ADMINISTRA EL BLOG ARCISTERIO

Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

Entrada destacada

¿DE QUÉ ESTAMOS HECHOS?

    Contrariamente a la moda en boga de los medios, los presentadores y buena parte de la red, que se pretenden mesurados, línea media, ...

miércoles, 30 de enero de 2019

WINSTON CHURCHILL Y CAMILO ALVAREZ


Narro como primicia la extraordinaria relación que el abogado santaneco Camilo Álvarez tuvo, cuando era niño, con Sir Winston Churchill, quien luego fuera su mentor… léanlo”.

EN NUESTRO PAÍS ESTAMOS PASANDO POR ÉL

   Espero que mi dilecto amigo Camilo no se moleste con esta entrada jocosa, amarilla en el buen sentido de la palabra, para llamar la atención sobre su obra e ideas. Ahora en serio.
   En 2013 el Licenciado Álvarez Consuegra publicó un Ensayo de unas 100 páginas, titulado “Antecedentes históricos de los hechos de 1932”. Si bien luego volveré sobre la obra, en esta entrega presentaré las palabras –de Winston Churchill -con que empieza el Ensayo, y los últimos párrafos de las conclusiones del Lic. Fermín Camilo Álvarez Consuegra.

Comentando las revoluciones, en 1973, dijo Sir Churchill:

“El comunismo no es solamente un credo; es un plan de campaña. El comunista no es únicamente un individuo que abriga ciertas opiniones; es el partidario jurado de bien meditados métodos de acción. Ha estudiado la anatomía del descontento y la revolución en todas sus fases y en todos sus aspectos, y tiene preparado un verdadero manual para derrocar todas las instituciones existentes. El modo de aplicarlo constituye una parte tan importante de la fe comunista como la doctrina misma.
En un principio el comunismo invoca los preceptos, ya consagrados por el tiempo, de la democracia y el liberalismo para proteger el órgano recién formado. Se enarbolan y afirman la libertad de palabra, el derecho a celebrar reuniones públicas, el derecho constitucional y todas las formas de una lícita agitación política. Se busca la alianza con cualquier movimiento popular de tendencias izquierdistas.
Lo primero es implantar un régimen moderadamente liberal o socialista durante algún período de convulsión. Pero poco después de implantado, hay que derrocarlo. Hay que explotar las calamidades y penurias derivadas de la confusión. Se deberán provocar choques, acompañados, de ser posible, por derramamiento de sangre, entre los agentes del nuevo gobierno y los trabajadores. Se fabricarán mártires. Se aprovechará cualquier actitud de mansedumbre de los gobernantes. Tras la máscara de una propaganda pacífica se ocultarán oídos jamás vistos antes entre los hombres. Ni será necesario ni se podrán cumplir las promesas hechas a los que no son comunistas.
Todo acto de buena voluntad, de tolerancia, de conciliación por parte de los Gobiernos o de los estadistas se empleará para laborar su propia ruina.

Entonces en el momento más oportuno y cuando la situación haya madurado, se deberá recurrir a todas las formas de violencia, desde la rebelión de masas hasta el asesinato del particular, sin restricciones y sin remordimientos. Se deberá tomar por asalto la fortaleza enarbolando las banderas de la libertad y la democracia; y una vez el aparato del poder se halle en manos de la hermandad, se procederá a aplastar con la muerte toda oposición y aún toda disidencia.
La democracia no es más que un instrumento del que se echa mano para luego destruirlo; la libertad no pasa de ser una locura sentimental, indigna de quien se guía por la lógica. Se impondrá a la humanidad según dogmas aprendidos a coro, sin misericordia y para siempre, el dominio absoluto ejercido por una clase “sacerdotal” que se ha designado a sí misma como tal.
Todo eso, expuesto en áridos libros de texto y escrito también con sangre en la historia de varias naciones poderosas, constituye la doctrina y el propósito del comunista. ¡Hombre prevenido vale por dos!”

En los últimos párrafos de sus Conclusiones el Lic. Álvarez:

LIC. CAMILO ÁLVAREZ CONSUEGRA


   Los asesinatos de antiguos militares y la intención de procesar a quienes ya no tienen mando y están fuera de la política; no es exclusivo de El Salvador, lo mismo se ha hecho con militares en Guatemala, Chile, Argentina y Colombia. La lucha y afán de venganza con fin ejemplarizante de la izquierda, y de quienes pretenden ser superiores en la moralidad, es constante y son implacables, para con quienes se les han opuesto, demostrando la mayor barbarie e inhumanidad posible.
   La lucha en un conflicto armado, no es el principio ni fin de la contienda, es ésta llevada por otros medios. La lucha da inicio con el cambio de las realidades sociales, producto de la evolución misma de la sociedad, pero no basta para llevar a la guerra, pues se da un acomodo natural en la sociedad y su consecuente evolución. Es imperativo que exista el componente de la intencionalidad en dicha transformación, para que se genere violencia y generalmente en nuestro medio, da inicio creando fracturas en nuestra cultura, una de ellas es crear una cultura indígena inexistente, bajo el concepto de “descolonización” y la otra, es fomentando la necesidad de “ayuda” del Estado, hasta hacer al individuo totalmente dependiente de éste, creando un invalido social, que al verse en la necesidad de subsistencia, acepta como tabla de salvación, el socialismo.

