ADMINISTRA EL BLOG ARCISTERIO

Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

Entrada destacada

¿DE QUÉ ESTAMOS HECHOS?

    Contrariamente a la moda en boga de los medios, los presentadores y buena parte de la red, que se pretenden mesurados, línea media, ...

domingo, 19 de enero de 2020

VERDADES INCÓMODAS -Sobre dos arts. de Vanesa Montacuto


VERDADES INCÓMODAS
Dos arts. de Vanesa Montacuto

 Presento ahora dos excelentes artículos de nuestra amiga argentina, la historiadora e intelectual Vanesa Montacuto Chaminaud, quien nos comunica con su acostumbrada claridad, las atinadísimas reflexiones sobre cruciales aspectos de nuestra acuciante realidad. Esperamos afinar pronto una colaboración divulgativa internacional para tantos interesados en compartir ideas que nos den una perspectiva concreta que pueda ayudar en las constantes decisiones difíciles que la postmodernidad nos está presentando.

   No he quitado una coma de sus trabajos. Apenas separé algunos párrafos y he agregado grabados; mis breves adiciones, en total acuerdo, serán siempre en azul.



EL VERDADERO ENEMIGO.
Contra la socialdemocracia...
   Este trabajo va a comenzar de un modo muy poco usual. Contará el final en el inicio. No hay nada peor que develar el fin de una película cuando aún no se ha asistido al cine para verla pero esto no es una película y pronto se verá porqué hemos decidido matar el suspenso de entrada. Por otro lado ya imagino a varios poniendo el grito en el cielo cuando lean la conclusión: el verdadero enemigo de los pueblos no es el comunismo sino la socialdemocracia.
   ¿Cómo es esto – dirán – si el marxismo hecho gobierno es lo más nefasto que podría sufrir un pueblo, si sus efectos son devastadores sobre la economía, la sociedad, la política, la cultura y hasta la religión? ¡La socialdemocracia es en esencia parecida al comunismo pero acepta el pluralismo, va a elecciones , permite la libertad de cultos, cumple con la constitución y al terminar el mandato los desaguisados cometidos en el campo económico y social pueden subsanarse con el gane de otro partido! Y aquí es, señores míos, donde se encuentra la trampa. Aquí y no en otra parte. El término “socialdemocracia” debe entenderse en sentido lato o amplio. Por lo que comprende el socialismo dizque no comunista, la democracia cristiana y otros entes del mismo redil, a menudo con mención liberal.
   Todo esto, con el arribo al poder de un instituto político de esta filiación ideológica pronto se constata falso y además, ocurre algo pasado por alto por buena parte de los pueblos hoy, aunque los politólogos le hayan dedicado impecables análisis en el pasado: cada gobierno socialdemócrata se convierte automáticamente en apoyo logístico de grupos comunistas activos a lo largo y ancho del planeta. Insistimos a partir de aquí en el peligro de muerte que representa para los demás cada estado regido por quienes dicen no ser “ni de izquierda ni de derecha” alegando las ventajas de servirse de “lo mejor” de cada postura filosófica. El verdadero comunismo, el marxismo furioso dispuesto a los peores crímenes, destrucciones y latrocinios no tendría chance de imponerse en ninguna parte de no existir la socialdemocracia. Cuando D´aubuisson hablaba de los democristianos llamándolos sandías –verdes por fuera y rojos por dentro –aludía a todo aquel giro ideológico que busca acaparar a los descontentos de los dos extremos; lo que no confirma que sólo dos posiciones existan, no son dos o tres, la realidad es riquísima, son en verdad toda una dimensión, pero distinta.
   Los famosos “sandías” son, desde hace décadas los árbitros del mundo y siempre deciden a favor de la subversión. Manejan todos los resortes internacionales para hacer bailar a su gusto como una grotesca marioneta sin rumbo a cada país del planeta. Hay gobiernos socialdemócratas, pero también instituciones, agrupaciones “culturales” y “cívicas”, organismos de “derechos humanos” y otras sociedades semejantes controladas por esta ideología , quien a su vez depende, como los comunistas más duros, de la Internacional Socialista, la cual para sorpresa de muchos, suponemos continúa operando como en sus verdores primeros.
