A poco más de un año de la muerte de la valiente escritora Martina
Mussolini, bisnieta de Benito, publicamos acá está emocionante carta de una
venezolana de corazón, dirigida a Nicolás Maduro. Además del anecdótico
documento queremos destacar un hecho tan cierto como poco conocido: existe toda
una dimensión de doctrinas y teorías políticas que además de ser desconocidas,
lo que se conoce de ellas es tan escaso y FALSEADO que a poco que se publiciten
algunos elementos de las mismas serán objeto de gran extrañeza, negación e
incluso cólera de parte del gran público. Otro punto es subrayar que no son un
todo orgánico y que se contraponen a menudo y más aún en los juicios de
personajes y estudiosos; como todo en esta tierra poseen aberraciones y grandes
aciertos. En todo caso esta sentida y directa epístola es bastante interesante.
Bisnieta de Mussolini envía carta a Maduro:
La bisnieta de Benito Mussolini, Martina Mussolini envió una carta abierta al presidente Nicolás
Maduro donde asegura que éste no sabe qué es realmente el fascismo y lo acusa
de ser un “oportunista”.
Usted no sabe qué es realmente el fascismo
A continuación la carta completa:
Mi nombre es Martina Mussolini y mi abuelo Vittorio era el hijo de Benito
Mussolini, fundador del fascismo, término que últimamente usted nombra
constantemente. He entendido perfectamente, por su manera de comportarse, que
no sabe muy bien qué es realmente el fascismo, pero tampoco sabe qué es el
comunismo; su oratoria populista sin raíz política, solo oportunista y
deseosa de poder, ha llevado a Venezuela en el
caos total.
Le escribo desde Italia, donde resido desde hace más de
veinte años, pero sobre todo le escribo
como venezolana por adopción ya que aunque yo no haya
nacido en Venezuela sino en Forlì (norte de Italia), he tenido
la suerte de transcurrir mi adolescencia en ese maravilloso país y en este
momento tan difícil mi corazón y mis sentimientos son hacia mis hermanos
venezolanos. He tenido que dejar el País porqué allí no había futuro y siento
mucho tener que repetirle a mis hijos que no los
voy a llevar a conocer los lugares de mi
juventud ya que es una Nación demasiado peligrosa, donde ya no hay respeto por
la vida y los que deberían garantizar la justicia muy a menudo son los primeros
que la traicionan.
El estadista que ha sido mi bisabuelo, Benito Mussolini, ha luchado, amado
y sufrido por su pueblo y en el momento de su muerte, cuando fue colgado por
los pies en Piazzale Loreto, ¡no salió ni una moneda de sus bolsillos! Usted indica como fascistas,
impropiamente, a los estudiantes y ciudadanos que
manifiestan pacíficamente por una Venezuela libre,
segura y con un futuro.
Señor Presidente, aunque usted aplique una política de represión
dictatorial que cada vez más le vuelve coautor de crímenes, ¿qué es el
fascismo? Quitando la única trágica mancha de las leyes raciales,
el fascismo realizó una Italia en cada
rincón, creó una identidad nacional, dio escuelas y cultura, construyó
fábricas y ciudades, aún con los pocos recursos naturales de Italia, unió a un pueblo. Cruzó el Mediterráneo llevando
nuestra civilización y nuestra cultura en Libia, Eritrea y Somalia, construyó también en esos países, carreteras y escuelas, contrariamente
a las políticas coloniales de los otros países que se limitaron esencialmente a
explotar. Se entendió que una guerra habría sido
dañina y cuando se les pidió ayuda a las naciones democráticas como Francia e Inglaterra, con su negativa, nos lanzaron en
los brazos de los alemanes, tuvimos que aceptar para defendernos; escuche los discursos de mi
bisabuelo que nombraba a menudo a los
alemanes y lo hacía con desprecio: “gente que ignoraba la escritura…en una
época en la que Roma tenía a Cesar, Virgilio y
Augusto”.
Señor Presidente, dígame ¿qué es el fascismo que usted nombra en
cada discurso? El fascismo es un movimiento político revolucionario
que se propone la superación del Estado liberal-democrático
y del Estado comunista con una “tercera vía”, indicando en esta
la construcción de un Estado ético-jerárquico
fundado en la alternativa corporativa, que busca
eliminar la explotación capitalista que fomenta la lucha de clases, para crear una
Nación y, así, un Pueblo consciente de su propia misión.
Nació en 1919 alrededor de la figura de Benito
Mussolini y derivó de lo que quedaba de la “izquierda intervencionista” después
de las batallas de la Gran Guerra, se impuso
en Italia mediante el escuadrismo que aniquiló el poder
del partido socialista y gracias a un acto insurreccional,
la marcha sobre Roma, 27-31 octubre 1922, permitió a su fundador ser
designado Primer Ministro. El fascismo, una vez al poder, tuvo que renunciar
a su aspiración republicana y revolucionaria construyendo un “régimen
dualístico” donde las prerrogativas monárquicas convivieron por largo tiempo con las instituciones del
fascismo de inspiración proletaria. Después de la caída de Mussolini (25 de
Julio de 1943) y la consiguiente rendición sin condiciones del Reino de Italia, el fascismo regresó al poder por corto tiempo durante el breve período de la República
Social Italiana donde pudo volver a adquirir
su enfoque republicano y dar comienzo a esa revolución social que desde siempre
estaba entre sus mitos fundadores.
Señor Presidente, bien o mal, esta gente ha dejado
una marca en la historia, páginas de
gloria que citamos con orgullo y páginas de lágrimas que con fiereza del uno y del otro frente evocamos para no olvidar.
Señor Presidente, ¿sabe usted que sobre el fascismo y de su
actuación se habla todavía hoy y justamente en la Comunidad Europea, mediante
insignes economistas por el progreso y el desarrollo que este tipo de movimiento
puede generar? Si se aplicaran los principios fundamentales del manifiesto de
Verona, Europa estaría fuera de la crisis económica; si solo pensamos que el economista ingles
M. Shanks, director de la Comisión Europea,
que en su libro “What is wrong with the modern world?”
traducido: “¿Qué hay de equivocado en el mundo moderno?”
indica justamente el Estado Corporativo de Mussolini,
frente a la persistente crisis del liberalismo y del marxismo , como único modelo para salir de las contraposiciones vigentes en la Democracia Parlamentaria, concluyendo con: “no
hay alternativa, o el Estado Corporativo
o el colapso del Estado”, esto hace reflexionar profundamente ya que ¡lo afirma
un economista de fama mundial en un
contexto actual de crisis global!.
Déjeme decir que, a esos estudiantes que
usted persigue injustamente, a esas mamás, a esas mujeres,
a esos comerciantes, a esos trabajadores, a todo ese maravilloso pueblo que exprime libremente su
sentimiento de vivir, como pueblo unido y compacto venezolano,
¡no interesan las ideologías de derecha, izquierda o centro! ¡Tienen hambre!
Están cansados de hacer colas interminables por un pedazo de pan, desean poderse curar en su país donde no hay
medicinas, están aterrados por una criminalidad en continuo aumento y que no se ve obstaculizada por las fuerzas
del orden. La mayoría de ellos no logra entender su propia condición de
extrema pobreza aun viviendo en un país con enormes
potencialidades económicas e ilimitados recursos naturales, cosa
que Italia no tenía ni tiene.
Las masas oceánicas que invaden las calles venezolanas son solamente venezolanos llevados
a la exasperación por un régimen no
democrático, corrupto, que fomenta un odio social sin precedentes y que no
respeta los derechos humanos; es un crimen, repito es un crimen seguir la guía de un país sin ninguna dirección solo por la codicia
del poder.
Doy gracias a Dios cuando escucho a los opositores llamar “hermanos” a los
chavistas, cuando veo niños entregar flores a los policías alineados frente a ellos y los
muchos mensajes de solidaridad de la gente común
de todo el mundo. Es en este
momento que me pregunto ¿dónde está la Comunidad Internacional qué
espera para intervenir y aliviar los sufrimientos
de un pueblo?, ¿dónde están las Organizaciones Internacionales que garantizan la paz y el progreso,
adonde están? ¡El que se cansa, pierde! No me cansaré
nunca de dar mi apoyo por una Venezuela libre,
unida y en paz.
Martina Mussolini
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