EL HOMBRE LIGHT
El hombre light –ligero,
superficial, sin peso, veleta, intrascendente –es un producto de gran profusión
en la post-modernidad. Se produce “en masa y por empresa” y los que en esto se
convierten no lo advierten, siendo tan grande su número que tiende a pensarse
que es el “hombre normal y natural”, cuando realmente es su decadencia.
Abajo presento tres artículos aparecidos el 12, 20 y 26 de octubre de 2009 en
El Diario de Hoy. Posteriormente les
dejo un “resumen del resumen” que Andrés Kleinman realiza sobre el
interesantísimo libro del mismo nombre, del escritor Enrique Rojas.
EL HOMBRE LIGHT
Roberto López-Geissmann
Mi nietecito de dos años emite exactamente
el mismo sonido de ¡yuu-juu! que una atractiva muchacha de casi treinta años.
Los padres de un chico de veinte años, acomodados sin ser millonarios, que se
encuentran molestos porque su conducta y estudios dejan mucho que desear,
deciden darle el no merecido premio de un automóvil (usado reciente según el
imaginario del buen padre) pero el jovencito se niega a recibir menos que un
Ferrari o un Masseratti. Abundan los católicos que creen que es prácticamente
lo mismo asistir a un culto evangélico que a una misa –de hecho no saben bien
qué es esta. Un conocido empresario afirma que “la posición económica determina
la toma de decisiones políticas”, y cuando se le dice que ese pensamiento es
doctrina marxista tose y lo niega (de hecho desconoce prácticamente todo de
ella y cree que es cosa de “intelectuales” y él está sobre ellos). Yo escuché a
un estudiante –sin bromas, de veras – que, cuando un compañero le recomendaba
que leyera “La Divina Comedia”, le respondió que mejor esperaba a que la
pasarán en algún programa de televisión, que tal vez interpretaría Derbez. Dos
amigos míos discuten un intrincado problema sobre la humanidad que implica
desde lo teológico hasta lo político pasando por análisis filosóficos y
culturales muy delicados; uno es un múltiple graduado y lector ávido, el otro
–a veces –lee este periódico y jamás toca
ni siquiera una revista, pese a ser inteligente; una pequeña concurrencia les
da la nota igual a ambos –el conocedor lo hizo como un experimento para
mostrarme cómo están los tiempos. ¿Qué es todo esto?
Estas y cientos de escenas más son parte de
nuestro mundo actual, no son sino productos auténticos de la Sociedad Moderna
(¿el mejor de los mundos?) en los que no sólo viven, sino se reproducen cada
vez más, y más fortalecidos y exagerados, este tipo de situaciones. Pasemos de
la observación sociológica, a un análisis más antropológico que culmine en
alguna reflexión filosófica, viendo al final que todo ello redundará en
comprender un poco más lo que ocurre, que se nos escapa en el conjunto.
Invito al lector a encontrar hilos
conductores entre la casuística citada: la mujer con grititos de niña; el chico
que exige en extremo sin derecho; los que no saben ni la “r” de religión –pero
dicen actuar en ese sentido; el empresario ignorante que no sabe que no sabe; el
estudiante que cree que Dante puede ser material de un programa de comedia
mexicana y los que no distinguen en el valor que pueda tener un catedrático de
verdad frente a un “maitro” que es un analfabeto virtual. Se ve claramente
ignorancia, pero en quiénes no debería ser tanta; se ve irresponsabilidad e
infantilismo, un deseo de permanecer en una eterna adolescencia y no asumir
obligaciones; se nota confusión en discernir las notas reales para distinguir
las cosas, con la consiguiente pérdida del sentido de autoridad o de reconocer
capacidades… todo ello son las notas de un concierto que toca LIGHT.
Sin que sea este el distintivo único, sino
sólo uno de los distintivos superiores de la postmodernidad, ahondaremos sobre
el significado de la Cultura Light y su encarnación social: los hombres y
mujeres que son ávidos de apariencias, superficiales, livianos e
intrascendentes, lo que no los exonera de ser pagados de sí mismos en su ciega
estulticia (tonta necedad) y de las repercusiones políticas de esto.
