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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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¿DE QUÉ ESTAMOS HECHOS?

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jueves, 31 de agosto de 2017

LA ESCENA BORRADA EN EL FILM "CABARET"


SOBRE PROPAGANDA y TOLERANCIA

La escena borrada en el film “Cabaret”

 

   Hace 40 años en Grafing, en Baviera, estudiando en el Gohete Institut, en pleno invierno que no se había sentido en décadas, viviendo en un pequeño pueblo, tranquilo y rural, me sucedieron dos anécdotas: La primera fue que en una festividad local –la gente en la calle, abarrotada la plaza pública y al vuelo las bocinas con música europea y regional -… de pronto se escuchó nítidamente en los altavoces la varonil voz de… JORGE NEGRETE. Increíble, pero cierto.

   La otra es también impactante, nos lleva a una reflexión sobre la intolerancia, el miedo y la propaganda subrepticia (aún tan lejos como cuatro décadas atrás). El caso es que un sábado decidí acudir al pequeño y único cine local, para ver la película Cabaret, con Liza Minelli –realización regular con alguna buena canción, muy inficionada de propaganda, y que ya había visto en mi patria.

   Como he dicho, y no podía ser de otra manera, el film es una crítica más (parcialmente correcta) sobre el nazismo; pese a utilizar varias escenas con fuerte parcialidad para la causa anti… de alguna manera, en una escena, extraordinariamente bien lograda se les “coló” más allá de lo tolerable una radiografía del sentir puro alemán de la época en muestra. La escena en sí quería mostrar cómo se utilizaban los elementos emocionales para producir una manipulación masiva del pueblo, “durmiendo” con la propaganda a todas las edades y haciéndolos “beber” el ideario nacionalsocialista de levantar a la Patria. Pero sin embargo…

   La visualización es tan atractiva –obvio que no para todos, pero para no pocos –y la “seducción” nacionalista toca raíces tan profundas, que las “tolerantes” (!) autoridades no tuvieron más que ELIMINAR la escena de la película. Me quedé estupefacto al constatar el corte, que luego he visto repetirse en otros lugares, hasta que por virtud de la libertad que  (aún) se disfruta en “you tube” pude encontrar aquella filmación de apenas tres minutos que tanto aterrorizó a los censores. Aunque puede ser que ahora consideren que tal parafernalia ya no pega y la castración mundial repugna de toda resolución viril y de nada que se parezca a un aliento colectivo nacional que levante la cabeza con orgullo. Que conste que no hacemos apología de ningún pensamiento en concreto en esta rememoración, únicamente invitamos a ver como existen dos pesos y dos medidas diferentes en la forma de enfocar la propaganda y la tolerancia.

lunes, 21 de agosto de 2017

ES IMPOSIBLE SER ROMANO Y APLAUDIR A LOS BÁRBAROS


ES LA GUERRA SANTA, IDIOTAS

   Este artículo de ARTURO PÉREZ-REVERTE se publicó en el semanal xl el 16 de agosto de 2014, por su candente actualidad se ha vuelto a reproducir el 18 de los corrientes.


   Cuando nos referimos a “romanos” implicamos el resultado final de una civilización –la occidental –que es la joya mayor de las culturas que han existido en la historia. Sus principios fundamentales, tanto de antes como de ahora, son la luz que ilumina el sendero de esperanza para todos los hombres puesto que, con su propio tono y talante, ha sabido esgrimir la libertad y tolerancia que hacen posible una diversidad que es precisamente un logro esencial de su cultura.

   Ahora bien, tomar el rábano por las hojas en la medida que se tomase uno de los logros como el único y principal, doblegando y pretendiendo subyugar paradójicamente, en un acto grosero y desagradecido, a los principios civilizatorios mismos que lo han tolerado, usando la burda fuerza, la amenaza y el insulto hasta el extremo del cinismo más chocante… no son sino la muestra de hasta donde ha podido rebajarse el poder –espiritual, mental y físico –de la gran civilización que está a punto de ser fagocitada por unos bárbaros de grandes pretensiones y bajos instintos.

El momento dialéctico está superado, la acción resuelta se impone. Si no se realiza pronto y contundentemente sólo quedarán llantos y cenizas. Dejo ahora al lector con la prosa incomparable de Pérez-Reverte. Las fotos, grabados y la frase rojo en cursiva (de Perez R.) las  agregó este servidor.