   Estas últimas conclusiones son perfectas, claras, contundentes y demuestran que el ejercicio pérfido de las políticas marxistas se conservan y aplican desde siempre, no siendo cosa “del pasado” sino, revistiendo de completa actualidad la amenaza que representan en el espectro político

   No he podido evitar este breve corolario sobre las dificultades de la administración del Estado, la dirigencia política de una Nación y el gran problema de la educación, que excede por mucho la acción propiamente estatal. Cito:


martes, 29 de enero de 2019

BATMAN Y LAS POSIBILIDADES DEL SER -ANÁLISIS DE PELÍCULA


   Presento un delicioso análisis intelectual sobre la conducta humana y las posibilidades del Ser. Se trata de las representaciones morales de los principales protagonistas del film Batman, el Caballero de la noche. El escrito ha sido una iniciativa original de Xiomy Cruz, quien gentilmente me ha permitido su reproducción, citando –como ella lo hace –que la autoría completa del análisis se debe a Carlos Andrés Gómez Rodas (Doctor en Filosofía).
   Contrariamente a la mayoría de trabajos que he querido compartir, sintetizándolos, este caso lo transcribiré íntegro. Las citas de los personajes son en rojo y cursiva. Los comentarios en marrón son de Xiomy y la elección de fotograbados  y un par de subrayados en amarillo son míos.

Introducción de Xiomy Cruz: Antes de mi conversión al catolicismo, en una época en que para mí tenía nula importancia la existencia de Dios, al observar ese común denominador de las personas, llegaba a la misma conclusión que el Guasón: La naturaleza humana es repugnante.
   No creía en la bondad de las personas, que aunque promulguen ser empáticos, tolerantes, amigos de la naturaleza, de la paz y el “amor”, compasivos… en realidad lo que hay detrás no es más que un sentimiento, un “amor” limitado, ambiguo, fácilmente frustrado, y por eso fácilmente cambiante. Al final terminan predominando los vicios, las incoherencias y el egoísmo de “sálvese quien pueda” ante situaciones que ponen a prueba la condición humana. Y es que nada tiene sentido en un mundo así: se vive para la propia satisfacción sin importar a quien o que se deba sacrificar, y mientras se aparenta compasión y benevolencia.
Al fin y al cabo nadie puede escapar a la inclinación al mal que debemos al pecado original, razón por la cual sin la ayuda de unos principios morales bien arraigados en la sociedad, la confianza de la comunidad en la libertad subjetiva de los individuos termina dando lugar, más temprano que tarde en profundas decepciones. Sin embargo, el ser humano, al ser creado gracias al amor divino, aspira a ser capaz de hacer el bien. En su interior luchan cada día el bien y el mal, confrontación en la cual solo Dios puede dar la gracia para ganar la partida, para ser virtuosos y vencer el propio egoísmo, superar las injusticias , perdonar las ofensas sin resentimientos, hacer a un lado el interés personal para ayudar a otros y aportar a la construcción del “bien común”.


Comienza el trabajo del Dr. Gómez Rodas.

“Batman, el Caballero de la Noche”
Tres posturas morales

   Alfonso Reyes afirmaba que a diferencia de los textos filosóficos, espirituales, históricos o científicos que pueden tener un lenguaje de valor estético y a los que catalogaba como literatura aplicada, “la literatura en pureza se dirige al hombre en general, al hombre en su carácter humano (…) el contenido de la literatura es, pues, la pura experiencia”. Es por eso que puede haber mucha más lucidez y realismo en una novela, un cuento o una poesía que en un tratado.
   Los grandes dramas de la existencia humana aparecen mucho más nítidos y cercanos a nuestra realidad en la vida de los personajes literarios que en la teorización de un erudito porque podemos identificarnos y vernos reflejados en sus tristezas, sus alegrías, sus dilemas y sus incertidumbres.
   No es distinto lo que ocurre con el séptimo arte. Una buena película casi siempre nos remite a un encuentro con nosotros mismos, genera preguntas y ofrece respuestas que adquieren significado y valor en la propia existencia. Podría decirse que sentarse a ver un filme de calidad no solo es un ejercicio estético sino también ético, en la medida que puede ayudarnos a ser mejores personas o mostrarnos una faceta de la realidad que aún no conocíamos y que nos hace reconsiderar ciertas opciones, actitudes o comportamientos.
   Batman, el caballero de la noche (2008), dirigida por Christopher Nolan y protagonizada por Christian Bale (Batman), Heath Ledger (El Guasón), Gary Oldman (Jim Gordon) y Aaron Eckhart (Harvey Dent) no solo es magistral en términos cinematográficos por sus efectos especiales y las excelentes dotes histriónicas de sus actores. Tal vez lo más interesante sea que el problema ético desarrollado en su trama suscita una reflexión sobre tres posiciones o actitudes morales que pueden distinguirse en Batman, el Guasón y Harvey Dent, cuyas opciones le dan dinamismo al argumento. Aproximarse a cada una permitirá identificarlas en la vida individual y colectiva de las sociedades contemporáneas.

