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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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sábado, 18 de marzo de 2017

TRISTE PROCESO HACIA LA APOSTASÍA - CAPONNETTO

DEL ISCARIOTISMO A LA APOSTASÍA

Doctor Antonio Caponnetto


   Difundo este nuevo libro del extraordinario catedrático e intelectual –doctor en filosofía, don Antonio Caponnetto. Me he permitido escoger unos cuantos de los párrafos en que él mismo presenta esta obra de indudable interés general.



Aquí se centra nuestra acotada y lastimera pretensión. En intentar reflexionar sobre este tránsito dramático que estamos padeciendo; y que, insistimos, aunque pródromos tiene y no conviene nunca ocultarlos, hoy ha llegado a una cima que es sima. Esto es, hablando en paradojas, a lo más alto de lo más bajo.



De cara a Dios, ante el Sagrario, no creemos ser justos con nosotros mismos si nos acusáramos de evasivos o de apocados. Creemos ser sencillamente prudentes si no definimos más de lo que nos consideramos calificados para definir. Y lo que nos consideramos calificados a definir es lo que brota de estas páginas: que se está recorriendo, a la vista del que quiera ver, un horrendo camino que lleva del Iscariotismo a la Apostasía. Y que a la cabeza de ese trayecto atroz y abominable marcha quien debiera enarbolar el estandarte de Jesucristo, como su representante en el suelo y en la historia. Lo secundan –con gloriosas y admirables excepciones- una reata indigna de miembros de la Jerarquía y una yeguada salvaje de laicos, impúdicamente engalanados de los más negros atributos que definen al perfecto renegado, y al relapso imbécil y pertinaz. Si así serán indefectiblemente las cosas en el porvenir inmediato, no lo sabemos y deseamos que no. Pero que así son ahora, cuando escribimos estas páginas, es una certeza que no podemos callar.
Por lo pronto, sostenemos que en el presente, la cabeza visible de la Iglesia está transitando del Iscariotismo a la Apostasía, con el consiguiente fruto de perdición que eso conlleva: arrastrar a los fieles hacia un abismo de alucinación, aturdimiento, infidelidad y caos. Y algo más grave aún: servir de pista de aterrizaje para que La Bestia se aposente si ya llegó, o tenga cómo desembarcar con holgura si su arribo fuera inmediato. Marcamos tres tiempos o tres pasos aciagos de ese fatal itinerario. El “hazlo pronto” de Judas; el “apártate de mí” imperativamente solicitado por Cristo a su apóstol Simón, y el “no le conozco”, clavado como un puñal trapero por el mismo Pedro.

No es mal destino (insistimos con esto) el de formar parte del pequeño rebaño. Lo difícil es merecer un puesto en el mismo y perseverar en él. El desafío es cultivar esa humildad genuina, no impostada, que según Santo Tomás distingue a quienes forman parte de la pequeña grey. Lo árido pero gloriosamente meritorio, es vivir de tal modo en la adversidad, que podamos recibir como escritas y exclamadas para cada uno de nosotros estas palabras divinas: “No temas, rebañito mío, porque vuestro Padre se ha complacido en daros el reino” (Ls. 12,32). Ningún temor entonces. El combate contra la impostura y los impostores, ocupen los cargos que ocuparen, reclama de nosotros gallardía y ardor.

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