El seis de marzo de
2006 El Diario de Hoy publicó el
artículo, de mi autoría, que abajo aparece, sacado de una conferencia que en el
Ateneo de El Salvador tuvimos el gusto de escuchar del erudito, políglota y
buen amigo, Don Matías Romero.
Comentando una Conferencia
ELOGIO DE LA VEJEZ
Por Roberto López-Geissmann.
Se llamó la Conferencia que en el Ateneo
de El Salvador, diera el distinguido miembro del mismo, licenciado Matías
Romero, uno de los más grandes intelectuales de nuestro país, quien disertó
ampliamente sobre tan importante tema y del que presentaré reseña comentada.
Empezaré citando una de las cuartetas
que más me agradó, de un poema del mismo conferencista, que precisamente leyó
completo en el citado acto, dice:
Ser hombre es haber sido, haber vivido,
ser un viejo muy viejo, tan añejo
como el vino más noble en odre viejo
que pueda por el Cristo ser bebido.
Veamos. Se establece la característica sine
qua non (indispensable) de SER, no como existir, pues la vida, si bien
teatro de las posibilidades, no es determinante de las personalidades, luego el
verdadero y real hombre ES y no sólo existe, lo que implica un Haber, no de
posesiones materiales, sino de densidad interna, histórica, sicológica y
espiritual, logrado, como explica Matías, por “disciplina, claridad de ideas y
firmeza de convicciones”.
Es en esta “lenta pero segura
estructuración que constituye la ingeniería de la personalidad” que puede
medirse, y diría yo que sedimentarse lo más valioso del Hombre Viejo
Valioso, como son “los valores morales e intelectuales, las virtudes, la
experiencia, la honorabilidad, la fama y muchos otros méritos acumulados”.
Pero en esta exigencia de Ser como
resultado del esfuerzo, y que otorga una valía superior no podía faltar, en la
concepción claramente espiritual y religiosa del licenciado Romero, la nota
teológica. Así lo dice el poema cuando reclama nobleza en odre viejo, puesto
que la razón de ser de todo el esfuerzo humano, el éxito del Viejo Valioso, no
es otro que estar apto para ser poseído, fusionado, -“bebido” en el poema –
“por el Cristo”. Siendo la unión con Dios, en comunión espiritual entonces, la
justificación de la vida toda y causa de esperar alegre la muerte. Para que no
quepa duda, cita el conferencista a Santa Teresa de Jesús, de la que extraigo:
Aquella vida de arriba, que es la vida verdadera, hasta que
esta vida muera,
no se goza estando viva: Muerte no me seas esquiva; viva
muriendo primero,
Que muero porque no muero
Que, como sabemos es uno de los monumentos poéticos a la mística. Porque
el maestro de filósofos es incapaz de presentar únicamente una pieza oratórica
de primer orden, articulada y hermosa; esto no es bastante, tiene que haber
enjundia, profundidad, contenido de fondo. Todo ello no lo presenta el
conferencista por ánimo de lucirse, sino en muestra rotunda de amor, de entrega
a los oyentes, de delicada ofrenda que deja esas joyas de sabiduría, fruto de
inteligencia, meditaciones y años, para la consideración de los presentes y de
la posteridad que sea informada.
Coronación es otro concepto
querido a nuestro amigo (le adjetivo así con orgullo y respeto) cuando dice
“...alcanzada la meta... lo que viene es el reconocimiento del triunfo, la
coronación, la fiesta”,llega así el Hombre a su plenitud sí, pero... -y esta es
mi reflexión –no todos pueden alcanzarla, ya que esta Consumación, la
“suma completa” cual la última palabra que dirigió Cristo a su padre, en la
Cruz, no está en la naturaleza de las cosas que sea alcanzada por todos, como
la misma Salvación tampoco podrá ser obtenida por todos, aunque sí este a su
disposición. Y es que el esfuerzo, y más aún el logro específico del mismo no
se dan a quien no trabaja por ellos. Esto es simplemente reconocer la Justicia
Cósmica, aunque llevado por un aliento de enorme cariño no haya querido ser
enfatizado por Matías, en aras a brindar mayores esperanzas. Claro está que así
piensa cuando habla de “almas privilegiadas, las que de verdad han
comprendido...” y que han vivido “...en función de eternidad”.
El mejor Elogio de la Vejez es la
presentación de arquetipos Valiosos de la misma. Suerte tenemos nosotros de
contar con uno señero, claro y prócer: se llama Matías Romero.
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