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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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¿DE QUÉ ESTAMOS HECHOS?

    Contrariamente a la moda en boga de los medios, los presentadores y buena parte de la red, que se pretenden mesurados, línea media, ...

sábado, 29 de agosto de 2020

Neutralización de las FFAA -Parte 1ª -9F e Inerpelación


FUNDAMENTOS DOCTRINARIOS PARA
LA NEUTRALIZACIÓN DE LA FUERZA ARMADA

Especial para Arcisterio y Visión 2020, de Roberto López-Geissmann

AVANT-PROPOS. Presento a la consideración de todos los compatriotas este trabajo. Lo haré a través de dos entregas seguidas, como base “neutralizar” a las FFAA.
1)    El reciente escándalo jurídico-político derivado del abuso grande, evidente y confeso de parte del Poder Ejecutivo hacia el Poder Legislativo, con utilización de las FFAA. Esto se engarza con la tesis general de la neutralización posterior.
2)    Doctrina histórica, internacional –y básicamente comunista –del proceso de neutralización de los Ejércitos, citando fuentes y procesos con validez actual.



INTRODUCCIÓN  
   Ante una situación de gran peligrosidad para la sana institucionalidad de las Fuerzas Armadas, no me cabe sino aportar en aras a la aclaración conceptual ya que, los peligros no vienen de un solo lado, sino que parten de interpretaciones –o la falta de ellas por seguir una conceptualización tradicional equívoca a las que ciertos sectores no le dan más que una lectura textual sin querer, o poder, reflexionar al respecto. El tema involucra tres aspectos del mayor nivel filosófico, totalmente mezclados en su problemática: POLÍTICO, JURÍDICO Y MILITAR.
  
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PARTE PRIMERA
El detonante circunstancial, no por ello carente de importancia histórico-jurídica, ha sido la irrupción del Presidente de la República, rodeado de un fuerte dispositivo de Seguridad, compuesto por elementos de diferentes y variadas agrupaciones militares, al recinto legislativo… que luego fue seguido de una serie de “ex abruptos” políticos que van desde lo inapropiado hasta posibles delitos, poblando el camino de faltas al Derecho. En función de limitar estas reflexiones al aspecto jurídico-militar dejaré de lado las implicaciones puramente políticas, no sin indicar que el contenido integral de esto es sin lugar a dudas político, como dije, es un entramado naturalmente ligado y conexo.

Buscando Responsables
   Es imposible aislar el hecho detonante con los correlativos sucesos de parte de muchos actores del hacer nacional (e internacional), lo que trae a cuento las interpelaciones que se han destinado para sus responsables destacados: el Ministro de la Defensa y el Director de la Policía nacional Civil, según el sencillo imaginario de mucha gente. El Presidente está íntimamente ligado a ambas instituciones, ya que es su atribución organizar, mantener y conducir –a través del Ministro de la primera y del Director de la segunda a los dos grupos legalmente armados del Estado. Esto se desprende del art. 168 Cp. en sus numerales 11º y 17º respectivamente. De esto se han deducido las interpelaciones referidas.
   La interpelación es el acto de interrogar a un miembro del Consejo de Ministros o Gabinete por parte de los miembros del Poder Legislativo (Asamblea) acerca de un tema específico con el fin de -eventualmente- hacer valer su responsabilidad política en un tema determinado. Es fácil pensar, en primera instancia, en llamar al Ministro y al Jefe máximo policial, según el art. 131nº34 Cp. y luego, de allí podrían resultar recomendables de destitución de acuerdo al mismo art, en su nº37. Parece elemental, pero hay que hilar más fino.
   Realizar lo anterior es únicamente un reflejo, que es lo menos que puede realizar un organismo vivo. Pero sólo levantar la mano no es una estrategia para determinar adónde se va a ir en la necesaria estrategia con que se debiera tratar este acto de la mayor relevancia en la política nacional. Como por desgracia es común, las reacciones suelen ser un vendaval de acusaciones, denuestos, intentos fallidos de puesta en acuerdo, a la que se suman opiniones, que generalmente van siguiendo los pasos que efectivamente va dando la oposición, claro que con honrosas excepciones.

