El 1° de junio de 2011, en “El Diario de Hoy”
publiqué el art. que abajo aparece. Insisto en advertir que no trato acá del “idealismo”
como concepción o sistema filosófico, y menos aún sobre el término “idealista”
aplicado a un valiente y esforzado creyente que lucha por una causa. Lean..
Amenazas
intelecto-espirituales de nuestro tiempo
EL IDEALISTA COMO
IGNORANTE PELIGROSO
Roberto López-Geissmann
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QUIJOTE ES RESPETABLE EN SU CORAZÓN, PERO PATÉTICO EN SU PERCEPCIÓN |
No hablamos
del que sigue una idea con lealtad y valentía, que es digno de emulación; así el santo, el genio, el héroe,
que no siempre son personajes próceres sino humildes y desconocidos hijos de
vecino, valiosos como el que más. Sino de aquel despistado –ya sea ignorante de
solemnidad o intelectual estragado de lecturas, como Alonso Quijano (El
Quijote) –que se toma una teoría cualquiera como verdad revelada, como
incontestable aserto científico, como una absoluta realidad del mundo. Aunque el
adscribirse a una visión general es más propio de estudiosos, el tomar partes
específicas de las mismas es la cosa más común, siendo que se agrava aún mas el
desquicie cuando se toma un solo aspecto de esa teoría y se despotrica sobre la
misma.
Ejemplos de
lo dicho son las Teorías de la Evolución (que hasta el momento no se han comprobado
científicamente), del Materialismo Dialéctico e Histórico (que no es más serio
que la adivinación por los astros), del Calentamiento Global (dizque provocado
por el hombre), del Pacifismo Total (que establece que al estar “los de buena
voluntad” sin armas ni voluntad de lucha, los “malos” automáticamente dejarán
de serlo y se acabará la violencia –cuando lo que sí se acabará es la
resistencia al mal), del Mundialismo (como aceptación pasiva de una única línea
de orden mundial indiscutido, casi homologado a una fuerza de la naturaleza), de
la absurda teoría de género, con su lenguaje manicomiero, y así decenas de teorizaciones –completas o parciales –que
asumen un conocimiento sin razón y sólo preñado de emociones, opiniones y un
sentido de ir “en el viento de la historia”.
De esto no se
salvan ni ideologías ni religiones, “vehiculando” fanatismos bajo mantos de fe,
idealismo y amor a la humanidad (“por la paz del mundo”). Hay que decir que
esta obnubilación del conocimiento (como el humo que el maligno lanza primero a
quienes quiere perder, en este caso al mundo) trae aparejada un efecto
secundario de grandes consecuencias: promover
la separación, dificultar la unidad y finalmente, dissolver.
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MÁS QUE ESCÉPTICO CUIDADOSO. AQUI EL REAL HÉROE |
Perdida la
Realidad se endiosa a la Libertad (alejándola de su sentido real), y con el
mismo gesto se barre el respeto al principio de autoridad, del sentido de
sacrificio y dura búsqueda de la verdad, aparejando en una inexistente y
absurda igualdad a una masa desarticulada y cada vez menos solidaria (aunque se
le diga lo contrario), y así, con el falso sentido de respeto a una dignidad
hinchada y desproporcionada, con la idea de estar cargados de derechos, de que
todo es (o debería de ser) fácil y rápido, de que la distancia entre un sabio y
un ignorante cada vez es menor -y tal
vez sea cierto desde el punto de vista que aquel escasea y el término mismo del
segundo casi desaparece-, y con algunas ideas enarboladas como un estampado
barato en una camiseta de mercado, con todo ello se fabrica en assembly line al idealista de corto
alcance, partidario, cerrado, obtuso, pero dispuesto a luchar por lo que cree
sin análisis, estudio ni reflexión. Si esta situación no es peligrosa, no sé
qué pueda serlo. Más aún porque el criterio de voluntad masiva ha sustituido al
del Bien Común y a toda ética.
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