diez de Star Trek original la frase: “Sin control el poder vuelve hasta los santos en salvajes”. Eliminado el conocimiento por una destilada esclavitud que ha permeado en los hombres libres, damos rienda suelta a la ignorancia que va a desembocar en maldad. Se vende como poder para el pueblo y esto es falso
.
DESDE PLATÓN HASTA STAR TREK

Cómo desemboca en respetar el Estado de Derecho y las Instituciones
   Los párrafos anteriores no son una digresión sino un insumo indispensable para concluir con el hecho cierto de que la ruptura institucional conlleva no sólo la negación de un sistema –del que muchos tenemos severas críticas –sino más importante todavía es destacar la remoción de valores y el acercamiento al desorden caótico que esto implica. No se trata de defender al diputado fulano en sí, ni siquiera a una mayoría que se han buscado el irrespeto por sus acciones, sino al cargo funcional, formal y válido que dentro de la estructura estatal tiene, asimismo otros funcionarios. Cuidado con el arrasar tipo “tabula rasa” o provocar “tormentas en el Olimpo” porque estas deslizarán hacia abajo impredecibles males para toda la comunidad.
   Antes de finalizar quiero expresar mi cosmovisión, en palabras de Thierry  Maulnier: “La conciencia nacional y la conciencia revolucionaria, separadas, erigidas frente a frente, no constituyen una con mejor título que la otra, las fuerzas dialécticas de la creación del futuro, son tan solo estériles productor de una sociedad que muere. La conciencia nacional se hace conservadora, es decir asocia estúpidamente al esfuerzo para perpetuar la realidad nacional el esfuerzo para conservar en ella el poder de las fuerzas que la destruyen; la conciencia revolucionaria se hace antihistórica y antinacional, es decir trabaja para aniquila lo que quiere liberar. Las mismas palabras “nacional” y “revolucionario” han sido a tal punto deshonradas por la demagogia, la mediocridad y el verbalismo, que son ya recibidas en Francia con una diferencia bastante parecida al disgusto. El problema consiste hoy en superar esos mitos políticos fundados sobre los antagonismos económicos de una sociedad dividida; en liberar al nacionalismo de su carácter “burgués” y a la revolución de su carácter “proletario”; en interesar de una manera orgánica y total a la nación en la revolución, ya que sólo la nación es capaz de llevarla a cabo; en interesar igualmente a la revolución en la nación que sólo la revolución puede salvarla”.
   A veces es duro aplicarse a la moderación cuando la concreción de los que detentan las funciones –que son las respetables de por sí –no cumplen los altos cometidos que les exige el puesto. La perspectiva puede ser cruel para los defensores de un orden, siempre que se entienda que algunos de los que así procedemos no pretendemos ni por cerca un conservadurismo a ultranza. Por el contrario creemos que hay que hacer uno diferente, más justo, pero estamos claros del aserto de Armand Dandieu cuando dijo: -“Cuando el orden no está en el orden, está en la revolución y la única revolución en la que pensamos, es en la revolución del orden”



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