   El punto es ir desmadejando el suceso para que vaya quedando claro la intencionalidad y los hechos reales que se dieron esa histórica tarde. Si bien las intenciones no pueden pasar de una reflexión analítica, por certera que sean no se pueden probar aún; afortunadamente el Derecho no juzga la intencionalidad sino los hechos. De ello hablaremos ahora mismo.

El nueve de febrero ¿qué fue?
1.     ¿Será la ocurrencia excéntrica de un jefe de Estado de ir a perorar frente al edificio símbolo del Primer Poder, precisamente para denostar y exigir a los diputados que aprobarán determinada cantidad de millones para uno de sus proyectos? Aunque se ha esgrimido medio en broma, es realmente insostenible, se menciona como posible.
·        Luego, el susodicho, no se sabe si por: a) el calor enardecido de su propia perorata, 2) programado previamente, lo que es de suponerse dado el despliegue militar que lo acompañaba y del que hablaremos luego… se introduce al recinto legislativo.
·        Llevándose tras de sí a una ingente cantidad de militares, oficiales y hasta jefes, los que no tendrían razón de acompañarlo por razones de seguridad. Sin probar su total necesidad, semejante agrupación es del todo imposible que sea admitida.
·        Pero además los guerreros que lo acompañaban iban apertrechados más allá de lo requerido en circunstancias normales, dejando como única respuesta racional posible el que efectivamente esperaran una peligrosa reacción. Pero esta no podría provenir de un grupo de ciudadanos, sino de una agrupación terrorista muy armada.
·        Para los pocos diputados, periodistas y la claque de seguidores de él mismo no parece cuerdo utilizar tales elementos disuasivos, a menos que se cayera en la hipótesis delirante de que algunos de estos elementos fueran a atacarlo. Pero no, en ningún momento pongo en entredicho la cordura del dirigente, al menos en este punto. Más sentido tiene que se tratare de dar un mensaje fuerte para la oposición.
2.     Lo aceptado explícitamente por el mandatario –más tarde, públicamente –es que lo realizado eran medidas de presionar a los diputados. Lo que deja boquiabierto a cualquiera puesto que, de ser cierto que decidió aplicar semejante tipo de convicción para los miembros de la Asamblea Legislativa, deja en entredicho semejante forma de “hacer política”; ahora bien para este personaje esta teoría resulta no muy increíble del todo, dado lo visto hasta el momento, Ha de adjuntarse acá el haber retirado escoltas e irrumpir en altas horas de la noche en casas de algunos diputados.
3.     La tercera gran teoría se vincula a las apreciaciones políticas de fondo que pudiesen provenir de los hechos en comento. Son todavía más graves que todo lo anterior. Van desde imputarle un Autogolpe fallido –no habiendo acuerdo en qué fase del delito podría ubicarse. Pero en todo caso no puede desligarse de la imputación de varias figuras delincuenciales en distintos grados del proceso delictivo penal. Siendo el Gran Responsable Indiscutido por la más elemental lógica, concurriendo los hechos políticos y jurídicos arriba tratados, lo que ha sido sin embargo, pasado por alto
   Ahondemos ahora sobre la parte militar de los hechos, que eleva a la enésima potencia toda la potencialidad de las perversiones que la dirigencia máxima del Estado observó esa fatal tarde. Aunque se haya empezado completamente al revés, sin concierto, sin estrategia conocida, sin planes específicos y con abundancia de señalamientos discordantes, a menudo plagados de feroces defensas de troles que rizan lo ridículo, defendiendo lo indefendible.

