¿ES VIABLE ACTUALMENTE UNA
MONARQUÍA?
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MONARQUÍA, ¿UNA CARTA A JUGAR AÚN? |
En más de treinta
años colaborando como articulista con el periódico conservador El Diario de Hoy no tuve ninguna censura
para mis escritos, excepto en tres ocasiones; una de las cuales es el
art. que aparece más abajo, presentado en 2003 (y que nunca fue publicado) en
el que no pretendía una apología específica a esa forma de organización estatal
y menos una sugerencia concreta, únicamente una reflexión politológica sobre
una forma de gobierno que, al decir de Aristóteles, es de las más viables.
Contrario a la opinión
generalizada del lector falto de conocimiento y que no se atreve ni siquiera a
realizar un análisis somero, me atrevo a afirmar que tal opción no es una
locura o algo perimido –pasado del todo de su oportunidad –sino más bien una
construcción interesante aunque compleja, pero no por ello más factible de
realizar, al menos de mayor valor y menos complicada en su correcta aplicación
que el sistema que la mayoría de países tiene en desastroso funcionamiento hoy
por hoy; los esfuerzos para arreglar un vehículo tan averiado fueran acaso más
dignos de dispensar esa energía buscando otras formas de organización política;
la República misma, por ejemplo, es valiosa, pero asimismo una Monarquía puesta
al día podría ser digna de tomarse en cuenta seriamente.
La Columna Nacional
NECESITAMOS A
UN REY PARA
QUE NOS
GOBIERNE A TODOS.
Por Roberto
López-Geissmann.
Aunque el tema bien pudiera tratarse
con toda la seriedad que merece –y adelanto que la teorización de la monarquía
es mucho más viable y defendible que otras doctrinitas de mucho arraigo
populachero y que no tienen defensa posible –en este caso ruego al lector la
indulgencia de que repasemos un poco por encima esta institución, siendo que
persigo por ahora que aprehendamos la médula que implican las situaciones
internas.
¿Por qué un
Rey, qué significa políticamente?
Ø Significa que manda, que
dirige con supremo señorío y no obedece sino a la ley. No debe identificarse
con tiranías o dictaduras. Como no es de la esencia de las democracias la
imbecilidad, buenos y malos, altos y bajos, los hay en todos lados.
Ø Por tanto puede hacer (de
poder, claro) con mayor facilidad y menos oposición. Lo que no
necesariamente es una ventaja, sino sólo cuando el eficaz busque también el
Bien Común. Pero es bastante más difícil el que se armen “argollas”.
Ø Brinda mucha más estabilidad,
que es de por sí un capital. Y, ya que el respeto al Estado de Derecho no
significa inmovilidad y falta de cambio, sino sólo cuidar que los derechos
ciudadanos no se avasallen, ese orden realizará esos cambios.
Ø Promueve la nobleza, la
aristocracia del mérito como una forma de vida con implicación en la vida
pública, o sea que opera políticamente uniendo las virtudes del espíritu como
forja y ejemplo, por sobre los bienes materiales y su mero goce.
¿No es
acaso demasiado idealista esta idea?
No más que el suponer que el medio
millón de votantes salvadoreños están bien informados, nada confundidos, obran
en cada momento pensando en los intereses de los más necesitados, son
pacientes, inteligentes, solidarios y van a votar muy reflexivamente. Ni más ni
menos.
¿Qué es más fácil que algunos pocos
logren las luces, se sobrepongan a los odios, adquieran experiencia, conozcan
de buen gobierno y sean capaces de dirigir para todos... o que grandes masas
lleguen a esos difíciles estados de madurez, ética y capacidad? Nos dan atol
con el dedo desde hace cientos de años vendiéndonos un sistema que se presenta
como aquel en el que las mayorías más grandes de la historia tienen el poder y
resulta ser que es el de las desigualdades e injusticias más grandes concebidas
en la historia.
Y por favor no me insulte con la
mentecata argumentación de que le estoy haciendo el juego a los marxistas. Lo
que estoy diciendo es simplemente una verdad tan clara como la del cuento del
emperador que se paseaba desnudo porque nadie se atrevía a decírselo en la
cara. Digo que toda política de algarada, de alharaca y de charanga es una
máscara, un engaño y una farsa que escamotea la voluntad popular y se burla de
las esperanzas. No veo por qué tengan que picarse las derechas si los de la
izquierda son superiores en esto. Debieran picarse si yo afirmara que son ellos
sus maestros. Pero no lo digo...
Estrategias
que podrían plantearse en un Estado con Rey.
Ø
Que la Asamblea no fuera un mercado de intereses, ni siquiera
una oficina de burócratas hace-leyes, sino una reunión de pro-hombres,
provenientes de diferentes estratos de la sociedad, que discutieran, estudiaran
y propusieran todo tipo de nobles políticas para el desarrollo integral y justo
de nuestra sociedad.
Ø
Los Partidos Políticos podrían convertirse en verdaderas
instituciones de pensamiento filosófico, de acción política y de cultura viva,
que influyeran en la sociedad, propusieran, denunciaran y prestaran hombres.
Diferente a los actuales.
Ø
Si una persona, jurídica o natural, una institución o un
Partido proponen una buena idea podría llevarla a cabo (junto con su equipo si
lo tuviera) para el bien de la ciudadanía. Así por ejemplo no importa que venga
del partido tal o cuál una nueva ley sobre la renta, una idea para administrar
el zoológico, una reforma para el estamento militar, un cambio constitucional o
un nuevo himno. Así todos se podrían sentir parte de lo que en realidad son y
no enemigos excluidos y vejados.
Ø
Al existir la nobleza como institución que premia lo
relevante obligaría a que las fidelidades estén con la nación y la
institucionalidad monárquica, dejando los grupos como secundarios, ya que por
importantes y respetables, siempre el Rey está sobre todos. Sin competir en su
sencillez, en su abnegación y en su entrega.
Ahora que el mejor Rey de todos, es
el que está en nuestro corazón y que murió por nosotros hace 2003 años. Y puede
reinar, si le damos lo que ahora tiene el César.-
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