Parte dos
Mencionábamos que, entre los rasgos
distintivos de la Postmodernidad –o si prefieren, de la Modernidad misma –se
encuentra la existencia del Ser Humano Light; decíamos que este espécimen, no
sólo común sino robusto, reproductivamente abundante y creciente en número es
una de las piezas más regadas, queridas y cosechadas por el ambiente. Consiste
en el logro de que las personas sean livianas, ligeras, insustanciales, en sus
pensamientos y vivencias, sin sedimento (es decir, sin peso específico),
triviales, banales, intrascendentes… lo que quiere decir que no sólo se
conforman, sino que apetecen, quieren, buscan, lo que es superficial y por
encima –esto en el arte, en la cocina, en la lectura y todo lo que se considera
hacer del hombre… cultura pues -, pero además también lo son en sus ideas,
buscando lo más fácil, por encima y sencillo, vanagloriándose precisamente de
ello.
Ejemplo: personalmente yo tengo –entre mil
otras -la carencia de apreciar la música clásica y detestar la opera… pero no
me enorgullezco de ello, sé que es por mi falta de conocimientos musicales y
podría eventualmente ser educado para “entrar” a ese mundo; jamás voy a
denostar (atacar con desprecio) a los amantes de tales expresiones artísticas y
callo mi falencia, como cualquiera otra, puede que no me avergüence, pero no la
voy a esgrimir o enrostrar a otros sintiéndome superior por ser ignorante de
eso… PERO el LIGHT sí lo hace. Cataloga
un libro serio, sea de temas sociales, morales o narrativa, como “babosadas”
(por no decir otra cosa); él es fundamentalmente superior, aunque no lo diga
con esas palabras, lo da a entender por los juicios que emite, derrumbando aquí
y allá cualquier número de personajes, instituciones o ideas con una frase, una
risotada o un gesto… y es aceptado y hasta seguido.
¿Cuándo y cómo se produjo esto? El cuándo
se remonta a muchas décadas, pero se agudiza en los años sesenta, con altibajos
que cada vez apuntan más alto. El cómo es múltiple: al cundir el pensamiento
relativista (que induce a la falta de certeza en todos los órdenes); al irse
desmoronando el principio de autoridad (desde los padres y maestros hasta los
auténticos líderes morales e intelectuales de la sociedad); al tomar su puesto
una serie de personajes absolutamente por debajo de la capacidad para
reemplazar a los anteriores, como son artistas (incluso de bajo nivel),
instructores, locutores, y de hecho cualquiera que tiene boca opina y –peor –pontifica
sobre cualquier materia como un conocedor de primera, así sea de vinos,
deportes, cuadros, política o religión. Claro que para ello han tenido que
darse hechos históricos con repercusión hondísima de carácter político,
cultural y espiritual; aunque en diferentes momentos todos han venido
desarrollándose hasta un encuentro –nada fortuito ni casual, sino causal y
lógico –en el carnaval de la modernidad. Veamos de dónde provienen, ya a nivel
histórico.
Son fruto de las distintas revoluciones
acaecidas desde hace pocos cientos de años: la cristiana (en otras latitudes
también otras religiones fueron golpeadas en su sentido profundo), la francesa,
la industrial, la rusa (y su hermanita menor la mexicana), la vaticana, la informativa o comunicacional y las directamente obedientes a la
globalización, en las que destacan la Nueva Era y el Gramscismo.
Parte Tres
¡Qué lindo es poderse sintonizar con
cientos de miles (masificación) sin exigencias mayores, ni en calidad, ni en
intelecto, sin recriminaciones ni exigencias, sin atender ninguna moral más que
el disfrute! Este es el plato servido para el hombre actual, el que se desplaza
de la antinatural normalidad de una modernidad degenerante, a una cómoda
cohabitación con la ignorancia disfrazada de progreso, que se regodea en el
lodazal del hedonismo descontrolado, convirtiéndose así, de moderno en hombre light.