ASPECTO MEDULAR DE ESTA PARTE

 Responsables militares de los hechos
   En forma bastante festinada para la ocasión se han dedicado a interpelar al Ministro de Defensa y –próximamente –al Director de la Policía Nacional Civil, dado que suponen que bien, o estos obraron por su cuenta acompañando al Presidente sin consultarlo, o bien este les solicitó este operativo. En este caso la cuestión es qué vía utilizó. Vamos paso a paso.
·        Es forzoso apreciar que ni el Señor Presidente, ni el Señor Ministro de Defensa u otro alto oficial de las FFAA o de la PNC andaban o pasaban casualmente por allí. Estaban cada uno de ellos por la voluntad de hacerlo, creyendo tal vez alguno que no hacía nada fuera del orden jurídico, pero los que así pensaran realmente estarían labrando su inhabilitación por la sencilla razón de mostrar flagrante ignorancia.
·        Es penoso aclararlo pero nadie que no pueda ser el Presidente de la República puede haber ordenado semejante accionar, político sin la menor duda –objetivos aparte. Es decir, no existe funcionario militar ni policial que pudiese motu proprio haber realizado el tinglado que vimos: el operativo multi-sectorial que realizó el ex abrupto, es decir brusca, inesperada y violentamente. Pero tampoco es un ex abrupto, puesto que no fue motivado por una pasión o decisión del momento.
·        No puede ser otra razón que la ignorancia la que busque preguntar “quién dio la orden”. Los procedimientos militares son de lo más serios que existen y a su real cumplimiento se debe toda la institución. Son eminentemente prácticos y la supresión de los mismos llevaría al caos a todo ejército. No voy a detenerme a comentar el triste papel que se hizo pasar al Ministerio de la Defensa. Pido caridad.
·        Para ordenarse tal concurrencia de Medios (armas, implementos, vehículos terrestres y aéreos) y de Personal –debe insistirse que de varios sectores de las FFAA –cuya determinación es importante, pero irrelevante para lo que aquí explicamos no puede sino haberse procedido con la acuciosidad de un Estado Mayor. Veamos a quiénes pudieron dársele las órdenes y la cadena de mandos.
·        El Presidente de la República es el Comandante General de la Fuerza Armada, según lo establecido en el art.157 Cp. El máximo representante político de la misma (después del Presidente) es el Ministro de Defensa y en este sentido únicamente cabe deducir responsabilidades de la enormidad de introducirse tal como lo hicieron las unidades en el recinto del Primer Órgano del Estado. Claro que el negarse a obedecer estas le hubiese eximido de toda autoría, pero no fue así. Estas responsabilidades podrán deducirse luego, por ahora veremos solamente lo militar.
·        Empecemos por desvincular personajes o funcionarios que de hecho no tienen ninguna vela en el baile organizado por entes distintos y superiores. Ni el Viceministro –como administrativo sin mando de tropa –puede ordenar nada en el campo de operaciones, como igualmente el Jefe del Estado Mayor Presidencial, al que se pretendió implicar desacertadamente cuando este no tiene la capacidad formal y legal (no hablamos de personas) de pedir la colaboración de tantas y variadas fuerzas como las que participaron. Si este lo hubiera hecho (locura de hipótesis) no hubiese contado con semejante apoyo, y si se lo dieran sería ya navegar en el carnaval total de la locura, pues los señores oficiales sabían que no estaba en ellos otorgarles lo que les hubiera pedido. Habrá que descartar pues, estas teorías por descabelladas. ¿Cuáles pudieron entonces ser las rutas que se llevaron?
·        Sólo dos. Pues si bien existe otra tercera, que el Presidente directamente se comunicara con varios señores Generales y/o Coroneles ordenando el operativo… es todavía más loco que todo lo anterior. Por eso no quedan más que dos respuestas: 1) El Presidente ordenó al Ministro de Defensa, para que él comunicara directamente al Jefe del Estado Mayo Conjunto de la Fuerza Armada para que este preparase el operativo. 2) El Presidente se lo ordenó directamente al anterior, dejando lógicamente que este dispusiese según su criterio y objetivos lo que considerare para el logro efectivo de los mismos, escogiendo las fuerzas del caso.
Es imposible realizar el operativo de la envergadura que se dio, sin un Estado Mayor
   Incluso al carente de todo conocimiento de lo militar le parecerán correctas las siguientes líneas pues obedecen a la razón, la lógica y además la experiencia de nuestras FFAA. Antes de dar el último vistazo quiero dejar por fuera –en aras no complicar ni alargar más el esquema –a la Dirección de la PNC,          que sin embargo sigue bastante paralelismo con el del Señor Ministro, con la salvedad que a este debió haberle ordenado directamente el Presidente, ya que de acuerdo al art. 168 Cp. Nº 17 tiene este la atribución de conducción, lo que en el Ejército se realiza por interpósita persona. Pero sigamos adelante. Así pues:
·        El Jefe del Estado Mayor debió ser informado –ya fuere por el Ministro de Defensa o por el Presidente mismo –que se requería de su persona que pusiera a trabajar la mejor maquinaria organizativa de todos los tiempos “el Estado Mayor”. Obviemos si lo hizo bien o mal, es harina de otro costal que no debemos ahora cargar nosotros. Sí está claro que obedecía órdenes directas y de quiénes. Cae en discusión qué grado de responsabilidad propiamente política pudo tener y, como dijimos lo militar será salteado en este momento, ¿Qué es lo que se demandaba de este Señor?
·        El trabajo específico comprende poner en acción todos los elementos del        EM, desde la logística hasta las coordinaciones y cadenas de mandos (complejas dados los variados cuerpos, pero también no difíciles de establecer), inteligencia, que debió hacer sus apreciaciones de situación para establecer luego los peligros, planes de contingencia, penetraciones, equipos, transporte, reconocimiento de alrededores, misiones de las distintas unidades, tiempo estimado del operativo y aún otros más.
·        Agreguemos a ello que la llave de arranque de tal maquinaria debe provenir por escrito, mucho más siendo de tal importancia y aun haciendo a un lado algunas de las acusaciones que sobre los propósitos de la misma se han o pudieran hacerse, es claro que una operación, operativo, misión, actividad (como se quiera para no discutir) es de primera importancia, pudiendo afectar la seguridad interna misma del Estado. El concepto de Operación conlleva definición de la Misión u Objetivo que persigue, sin la cual no puede articularse ni comenzarse preparación alguna.
   