Pinchos morunos y cerveza. A la sombra de la antigua muralla de Melilla, mi interlocutor -treinta años de cómplice amistad- se recuesta en la silla y sonríe, amargo.

«No se dan cuenta, esos idiotas -dice-. Es una guerra, y estamos metidos en ella. Es la tercera guerra mundial, y no se dan cuenta».

Mi amigo sabe de qué habla, pues desde hace mucho es soldado en esa guerra. Soldado anónimo, sin uniforme. De los que a menudo tuvieron que dormir con una pistola debajo de la almohada.

«Es una guerra -insiste metiendo el bigote en la espuma de la cerveza-. Y la estamos perdiendo por nuestra estupidez. Sonriendo al enemigo».

Mientras escucho, pienso en el enemigo. Y no necesito forzar la imaginación, pues durante parte de mi vida habité ese territorio. Costumbres, métodos, manera de ejercer la violencia (A la caza del conductor asesino de La Rambla, el único terrorista islámico que ha logrado fugarse tras los atentados en Cataluña).

Todo me es familiar. Todo se repite, como se repite la Historia desde los tiempos de los turcos, Constantinopla y las Cruzadas.

Incluso desde las Termópilas. Como se repitió en aquel Irán, donde los incautos de allí y los imbéciles de aquí aplaudían la caída del Sha y la llegada del libertador Jomeini y sus ayatollás.

Como se repitió en el babeo indiscriminado ante las diversas primaveras árabes, que al final -sorpresa para los idiotas profesionales- resultaron ser preludios de muy negros inviernos ( Ada Colau trata de cubrirse y dice que los bolardos no habrían evitado la carnicería en las Ramblas).

Inviernos que son de esperar, por otra parte, cuando las palabras libertad y democracia, conceptos occidentales que nuestra ignorancia nos hace creer exportables en frío, por las buenas, fiadas a la bondad del corazón humano, acaban siendo administradas por curas, imanes, sacerdotes o como queramos llamarlos, fanáticos con turbante o sin él, que tarde o temprano hacen verdad de nuevo, entre sus también fanáticos feligreses, lo que escribió el barón Holbach en el siglo XVIII:

«Cuando los hombres creen no temer más que a su dios, no se detienen en general ante nada».

Inviernos que son de esperar, por otra parte, cuando las palabras libertad y democracia, conceptos occidentales que nuestra ignorancia nos hace creer exportables en frío, por las buenas, fiadas a la bondad del corazón humano, acaban siendo administradas por curas, imanes, sacerdotes o como queramos llamarlos, fanáticos con turbante o sin él, que tarde o temprano hacen verdad de nuevo, entre sus también fanáticos feligreses, lo que escribió el barón Holbach en el siglo XVIII:
«Cuando los hombres creen no temer más que a su dios, no se detienen en general ante nada».
Porque es la Yihad, idiotas. Es la guerra santa. Lo sabe mi amigo en Melilla, lo sé yo en mi pequeña parcela de experiencia personal, lo sabe el que haya estado allí Lo sabe quién haya leído Historia, o sea capaz de encarar los periódicos y la tele con lucidez. Lo sabe quien busque en Internet los miles de vídeos y fotografías de ejecuciones, de cabezas cortadas, de críos mostrando sonrientes a los degollados por sus padres, de mujeres y niños violados por infieles al Islam, de adúlteras lapidadas -cómo callan en eso las ultrafeministas, tan sensibles para otras chorradas-, de criminales cortando cuellos en vivo mientras gritan «Alá Ajbar» y docenas de espectadores lo graban con sus putos teléfonos móviles.

Lo sabe quien lea las pancartas que un niño musulmán -no en Iraq, sino en Australia- exhibe con el texto: «Degollad a quien insulte al Profeta».

Lo sabe quien vea la pancarta exhibida por un joven estudiante musulmán -no en Damasco, sino en Londres- donde advierte: «Usaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia».

La rebeldía es el único refugio digno de la inteligencia frente a la imbecilidad

A Occidente, a Europa, le costó siglos de sufrimiento alcanzar la libertad de la que hoy goza. Poder ser adúltera sin que te lapiden, o blasfemar sin que te quemen o que te cuelguen de una grúa. Ponerte falda corta sin que te llamen puta.

Gozamos las ventajas de esa lucha, ganada tras muchos combates contra nuestros propios fanatismos, en la que demasiada gente buena perdió la vida: combates que Occidente libró cuando era joven y aún tenía fe.