   Comencemos por los gobiernos de tendencia socialdemócrata: lo son casi todos los de la tierra en nuestro tiempo; lo eran en gran medida desde los 60 a los 90`. El agravante en casi todos los casos es que en la carrera presidencial quienes les disputaban y disputan el poder en las elecciones…también son socialdemócratas. En décadas pasadas, aún la derecha gozaba de cierta influencia en unos cuantos países y de tanto en tanto, ganaba elecciones. Ahora, incluso los partidos de esa raigambre han sido paulatinamente infiltrados de ideas socialdemócratas bajo el pretexto de “progreso” y “modernidad”, sumándose en consecuencia, a la comparsa socializante general.
   Digamos que el universo político mundial es de una pobreza intelectual y espiritual vergonzosa. Se discrepa en muy pocos puntos, llegándose a un chatísimo y ramplón “unicato” que ninguna elección puede cambiar. Decimos esto último porque en general los demás candidatos representan la misma ideología e intereses, con ligerísimas variantes. La mal llamada “derecha” apenas difiere en lo económico de las demás ofertas electorales pero aun así se inclina no por una economía de emprendedores independientes redundando a la larga en beneficio de todos, sino por monopolios asfixiantes cuyos integrantes pertenecen a la misma banda de mafiosos allegados a cada gobierno de turno, conformándose así una red mundial caracterizada por impedir el surgimiento de empresarios libres apoyados en su esfuerzo individual.
   No existe gran diferencia entre una economía dependiente en un todo del estado y aquella controlada por grupos monopólicos patrocinados directamente por la Internacional Socialista…  “¿Empresarios socialistas? –dirán ustedes -¡Qué disparate!”. Y sin embargo los hay. Ellos se sirven del dinero que hacen a manos llenas, pues carecen de competencia libre, para comprar conciencias y destruir todo germen de pensamiento independiente. La finalidad de esta gente no es el dinero en sí, sino poder hacerse dueña gracias a él, de los medios de comunicación, la salud, la educación y por supuesto, la producción de alimentos. El comunista influyente, contra la creencia popular, no es pobre…suele ser varias veces más rico que un derechista verdadero.
   Y sin embargo no es esta la faceta más peligrosa de la socialdemocracia sino cómo favorecen sus exponentes el desarrollo de la subversión. En la ONU, la OEA, la OTAN o cualquier organismo de éstos, nacidos después de la Segunda Guerra Mundial, los representantes de países en los cuales gobierna la socialdemocracia, jamás han votado sanciones contra Cuba, en su momento la Unión Soviética, China o Libia cuando gobernaba Khadaffi, por citar unos pocos ejemplos. Tampoco hubo votos a favor de Taiwán como encarnación de la verdadera China libre y se le otorgó en cambio, esa dignidad a la de Mao, la China comunista, rica en violaciones a los derechos humanos y conocida por la explotación sistemática de su ciudadanía. Incluso los EEUU se pronunciaron a favor de los maoístas en esa oportunidad. El mundo permanece, entonces, inamovible en un sentido socialista general puesto que casi todos los estados tienen gobiernos “de tercera posición”….y estos votan siempre con los comunistas. Vale la aclaración anterior que no es que no exista una tercera, cuarta u otras, sino que sean reales o falsas.
   El marxismo es sumamente minoritario en el mundo, por lo cual, de mediar una oposición firme a sus políticas por parte de los otros países, hace tiempo hubiera dejado de ser un peligro internacional. Como contraste, se puede señalar que a la hora de condenar a un “dictador de derecha” – casi siempre, en realidad un patriota decididamente anticomunista y republicano por convicción – como Stroessner, Pinochet, Ferdinando Marcos o Anastasio Somoza (h), los mismos que rechazan toda crítica al atropello a los derechos humanos en Cuba, Nicaragua o la Camboya de Pol-Pot, se pronuncian en bloque por su derrocamiento, juicio y si la voz de la prudencia no los llamara a sosegarse, ejecución de los mismos. No les preocupa la represión ni la muerte de quien “piensa diferente”…les molesta en realidad, que alguien se atreva a ponerle freno al poder rojo.