Conclusiones:
1)    Repasamos lo sucedido el aciago día en que la dirigencia máxima del Ejecutivo penetró, fuera de lugar, acompañado de un contingente fuertemente armado al local del Primer Órgano del Estado, rodeando además con unidades variadas sus edificios y llevamos una reflexión lógica de lo que pudieron o no ser los motivos de la Toma.
2)    Enfocamos los posibles y probables responsables del suceso, derivando distintos tipos de responsabilidades, mismas que no pueden establecerse con precisión por ahora. Establecimos la complejidad del Operativo, propio sólo de un Estado Mayor.
3)    Como quiera que se enfoque queda claro que el responsable final fue el Presidente. ¿Tanto discurrir para una verdad tan grande como una catedral? Lo cierto es que ya se ha evadido demasiado y urge ser serios en las apreciaciones que se realicen YA.-

martes, 4 de agosto de 2020

REMEMORANDO 30 AÑOS DE NUESTRO PASADO SIGLO

RESEÑA NOSTÁLGICA PARA UNA
HISTORIA IDIOSINCRÁTICA NACIONAL
Especial para Arcisterio de Roberto López-Geissmann

   Lo que sigue es la mezcla de varias y diferentes rememoraciones, completamente anónimas, que se subieron a las redes, articuladas por este servidor, quitando, agregando, con fotos y comentando a mi sabor.


   Es archisobada la afirmación de que todo tiempo pasado fue mejor, aunque de hecho no suele ser cierto. Pensemos si no en la Edad Media o épocas del pasado que presentan una visión romántica, cuando no idílica, que al lector poco acucioso seducen porque siempre se ubica como alguien de las clases privilegiadas (igual que cuando creen reencarnar sólo en nobles caballeros y nunca en siervos de la gleba o sufridos soldados del montón).
   La realidad señala que entre dos épocas a comparar hay circunstancias envidiables en ambas –según la ubicación del observador, por supuesto – y otras del todo terribles casi para cualquiera. SIN EMBARGO, existen períodos históricos que comparativamente resultan ser nada envidiables –como los aciagos años de las guerras mundiales –y otros que por el contrario contienen una serie de situaciones sumamente agradables, no sólo para los que los vivieron sino para la especie humana en sí, siendo que, con sus defectos claro está, pueden ser ejemplares como tales. Obvio que no estoy hablando de fantasías y tampoco los refiero a determinados estamentos, puesto que la explicación histórica, sociológica y política existen, además que debe comprenderse la tal época con validez para toda la comunidad en general. Me centraré en El Salvador, abarcando un abanico de clases.
   Aparte de una objetividad discutible voy a presentar la indiscutible subjetividad de los que nos tocó vivir las más felices décadas –por lo menos del siglo pasado –con el sentimiento del “recordar es vivir” que nos provoca una sana nostalgia, proveniente de conocer y amar nuestro inmediato pasado.
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AL FONDO EL PORTAL LA DALIA, DE APRECIADA  FAMILIA