Pero ahora los jóvenes son otros: el niño de la pancarta, el cortador de cabezas, el fanático dispuesto a llevarse por delante a treinta infieles e ir al Paraíso.

En términos históricos, ellos son los nuevos bárbaros. Europa, donde nació la libertad, es vieja, demagoga y cobarde; mientras que el Islam radical es joven, valiente, y tiene hambre, desesperación, y los cojones, ellos y ellas, muy puestos en su sitio. Dar mala imagen en Youtube les importa un rábano: al contrario, es otra arma en su guerra.
 
Trabajan con su dios en una mano y el terror en la otra, para su propia clientela. Para un Islam que podría ser pacífico y liberal, que a menudo lo desea, pero que nunca puede lograrlo del todo, atrapado en sus propias contradicciones socio teológicas.
 Creer que eso se soluciona negociando o mirando a otra parte, es mucho más que una inmensa gilipollez. Es un suicidio. Vean Internet, insisto, y díganme qué diablos vamos a negociar. Y con quién. Es una guerra, y no hay otra que afrontarla. Asumirla sin complejos. Porque el frente de combate no está sólo allí, al otro lado del televisor, sino también aquí. En el corazón mismo de Roma. Porque -creo que lo escribí hace tiempo, aunque igual no fui yo- es contradictorio, peligroso, y hasta imposible, disfrutar de las ventajas de ser romano y al mismo tiempo aplaudir a los bárbaros.    

domingo, 20 de agosto de 2017

EL EMOCIONALISMO CRISTIANO NO ES CATÓLICO

EMOCIONALISMO, LA PROTESTIZACIÓN DE LA FE CATÓLICA.
AÚN SABIENDO QUE ES MÁS LARGO QUE LO QUE LA MAYORÍA LEE, LES PRESENTO EL SIGUIENTE LINK, DE LO MÁS INTERESANTE Y BASTANTE CLARO EN SU EXPLICACIÓN. https://dominusestblog.wordpress.com/2017/08/20/emocionalismo-la-protestantizacion-de-la-fe-catolica/

viernes, 4 de agosto de 2017

PELIGROS DEL TRIVIAL PARLOTEO COMUNICACIONAL


  A finales de abril de 2014 saqué en El diario de hoy este artículo que ilustra el problema de la superficialidad, pero TAMBIÉN el hecho de que muchos medios de comunicación impulsan (¿planificada o reflexivamente? no lo sé) el tener presente las opiniones incultas como de gran interés y peso político-social, cuando la verdad es que en muchos casos,  para validar siquiera parcialmente semejante “ideota” habría que proporcionar previamente bastante información de calidad a “la gente” que a menudo sólo habla por tener boca.

  Es una idea de lo más “políticamente incorrecta” lo sé bien. Pero quiero hacer constar que no irrespeto a la gente que ignora –al fin de al cabo todos somos ignorantes en varios aspectos (excepto los “todólogos” farsantes) -y es precisamente el que me cansa el irrespeto a la dignidad de los mismos entrevistados de la calle y el que también se debe al público al que se dirige, por lo que insisto en airear esta situación, por demás antiética y confusiva.

 

LA GENTE PREFIERE PARLOTEAR

                                                               Roberto López-Geissmann


Parloteo o Cháchara es sostener una conversación frívola, superficial, sobre temas ligeros o tratados ligeramente.

    En sí no es negativo. Todos lo hacemos más o menos. Puede ser relajante. Distrae y en ocasiones estas chácharas pueden ser incluso instructivas como intercambio de información. No pueden satanizarse. Yo al menos, no lo hago. Lo delicado es cuando tomamos un tema de importancia trascendente –como la esencia de la familia, los límites de la libertad, o la validez del sufragio universal –queriendo masticar y digerir estas temáticas con la ligereza con la que opinamos sobre el último programa de concursos en la TV. Es como si a un honrado y respetable campesino se le da a probar un sofisticado plato gourmet, o bien algo fuera de su experiencia como un pollo en mole o un cous-cous argelino. No contiene, ni es justo.

    Pero vamos, que si de una conversación privada se tratare, al fin y al cabo los eventuales perjudicados (además de las materias, destrozadas acremente por el tratamiento basto y hasta ridículo) no son más que los contertulios y allá ellos, con pena y todo, hasta dónde lleven su discusión; será problema de ellos. El caso es que el parloteo ha sido llevado al plano público. No me refiero a los programas de opinión en general pues ello haría mi comentario pedante e injusto –aunque siempre se cuela algo así. El punto a subrayar está en la franja que noticieros y los anteriores programas insertan antes, durante y después y que nominan más o menos llamándolos: “lo que dice la gente, franja de opinión pública, el decir del pueblo”.