1.           EL GUASÓN, UN AGENTE DEL CAOS.

PARADIGMA DE LA MODERNIDAD ,VRS. TRASCENDENCIA

   La cinta comienza con el robo a un importante banco de Ciudad Gótica (CG) en el que se guarda el dinero de los más importantes capos de la mafia. Detrás de su organización se encuentra El Guasón, un “bicho raro”, un “monstruo” con el rostro pintado como un payaso y con dos grandes cicatrices que intentan dibujar una sonrisa tan escalofriante como irreal. En esta versión de la saga es el archienemigo de Batman.
   Contra todo pronóstico, el Guasón lo ha dispuesto todo para que sus cómplices se asesinen entre sí y poder quedarse con todo el dinero. Sin embargo, su mayor interés no parece ser la riqueza, como paulatinamente lo revela la película.
   Este criminal sin principios y sin lealtad alguna se proclama a sí mismo como “un agente del caos”, desprecia  a los grupos delincuenciales porque su mezquino objetivo es el dinero y no tiene pudor alguno en quemar una cantidad millonaria de dólares frente a los ojos atónitos de un importante líder delincuencial. Según él la ciudad “se merece un mejor villano”.
   El comportamiento de este personaje, interpretado brillantemente por el galardonado Heath Ledger, recuerda la actitud de Satán en el Libro de Job. Cuando Yahvé se enorgullece de la rectitud moral de su siervo, Satán replica que esta solo se debe a que es un hombre afortunado y lleno de posesiones, pero que en una situación límite seguramente sería otra su conducta: “Trata de poner la mano en sus posesiones; te apuesto a que te maldice a la cara” (Job 1, 11). Del mismo modo, el Guasón no cree en la bondad natural del ser humano y su objetivo último es corromper el alma de CG por medio del terror, pues “la gente cuando está a punto de morir, se muestra tal y como es”.
   En un interesante diálogo entre Batman y su antagonista, este expone su visión de la sociedad, intentando que el héroe desista de su misión y tratando de justificar sus acciones:
   Para ellos solo eres un bicho raro, como yo. Ahora te necesitan, pero cuando no sea así te marginarán como a un leproso. Su moralidad, su ética es una broma. Se olvidan al primer cambio imprevisto. Solo son tan buenos como el mundo les permite ser. Te lo demostraré. Cuando las cosas se tuerzan esos civilizados se matarán entre ellos. Yo no soy un monstruo, solo voy un paso por delante”.
   Esta antropología tan pesimista, carente de esperanza y obsesionada con la maldad es la que le lleva a concluir que “la única forma sensata de vivir en este mundo es sin principios”. El Guasón quiere develar lo miserable que hay en la naturaleza humana y de lo cual él es un paradigma. No se conforma con ser un pasivo espectador sino que quiere ir más allá y ser la causa del caos, de la destrucción, del miedo; quiere contagiar su desesperación, trivializa el dolor de las personas y no soporta ver que haya hombres virtuosos que aun crean en el bien, por eso le reprocha a Batman su deseo de ser coherente: “Tienes muchos principios y crees que te van a salvar”.

   Ante las continuas amenazas del malhechor y luego de volar un hospital, los habitantes de CG intentan escapar. Debido a que los puentes parecen estar llenos de explosivos, las autoridades disponen dos transbordadores que puedan conducirlos a un lugar seguro, en uno de ellos han acomodado a los civiles y en otro a los convictos. El plan parece estar marchando según lo previsto pero de inmediato irrumpe la  voz de El Guasón que les indica: en cada embarcación hay explosivos y un detonador, si quieren sobrevivir deben hacer explotar el otro barco.
   Nuevamente el villano quiere poner a prueba la libertad humana, pero con el único afán de confirmar su tesis de un pretendido mal radical en el corazón de todos los hombres que les impide ser altruistas. Finalmente triunfa el bien y El Guasón es derrotado, uno de los convictos arroja el detonador fuera del barco y un civil decidido a salvar su vida sacrificando a los reos, se arrepiente y pone el detonador sin activar en su lugar. No obstante, el hecho le da la razón a Alfred, el mayordomo de Batman, quien describe acertadamente al bandido:

“Hay personas que no buscan algo lógico como dinero. No se les puede comprar, ni amedrentar, ni hacer entrar en razón. Algunas personas solo quieren ver el mundo arder”.

   El Guasón considera que Batman lo completa, por eso no lo destruye. Pareciera creer en una especie de dialéctica sin solución definitiva entre el bien y el mal. Solo desea tener a alguien con quién combatir, una antítesis, un contendor, para que en medio de la lucha se genere el caos. Luego de retar al héroe en repetidas ocasiones ha entendido que la integridad del caballero de la noche es incorruptible. Aun cuando no la entienda ni esté dispuesto a imitarla, le resulta entretenida: “No me vas a matar por una absurda sensación de superioridad moral. Y yo no te voy a matar porque me divierto mucho contigo. Creo que tú y yo estamos condenados a seguir así de por vida”.
   Llama la atención que en dos escenas el personaje relate versiones totalmente distintas sobre el origen de sus cicatrices. En la primera de ellas son la consecuencia de un padre ebrio y un cuchillo, pero de acuerdo a la otra, él mismo las hizo para demostrarle a su esposa, acosada por deudas de juego y víctima de unos delincuentes que le desfiguraron el rostro, que no le importaba verla así, tiempo después ella lo abandonó porque no soportaba estar a su lado. El común denominador de ambas es el desamor y el rechazo por parte de seres queridos, lo cual tiene como consecuencia una persona que no se acepta a sí misma y quiere causar a otros el dolor que ha sufrido.
   Al ver los desastres de una cultura del relativismo y el egoísmo, muchos hombres no se sienten llamados a esforzarse por salvar las circunstancias sino que se suman a la gran ola de los que han escogido vivir sin principios, existiendo en el reducido perímetro de sus intereses personales y tratando de sacar una tajada en medio de la corrupción y el engaño.
  La sociedad de la que proviene el Guasón es aquella que se desespera del bien y se acostumbra a contemplar un mundo en llamas, haciendo oídos sordos a cualquier propuesta que no sea “en río revuelto ganancia de pescador”
2.     HARVEY DENT, LAS DOS CARAS DE LA JUSTICIA

