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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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jueves, 28 de noviembre de 2019

LA VOLUNTAD POPULAR Y EL PODER - de un art. de Vanesa Montacuto


   Arcisterio tiene el honor de presentar en esta ocasión el excelente análisis de la intelectual argentina Vanesa Montacuto. En pocas ocasiones me he encontrado con una identidad tan grande en cuanto a ideas, casi total, como con este brillante artículo de esta amiga estimada.
   Subrayo la parte en que describe cómo la falsa derecha o derechita light, después de ganar una elección comienza a “chaquetear”, alejarse de la población que la apoyó, servirse a sí misma sin servir a la nación que confió en ella, corromperse y finalmente atraerse el odio de una población perpleja que ya no tiene ni sabe a quién seguir –plegándose a la primera opción “nueva” que se le presente.
   Igual es remarcable la mención de los novedosos e inteligentes disfraces del antiguo comunismo, que ha mutado de lo tosco a lo refinado en el engaño. Es tan universal su accionar que desde el lejano sur continental hasta nuestras tierras se ven fenómenos como el uso de la delincuencia (pandillas o maras) para realizar los trabajos más sucios de la mafia izquierdista y sus aliados del exterior.
   Delicada y profundamente cierta es la afirmación de que en estos momentos históricos “el arma de los hombres libres” (el voto) no es ya un instrumento inmediato para salir del atolladero, en la medida de que el ataque socialista liberal y ultra capitalista han arrebatado la Libertad, tan apreciada, por la que los hombres, como dice Vanesa, son menos libres aunque parezcan serlo más. Una temática filosófica política absolutamente práctica.

¿ESTÁ EN PELIGRO LA VOLUNTAD POPULAR?
Por Vanesa Montacuto
Nunca se ha hablado más de democracia que en los últimos veinte años; nunca se ha condenado tan duramente de palabra a las expresiones dictatoriales tampoco. Ateniéndonos a lo que escuchamos aseverar a los periodistas especializados en asuntos políticos, sociales y culturales o leemos en los diarios y demás publicaciones de tirada masiva, jamás ha sido la humanidad más libre que en el presente…Y sin embargo día a día, desde el punto de vista práctico constatamos lo contrario.
Ruego no pongan el grito en el cielo cuando deje suelta mi opinión: no somos libres. No somos en absoluto libres. En casi todos los países rige en la actualidad el sistema republicano clásico de gobierno en el cual, diferencias metodológicas más o menos, hay elecciones abiertas y en ellas contienden una serie de candidatos aparentemente variopintos por los cuales el electorado debe optar. Cada tanto se renuevan diputados; cada tanto senadores en los estados donde el régimen es bicameral. Los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial son nominalmente independientes; cada quien puede practicar el culto religioso que más le plazca, vivir donde lo desee y enviar a sus hijos al centro educativo de su preferencia. El ejército vela por las fronteras y la policía se dedica a controlar la delincuencia al interior. Todo idílico en los papeles ¿Pero es esto realmente así en la realidad? Nadie se sorprenderá cundo responda que no.