Sin embargo, todo lo antedicho no es lo peor a lo que podríamos enfrentarnos. Lo más triste e incomprensible es la actitud de los pueblos ante este incoherente comportamiento. Protestan cuando una injusticia de tal naturaleza sucede, pero a los pocos días la olvidan, retoman su vida de todos los días y dejan a un lado la cuestión principal sin hacerse el cuestionamiento del millón: quien permite que en el mundo las cosas sigan así y se resuelvan en un 99,9 % de los casos, en favor de la izquierda. El problema es la nueva dirigencia mundial en su conjunto cuyas simpatías inocultables por las dictaduras de izquierda, aunque sus métodos no les caigan muy en gracia, son ya demasiado notorias. Ella decide quién será o no candidato por cada uno de los partidos políticos existentes en el mundo y si queda alguno de derecha apartan al núcleo histórico del mismo para colocar en su lugar a monigotes socialdemócratas alegando se trata de un ala “renovadora “ y “joven”, imprescindible para el recambio generacional y la “rotación de ideas”.
   Resulta sorprendente que en general, la militancia no rechace esta sutil imposición y hable laudatoriamente de los nuevos representantes de su instituto político. Confunde el dejar paso a las generaciones jóvenes con un cambio de base ideológica. Los partidos de derecha están perdiendo su identidad y mimetizándose con su entorno, todo como causa inmediata de los trabajos de la socialdemocracia, quien además adoctrina a la juventud instruyéndola a medias, a fuerza de slogans, de frases hechas y enseñándole a actuar de modo pragmático echando el heroísmo, el verdadero estudio y la entrega total por una causa, al cubo de la basura. La cultura de redes sociales, con su cómoda superficialidad, facilita la decadencia de lectura, reflexión serena y verdadero conocimiento; por ello es muy favorecida.
   A la socialdemocracia se debe la permanencia en el poder de un asesino serial y disminuido neuronal como Nicolás Maduro Moros, de Evo Morales, un irresponsable con la edad mental de un niño de siete años, de un viejo asesino de bajos instintos y permanentes deseos de venganza o de un enfermo mental como Tabaré Vázquez cuyos discursos públicos rayan en lo surrealista. Hace un año justo, cuando el M.U.D triunfó en las legislativas de Venezuela y el pueblo salió a las calles a luchar, los irreflexivos de siempre aplaudían imaginando que el tirano estaba a dos pasos de caer…Aquí sosteníamos lo contrario: no caería. No lo haría porque en ningún momento los gobiernos de Francia, España, los EEUU, Inglaterra, Argentina y otros países del mundo donde ya no gobierna la izquierda dura plantearon siquiera la posibilidad de hacerle abandonar el poder por la fuerza a Maduro… Una vez más hablaron de “diálogo”, de “entendimiento”, de ver como “solucionaban aquello por las buenas” frente a la sangre derramada de miles de manifestantes a quien no se les dio nunca la opción de sentarse a negociar. Para ellos, la única respuesta fueron las balas, la cárcel, los tanques aplastándolos… Trump exclamó aparatosamente como siempre, que su paciencia se “había terminado”…lo cual por supuesto no fue ni remotamente así. Tanto como en el caso del coreano revoltoso, parece su paciencia singularmente elástica… El más elemental realismo nos indica que las reales diferencias de orden profundo no pueden sino ser superadas, hasta cierto punto, en función de un análisis que requiere de uniones contra los enemigos más formidables que nunca se han presentado a la humanidad. En este sentido no podemos realizar sólo alianzas ideales.
   Hacerlo de otra forma sería, o un error propio de absolutos necios o fanáticos delirantes, que no desemboca más que en una traición que restaría fuerzas para la resistencia vital que el planeta está necesitando.