  Una ciudad acosada por el crimen, la indiferencia y la ley del “sálvese quien pueda” ve una luz de esperanza en el impecable Harvey Dent, otrora funcionario de la oficina de asuntos interiores, ascendido a fiscal de distrito por su excelente desempeño y su fama de transparencia. Dent parece ser el prototipo de hombre público exitoso, pero sus logros no son consecuencia de la corrupción, sino de un trabajo incansable contra el crimen organizado que le permite abrirse paso hacia la alcaldía de CG, su meta en términos políticos.
  El multimillonario Bruce Wayne (la identidad real de Batman) apuesta por la carrera política de Harvey Dent, a quien ve como “la cara del brillante futuro de Ciudad Gótica” y organiza una cena con importantes hombres de negocios para presentar a su amigo y proponerles que financien su postulación para alcalde. Aunque la hermosa Rachel Dawes (Maggie Gyllenhaal), antes novia de Wayne y ahora prometida de Harvey, lo interpreta como una burla asolapada y un intento de ridiculización, los intereses de Wayne son sinceros: Harvey es el verdadero héroe pues no ha necesitado una máscara para encerrar a los criminales. Posteriormente en su atuendo de Batman amonestará al mismo Dent pidiéndole que no se deje arrastrar por su sed de venganza: “Eres el símbolo de la esperanza que yo jamás podría ser. Tu lucha contra el crimen organizado es el primer rayo de luz legítimo que ve Ciudad Gótica en décadas”.
  Mientras en la Unidad de Delitos Mayores (UDM), dirigida por el incansable Jim Gordon, piensan que Dent es solo un hipócrita al que identifican con el despectivo mote de “dos caras”, el fiscal de distrito opina que es en la UDM donde están los policías que trabajan para la mafia. Gordon acepta con humildad la posible relación de miembros de su equipo con los carteles de la droga, pero Dent no parece dispuesto a aceptar la infiltración de agentes corruptos en su propia oficina.
Hay un aire de superioridad en todos sus juicios y es por eso que su fortaleza, sagacidad, inteligencia y buenas intenciones se oscurecen ante su posición de juez implacable en términos morales. Su deseo de hacer justicia se transforma paulatinamente en soberbia, debido a que su interpretación distorsionada de esta virtud cardinal cobra un matiz de venganza que terminará llevando al fatal desenlace de su vida.
El Guasón planea la muerte de Rachel y Harvey. Batman logra rescatarlo a él, pero la mitad de su rostro queda incinerado por las llamas, mientras que ella muere trágicamente en una explosión. “La cara brillante de CG” se convierte en un resentido vengador que trata de hacer justicia por sus propias manos. Atrás han quedado los días de la legalidad y el buen juicio, lo único que parece interesarle una vez sale del hospital es encontrar a los culpables de su dolor y cobrarles por lo que le hicieron, empezando por los policías implicados.
El detonante de esta amarga reacción es la frase de El Guasón: “Soy un agente del caos ¿Y sabes qué tiene el caos? Que es justo”. Esta perversa visión logra corromper a quien otrora fue la esperanza de la ciudad y se cumple lo que en varias ocasiones había repetido: “Mueres siendo un héroe o vives lo suficiente para volverte un villano”, llegando a amenazar la vida del pequeño hijo de Gordon, a quien señala con el dedo acusador.
Muchas veces el deseo de hacer justicia olvida la misericordia, el perdón y la compasión porque creemos que a los buenos, a los que se esfuerzan por obrar rectamente debe irles en todo según lo previsto. Esta idea, además de ser sumamente ingenua, puede llevarnos al odio y el rencor contra quienes creemos son la causa de nuestros males. La opción por la virtud no debe traer consigo un mezquino interés utilitario y debe ser lo suficientemente firme para mantenerse incluso en medio del dolor y la injusticia. “Si la esencia de la fortaleza consiste en aceptar el riesgo de ser herido en el combate por la realización del bien” (Pieper 190) es claro que Harvey Dent encarna a un hombre fuerte, pero deja a un lado sus principios en el momento en que pierde a la mujer amada. Batman comparte su tristeza, pero sabe que en la venganza nunca está la solución y que excusarse en la imparcialidad del azar es una forma de ocultar el propio interés.
No se trata de lo que quiero hacer, sino de lo que es justo” grita el enfurecido Dent, pero la moneda que siempre usa para dejar las grandes opciones al azar está diseñada para que pueda hacer siempre su voluntad, es él quien decide y ha decidido condenar y cerrarse a la reconciliación. En últimas es su libertad la que orienta las circunstancias, aun cuando quiera escudarse en el determinismo de una justicia siempre neutra, siempre imparcial, siempre objetiva.
3.     LA OPCION POR EL BIEN ARDUO