Veremos “lo que había” y luego “lo que hacíamos”, hay tres décadas (del 50 al 80) mezcladas, no todo es exacto ni todos hacíamos de todo, pero en conjunto da un retrato bastante aproximado de nuestra preciosa cultura. Es indudable que me habré olvidado de más de un establecimiento y/o actividad de primer orden, dispénsenme por ello.

   En aquellos tiempos el Centro de San Salvador era frecuentado por buena parte de los habitantes de la ciudad, eso quiere decir desde la gente de escasos recursos pasando por todos los niveles de las clases medias, e incluso personas ricas o muy ricas. Los padres o abuelos, los dueños de los grandes negocios, almacenes y oficinas de hecho trabajaban allí y el centro histórico se poblaba de señores de saco corbata y todavía de sombrero, atravesando a pie las calles, para visitarse por cuestión de negocios, comprar algunos artículos e incluso visitar alguna de las mejores cafeterías de ese entonces, como La Corona o los mejores hoteles: el Nuevo Mundo y el Astoria, a cuya barbería me llevaban desde muy pequeño, llorando hasta dormirme en el corte de pelo. Además el centralísimo Club Salvadoreño era otra opción.
   La gente deambulaba viendo las vitrinas de los almacenes de primera, como Paris Volcán que se especializaba en perfumes franceses, Riviera, El Siglo, Schwartz (estos tenían juguetes estupendos), Simán, Lehman, Joyería Oriani que tenía un reloj afuera. Lugares famosos como la talabartería Abrego fuera de la cual colgaba un enorme cocodrilo disecado, las librerías Ercilla, Cervantes, El Árabe –aunque no grande, tenía muchos libros difíciles de conseguir (de derecha); igual el edificio en frente del Mike Mike, en su 2º piso tenía un distribuidor de historietas o paquines de todo tipo, más baratos –allí me proveía de las “novelas” de Santo el Enmascarado de Plata, entre otros. Recordamos los implementos deportivos de Omnisport; los All Stars exclusivos de Bahaia, tacos de fut en Estadio Centro Deportivo; bicicletas Peugeot en Salandra y las finísimas Benotto. Los discos de acetato en Boni Discos, Casa Rivas y el gran Kismet. En el que se podían escuchar los discos que quisieras con audífonos, los comprábamos no sin antes pedir que los pusieran para ver si no estaban rayados. Zapatos Adoc, La Calzadora. Camisas Miami, guayaberas Norma, la Caribe Hobby Center con sus modelos de carritos y calcomanías especiales, por El Salvador del Mundo. Los estudios fotográficos Light y Foto Sol. Con el correr del tiempo surgió Metrocentro, el primer centro comercial de nuestro querido El Salvador, con su famosa Fuente de Sodas y el Supermercado Todos, y otros almacenes,
   En 1974 teníamos varios canales de TV, aunque no todos eran a colores: pues bien, en la España de esa época no creían eso y hasta se molestaban algunos creyendo que eran alardes, igual que cuando yo afirmaba que los jóvenes, en su mayoría e incluso aunque no tuvieran automóvil podían manejar y muchos teníamos licencia de conducir, se reían y no creían. Los cines de primera eran el Caribe, De Luxe, los del Paseo, el Presidente y el Colonial, aunque no lo crean el Apolo y brevemente el Majestic, luego venían el Darío, París, Regis, Izalco, Roxy, el del Teatro Nacional, Central, a tercer nivel, el Universal, México, Cinelandia, aunque señalo que muchos de estos cines pasaron de 1ª posición y luego aún menos, desapareciendo en su mayoría. Tuvimos un Canódromo y un Cine Drive-Inn, frente a la estatua de Los héroes. Grandes Espectáculos se veían en El Poliedro, carretera a Los Chorros, también en el Gimnasio Nacional llegaban los grandes shows. La gente de toda clase acudía a los Circos y Desfiles, estos sobre la Av. Roosevelt –yo los veía desde el balcón de mi casa (sita casi a la mitad entre el parque Cuscatlán y el monumento a El Salvador del Mundo), cuadra abajo del Castillo Venturoso. En esta principal alameda, toda la población se abocó a aplaudir y vitorear el desfile triunfal de nuestro glorioso ejército que venía de rescatar a  nuestros compatriotas exitosamente del triste genocidio que se realizaba en tierras hondureñas, siendo quizá el mayor acto de unidad de todo el pasado siglo.