   Conclusión: los comunistas violentos y salvajes son un puñado con el cual se terminaría en pocos días (no digamos ya meses), de mediar la voluntad firme del llamado “mundo libre”. No existe dicha voluntad. El marxismo revolucionario – afirmación redundante en sí misma…no hay otro tipo de marxismo –puede seguir asesinando gente, empobreciendo estados antes prósperos , destruyendo culturas únicas en el mundo, encarcelando disidentes y atacando a seguidores de una religión determinada, en especial si es cristiana, solo porque la socialdemocracia así lo ha decidido. Esta decisión no es caprichosa. Obedece al respeto mutuo que ambos grupos se tienen por afinidad sino metodológica, ideológica.


   El pensamiento correcto que se pretende imponer lleva implícito dos pesos y dos medidas diferentes: una es para liberales y marxistas –unidos más de lo que parecen en un aquelarre cultural desapercibido –y la dimensión auténtica de la salud ético-política: la derecha verdadera.  Si el comunismo mata a un derechista, el socialdemócrata se rasgará las vestiduras en público diciendo que hubiera sido mejor proceder de otro modo pero no niega la necesidad de castigar al individuo en cuestión y en el fondo se alegra de su muerte…También él piensa que se trataba de un “asqueroso oligarca”. También él es partidario de promover el matrimonio gay, el aborto, la despenalización de las drogas y las teorías de género. Su enemigo no es entonces, como planteamos al principio, el comunismo sino la derecha, derecha que dicho sea de paso es neutralizada cada día no quedando sino la lejana sombra, allá lejos en los anales de la historia, de algunos de sus exponentes.
Tal es la situación actual y mientras tengamos tiempo, esperemos poder cobrar conciencia de ella. Si el comunismo estuviera solo, ya no sería un problema.
De pronto, viene a nuestra memoria, la imagen de un hombre recio, valiente, sin pelos en la lengua, que de un solo y certero machetazo, parte limpiamente al medio una sandía…Quien así hiciera en nuestros años de podredumbre y miseria moral, habrá visto claro.

RAÍCES.
   No, no voy a escribir un compendio, ni una revista del magnífico libro debido a la pluma de Alex Haley, aunque sí va a ser un alegato contra la esclavitud a mi manera.
   Los pueblos de la tierra han descubierto por la dolorosa experiencia del sufrimiento en carne propia lo que es el socialismo; han sentido, no ya visto, ni leído, que el socialismo trae miseria , violencia, odio , disolución de vínculos afectivos, caos social, degeneración, relativismo religioso cuando no franca indiferencia o ateísmo militante , chatura intelectual y amoralidad acentuada. No están dispuestos a tolerarlo más. Se debe ser tonto o ciego para no percibir los deseos de quienes cargan con gobiernos colectivistas, de sacudirse el yugo de una vez y para siempre. Y sin embargo, les es imposible… ¿Por qué? Porque les falta contrapartida, porque no tienen ante sí opciones válidas por las cuales decidirse. Esta dolorosa realidad se repite de Alaska a Tierra del Fuego, de Oceanía a Irlanda, de China a Finlandia, de Escandinavia al sur del África. No se trata de la obstinación de los pueblos de permanecer comunistas: la realidad no les ofrece un cambio total de modelo por el que puedan decantarse.
   Una vez más nos encontramos con que parte del gran capital – lo que podría resultar paradójico, pero a estas alturas ya es una realidad constatable con nombres y apellidos - pone sus fichas en la ruleta de la izquierda e impide a la derecha trepar posiciones políticas. ¿Cómo se entiende esto? Fácil, sin embargo. El gran capital, como el marxismo, no tiene patria y le conviene el poder en una sola mano para manejar todo a su antojo. También se inclina por los monopolios económicos y la conducción de las sociedades a un estado de mediocridad cultural abyecta para llevarlas de la nariz hacia los intereses que ellos tienen en mente. No es casual que muchos millonarios hayan apoyado con importantes sumas de dinero revoluciones comunistas y desórdenes en varios puntos del globo, que estallan sorpresivamente en forma simultánea y bajo características muy similares en todos los casos. El comunismo no podría actuar por sí solo de no contar con inmensas sumas de dinero y personajes muy poderosos que amparan las acciones terroristas o cualquier estrategia a corto o largo plazo que este decida llevar a cabo.
   Ellos financian esta confusión mundial de la que hasta ahora han extraído pingues ganancias, pues el socialismo no favorece, como muchos incautos lo creen, a los pobres, sino a las megafortunas internacionales que apuntan a quedarse con las propiedades de la mayoría de los ciudadanos y con las llamadas “fortunas nacionales”, es decir, los ricos locales de cada país tomado por separado, quienes efectivamente proporcionan empleo y crean prosperidad allí donde se establecen. Los archimillonarios internacionales no favorecen la iniciativa privada ni el cuentapropismo, los cuales engendran a su vez , una clase rica local que da trabajo y una clase media emprendedora y de buen pasar económico, sino que se inclinan a un estatismo totalizador que se muestra engañosamente capitalista siendo que en la realidad es socialismo …¡Y del más duro! Debemos entender cuanto antes el gran juego mundial de los supuestos dos extremos. Primero la derecha liberal le hace el juego a la izquierda marxista… pero ahora está se ha convertido en el tonto útil de la otra. Atrás hay otra realidad escabrosa.