   Es difícil creer que Bruce Wayne, “uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo, es un justiciero que se pasa las noches machacando a los criminales con sus propias manos”, como bien lo indica Lucius Fox (Morgan Freeman), uno de los más fieles empleados de I+D, la compañía de Wayne. Sin embargo, ese hombre de negocios que podría vivir al margen de los problemas que agobian a CG ha optado por involucrarse al máximo de sus capacidades y posibilidades invirtiendo recursos económicos, tiempo y arriesgando su propia vida sin recibir ninguna recompensa, ni siquiera la del prestigio, pues incluso cuando teme por su reputación tiene al experimentado Alfred que le recuerda: Hará que lo odien, pero en eso consiste ser Batman”.
   Bruce Wayne había vivido la tragedia de presenciar el asesinato de sus padres y no puede evitar la muerte de su amada Rachel, pero no por eso entiende su misión en coordenadas de venganza e interés personal, lo cual le permite tener la mirada fija en un objetivo mucho más noble que la equidad perseguida por Harvey Dent, a quien reprende por su egoísmo, exhortándole a ver mucho más allá de su odio.
   Por otro lado, es de notar que Batman no tiene superpoderes, es un hombre contingente y frágil como cualquiera, pero su valentía y su opción decidida por el bien generan esperanza en Ciudad Gótica, por ejemplo, cuando un fraudulento empresario chino huye con el dinero de la mafia a Hong Kong, Batman ingenia un plan para capturarlo y entregarlo a las autoridades. Respaldados por la acción del héroe, Gordon y Dent se animan a capturar 549 criminales para hacerles juicio.
 Quien espera una solución se esfuerza por encontrarla, quien no la cree posible, hace parte del problema o se resigna desesperanzadamente. Pero muchas veces para ver la solución necesitamos un apoyo. Eso es Batman para sus conciudadanos: “Él simboliza que no tenemos nada que temer de escoria como tú” le dice a El Guasón Brian Douglas, uno de los imitadores de Batman. La existencia de hombres valientes que quieran imitarlo demuestra que es una inspiración, que hay algunos que se animan a luchar contra el mal porque otro ha decidido combatirlo radicalmente.
  Pese a la admiración que suscita y a que una buena porción de CG lo apoya, Batman no se aferra a los honores y con actitud magnánima está dispuesto a presentarse como el culpable de los homicidios perpetrados por Harvey Dent. Es preferible que se le acuse injustamente a que la ciudad pierda la esperanza en un hombre que parecía intachable. Batman es la antítesis del héroe posmoderno, que según Zygmunt Bauman está centrado en el reconocimiento y los aplausos, y tiene claro que el sentido último de sus esfuerzos es el bien común: “Soy lo que CG necesita que sea”-afirma Bruce Wayne-Batman.
   Ejercitando la prudencia, el caballero de la noche sabe que la verdad tiene su momento y que incluso “a veces la verdad no es suficiente, a veces la gente se merece algo más. A veces la gente se merece una recompensa por tener fe”.

Ese hombre que a plena luz del día presenta la fachada de un magnate frívolo, ambicioso y vanidoso, asume todas las consecuencias de luchar por la sociedad, aunque eso implique revelar su identidad e ir a la cárcel. De Batman puede decirse que “pasó haciendo el bien” (Hch 10,38), un bien arduo y costoso por el que han luchado no pocos hombres a lo largo de la Historia, “Porque él no es un héroe, es un guardián silencioso, un vigilante protector, un caballero de la noche” –dice Jim Gordon.

martes, 15 de enero de 2019

ÉVOLA FRENTE AL FATALISMO -Introduciendo su obra, pasajes escogidos.


Évola frente al Fatalismo
1ª Parte

 
'NO IMPORTA LA DESPROPORCIÓN
 

   En el último artículo de esta blog mencioné una iniciativa conjunta de presentar, a manera de aportar información y reflexiones, de un trabajo conjunto y periódico de un grupo que oportunamente se identificará, como asimismo lo que nos proponemos. Pocos autores son tan representativos en su conjunto de la weltanschaung o cosmovisión que nos anima, que Julius Évola. En su oportunidad presentaremos a este personaje.
   Hay varios pensadores, escritores y filósofos a los que hemos de referirnos, pero adelanto una visión un tanto holística sobre las ideas que apoyamos. La elección ha sido obviamente arbitraria en medio del rico caudal de su producción; hemos resumido un trabajo de Eduard Alcántara (que a su vez es resumen del pensamiento del maestro) con algunos agregados, grabados y opiniones. Iniciación de la buena.