DESFILE DE LA VICTORIA SOBRE HONDURAS
  
   En las ferias habían hot-dogs (es interesante que las tortas no aparecieron sino muchos años después de estos tiempos), elotes locos, choco bananos, panes chorriados o “mata niños”, tamales –que antes no sólo eran salados, o de gallina, sino que estaban los dulces con ciruela dentro, hoy casi desaparecidos. Postres: la pastelería de Bruno Verri, la Lucerna, La Estrella, Pan Victorias y el Pan Lido (estos últimos especialmente para cakes de cumpleaños), que subsiste hasta hoy-“Yo de Lido no me olvido”. Sorbetes de chorro Melow. Además dulces de feria, refrescos naturales de coco y frutas de estación, igual iban las minutas y sorbetes de carrito con su mielita colorada. Pero además se ofrecían por doquier ventas, fijas y ambulantes, de fruta helada, mangos twist, combinaciones de fruta con limón sal y alguaishte, jocotes en miel, maní salado, semillas de marañón, empiñadas, garrapiñadas, chicharrones y jícamas con limón y chile, helados de leche y de frutas, botellitas de dulce rellenas de miel, alboroto, esto en todo el país.
   Los lugares de comida inolvidables, uno finos y otros simplemente sabrosos eran… Los Drive Inn, empezando por el inolvidable Don Pedro de la Roosevelt, con su exquisito menú, entre cafetería y restorán (subrayo la sopa Pavesa), lugar de reunión después de las fiestas, aunque para los amaneceres, el humilde “amanecer” de los panes frijoleados de lo que después fue la plaza Hula-Hula. Otros drive-inns eran La Campana (con sus sándwiches “media noche”), El Flamenco (hoy es el centro comercial Granada), el Chantilly, sobre la Manuel Enrique Araujo de sabrosísimos refrescos (propiedad de unas monjitas),el enorme de la gran ceiba de Los Globos, el Hawai-inn y el Chele´s (cocteles de mariscos), los de Los Héroes: La Fogata, El Yate –con su yate central varado –el Top´s y sus ranchos (realizamos tertulias larguísimas, pero con pocas cervezas); excepto el 1º, el resto ha desaparecido. Cervecerías: El Mundial, el México y Gambrino´s.
   Comedores y restoranes… Los de Los Héroes: el muy original Manolo´s, en el que podías departir con la mezcla más singular de personajes; La Pampa Argentina; El Gran Bonanza, atrás de la gasolinera que hace esquina con la 1ª y La Ponderosa en Metrosur –todos especializados en carnes. Zona baja de la Escalón el Madeira. En la Roosevelt el China Palace y La Posada de Abilio (comida española) –justo en la casa en la que viví 16 años. En el Paseo General Escalón La Diligencia (carnes), El bodegón (comida española), el Siete Mares (internacional), y El Señor Pico (mexicana-californiana deliciosa). En diversos lugares los de buffet, deliciosos, El Coche Rojo y el Cuatro y Uno; en este una media docena y a veces más de estudiantes de Derecho, todos pudientes, llegábamos sin cenar el día anterior, ni desayunar y llegábamos como una invasión de langostas a arrasar con todo; nos temían.
SOPA DE PATAS