   Como lo he dicho, los pueblos de hoy, cansados de que el poder político y económico se concentre en una sola mano internacional piden un cambio, piden por fin la derecha, pero la derecha clásica, la verdadera, no este remedo de derecha que se ha inventado el gran capital para colaborar, en el fondo con el comunismo. Por lo que se lee en las redes sociales, la gran mayoría desea volver a las fuentes del pensamiento derechista, las raíces a las que aludimos en el título de este artículo, a un mundo lógico y cuerdo en el cual quien trabaje prospere, quien tenga ideas propias pueda llevarlas a cabo, por sobre todas las cosas, donde la individualidad alcance su máximo desarrollo y dé de sí todo su potencial. El éxito de la aplicación un modelo económico en un país determinado se mide por la cantidad de clase media que éste posee y por el poder adquisitivo y la educación que ella detenta.
   Se debe apuntar pues, al desarrollo de la iniciativa privada REAL y no solo a la instalación de grandes monopolios extranjeros que frenan el desarrollo de tal iniciativa, sin la cual no existe derecha alguna, sino un remedo de tal. Por supuesto que las inversiones extranjeras no son un anatema; son necesarias en su justa medida. Sin embargo un país realmente libre debe tender a favorecer la aparición de riquezas nacionales y de pequeños propietarios deseosos de abrir sus negocios propios – o prosperar como profesionales -; de otro modo, se tendrá un estado que puede ser capitalista en los papeles, pero en realidad está basado en premisas socialistas.
   Un país que cuenta, por ejemplo, con demasiadas cadenas de restaurantes, supermercados o “drugstores” – como les llaman ahora a ciertos pequeños comercios que venden de todo – será parecido a aquellos en los que quienes languidecían tras la Cortina de Hierro sólo podían adquirir la mercadería deseada en los grandes almacenes del estado. No en vano he citado al rubro gastronómico…Las hamburgueserías como “Mac Donald`s” o las cafeterías al estilo “Starbucks” se parecen demasiado a los sitios de expendio de comida (llamarlos restaurantes sería elogiarlos demasiado) de la URSS o China Comunista. Al no existir en el comunismo, actividad privada, la gente iba a tales gigantescas fondas a hacer colas interminables, de pie, con bandejitas en sus manos para ser servidos en un frío y blanco mostrador por empleados de rostro vacío e impersonal , luego regresar con el pedido a una mesa de fórmica o madera pelada, sin mantel y deglutir allí alimentos en serie, sin gusto, en platos de cartón o plástico y beber de vasos ciertamente no de vidrio…Aunque el colmo de la aberración llega cuando nos avenimos a tomar el café así …Un detestable café agrio seguramente peor que el de cualquier cafetería regenteada por una familia particular que ama el oficio.
   En realidad, una de las únicas diferencias apreciables entre el modelo comunista de sociedad y el moderno que se llama a sí mismo “no comunista” – jamás se autotitula “anti comunista” y juzgo que la diferencia, aunque sutil, no es menor – es que en el segundo está sobre estimulado el consumo de bienes, como si adquirir objetos fuese la finalidad de la vida del hombre…y aunque el dinero para darse a tan insólito pasatiempos no siempre alcance.

