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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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miércoles, 22 de febrero de 2017

PARA RECREARSE FANTASEANDO

5 PAISAJES FANTÁSTICOS

   Presento para el recreo visual de los apreciados visitantes de Arcisterio los siguientes paisajes de fantasía –heroica en buena parte –con los que además del sentimiento estético que experimentarán les proporciono un fino regalo para la imaginación, ya que la mente está invitada a divertirse con la mera observación de estas evocadoras bellezas en la que podremos gozar de la preciosas y a menudo estrambóticas arquitecturas, preguntándonos quiénes vivirán o visitarán esos lugares, como hacen tal o cuál cometido, para qué sirve esto o aquello; igual viéndonos dentro de esos parajes, creando aventuras insertos en ellos. Me fascina leer, ver y escribir sobre esta dimensión y he querido compartirla. Colecciono cientos, escogidos entre miles de estos bellos grabados.








"Los relatos con acontecimientos irreales (como también los de ciencia-ficción) responden a una necesidad de evasión del mundo cotidiano, demasiado vulgar y desprovisto de sorpresas, nos hacen soñar en un mundo en el que todo es posible, donde la Tierra no es el único habitáculo del hombre porque este sale a la conquista de otros universos, situados unas veces en el mundo sobrenatural, otras en el cosmos y otras, simplemente, en el devenir misterioso de la humanidad." Heidegger.









 Como tal, el mito trata al pasado como un rasgo viviente, y no transmite lo antiguo, sino lo permanente en una herencia, estableciendo un marco de continuidad que somete a la discontinuidad y la innovación en el tiempo a la historia coherente de la tradición… No describe la realidad "objetivamente", pero nos arraiga en una herencia de significados que prescribe y afirma como una manifestación del ser original. La verdad mítica permite al hombre comprometerse en su mundo y participar en su recreación cuando es sostenida mediante la intuición de sus creyentes... De hecho, el mito tiene poco que ver con la noción racionalista de la verdad (verum), porque su poder no reside en su correspondencia con el noumena de un objeto, sino con su coincidencia estética con un estado del alma y su capacidad para inspirar el ser del hombre con el certum (certeza)… El mito, como postulado existencialista e "hijo de la imaginación", aprehende esas certezas que la tradición acepta como ciertas… Sin el mito, "toda cultura pierde el saludable poder natural de su creatividad," porque únicamente la fuerza creativa y ejemplarizante del mito es lo único que puede impulsar a un pueblo a forjar sus valores comunes en un destino que presiona "en sus experiencias la estampa de lo eterno."… Sin embargo, el mito, en resumen, que no conoce una verdad inmutable, sirve como una fuente de significado y certezas en un mundo cada vez más incierto y sin significado.   Michael Torigian.



¿Por qué ha tenido tanto éxito Tolkien y sigue teniéndolo? La literatura fantástica, como el cine del mismo color, sustituyen en la consciencia y en el subconsciente del hombre de hoy a todos los héroes fracasados de las varias democracias que gobiernan el mundo. Lo heroico se une a lo religioso (los dos valores despreciados y exiliados por las democracias) con el fin de tratar de edificar una realidad paralela, fantástica sólo en sus aspectos exteriores. Si el racionalismo humanista ha creado utopías, a menudo destructoras del ser humano, como del Ser, alcanzando niveles de genocidio tan evidentes como las situaciones creadas por el humanismo comunista en los países del Este, entonces algo dentro de nosotros tiene el derecho de rechazar esta tremenda y letal filosofía, para reemplazarla por otra. De manera intuitiva la psique ha seguido los caminos más hondos del inconsciente colectivo y ha aterrizado en aquel rincón del pasado donde ha podido encontrar situaciones y héroes completamente diferentes de los dirigentes de la sociedad democrática…  Tolkien afirma en una carta, hablando de El señor de los anillos, que este libro “es sin duda una obra religiosa y católica”. Afirmación inesperada, pero tremendamente realista, puesto que pone de relieve aquella relación que el hombre nuevo, o fantástico, establece entre mito y religión, entre lo religioso y su perspectiva de futuro, basada, como decía antes, en un fragmento del pasado lo más opuesto posible a la tristeza actual. “Los autores de esta literatura, escribe Juan Isidro Palacios, nos conducen a situar de nuevo, en el centro de nuestra mente, el Monasterio, el Castillo y el Bosque, con todos sus pobladores...”  Vintila Horia.


Los reaccionarios le procuran a los bobos el placer de sentirse atrevidos pensadores de vanguardia. No son pensadores excéntricos, sino pensadores insobornables. La objeción del reaccionario no se discute, se desdeña. Napoleón López Dávila.






La espiritualidad es algo difícil de captar, difícil de definir, y frecuentemente difícil de defender. Mucha gente la asocia con las religiones institucionalizadas. Por ello me apuro en tranquilizar al lector diciéndole que estoy empleando el vocablo en un sentido emergente absolutamente nuevo y que tiene poco que ver con el espiritualismo, el ocultismo o las connotaciones dadas por las religiones establecidas. La espiritualidad, tal como yo la entiendo, es un estado de la mente - en verdad, un estado del Ser.


       Por otra parte, vista en la escala evolutiva, la espiritualidad es sinónimo de la propia humanidad, esto es, cuando se la concibe como un medio para humanizar al mono desnudo... no excluye el reconocimiento de la santidad, lo sagrado, la deidad o la divinidad como encarnaciones específicas de la espiritualidad, ayudando al hombre a emprender una travesía espiritual más amplia. Contemplando la totalidad de nuestra herencia cultural y espiritual, puede decirse ciertamente que la existencia de lo sagrado y lo divino no ha sido espuria ni circunstancial, sino absolutamente esencial para la construcción del hombre como ser trascendente. Alexis López Tapia.

   

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