   Los de comida rápida fueron al principio una curiosidad, tan irrelevantes que el KFC se retiró (años después volvió); el primer Mc Donald estaba en un sótano frente al Teatro Nacional; no habían cadenas de restaurantes. Entre los salvadoreños, relativamente humildes pero con un sabor exquisito cito al Izalqueño y al Migueleño, El Basurero con la más sabrosa sopa de gallina india, las famosas papitas colochas de la rosticería Ideal, contiguo al Cochinito. La deliciosa refresquería Atiocoyo al costado del Palacio Nacional., sin olvidar los extraordinarios panes enormes de El Chino (mezcla de todo, no eran comida china). Los restoranes Chinos más sabrosos que otros caros, ubicados en el centro viejo fueron el Hong Kong, El Nico y el Shi-Fam. Los frijolitos Carlota, algo único e inimitable. La Praviana, combinación de restorán, bebedero y pleno de tríos y mariachis, queriendo imitar el famoso Tenampa –la casa de este establecimiento era propiedad de mi abuelo paterno, que no tuvo que ver para nada con el negocio; aquí iban a libar y llorar de amores todas las clases. De ahí y otros lados las inolvidables serenatas que solían empezar con “el son de la negra” y a menudo terminaban con “el águila negra o con el Rey”.

   Entre lo que hoy es Metrocentro –en la parte de Metrosur justo abajo –exactamente desde Los Héroes hasta el Rosales, pasaba una quebrada no tan sucia, bordeada completamente por una tupida vegetación, entrábamos bajando por donde se encuentra ahora el ADEMAR –totalmente similar a la quebrada del grupo de preadolescentes de la novela It, de Stephen King –hacia el final, atrás de la fábrica La Estrella hacíamos alpinismo; cuento la experiencia porque muy distintas y similares en distintos puntos de la ciudad y alrededores, se dieron por otros grupos de cipotes “exploradores”.
   Desde octubre cambiaba el clima y sus vientos refrescaban el ambiente. Tiempo de echar a volar las piscuchas (papalotes o cometas) y la imaginación, dentro de las deliciosas vacaciones, que a Dios gracias no son en el cálido verano sino en el más templado de fines de año. Para la época navideña cundía la alegría, podías ir a algunos lugares emblemáticos de centro viejo a ver los nacimientos, en la plaza frente a Loy Loy (un almacén chino de ese tiempo) por el Cochinito; en la Plaza Libertad se vendía los cuetes y toda clase de luces chinas. El 31 de diciembre, incluso los fiesteros, que acudían a varias cenas y bailes, iban a darles el abrazo de año nuevo a sus padres. Fiestas: la del Café –en una de ellas, celebrada en Corinto (Club Salvadoreño en el lago de Ilopango), al regreso se arruinó mi carro y nos arrastró una grúa (junto a un amigo catador) ya entrada la noche, algunas quinceañeras que tiraban la casa por la ventana, yendo los varones de smoking. Inolvidable el alegre club de bailes domingueros del Hotel El Salvador. Carreras de carros y patinaje en Los Planes.
CORINTO, DEL CLUB SALVADOREÑO