Lo que se moldeo por siglos ha tenido una cristalización por la cual, en sólo unas décadas ha manifestado una vitalidad agonista (valga) al perfilar el paradigma de la cultura liberal-marxista a la que debe oponerse no tan sólo una contestación teorético-política, sino un TALANTE VITAL que irradie y distinga nítidamente sobre los grises.
   La conclusión obligada es que en nuestro mundo moderno vivimos sumergidos en un socialismo enmascarado donde el individuo es reducido al engranaje de una cadena, donde no son tenidas en cuenta sus aptitudes naturales, donde no es un hombre sino una “cosa” y donde si ya no es necesario en la cadena productiva universal, es arrojado a un lado como a un viejo envase de leche vacío al que nadie quiere. Allí donde el individuo no prospera ni es tenido en cuenta, no puede decirse que esté gobernándola derecha.
   Esto reclaman los pueblos del mundo y es esto lo que precisamente no obtienen. Una regreso a las raíces ideológicas de la derecha clásica. La gente quiere volver a comprar zapatos en la zapatería de su vecino “fulano de tal”, ir a las salas de cine de la familia de “zutano de cual” y obtener su comida diaria en almacenes, ferias, verdulerías y fruterías de barrio. Si desea regalarse con familia y amigos irá a un restaurante de dueño conocido, donde el camarero le traiga el menú, cambie unas palabras con él y hasta termine hablándole de fútbol y de política. Esa es una sociedad de individuos, no de robots masificados programados para trabajar para otros. Si un país se proclama no comunista pero tiene más empleados que cuentapropistas….pues hay que desconfiar de ese “no comunismo. Es infantil caracterizar como comunismo al sano anhelo de justicia, como es insultar la inteligencia el creer que el socialismo no es revolucionario.   Volviendo a lo antedicho, los pueblos que ya han probado el socialismo reclaman un retorno a las raíces libertarias que han sido siempre los motores de la vida de los hombres sobre la tierra. Piden que los dejen “ser” que Pedro se diferencie de Juan pudiendo desarrollar sus dotes propias, sus talentos y virtudes. Cualquier sistema que se lo impida no podrá definirse sí mismo como “de derecha”, así como tampoco puede calificarse de derechista un gobierno que apruebe leyes que menoscaban la dignidad del hombre o glorifican la muerte, como el aborto, la legalización de los alucinógenos, el matrimonio homosexual y, entre otros tantos tópicos, la adopción de niños por parte de parejas de un mismo sexo.
   Aquella agrupación cívica que le “vende” a su electorado que hará una política derechista al alcanzar el poder pero al darle éste la confianza de su voto y llevarlo al triunfo, vira, contemporiza con los monopolios y se rinde a las premisas anti valores propias del comunismo, se tornará tan comunista como aquel oponente al que se enfrentó en las urnas. Habrá estafado a su pueblo y lo habrá sumido en el desencanto y la desilusión.
   Esto es, a mi juicio, lo que está sucediendo actualmente. La derecha es inexistente en el mundo y cada vez más, o por miedo a no ser lo suficientemente “moderna” o por responder a intereses creados de la más diversa índole, traicionan a los hombres y mujeres de su patria adoptando puntos de vista sino absolutamente comunistas , sí al menos social demócratas. Una prueba práctica más de cómo va permeando la cultura involutiva izquierdista a los políticos light, que en su egoísmo radical no ven los rumbos dolorosos a los que están empujando a sus naciones.
   Es hora, pues de escuchar la voz de los verdaderos pueblos de la tierra. Es hora, señores de la derecha, de evitar que nuestro árbol caiga y deje de dar frutos. Es hora de volver a la ideología que nos sustentó hasta el momento presente y se demuestra imbatible porque responde a la misma naturaleza humana. Es hora de volver a las RAÍCES


No hay comentarios:

Publicar un comentario