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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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martes, 17 de mayo de 2016

CAMERONE EN EL CORAZÓN

LA LEGIÓN EXTRANJERA
EN MÉXICO


  En dos entregas, el 11 y el 18 de octubre de 2010 reseñé en El Diario de Hoy una síntesis de una de las batallas más famosas y heroicas de la Legión Extranjera Francesa. Presento ambas, con grabados e invitando a conocer las historias de estos grupos de élite, a los que continuaremos trayendo de la historia, así como las batallas y personajes más singulares.
   Así como Legio Patria Nostra indica que los legionarios tienen por patria a la Legión, en una superposición idealizada por la fidelidad. En nuestro blog, el lema Ubi Veritas Ibi Patria -donde está la verdad está la patria -denota la misma fidelidad en relación a la Verdad. Y claro que una gran verdad es el Heróismo.






Legio Patria Nostra
EL HEROÍSMO DE CAMARON
                                                                           Roberto López-Geissmann

   Ni me refiero al animal (ni a connotación política alguna), ni al país de Camerún, sino a más heroica acción que dejara la Legión Extranjera Francesa en tierras mexicanas. Considerando que santos, héroes y virtudes ejemplares –de todos los colores y agrupaciones –son una inspiración positiva para un presente que parece cada vez más gris y anestesiado, comienzo una divulgación esporádica de las mejores gestas bélicas. En estas entregas será obligado el sintetizar en exceso, en aras a narrar el punto particular
La Legión Extranjera Francesa fue creada en 1831 y durante mucho tiempo fue reprobada, tanto por la opinión pública como por el mismo Ejército, dada la composición de hombres extranjeros (únicamente los oficiales eran franceses) que eran tildados de mercenarios, descastados y hasta de criminales (en esto Hollywood ha exagerado bárbaramente, pues no se permitían reos escapados), dejándoseles tareas sucias o inferiores; de hecho ha habido toda clase de hombres y razones para los mismos de buscar este servicio; el espacio nos impide su mención, lo mismo que las principales contiendas –antes y después de la que nos ocupa –en que se lució esta agrupación.
La situación en México en 1861 hizo que el Presidente Benito Juárez decretara una moratoria, a causa de la cual Inglaterra, España y Francia mandaron ejércitos para presionar su pago; habiéndose arreglado con las primeras dos potencias, sólo quedó Francia, quien realmente buscaba un pretexto para extender su poder, deteniendo el de Estados Unidos, que se encontraba en su guerra civil; quería así apoderarse de México y no retiró sus tropas.
Contexto del conflicto. El 25 de abril de 1862, el Gral. Ferdinand de Lorencez (Cmte. de las fuerzas francesas en M.) dirigió al Mro. De la Guerra en París una carta majadera, petulante y que luego se convirtió en vergüenza, por la que con afirmaciones de racismo barato y  bravuconería soldadesca menospreciaba a los mexicanos, afirmando que con 6.000 hombres se conquistaría a México. El cinco de mayo, en el ataque a Puebla, perdidos dos coroneles, 500 hombres, habiendo huido de la muy capaz caballería mexicana, tuvo que llegar dicho personaje pidiendo que se le proporcionaran 20.000 hombres más. Se le proporcionaron, a la par que una enorme cantidad de armas y pertrechos. Entre los hombres vendrían 3 regimientos de la Legión, a los que, como de costumbre se destinó a labores de retaguardia (menospreciándolos) y de custodia armada de las caravanas.
Previo al combate. El 15 de abril de 1863 salió un convoy de Veracruz hacia Puebla, cargado de municiones, cañones y oro; la eficiente inteligencia mexicana lo detectó y el Gobernador (también militar) de Veracruz destino tres batallones de Guardias Nacionales (de Veracruz, Xalapa y Córdoba) que sumaban 1300 efectivos, más una caballería de 800 hombres para interceptar al convoy, en el que iban 62 efectivos de la compañía 3 (diezmada por fiebres), que comandaba un capitán francés, Danjou, un teniente y un subte. (dos belgas camuflados). El contingente estaba formado por polacos, españoles, alemanes e italianos, con 60 balas c/u. A las 6 hs. la disminuida compañía, separada en dos secciones por 200 metros llegó al casco de la medio derruida Hacienda de la Santísima Trinidad, en la aldea del Camarón. Aquí empieza la acción, en la próxima entrega.