INTRODUCCIÓN
     Una rígida interpretación de la Doctrina de las 4 Edades podría comportar un pre determinismo atentatorio contra el principio Tradicional de la libertad inalienable del Hombre Reintegrado a su esencia metafísica. El maestro italiano le dio una especial relevancia a la idea de que la involución podía ser frenada e incluso eliminada antes de que aconteciera el final de un ciclo cósmico; esto es, antes del ocaso del Kali-yuga. Para los tiempos crepusculares Évola barajaba la posibilidad de acelerar el fin del Kali-yuga "cabalgando el tigre": acelerando los procesos disolventes que se dan en estos tiempos deletéreos.
TESITURA DEL HEROE U HOMBRE TRADICIONAL
     El Iniciado o Despertado plasmará en sí la imperturbabilidad del Principio Primero que ha desarrollado en su interior, y dicha imperturbabilidad e identificación con lo permanente y eterno le hará inmune a cualquier tentación hacia lo caduco y superfluo y le hará, por ende, idóneo para dirigir a su comunidad hacia las metas que enfocan hacia lo Alto, Sacro, Estable y Permanente, y le alejarán de cualquier veleidad que tienda hacia lo bajo, lo materialista, lo transitorio, lo inestable y lo perecedero.
     ¿Es posible que se afirme este tipo de Hombre Superior en medio del marasmo vermicular y disoluto por el que discurre el hombre del mundo moderno? ¿Es posible esto en el cenagal de la etapa crepuscular de la Edad oscura —Kali-yuga o Edad de Hierro— por la que atravesamos? El Tradicionalismo, especialmente en boca de Julius Évola, nos responde afirmativamente, aun consciente de lo enormemente complicado que puede resultar. Pero complicado no equivale a imposible. No existe nada imposible para el hombre que se lo proponga. El hombre que opta transitar por las vías de la Tradición no encuentra fatalismos, no encuentra determinismos que no pueda superar. Somos, pues, portadores de dicho Principio Superior e Imperecedero del que emanamos y tenemos la posibilidad de emprender la tarea heroica de despertarlo en nuestro interior.
     Las religiosidades de tipo lunar ponen al alcance del hombre: la simple fe, la creencia y la devoción, aduciendo que el hombre no comparte esencia con lo Trascendente y no puede, pues, actualizarlo en sí, por sostener que no emana de Él y que en la naturaleza de dicho hombre no se esconde el Espíritu en potencia. Con todo respeto esta aseveración es muy discutible en el cristianismo católico, ya que sí se acepta en este el compartir naturaleza con el creador; si bien se afirma que la “potencia” es activada únicamente por la “gracia”, siendo otra forma de expresar el proceso de superación espiritual.
     La convicción Tradicional del hombre como portador de Atman o Espíritu hace concebir la esperanza de su Despertar y del heroico cometido de aspirar a culminar la Restauración del Orden Tradicional mediante lo que, etimológicamente, comporta la auténtica Revolución, en el sentido de re-volvere, esto es, de volver a recuperar la cosmovisión, los principios y los valores que siempre han caracterizado al Mundo Tradicional y que se hallan en las antípodas de la desacralización, del materialismo, del positivismo, del hedonismo, del consumismo y del gregarismo despersonalizado propios de este mundo moderno.
   E irremediablemente cuando el hombre ha sido obligado a descender al plano meramente humano, cuando la mente ocupa la cúpula en su jerarquía constitutiva, nadie podrá extrañarse de que la facultad racional que se halla inmersa en la mente se atrofie y pueda dudar de la existencia de cualquier realidad no sensible, como lo es una realidad trascendente (más que humana) que no podrá aprehender con sus herramientas tan sólo humanas (el método discursivo, el especulativo...). Nos hallaremos, pues, en los albores del racionalismo, del posterior relativismo para el que no existen verdades absolutas y todo plano de la realidad (aun el superior) puede ser cuestionado, y nos hallaremos asimismo, como consecución lógica posterior, en la antesala del agnosticismo y del materialismo. Frente a ellas se alza un tipo de espiritualidad solar y activa (la Tradicional) para la que el fatalismo no existe y para la que el hombre debe trazar su camino, tal cual el río circula por el cauce que él mismo ha socavado.

   El escamoteo de otra cosa que no sea la lucha contra el mal, demuestra lo apolíneo y viril del ideal de justicia encarnado en esa especie de mito omnipresente. Batman es el límite del héroe con sus emociones y ansiedades, Superman representaría lo trascendente.
     El Mundo Tradicional observó y trató siempre al cuerpo humano como el templo del Espíritu, mientras que, p. ej., el judeo-cristianismo lo contempló como la mazmorra que impedía la liberación del alma (entiéndase, del Espíritu); asimismo la vida terrenal en la que este encarcelamiento tenía lugar la definió como un valle de lágrimas. No es exacto atribuir a toda la doctrina cristiana este particular exceso, pero diremos que la sana exaltación de la vida es tan santa y factible como la consideración contraria, siempre que en todo caso se asimile una lucha permanente en sí mismo, dirigida a Dios.
     El catolicismo o heleno-cristianismo (opuesto al judeo-cristianismo) se hallaría en una situación de superioridad frente a otra de las Religiones del Libro como lo es el islamismo, ya que el concepto trinitario defendido por el primero reconoce la posibilidad de divinización del hombre (su palingénesis o segundo nacimiento a la realidad del Espíritu) al considerar a la divinidad también en su expresión humana de Hijo. Esta visión permite no dejarse arrastrar por las corrientes disolutorias dominantes en el mundo moderno.
     En la misma línea acorde con la Tradición se hallarían todas aquellas manifestaciones que en el entorno de la cristiandad se reflejaron ya en la saga Artúrica alrededor de un Ciclo del Grial que se prolongó en el Medievo asociado a órdenes ascético-militares. En este ámbito el gobernante también ejerce de Pontifex o "hacedor de puentes" entre lo terrestre y lo celestial, entre sus súbditos y la trascendencia.
    Es importante indicar que el misticismo cristiano se tendrá que conformar con recibir de lo Alto (como si se tratase de una especie de dádiva en agradecimiento por la devoción mostrada) una especie de fogonazo cegador que tan sólo le dará una idea poco aproximativa y muy difusa de lo que se halla más allá de la realidad sensitiva. Esto acontecerá en el mejor de los casos, ya que en muchos de ellos dicho fogonazo no será, en realidad, más que una especie de alucinación provocada en el místico por sus ayunos extremos enajenantes, por la repetición hasta la saciedad —extenuante— de letanías y/o por su actitud mental obsesiva hacia lo divino. En todo caso este “camino” es muy restringido, e incluso peligroso, pudiendo hacer que el que lo tome llegue incluso a voltearse hacia el abismo.
     Tan sólo vamos a apuntar que la cosmovisión lineal no sólo atañe al hecho religioso (de carácter lunar y pasivo) sino también a las excrecencias que ha originado su secularización. Así pues el Liberalismo apunta a un camino marcado por una suerte de fatalismo, irremisible como tal y "superior" a las potencialidades del hombre, que está marcado por el progreso continuo (progresismo) y conducirá a una suerte de paraíso terreno atestado de bienes de consumo inacabables, de abundancia ilimitada y, por tanto, de total "felicidad". Y en la misma línea el marxismo trazó otra línea inalterable que conduciría al ideal del comunismo y de su sociedad sin clases sociales y sin superestructuras de ningún tipo: ni Estados, ni ejércitos…
CAMBIO DE ERAS: DE KALI (HIERRO) A SATYA (ORO)