    ¿Cuál es el problema con esto? En primer lugar que las tales opiniones son arbitrariamente escogidas y nadie puede saber si no hay sesgo en cuáles salieron al aire, es decir, si se escogieron las que fueran del agrado de quienes dirijan el programa –o que sean las opiniones avaladas por los patrocinadores. No digo que es así, sino que perfectamente puede serlo y no puede garantizarse la “puridad” de estos escogidos. Pero además “la gente” que se hace escuchar son por lo general personas “de a pie” (es un decir para simbolizar que ese “azar” no se acerca mucho más allá de las calles y plazas). Debo forzosamente detenerme y aclarar mi profundo respeto para todo compatriota interrogado, que a veces tienen más dignidad y sentido común que una caterva de licenciados que pueden estar más prejuiciados que ellos; pero la verdad escueta y sin vueltas hace que debamos admitir que no es “de la calle” de donde salen las soluciones y las comprensiones (toda regla puede tener su excepción) y así como un “tinterillo” o un “parchero” desprestigian a un abogado o a un doctor, hay que admitir que poco se puede orientar desde una ignorancia sobre materias que no deben tratarse como si estuvieran al alcance de cualquiera.

 

    Obvio que aunque sepamos, incluso bastante, sobre algo, siempre seremos más o menos ignorantes sobre otras cosas, esto es normal. Lo inadecuado es, por ejemplo, preguntarle a este servidor sobre qué opina sobre el desarrollo de la viticultura en Perú (ni siquiera sé si existe tal cultivo allí)… y afirmar que la bobada que pudiese decir para salir del paso es un interesante aporte… Y tengan por seguro que lo mismo es el parloteo sobre temas de gran enjundia (profundidad) aunque se trate de cuestiones de nuestro país.

EN LO QUE ADENAUER CONFIABA DE LOS COMUNISTAS



Antes del 2005 publiqué en El diario de hoy este artículo sobre los principios que Konrad Adenauer consideraba que se podía confiar sobre los comunistas.

 

La Columna Nacional


PRINCIPIOS EN QUE ADENAUER
CONFIABA DE LOS COMUNISTAS

                                                                Por Roberto López-Geissmann.

 

Eran dos y únicamente dos.  Un refugiado político, venido detrás de la cortina de hierro, se acercó al gran dirigente político Konrad Adenauer –uno de los gestores del resurgimiento alemán de la posguerra –con un memorándum en que aportaba informaciones sobre los comunistas. Después de escucharlo pacientemente, Adenauer textualmente le dijo “Yo no me guio más que por dos principios en las relaciones con el comunismo:

UNO: El comunismo no cambia jamás sus objetivos;
DOS: No confiar nunca en un comunista."

       Sirva esta anécdota para alertar sobre dos aspectos de gran importancia:

1. Debe estarse en alerta constante con las informaciones provenientes de las fuentes (directa o indirectamente) del Partido Comunista, ya que la Desinformazia o Desinformación es una estrategia querida e irrenunciable de su credo de acción, consustancial a su ser mismo. Hemos de saber que su operatividad no se circunscribe al comunicado oficial del Partido (o del Partido formal que manejan), sino que utiliza medios alternos, muchas veces surgiendo de profundas infiltraciones dentro de los medios de comunicación, que a menudo caen en “la trampa de las informaciones”; aparte de esto, el trabajo psicológico y cultural suele ser prolongado y fino hasta el punto que hasta “luchadores de derecha” no se aperciben de haber sido manipulados, ya que la mayoría no ven más que las tácticas sin avizorar la peligrosas estrategias.

      Ejemplo: Es clásico el principio de “Cultivo de las Contradicciones”, por él buscan “echar toda la leña al fuego” que sea posible a los lógicos y normales conflictos y problemas que se dan en toda sociedad, ya que ellos no buscan “pacificar los espíritus” sino exacerbar los ánimos en vías al objetivo de destruir el Estado Nacional... así pues, dicho esto, la aplicación de este postulado de acuerdo a una estrategia desinformativa manejada hábil y pacientemente desde hace bastante nos da el producto terminado siguiente, base del actual ataque ideológico a la nación, que dice: Todo va mal, viene del error y empeora, ya no se puede soportar, no existe nada bueno. Con lo que realizan un Reduccionismo Maniqueo Extremista, o sea que buscan en forma simplista pero insistente hasta el hipnotismo convencer que se enfrentan al mal mayor, para que la población olvide que precisamente no existe otro castigo superior que el de soportar a su régimen.