El Mayor D`aubuisson planteó hace ya muchos años que “el arma de los hombres libres es el voto” y concuerdo con dicha aseveración. Sin embargo quienes citan esta frase con deleite, la mayoría de las veces para negarse a cualquier acción en el sentido de deponer a autoridades que han sobrepasado sus competencias llegando a lo dictatorial, olvidan que D´aubuisson no en vano utilizó la palabra “libres” en su mítica frase. Los pueblos “libres” son aquellos que pueden gozar de todo lo detallado en el párrafo anterior, no aquellos sometidos de hecho a una dictadura. De las dictaduras solo puede librarse quien caiga en ellas por medios de fuerza. Suena doloroso, pero la experiencia así lo demuestra.
El comunismo debió caer en Rusia antes de celebrarse elecciones libres y lo mismo va para Albania, Rumania, Alemania Oriental y todos los países comunistas que mordieron el polvo entre fines de los 80 y principios de los 90 del siglo anterior. De otro modo, el proceso electoral no habría podido llevarse a cabo. Los pueblos atados al comunismo no eran “libres”, eran esclavos y debieron luchar mucho antes para abandonar su primera condición y conseguir la segunda. Incluso hoy, más de veinte años después de iniciada esa contienda por sus libertades, esos pueblos continúan arrastrando vicios propios de la esclavitud marxista, lo que les impide a veces comportarse como hombres con derechos individuales. Historiadores y Politólogos, visitantes circunstanciales de los llamados “países tras la cortina de hierro” –o de bambú, lo mismo da –han referido su sorpresa al encontrar aún a personas temerosas de todo cuanto dicen, desconfiadas, no siempre confiables y sin rasgos individuales propios. El comunismo los acható hasta casi quitarles su condición humana, destruyendo sus inteligencias y embotando sus sentimientos
“..Pero en fin – se dirá – Nosotros no vivimos en una sociedad comunista; nosotros vamos a elecciones regularmente, tenemos varios partidos políticos y si queremos y no nos gusta como han gobernado, no los volvemos a votar y ya..Incluso los venezolanos, si quisieran podrían votar por otra opción y deshacerse de Maduro. No lo hacen porque son tontos…” Sin embargo no es tan sencilla la cosa. El Mayor d`Aubuisson, con la clarividencia que lo caracterizaba, ya había marcado antes de morir , que el comunismo lejos de desaparecer lo que hizo fue cambiar de forma, camuflarse para dominar más y mejor. Y a eso debemos apuntar nosotros para nuestros análisis sociopolíticos actuales. El comunismo hoy no llega por medio de la violencia; constituye partidos políticos perfectamente legales que sus fundadores aseguran “no son comunistas” sino tan solo “socialistas” o de “centro izquierda” – si bien nosotros sabemos que tal cosa equivale a cualquier tipo de comunismo formal, aunque difiere, al menos en un principio en cuanto a su metodología, del comunismo clásico- y compiten, también legalmente en elecciones libres.
Generalmente ganan, pues quienes se le “oponen”, por la regla, de un centro derecha muy lavado a quien los periodistas arteros prestándose a un juego infame, afirmen que pertenecen a la “ultraderecha” o al “consevadurismo”, suelen haber utilizado el poder para favorecer a sus amigos y familiares, a empresas que no vinieron a invertir sino a hacerse ricas a expensas del país en cuestión y no supieron incorporar a los más desposeídos a la prosperidad por ellos pregonada.
CIRCULO PERVERSO: CONSUMO-DEUDA-COBRO CON INTERESES-FINANZA GANANDO

