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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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jueves, 28 de diciembre de 2017

CAMPAÑAS POLÍTICAS


En triste constatación de que las cosas no cambian mayor cosa, presento esta situación macóndica (del eterno estar de Macondo). Un art. publicado en el periódico digital del economista y amigo chileno Claudio de Rosas, el cinco de noviembre de 2011, comentando nuestra situación electorera. Agregué grabados.


REFLEXIONES SOBRE CAMPAÑAS Y LIBERTAD

                                                                      Por Roberto López-Geissmann.

 
 
     El adelanto de la campaña política –deplorable por demás para muchos –atraerá forzosamente “otras campañas”, de comprensible lógica, que serán arrastradas por la importancia real del gran pugilato político que se nos viene. Debe quedar claro que muchas de ellas serán legítimas, pues no importa si tienen sesgo y sus resultados terminan en apoyo o detracción de uno u otro lado, lo importante es que no se constituyan en rémoras vergonzantes a remolque de un partido, del que entonces sería más lícita una actuación sin máscara y directamente ligada al apoyo incondicional.

     Es una labor romana tratar con mesura, buscar el equilibrio e intentar la difusión de algunos conocimientos, porque la inveterada falta de reflexión, el hartazgo de propaganda y pasiones, unida a la moda de la utilización de argumentos zafios, ordinarios, baratos y de la mayor superficialidad, hacen a un lado cualquier intento de que se piense, se distinga y se aclare la mente. Esto sucede con la mayor facilidad cuando muchas personas, nada tontas, observan que bajo el ropaje de La Libertad se escudan grupos interesados únicamente en la realización o crecimiento… de sí mismas y de los suyos, importándoles un bledo el resto, sean “mayorías o minorías”. Que esto es cierto, que ocurre, que es una realidad, es innegable; negarlo es ya signo de malicia o estupidez.

 

     Pero –ojo, lector, con lo que sigue – son igualmente verdaderas las siguientes proposiciones: 1) Aprovechados, farsantes, hipócritas… hay en toda la viña del Señor, como también existe gente correcta y decente, por lo que no se puede tomar el rábano por sus hojas y juzgar a todos por algunos, siendo lo prudente apoyar a los honestos y, más aún, acercarse y participar en cualquier campaña o tras cualquier idea en la que pensemos que es valiosa. 2) Más importante aún es NO DESECHAR una idea o principio estupendo porque coyunturalmente se encontrare enarbolado por algunos que juzguemos que no sean los mejores representantes del mismo; así, en el ejemplo, la valiosa Libertad no dejará de brillar en su excelso contenido porque una mano (o boca) sucia exponga sus colores, así como un diamante en fango siempre seguirá siéndolo; recordemos que el diablo puede citar las Escrituras, sin restarles verdad.

 
       Con lo anterior hemos querido significar que tenemos la responsabilidad de ir más allá de la frase hecha y la opinión masificada, de superar cualquier tipo de sentimentalismo y luchar contra nuestras propias debilidades, para lograr una evaluación serena y valiente, que sin duda estará más cerca de la verdad que otra cargada de opiniones ajenas y resentimiento. Sólo un esfuerzo de esta índole podrá llevarnos a la toma de decisiones que vayan más lejos de nuestras narices y que obremos en función del Bien Común y del mejor interés de nuestros hijos. Que ninguna opción está a la altura de nuestras necesidades… puede ser cierto, pero recordemos, como dijo Da Vinci: Si el artista quiere una belleza digna de su mérito es dueño de crearla. Para mientras, nuestro deber consiste en escoger cuál opción nos permite seguir en “la lucha por el Derecho”, la Justicia y la Paz Integral, y con qué otra se nos podría privar de la mera posibilidad de intentarlo, arrebatándonos hasta la esperanza. De esta decisión dependerán muchas vidas y muertes.

 

       Por desgracia –esto es un decir, pues no podemos renegar de la creación –, la Naturaleza es implacable y sus leyes deben cumplirse; así como si te lanzas de un precipicio, te despeñas y si pones tus manos al fuego, te quemas… de igual forma las relaciones del hombre en sociedad tienen su forma intrincada aparentemente de sucederse y, de no seguirse sus leyes es harto difícil llegar a donde se quiere. ¿De qué va todo esto? Veamos…

 
 
       Los pueblos claman por sus necesidades básicas y vuelven sus ojos hacia la Economía. Esta les da una respuesta que a menudo no se acepta porque se les antoja que tarda mucho, sobre todo cuando los agentes económicos tienen el poder para pervertirla en provecho de sí, distorsionando la solución que aliviaría a la población. Qué pues, se necesita, además, ya que debiera quedar claro que la sola solución económica no basta (de hecho ningún economista capaz lo ha pretendido). Es aquí en que surgen las cuestiones socio estructurales, propiamente políticas y aún metapolíticas, llegándose hasta cuestionamientos de tipo ético, solidario y hasta espiritual… haciéndonos pensar si no debiéramos haber comenzado, paralelamente, con estos planteamientos desde el principio. Nos proponemos continuar con estas reflexiones en la siguiente entrega.

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