De hecho el hombre, haciendo buen uso de la libertad que posee, en el sentido de poder marcar su propio camino superando determinismos y condicionantes que pueden parecer fatalmente insalvables, tiene en sus manos el que el final de la etapa crepuscular del Kali-yuga o Edad de Hierro por la que atraviesa, acontezca antes y dé paso, en consecuencia, a una nueva Edad de Oro o Satya-yuga dentro de un nuevo ciclo humano o manvântara o, por el contrario, el que (como consecuencia de posturas pasivas, conformistas, alienadas o marcadas por determinismos varios) dicho final pueda prolongarse más allá de lo que las dinámicas cósmicas podrían hacer indicar. Este camino, nos dice, no es otro que el de la vía de la acción, ya sea ésta interna, buscando el desapego y transformación interiores, o ya sea externa, luchando por intentar demoler el deletéreo edificio en ruinas en el que vivimos, con el objetivo de construir, en su lugar, un Orden cimentado en valores imperecederos y en principios inmutables.
   Y es por todo esto por lo que la vía más apropiada para completar el arduo y metódico proceso iniciático es, repetimos, aquella conocida como "vía de la acción" o "vía del guerrero" o shatriya. Con la degradación sufrida en los estertores del Mundo Tradicional, las funciones regia o dirigente y sacra se escinden y ya no estarán representadas por aquella élite, dándose paso, por ello, ya en el seno del mundo moderno, a sociedades divididas en las siguientes castas no representativas del Mundo Tradicional: brahmanes o sacerdotes, shatriyas o guerreros, vashias o mercaderes y sudras o mano de obra.
    Existen otros Ciclos Heroicos que igualmente se suceden en los momentos menos propicios (Edad de Hierro o, acorde con la ciclología mítica nórdica, Edad del Lobo) para enfrentar una tarea de Revolución (recuérdese: de re-volvere) Tradicional. Ciclos Heroicos como los que rodean la saga Artúrica y el misterio del Grial o como el que representa el Sacro Imperio Romano Germánico en buena parte de la Edad Media.

