LA IDEA DE EL SALVADOR
EN EL PENSAMIENTO DE
FRANCISCO GAVIDIA
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FRANCISCO GAVIDIA (1863.1955) |
Este es el título del último libro (98 págs.)
escrito por nuestro Valor Nacional, Licenciado Matías Romero y publicado en
noviembre de 2015 por la Universidad José MATÍAS DELGADO.
Consta de tres partes: La Primera es un Prolegómeno de Filosofía de la Historia en que el autor,
didácticamente da cátedra al respecto, extendiéndose casi la mitad del libro.
La Segunda es una Introducción al Pensamiento
de Francisco Gavidia, sobre esta obra en particular sobre todo; cada quien
debe leer y hacerse su propia opinión al respecto. La Tercera es El Poema Sóter, de Gavidia, que para M.
Romero es lo esencial para su análisis, en el que además se elucubra sobre el
mestizaje. Dice en su última pag. "No hagamos del mestizaje un revoltijo ni una indigestión, o sea, ni un desorden ni un enfrentamiento. Lo peor es el enfrentamiento, la discordia interna y étnica, el indigenismo trasnochado contra el extranjerismo embelesado. Pongámonos en paz con nosotros mismos y usemos los dos pies para caminar".
Como en la contraportada se expresa, hablando de la ignorancia de la
cultura heredada: “Por esa ignorancia culpable de causar solución de
continuidad lógica a la cultura nacional, convirtiéndola en una serie de intentos
dislocados, como disparos al aire de francotiradores desorientados, nos
exponemos a seguir cometiendo los viejos errores”.
A continuación presento
lo que sobre este autor publiqué el ocho de diciembre de 2009 en El Diario de Hoy. Después del artículo
cierro esta crónica con un párrafo del sabio Romero, justo al final de este
libro.
Patrimonios Nacionales Vivientes
MATÍAS ROMERO, EL GRANDE
Roberto López-Geissmann
Nacido de cuna campesina humilde, en el
norteño departamento de Chalatenango, el Grande Hombre al que dedico este
comentario, es uno de los más grandes valores intelectuales del siglo pasado e
indudablemente se cuenta entre la primerísima línea de intelectuales en vida
con que cuenta El Salvador.
Su educación y tendencias originales lo
condujeron primeramente al sacerdocio, el que desempeñó durante varios años,
comenzando allí una serie de estudios –con preponderancia del enfoque
filosófico -que pasaron del Seminario Mayor a las Universidades, tanto
nacionales como extranjeras en ambos casos, dominando muchísimas materias
humanísticas, sin olvidar jamás el enfoque espiritual con fuerte componente
católico. En determinado momento de su desarrollo integral, Dios le indicó que
podía servirle mejor como padre de familia, formando un ejemplar hogar, procreando
y educándolos a todos como unos profesionales de provecho.
Pero este artículo no quiere reseñar un
currículo, por demás imposible de sintetizar, admirable en sus logros concretos
y en la cantidad de libros de diversas materias y estilos (como un auténtico
polígrafo) que el estudioso y sabio académico ha escrito. No mencionaremos las
conferencias, honores y puestos de alto nivel intelectual y político que ha
obtenido. Los mencionamos alusivamente como dato obligado.
Si la cultura es un hacer del hombre, una
reseña de lo efectuado, un reconocimiento de sus mejores logros y la
construcción de una memoria orgullosa y agradecida para los mejores, entonces
no puede haber mejor lugar, que un espacio cultural para subrayar y recordar a
los próceres –que no son muchos –que nuestro país tiene entre las letras y las
altas elucubraciones filosóficas. No importa que el Alto Gobierno, las
Academias y Universidades lo hubieren galardonado a su mayor nivel –como ha
sido. Lo particular en esta ocasión es el subrayar dos atributos específicos de
su grandeza de alma.
Amistad y Humildad
La amistad, como un desprendimiento del
Amor con mayúscula –que sabemos que equivale a Dios –es una cualidad que se
suele tener como común pero que, igual que el buen sentido es diferente al
sentido común, no se da con tanta calidad como quisiésemos; pues bien, don
Matías, el Licenciado Romero, el filósofo académico, el brillante educador, el
político honesto, el emérito hombre de letras tiene esa cualidad a grado tal
que también imparte cátedra en ella: es generosa, persistente y sincera.
Tal vez no habría que hablar de “humildad”
si no fuera que precisamente no se da cuenta uno de que habla con un auténtico
personaje, es un señor agradable, educado y culto; tan gente y amable que
todavía se permite decir inmerecidas alabanzas a quienes no tenemos más méritos
que seguir sus pasos. Esa es la auténtica cualidad humilde, ser parejo con
todos, no tener una pizca de ensoberbecimiento (tan difícil que ha sido la
tentación superior para los santos), sin una gota de aquel odioso magíster dixit –dicho por un maestro –en
la conversación que tendría sobrada razón de esgrimir y que no lo hace, lo que
creo que además de por su inteligencia lo hace por su instinto cristiano y su
cariño hacia los interlocutores. Personalmente, aparte de todos los títulos, me
enorgullezco de calificarlo como mi amigo.
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MATÍAS ROMERO
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Matías Romero cierra el libro sobre Gavidia
diciendo:
La
situación actual de El Salvador es de un viraje de derecha hacia la izquierda,
siendo lo peor del caso que no se atina ni qué es izquierda ni qué es derecha.
A veces parece que los dos no son sino personajes concretos de ocasión con su
nombre, su apellido, su fotografía mediática y sus intereses. Lo cómico es que
las figuras de un lado se parecen a la del otro o intercambian sus máscaras.
Hay derechos que se pasan a izquierdos o los financian y los izquierdos, cuando
triunfan, se portan como derechos. Todavía no hemos salido del personalismo,
del culto o del miedo a las personalidades, aunque a la vez se padece a fondo
de carencia de líderes.
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