 

2, Los conocedores doctrinarios del marxismo leninismo suelen cometer a menudo el gran error de insistir en demasía sobre los aspectos teóricos, olvidando que en ellos mismos existe un principio que se convierte en la inspiración y arma letal que los guía, como es el de la Dialéctica de la Acción, por el que sus ideas y posiciones intelectuales se harán siempre a un lado –no son sino meros instrumentos de lucha –cuando estorben a la movilización de masas, la promoción de procesos revolucionarios o incluso la manifestación de rebeldías. Así, cualquier cosa como “honorabilidad doctrinaria” sería, para los comunistas una contradicción en términos dado que Lenín estatuye como moral todo lo que colabore a “la” Revolución; no es posible limitarse a la lucha ideológica ante un enemigo que se pretende tomar las calles. No se puede por ejemplo, dejarles espacios como ciertas universidades, zonas de la capital, municipios, etc. con el pretexto de que llegar a ellos son provocaciones. Cito para ilustración lo dicho por el antiguo secretario Gral. de la Internacional Comunista:

       “Somos acusados algunas veces de que nos apartamos de los principios comunistas. ¡Qué estupidez, qué ceguera! No seríamos marxistas, no seríamos revolucionarios de Lenin si no fuéramos capaces de adulterar nuestras tácticas y la manera de actuar, según las circunstancias. Mas todos estos cambios están encaminados hacia un fin único: la Revolución.”

       SI USTED QUIERE CREER EN LOS COMUNISTAS Y EN SU DOCTRINA, LO PRIMERO QUE DEBE CREER ES EN NO CREER EN ELLOS PORQUE ELLOS MISMOS ASÍ LO DICEN. ¿Qué confianza puede tenerse en “políticos” de esta clase?

TESTIMONIANDO SUEÑOS -¿QUÉ SIGNIFICAN?


COMPARTIENDO SUEÑOS PERSONALES

¿Cuál puede ser su significado?

Especial para Arcisterio

 

   Creo que pueda ser interesante el compartir un par de casos de sueños recurrentes que he tenido, solicitando del amable lector, que lo puede hacer a través de Facebook también, las opiniones que pueda tener en relación a estas experiencias; siempre me han fascinado las aristas extrañas de nuestra mente…


Caso de los paisajes cósmicos

   Hace muchos años tenía el sueño recurrente de ver extraordinarios paisajes cósmicos, quiero decir de planetas en que se veían dos o más lunas, de colores extraordinarios (a veces con naves o construcciones) pero lo fundamental era la belleza de la tierra, montañas, astros… todos con colores casi indescriptibles.

 
   Siento muy difícil aceptar la teoría de que por el hecho de haber visto en algún lado algo similar me haya quedado grabado de tal forma que me provocara todos esos sueños. Pues bien, estando en el D.F. de México, yendo por las calle me topé con una vitrina en la que exhibían cuadros, pintados por un famoso pintor –por desgracia no recuerdo su nacionalidad ni nombre -pero creo que era de E.U. quien pintaba exactamente los paisajes con que soñaba seguido.

   De allí en poco tiempo jamás volví a tener aquellos sueños y sí encontré cuadros similares.

 

Caso de las islas flotantes

   Similar caso, con la misma objeción en cuanto a la teorización de la causa –que ocurría por haberlo visto “en algún lado” –le doy a esta otra experiencia: soñar con islas flotantes. Sólo que en una cantidad mucho menor que en el caso anterior.

 

   De hecho el tipo más recurrente de isla era muy similar a las que aparecen en la película Avatar. Quizá no valiera la pena mencionarlo sino fuera que se dio algo…

ISLA FLOTANTE DE AVATAR
 

   El punto es que tuve un sueño peculiar. Venía por la carretera, con uno de mis mejores amigos, de nuestra más cercana playa cuando, a la mitad del camino y por esas cuestiones inexplicables de los sueños, me desvié cien metros en una calle lateral de polvo y después de una curva… la isla, como cuatro veces menor que la de las escenas de Avatar, pero de una realidad y nitidez increíbles; “ambos la vimos”.