La supuesta derecha –que insisto, no es tal –no aparece como atractiva a los ojos del pueblo quien cansado de la corruptela y los negocios poco claros que rodean a los gobernantes de ese origen, se inclina a la izquierda. Ella se les pinta como humilde, sencilla, cercana al pueblo trabajador y sufrido, prometiendo aumentar los salarios, mejorar la salud y la educación, generar empleo bien remunerado, acrecentar los haberes de los jubilados y pensionados, acabar con la especulación financiera y controlar los precios de la canasta básica familiar para que no se vuelvan inalcanzables. A su vez, dicen rechazar a los “ricos opresores” que solo se cuidan por el dinero y despreciar una vida solo orientada a llenarse los bolsillos. Sus lenguas parecen de miel cuando se refieren a la “hermandad de los pueblos”, a “la paz” y a la “igualdad de todos los hombres y mujeres”. El discurso es atractivo y seduce…Resultan votados. Y ahí comienza la odisea.
Al llegar al poder, estos rojos disfrazados van mostrando poco a poco las uñas. Tan de a poco que ganan dos o tres elecciones presidenciales sin problemas. No cumplen sus promesas electorales pero en cambio crean planes sociales de ayuda que permiten a los pobres sobrellevar la situación. Aparecen los primeros casos de corrupción que suelen ser desestimados porque los que viven de los planes sociales temen perderlos si accede al poder otro partido. La situación económica se agrava sin embargo cada vez más y ni aún dichos planes alcanzan a palearla. La inflación se desbarranca, los sueldos se estancan, las jubilaciones y pensiones son robadas a quienes deberían percibirlas porque el Estado, sin liquidez apenas , la usa para sus propios fines, los hospitales se quedan sin insumos y no pueden prestar servicios básicos , las empresas de transporte, por lo general subsidiadas son un desastre y cobran el pasaje cada vez más caro, las escuelas carecen de instalaciones apropiadas y material de enseñanza Standard, la energía falta , el agua se va, los alimentos escasean y como lo hemos dicho antes, son caros y la producción nacional se resiente…
Sin embargo no es esto lo más alarmante, sino la falta de libertad que va asfixiando a los descontentos con la situación. Nadie tiene derecho a hablar, los medios de comunicación resultan controlados por el oficialismo, la dialéctica marxista invade las publicaciones de todo tipo, incluso los manuales de uso escolar y como quien no quiere van dictándose leyes aberrantes en la Asamblea o Congreso, apoyadas incluso por un sector de la oposición. Así, el trabajador más humilde, aquel que no llega a fin de mes de mes, constata que ya no puede comprar los alimentos necesarios para que sus hijos no mueran de hambre pero en cambio cuenta con matrimonio homosexual, aborto, adopción de niños por travestis, teoría de género, liberación del consumo de estupefacientes y cuanto de extravagante se le ocurra… a la carta e ipso facto.
También notará algo desalentador en extremo: el comunismo encaramado al poder utiliza a la delincuencia común para eliminar y atacar a los hombres honestos y trabajadores como él. Aunque se los encuentre con las manos en la masa, el pandillero no será sin embargo, castigado con la cárcel. Para esta fase del programa neo-comunista, sus partidarios ya exhiben en los actos y mítines públicos banderas con la hoz y el martillo, retratos de Marx, Lenín, Mao, el Ché Guevara , Farabundo Martí y toda la simbología al uso que se pueda imaginar. Ahora el pueblo está hastiado y quiere cambiar. Asustado, en las primeras elecciones que se le presentan, vota a otro partido... pero ya es tarde. El arma que tan útil es para un hombre libre, no le sirve a quien es esclavo. Las elecciones son amañadas por los comunistas enteramente pues ya se han hecho con el manejo de todos los resortes del poder y merced al fraude, vuelven a ganar.
Si la brecha es demasiado grande, como sucedió en las pasadas legislativas de Venezuela, simplemente se desconoce el resultado y se ataca a la oposición hasta amenazarla con el ostracismo y la cárcel. Ya hemos visto con qué displicencia Nicolás Maduro vetó la ley de Amnistía general y del modo bestial con el que humilló a Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López cuando a poco de triunfar el MUD en las citadas elecciones ella se presentó feliz en la cárcel a ver a su marido, a quien suponía libre en el lapso de pocos días y la hizo desnudar delante de sus hijos por medio de uno de sus esbirros. La mujer salió del presidio reducida a las lágrimas y aunque desde ese día visitó a cientos de ONG y organismos de derechos humanos, se le concedió la atención que se le puede dar a un insecto molesto. Se burlaron de ella ante los ojos del mundo entero quienes antes se rasgaban las vestiduras invocando el “drama” de las madres de Plaza de Mayo…Eso demuestra que como siempre, los comunistas cuentan con un fuerte respaldo internacional y que la derecha real, al denunciarlo en su momento no mentía. .
En semejante estado de cosas es ilusorio pensar que con el voto, nuestros pueblos se liberarán de las tiranías que los agobian. Quienes defienden a estos regímenes insisten en que por el voto deben irse, pues con el voto ascendieron, sin ponerse tal vez a pensar que Hitler también se valió del voto para los mismos fines. Tampoco comprenden, o hacer como que no comprenden, que el hecho de ser gobiernos democráticos justamente es un agravante a la hora de constatar que no han cumplido con su cometido de tales. Se instalaron en el poder por medio del voto y ahora, valiéndose de una farsa electoral amañada, permanecen en él invocando legitimidad. Eso es más peligroso que tolerar a gobiernos de facto quienes, nos duela o no, la mayoría de las veces dieron sus golpes de Estado para defender a los pueblos de estas tiranías en ciernes. En los hechos, tales gobiernos eran más “democráticos” que el de Nicolás Maduro y sus seguidores bolivarianos.
En nombre de la preservación de las meras formas republicanas los dictadores comunistas y sus cómplices socialdemócratas están atacando a la voluntad popular en su esencia. Si ella muere, todos estaremos perdidos y a merced de una tiranía como jamás se vio en la historia pues se habrá vestido de legitimidad y será prácticamente invulnerable si no nos levantamos contra ella y la desenmascaramos.
EL PAN Y CIRCO CAMBIADO POR INTERNET

Ha llegado la hora de los pueblos. De los verdaderos pueblos, de aquellos que nos hemos cansado de la impostura izquierdista; de los que queremos ser libres. Libres de verdad. Libres en los hechos. Libres a la hora de decidir qué le conviene a nuestra patria. La emancipación no ha llegado aún. Debemos ir a por ella.


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