   Los principales Colegios de varones desbordaban sus barras en los campeonatos de básquetbol –para nada de fútbol. Los Colegios de señoritas tenían sus preferencias de los equipos masculinos, aunque en algunos casos se dividían. La capital era tan segura que compañeros del Liceo Salvadoreño –de familias de alcurnia –que caminaban kilómetros para llegar sin quejarse ni ser amenazados –y me estoy refiriendo a niños menores de doce años. Comunicarse con alguien implicaba ir al Telégrafo si era urgente o al Correo por una carta. Era así de simple y tranquilo. Conocí al ordenanza de una empresa, que como muchas se le encargaban depósitos de miles de dólares a un Banco y jamás fueron asaltados. No había pandillas y la futura guerrilla empezaba recién a surgir.
   De niño se jugaban chibolas, trompo, capirucho, quemado, hule, jacks, peregrina, ladrón librado, frontón, mica, salta cuerdas, hula-hula, escondelero, una dos tres para mí, botella, cuartillo de aceite, un dos tres queso, adivina adivinador, ladrón librado; también boxeo y bicicletas.
   Salíamos a la calle a jugar todas las noches, mientras los padres se paseaban por la calle en que vivíamos después de cenar y se reunían a platicar con los vecinos. Además de “aplanar calles”, platicábamos subidos en los árboles. Dejo mis lágrimas particulares por la brutal deforestación que ha sufrido mi querida colonia Flor Blanca, sin dudar que otras han sufrido similarmente.
   Nos deslumbró el nuevo almacén Simán de cuatro plantas con su edificio de parqueo Las primeras amanecidas de parranda las vivimos en el Don Pedro de la Roosevelt. Celebramos como locos la primera clasificación a un mundial de fútbol, e igualmente se creyó que el concurso de “Miss Universo” era universalmente conocido y sacamos pecho cuando en el 75 se celebró aquí: me encontraba en París y busqué ver el espectáculo, orgulloso claro… mi sorpresa es que bien poca gente sabía lo que era ese evento y menos aún que les interesara, claro que me quedó bastante para reflexionar. Íbamos a Santa Tecla a comer pupusas (de maíz, no existían de arroz), y claro que a los Planes de Renderos a disfrutar del frescor. Al Sunzal a surfear y las playas cercanas como el Tunco, el Majagual, Conchalío, y hacia oriente el Obispo y San Diego ofrecían y ofrecen delicias culinarias con alojamientos para todos los precios. A reventar en las temporadas de vacación. Esta breve crónica trata tan solo de San Salvador y lugares cercanos. Será muy interesante realizar algo similar con otra media docena de territorios nacionales, en que cambian idiosincrasia y sabores. Si a veces personalizo situaciones es para dar una arista vital, que podría ser otra.
   Nuestros programas de la TV eran El show de Dick Van Dyke, Hechizada (mi mujer es hechicera), Mi Marciano Favorito, La familia Munster, Jim West, La dimensión desconocida, Aventureros del Missisipi, Bonanza,  Hawai 5-0, Perdidos en el Espacio, La Isla de Gilligan, La Tremenda Corte (Trespatines), novelas y películas mexicanas, abundando las de Pedro Infante, sin faltar los programas Cómicos y Canciones (Viruta y Capulina), luego El Chavo y el Chapulín Colorado. En lo nacional: Oficina para Todo (Aniceto Porsisoca y su Compadre Medina Funes), San Blas de la Piedra Poma (Chico-tren), los sábados de lucha libre en la Arena Metropolitana, Domingo para todos, y luego la divertida farsa de Titanes en el Ring, etc.
NOTA: En todos los aspectos de estos recuerdos es casi imposible –y sería tedioso para el lector –el plasmar todos los restaurantes, cines, programas de TV, diversiones, cultura idiosincrática, y otros ángulos, por los que desde ya pido comprensión por olvidos, preferencias u omisiones arbitrarias; por lo menos la idea central es recordar esas doradas décadas –de los 50´s hasta muy avanzados los 70´s. Con respeto.
 Íbamos al colegio en la mañana y en la tarde. La calidad de estudio y disciplina no admiten comparación. Nadie se traumaba por que le dieran unos reglazos, generalmente merecidos y menos en acusar a los maestros, de los que luego nos acordamos con respeto y cariño. En agosto nos subíamos a las ruedas. Había turnos en todos los colegios y eventos religiosos a los que la  juventud acudía no siempre por razones pías, pero bastante sanamente.   Hacíamos fiestas en las casas en las que conocimos a nuestro primer amor.


   No había Nintendo ni Play Station. Incluso en el comienzo de esas décadas escaseó la televisión; me recuerdo que en la colonia vi la TV por primera vez en la casa de los Schonenberg, en la sexta-décima. Igual nos íbamos en pacotilla a ver a la casa de los Mixco-Pinto (frente al Liceo) nada menos que un muñequito de anuncio de la RCA –que hasta recuerdo la cancioncita - que daban a las seis de la tarde –claro que todo a blanco y negro. Ni soñar con celulares, computadoras o internet. Se jugaba hasta noche en las calles. De camino a la hacienda, tuvimos en el patio a un caballito que pasó unos días (Tamacún) y lo sacaba hasta el Flor Blanca, a pocas cuadras. La gente paseaba a pie, en carro, en parejas o en grupos sin temor a ningún asalto.
   Este era El Salvador en el que crecí, de mi adolescencia y juventud. Explicaciones racionales, de estudiosos, análisis histórico antropológicos, reflexiones filosóficas aparte… ERA ASÍ Y DOY GRACIAS A DIOS POR HABER VIVIDO EN ÉL. Mucho podemos aprender si no olvidamos el pasado, porque en este se encuentran claves que puedan mejorar el futuro.