ADMINISTRA EL BLOG ARCISTERIO

Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

Entrada destacada

¿DE QUÉ ESTAMOS HECHOS?

    Contrariamente a la moda en boga de los medios, los presentadores y buena parte de la red, que se pretenden mesurados, línea media, ...

domingo, 30 de junio de 2019

LIBERTAD, TRANSPARENCIA Y MUNDIALISMO


   
   El 8 de diciembre de 2007, en El diario de hoy, publiqué el siguiente Art. –como siempre lo azul es mío, agregado ahora. Al final he expuesto sucintamente los problemas, nada simples, que conlleva esta temática. La avalancha de ideología (en su peor sentido) irrumpe como mar embravecido, barriendo el sentido común y calando hondo en “la gente”.

DEL PAGO EXCESIVO NO SE PASE AL PAGO MISERABLE


TRANSPARENCIA Y LIBERTAD
                                                                     Por Roberto López-Geissmann.


    El tema –impecable como temática en sí –da para mucha reflexión, mucho más allá de las ideas comunes (e importantes) que son las principalmente difundidas, bajo el paraguas de combate a la corrupción, transparencia y derecho a la información, tendiente todo a una agenda que promueve una reforma política. Como es mi costumbre dejaré a un lado lo elemental, sin desprecio por sus contenidos, sino como una aportación que pretende sumar, yendo más allá de lo evidente.


   Es indispensable, de entrada, enarbolar la bandera de la honestidad, pues sin contar con la misma, todo el resto se va diluyendo poco a poco.

    El fenómeno de exigencia -cada vez mayor, más rápido y más completo –para que el Estado se cristalice en una transparencia total, descuidando por completo los límites y alcances de una visión descarnada que pretendería, si pudiera, hasta abrir la mente del funcionario, sacándole hasta la última gota de pensamiento, de alcances estratégicos y de acción sicológica, no es sino un principio que se mueve en función de orden disolutorio. No construye, dificulta. Se viste con los límpidos ropajes albos de la alta moral social; canta el son del que no tiene nada que ocultar que se exhiba… engatusando con arte de birlibirloque al público con la aceptación no discutida de que no hay nunca nada que no sea necesario ocultar en ningún momento para algunos.
   No se trata únicamente de Inteligencia, de Seguridad Nacional o de Estado, hay situaciones que van ligadas a la misma eficiencia y al sentido común, así como al derecho adquirido del grupo en el poder a ejercer como él decida, una cierta influencia, dándole un sentido a su gestión, que no sería efectiva si todo fuera sabido en el mismo momento.
   Claro que hay que informar, hasta a la misma oposición, no se niega esto, pero hay momentos y se pueden establecer protocolos especiales… lo he querido decir en toda esta parrafada es que es un tema que merece tratarse desde sus mismos fundamentos filosóficos, realizar discusiones, plantear casuísticas y soluciones. Más no es esta la receta de los poderes mundiales, que se arrogan el derecho de pensar sólo para ellos y los demás tienen el derecho, sí, pero sólo de obedecer. Además que en el caso se busca que no sólo los que legítimamente estén en el Gobierno, comprendida la oposición, sepa todo “ya y de un solo”, sino y principalmente todo el mundo. Inteligencia abierta, operación no encubierta, ahorro y control garantizados.
   La escalerita viene desde los derechos humanos (realmente todo arranca de esta entelequia), sube por las garantías individuales hasta aterrizar en el derecho a la información y a conocer la verdad (!), con lo que se da la absurda aceptación de que los que están en el Poder, por estarlo, se encuentran en posesión de la verdad, la misma verdad que Jesús y la CIA dicen que nos hará libres. Recordemos lo que el Glasnost representó, dentro del aliento genérico de la Perestroika, y preguntémonos, no si era ético o no, sino si derribo qué cosa, si después de derribado siguió actuando, o si tal concepto actúa si no es teledirigido hacia pequeñas o débiles naciones, con propósitos de ingeniería política.
   Aquí en concreto se dirige contra algo que, además de ser odioso en verdad, ahora se lo está atacando duramente: los partidos políticos.  A estos se les recetan bellezas “democráticas” como que el tiempo que c./u. utilice durante la campaña política sea distribuido en los Medios a través de un organismo, en forma equitativa y sin importar los fondos que cada uno aporte. Se acepta pues, implícitamente, la posibilidad de que a los Partidos se los pueda comprar (¿por los ricos, por muchos no tan ricos, por organismos, por otros Estados…?) pero la insistencia no es para quebrar un sistema corrupto políticamente sino machacar que lo inmoral se encuentra en que los que tienen dinero lo den, puesto que exponen a la supuesta picota y exhibición a los donantes, que podrán ser luego objetos de represalias. Vale que muchos den (son impunes) pero sí uno o pocos dan bastante: serán señalados (y, acaso, castigados).
   ¿Dónde queda el secreto del voto? Dado que el secreto busca garantizar un cierto margen de independencia, y por lo tanto de LIBERTAD, en cuanto no se presiona al elector por las consecuencias de votar por tal o cual. El extremo de la transparencia sería que No fuera secreto, lo que las algaradas “a mano alzada” rompen con la plena voluntad en el sentido que siempre hay quienes –a veces justificadamente –temen. Así, de la búsqueda positiva de la honestidad y la libertad, se llega a lo contrario. Todo exceso lleva aparejado un error, un abuso y un peligro.



   Estamos dentro de un vendaval eminentemente político que les pasa por las barbas a la clase dirigente ante la embobada sonrisa de muchos que no se percatan la tensión de pasar del Demos al Doxa –en que sólo la opinión cuenta, no la verdad, el deber o el bien común, porque sólo aquella vale para tomar decisiones –y que la trampa de buscar que el pueblo maldiga a los políticos lleva, en el fondo, el dejar liberadas las fuerzas reales para una acción política profunda. Fuerzas estas, nacionales e internacionales, que han decidido llevar a la lenta emasculación, exterminio y caos de las Instituciones, lo que realizan debilitándolas con argumentos sofísticos, contradictorios a una idea respetable, pero llevadas con alevosía traidora.

Concluyendo.

   Debe erradicarse el concepto de que la única participación legítima de la ciudadanía en la política TIENE que hacerse a través de los Partidos Políticos. Esta es una de las reales liberaciones cívicas, concretas y éticas que la nación necesita y espera.

UNO DE LOS RUBROS EN QUE MÁS SE HA ABUSADO


   De una sana preocupación por cuidar el erario público, por velar por el gasto abusivo de ciertos rubros, por el despilfarro, la corrupción y la estafa de los funcionarios –todo ello legítimo, repito. Se llega a elaborar una serie de exigencias tan exageradamente controladoras que inciden negativamente en la administración del Estado (como lo harían en cualquier institución o empresa igualmente) hasta llegar al absurdo de atentar contra la Seguridad Interna del Ser mismo del Estado.
   Este caballito de batalla se está llevando con gran éxito mundial, más aun en los países pequeños y dependientes, con el no evidente pero sí verificable resultado analítico de debilitar a todo el orbe para que se instale el pináculo del poder total: el Mundialismo Globalizante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario