El 13 y 20 de octubre de
2014 publiqué en “El diario de hoy” los dos arts. que aparecen abajo, con la
escasez de espacio que tenía lo resumí lo mejor que pude, agregando ahora un
par de párrafos tomados de la red y una nota breve al final.
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Blas de Lezo contempla la victoria, la armada enemiga se va... |
Le llamaban “medio
hombre” pero por sus propios medios fue capaz de humillar a la flota
más poderosa de su tiempo. Sin embargo no ha sido hasta hace poco tiempo que
Blas de Lezo, marino guipuzcoano, ha sido recordado:
biografías, exposiciones e incluso la propuesta de un monumento en su recuerdo
le han traído de vuelta.
Pero antes de
contaros qué hizo para pasar a la historia os vamos a contar a grandes rasgos
su biografía temprana: nació en 1689 en el hogar una familia
marinera. Hace sus estudios en Francia y, con apenas 12 años, se enrola en la
armada francesa que defendería al pretendiente francés al trono español durante
la cruenta Guerra de Sucesión. En los catorce años que duró la guerra perdería
el ojo izquierdo, la pierna izquierda y su brazo derecho quedaría inútil. De
ahí el sobrenombre que hemos citado al principio.
BATALLA DE
CARTAGENA
Roberto López-Geissmann
“AQUÍ ESPAÑA DERROTÓ A INGLATERRA Y SUS
COLONIAS. Cartagena de Indias, Marzo de 1741”. Placa que colombianos y españoles colocaron en una muralla de Cartagena
en el 2009.
Acotemos que en estas crónicas
resumidas sobre acciones heroicas guerreras no estamos tomando parte desde un
punto de vista ideológico en función de los pueblos involucrados. En este caso
el heroísmo inglés tendrá su momento de señalar acciones de este tipo. El
espacio nos impide mayores precisiones.
Contexto: En
1739 Inglaterra declara la guerra a España. Jorge II se propone la conquista de
las colonias de España en América, forma la mayor flota de la historia –hasta
el desembarco de Normandía –nombrando al mando de la misma al Vicealmirante
Edward Vernon. Se consideró atacar primero a la importantísima ciudad de
Cartagena de Indias (Colombia) por su importancia
estratégica, constituyendo la puerta para el resto del continente. El
responsable de la defensa de la plaza era el avezado marino, ya de 54 años, Blas de Lezo –había perdido en previas
batallas una pierna, un ojo y un brazo.
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En la plaza de Colón, Madrid |
Composición de fuerzas: Los españoles contaban con algo menos de 3000 hombres y
unos cientos de indios macheteros; con seis barcos. Los ingleses eran 25000,
mas 4000 americanos comandados por el hermanastro de George Washington, en
alrededor de 190 embarcaciones con más de 2000 cañones.
La batalla
comienza a mediados de marzo y terminará en la segunda mitad de mayo de 1741.
Pese a las fuerzas abrumadoras de los ingleses, los españoles tenían las
ventajas de unas defensas arquitectónicas formidables, en variados fuertes
(aunque al final la resistencia principal fue en el Castillo de San Felipe); además
la Inteligencia española había penetrado hasta la Corte misma del enemigo y al
Estado Mayor de Vernon, conociendo así de antemano sus tácticas y estrategias;
finalmente la moral de los hispánicos era inmejorable, alentada por el líder y
gran estratega, que pese a ser lisiado solía estar en primera línea.
El cañoneo inglés es implacable,
llega a durar semanas a un ritmo de 62 cañonazos por hora. Lentamente y con
enormes pérdidas van avanzando los ingleses, tomando plazas a un coste
tremendo, el que nunca calcularon. Así, los 10.000 expedicionarios del Imperio
Británico que desembarcan en un comienzo se topan con un sistema defensivo y
una agresividad inesperada, el paseo se vuelve pesadilla. Un ejemplo, en el
Castillo de San Felipe, citamos “Blas
de Lezo tomó tres decisiones que fueron decisivas para el
desenlace final de la batalla. Mandó excavar un foso en torno al
castillo para que las escalas inglesas se quedasen cortas al intentar tomarlo.
Ordenó cavar una trinchera en zigzag, evitando que los cañones ingleses se
acercasen demasiado. Les envió dos “desertores” que engañaron y
llevaron a la tropa inglesa hasta un flanco de la muralla bien protegido, donde
serían masacrados sin piedad”. Sigue.
BLAS DE LEZO
Roberto
López-Geissmann
Cuando
Vernon envío misiva a Lezo, diciéndole que se retiraba a Jamaica, pero que
regresaría, Lezo contestó: “Para venir a Cartagena es necesario que el rey de
Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque esta sólo ha quedado para
conducir carbón de Irlanda a Londres.”
Mencionamos
la batalla de Cartagena de Indias, en
que la flota más grande hasta entonces, comandada por el Almirante Vernon,
pretendía abrir la entrada para apoderarse de todas las colonias españolas. A
sus 190 barcos y casi 30.000 hombres se le oponían sólo seis y menos de 3000
guerreros al mando del quizá más grande marino de guerra de la historia
española: Blas de Lezo. No podemos repetir, sigue el combate.
Resultados - Después de una larga y carísima
campaña (en bajas inglesas) y luego del desastre del intento de tomar el
Castillo de San Felipe de Barajas, en que las escaleras no alcanzaban por la
altura, el equipo los retrasaba y finalmente el ataque feroz de unos cientos de
hombres hispánicos que incluso a bayonetas hicieron una masacre… al fin decide
Vernon retirarse en sus “barcos hospitales” con tantos heridos. Las cifras
fueron: MUERTOS ingleses: 9500 – españoles 800. HERIDOS ingleses 7500 –
españoles 1200. BAJAS TOTALES inglesas: 17.000 y españolas: 2000. Con una
ventaja original de diez a uno y habiendo perdido Inglaterra la mitad de sus
hombres (España los 2/3), no se atrevió a continuar el asedio con ya sólo 1000
españoles al frente, incluso aumentando su ventaja de 1-15. El costo era
insufrible-humillante.
La gran anécdota: Casi al comienzo de la campaña, el orgulloso Vernon
mandó más de un comunicado al rey inglés indicándole su absoluta victoria,
derrotando a Blas de Lezo y apoderándose de Cartagena. Por lo que Jorge II
ordenó fuegos artificiales desde la
torre de Londres, vuelo de campanas, y que “se
elaboraran medallas conmemorativas de la supuesta victoria. En las medallas se
representaba a un Blas de Lezo, entero y completo con dos brazos, dos piernas,
arrodillado ante Vernon”. Con leyendas de “orgullo español humillado”, lo que
les regresó como exacto bumerang de justicia poética. El rey inglés ordenó a
los historiadores que no escribieran sobre esta batalla, logrando ocultarla
bastante. Inglaterra desistió de más ataques y tuvo que pasar casi un siglo
para que España perdiera su preponderancia.
La reciente anécdota:
En las celebraciones de los 200 años de la batalla de Trafalgar, los ingleses
invitaron a varias fuerzas navales; los comandantes de los buques participantes
debían dar una charla sobre el origen del nombre de sus naves ¿a cuál navío
envió España? Al Blas de Lezo –que en
honor al héroe siempre debe haber una nave de guerra con su nombre –y su
capitán dio a conocer estas hazañas.
Hasta aquí los arts. Pero he querido reproducir una frase del héroe en
comento, la cual creo que compartirán in
extremis nuestros queridos argentinos
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