     Los Ciclos Heroicos relacionados son un ejemplo más que representativo de la posibilidad real que el hombre posee de trazar su rumbo al margen de las adversidades que pueda encontrar en su periplo vital, destruyéndose, así, cualquier visión del mundo y de la existencia marcada por el fatalismo.
     Recalquemos que el Héroe es un Iniciado y que, por tanto, si en el terreno del hecho trascendente se destierra la iniciación, sólo queda la perspectiva religiosa. Sólo quedan, pues, la fe y las creencias en que todos los píos, creyentes, devotos y cumplidores de una serie de dogmas y preceptos religioso-morales (establecidos pensando en las posibilidades de cumplimiento de la mayoría de los mortales) alcanzarán la salvación, en una suerte de democratísmo espiritual marcado por la accesibilidad de la masa a la vida celestial, cuando, por el contrario, el Despertar al que va asociada la Iniciación es un logro que sólo una minoría apta y voluntariosa puede alcanzar. Lo que es indiscutible como percepción y que, sin embargo en su real interioridad se reconoce el principio natural y aristocrático. Lo grave de esta perspectiva es que, creyendo que es verdadera… la consecuencia de esto es la promoción de un evasionismo en el plano de lo interno que, por lógica consecuencia, acabará afectando al plano externo del individuo conduciéndole a la inacción exterior y a su pasividad ante la posibilidad de cambiar los signos deletéreos de los tiempos.
   Un encriptado grupo de personas, allá por los años '70, redactaron una serie de escritos que bebían del legado Tradicional transmitido por Julius Évola. Se dieron a conocer como los Dioscuros (así eran conocidos los hermanos Cástor y Pólux de los que nos habla la mitología griega) y nos dejaron sentencias y reflexiones muy ilustrativas, algunas de ellas las relacionamos a continuación:
   Ni se llegue a un compromiso consigo mismos fingiendo encerrarse en una torre de marfil en la cual se espera el último derrumbe; el dicho justo sea en vez "Si cae el mundo, un Nuevo Orden ya está listo”.
   Existe quien no tiene armas, pero el que las tiene, que combata. No hay un dios que combata por aquellos que no están en armas.
   No hay justificación o comprensión, sino inexorable condena, hacia aquellos que, teniendo las posibilidades, no combaten y que por inercia se dejan abandonar en forma masoquista a un perezoso fatalismo.
  Preparar silenciosamente las escuadras de los combatientes del espíritu para que, si y cuando los tiempos se tornen favorables, este tipo de civilización pueda ser destruida en sus raíces y ser sustituida con una civilización normal, recordando siempre al respecto que los tiempos pueden ser convertidos en favorables y que el hombre es el artífice del propio destino.
   No existe una condición externa en la cual no se pueda sin embargo estar activos por sí y para los otros.
   Ha habido una indulgencia en femeninas perezas permaneciendo en la espera de lo que debe acontecer, casi como si se tratara de un buen espectáculo televisivo en el cual el espectador no está directamente implicado.
   La espera pasiva y mesiánica no pertenece al alma occidental.
   Verdad tradicional que justamente en la edad oscura son preparadas las semillas de las cuales surgirá el Árbol del ciclo áureo futuro, por lo que nunca, ni siquiera en la época férrea, la acción tradicional se perderá.
   El prejuicio materialista remite las causas de los acontecimientos únicamente a fenómenos de carácter natural. A tal obtusa concepción nosotros oponemos resueltamente la enseñanza según la cual cada pensamiento viviente es un mundo en preparación y cada acto real es un pensamiento manifestado.
   Nosotros encendemos tal llama, en conformidad con el precepto ariya de que sea hecho lo que debe ser hecho, con espíritu clásico que no se abandona ni a vana esperanza ni a tétrico descorazonamiento.
     El hombre de alma pasiva y mesiánica (del que hablaban los Dioscuros) aceptará con bíblica resignación el destino que le ha impuesto su dios y, a diferencia del héroe solar, nunca pensará en rebelarse contra sistemas políticos anti-tradicionales, injustos, alienantes y explotadores. El Hombre de la Tradición, por contra, más que amilanarse por la tremenda dificultad de encontrar el Norte que supone el vivir en la etapa crepuscular de la Edad Sombría o Kali-yuga, más que amilanarse verá en ello una oportunidad de arribar más alto que, tal vez, donde hubiera podido llegar en otras edades no tan abisales del discurrir del hombre por la existencia terrena, pues al encontrarse en las ciénagas más espesas necesita de un mayor impulso para salir de ellas y ese mayor impulso le puede catapultar mucho más arriba: a la actualización del Principio Eterno que aletarga en su fuero interno.
     En contraste con el Héroe Olímpico que nunca supo ni sabe de complejos de inferioridad ni de ineptitudes cuando miraba y mira a la Trascendencia, encontramos al hombrecillo producto del mundo moderno, alicorto e incapaz de arribar al Despertar a la Realidad Metafísica. Hombrecillo al que, por ej., ya vemos cómo en la antigua Roma los Libros Sibilinos obligan a practicar la genuflexión dentro del contexto representado por el alejamiento del mundo romano con respecto al Ciclo Heroico que le fue propio.
     En verdad, no en balde se puede constatar que en los últimos 50 años la vida y las costumbres han cambiado mucho más de lo que habían cambiado en los 500 años anteriores. Los traumáticos conflictos generacionales que se sufren, hoy en día, entre padres e hijos no se habían dado nunca en épocas anteriores (al menos con esta intensidad) debido a que los cambios en gustos, aficiones, hábitos y costumbres se sucedían con más lentitud. Los cambios bruscos, frenéticos y continuos propios de nuestros tiempos han dado lugar a lo que Évola definió como el hombre fugaz.
   Hombre fugaz que es el propio de la fase crepuscular por la que atraviesa la presente Edad de Hierro, caracterizada (esta fase) no ya por la hegemonía del Tercer ni del Cuarto Estado o casta (léase burguesía y proletariado) sino por la del que, con sagacidad premonitorio, Évola había previsto, pese a no haber vivido, como preponderancia del Quinto Estado o del financiero o especulador propio del presente mundo globalizado, gregario y sin referentes de ningún tipo. Este sujeto hegemónico en el Quinto Estado equivaldría al paria de las sociedades hindúes, que no es más que aquél que ha sido infiel, innoble y disgresor para con su casta y ha sido expulsado del Sistema de Castas para convertirse en alguien descastado y sin tradición ni referentes.
   Noogena es la surgida en el individuo por faltarle, no encontrar, el sentido de la vida.
   El hombre fugaz no se siente jamás satisfecho, vive en continua inquietud y convulsión. Su vacío existencial es inmenso y nada lo llena. Intenta distraer dicho vacío con superficialidades, y por ello su principal objetivo es poseer, tener y consumir compulsivamente. Cuando consigue poseer algo, enseguida se siente insatisfecho porque ansía poseer otra cosa diferente, de más valor económico o de mayor apariencia para así poder impresionar a los demás. Y es que el mundo moderno es el mundo del tener y aparentar, en oposición al Mundo Tradicional que lo es del Ser. Este hombre fugaz se mueve por el aquí y ahora, pues lo que desea lo desea inmediatamente, no puede esperar. Su agitación no le permite pensar en el mañana.
   Hasta aquí la primera parte de esta introducción a J. Évola.