“Les abandonó la vida antes que el coraje”
CAMERONE EN EL CORAZÓN
   Estamos narrando, en una nueva serie de hazañas heroicas sin tiempo ni fronteras, la extraordinaria acción de los legionarios franceses en Camarón o Camerone (en francés), en el México de hace 150 años; es el 30 de abril de 1863. Detalles en el art. anterior y pasemos sin más a la batalla. Decíamos que 62 legionarios de cinco nacionalidades custodiaban, cual nuevos Templarios, un valioso convoy de armas, balas y oro (de Veracruz hacia Puebla) y que más de dos mil hombres, incluyendo caballería, del ejército de Juárez salieron para apropiarse del mismo. La acción comenzó a las seis de la mañana y duró casi exactamente 12 calurosísimas horas.
Ataque de Caballería. Apenas si desayunaban cuando se vieron envueltos por 800 hombres de caballería, que los hostigaron en su repliegue hacia el casco de la Hacienda abandonada; la abundante arboleda sirvió en algo a los franceses quienes tuvieron 16 prisioneros en esa primera escaramuza. El enemigo desmonta y los rodea. Quedan 46 en un perímetro cuadrado de 50 mts., entre muros de adobe, con la desventaja que los mexicanos toman alturas alrededor de ellos; tres horas después, al ser rechazada una honorable rendición, de boca de un oficial mexicano de origen francés, se disponen atacar a fondo para derribarlos de un golpe.










Oleada tras oleada sin cuento se necesitaron para lograr su cometido. A las once de la mañana muere su valiente y experimentado capitán, Danjou. Aproximadamente a las doce del día, el Tte. Villain y los legionarios se alegraron al detectar una fuerte cantidad de hombres, siendo frustrante que se tratara de los más de 1200 guardias nacionales mexicanos, que abundaron en el ataque. Calor, cansancio, falta de agua y de balas. Se incendian los alrededores para acelerar la deshidratación, se lanzan valientes combates a bayoneta calada y cuando, a las dos de la tarde cae el Tte. Villain, el Cnel. Milán propone otra capitulación honorable, pero el último teniente, Maudet, se niega. A las cinco de la tarde, herido este, quedan sólo dos cabos y diez legionarios.
Se acerca el clímax al ordenar Maudet que se cargue contra los mexicanos para morir en gloria; de inmediato recibe otro balazo y queda fuera de combate con otros dos que mueren. En poco tiempo los cabos Maine y Berg y un polaco son los únicos que pueden pelear, se reagrupan hombro a hombro contra una pared y, sin balas ya, aferran su fusil para morir peleando. El Cnel. mexicano Cambas, de origen francés, los invita en perfecto idioma a rendirse y Maine le contesta: “Nos rendimos, pero si nos permiten permanecer con nuestras armas y atender a nuestros heridos”, a lo que contesta conmovido Cambas, saludándolos con el sable, que a hombres así no se les puede negar nada. La batalla terminó, pero el convoy pudo escaparse al principio y no lo tomó el enemigo.
Nobleza mexicana se demostró reiteradamente, no sólo en lo narrado, sino en sincera atención con que se atendió a los sobrevivientes, que fueron 32 (posteriormente canjeados); los dos cabos se ascendieron a oficiales y Maudet murió días después. La mano de madera del Capitán Danjou es una reliquia para la Legión. El Ejército mexicano saludó –mientras duró la ocupación francesa -cada vez que pasaba frente al Camerone. Posteriormente se autorizó un monumento al que cada año honran civiles y oficiales de ambos ejércitos. Noblesse oblige.




TRADUCIENDO LA PLACA CONMEMORATIVA

A LA MEMORIA DE LOS OFICIALES Y LEGIONARIOS
QUE, BAJO LAS ÓRDENES DEL CAPITÁN DANJOU
LUCHARON
UNO CONTRA CUARENTA
DURANTE DIEZ HORAS EL 30 DE ABRIL 1863 EN
CAMERONE
LA VIDA ANTES QUE EL CORAJE ABANDONÓ 
A ESTOS SOLDADOS FRANCESES



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