Dijimos ya que las
revoluciones de los últimos siglos han llevado a esta degeneración de lo que
pudo haber sido un correcto desarrollo social. La única realidad para este
mundo es compleja y su visualización general nos hace ver una multiplicidad de
contenidos y seres, pero para todos ellos hay leyes que rigen su vida y sus
actuaciones –sin que signifique que son especiales para cada uno. Lo mejor y puntero de nuestra ciencia no es
revolucionario, no surge de las ideas presentadas por las mencionadas olas
destructoras, sino posteriormente y a pesar (o en oposición) de ellas; así
Planck, Bohrs, Heisenberg y otros, que han dado un horizonte nuevo a la física,
señalando, todos ellos, la unidad fundamental del conocimiento, subrayando que
la explicación del mundo pasa por relacionar materia y espíritu (dándole un
afirmativo absoluto a la existencia de este). Cómo incitar, invitar y excitar
al hombre Light hacia la
consideración de realidades más lejanas de su ombligo, su coca o su… ¡difícil!
Ser Light tiene implicaciones conductuales
importantes y masivas, una ingeniería social que lleva a...
·
Desestimar la necesidad de buscar el conocimiento, porque es
arduo y complejo… por lo que se cree que adscribiéndose a una o dos teorías de
gran simpleza, si no reduccionistas, se sabe todo.
·
Se le da un poder desmesurado a la Ciencia (cuando el
verdadero científico se cuestiona más) y, por comodidad, se considera que la
“comunidad científica” (entelequia inexistente) es un baluarte organizado de
moral, confiando serenamente en lo que nos diga a través de los medios.
·
Si no leemos, porque para empezar no nos gusta, no sentimos
que haya que hacerlo más que en los diarios y “exagerando” alguna revista a los
meses; si nuestro tiempo es más valioso y lo “cuidamos” para no asistir a
conferencias culturales, espirituales o académicas, no tenemos más que: 1.
Defender que eso es buena y suficiente cultura. 2. Sincerarnos y decir: que me importa.
·
Sin una conducta clara qué seguir (puesto que se supone todo
es relativo –subjetivo), sin más convicción que el eventual castigo de la
policía y la ley (a las que se aplaude por burlar); sin liderazgos
institucionales, sociales y políticos prestigiosos que nos den una autoridad
espiritual clara… se evidencia que se forma una sociedad sin solidaridad ni
sentido, que va hacia el caos.
Conclusión: El Hombre Light –superficial,
masificado y egoísta –tiende a crear una sociedad a semejanza. Es manipulado
por toda suerte de intereses y cuánto más se cree, realmente menos es. Su
tendencia política, siendo variada, tiene con todo un punto común, no
importando si es neoconservador o se cree ser revolucionario: es
definitivamente materialista. Y este es su pecado mayor y fundamental.
Algunos términos de apoyo al lector:
Nihilista: doctrina
que mantiene que nada existe, es conocido o tiene valor.
Hedonismo: doctrina que
propone el placer como único fin de la vida.
Permisividad: ser tolerante
Materialismo: doctrina
filosófica que admite como única realidad la materia y niega la espiritualidad
Pragmatismo: corriente
filosófica que mantiene como criterio de verdad las teorías científicas y el
valor práctico de las mismas.
LOS DEJO CON EL RESUMEN CONDENSADO DE KLEINMAN
SOBRE EL LIBRO DE ROJAS
Enrique Rojas es catedrático de psiquiatría en
Madrid y director del Instituto Español de investigaciones Psiquiátricas;
es autor de varios libros.
Enrique Rojas en este libro
expone una problemática que se da en el tipo de ser humano que habita en
nuestra sociedad y las características de este ser. A la vez, intenta dar una
serie de soluciones a este ser para que analice su situación, e intente cambiar
para llegar a un mayor desarrollo de sí mismo, cambiando todo aquello que le
está empobreciendo como ser humano.
El hombre Light surge en la
sociedad occidental y tiene una tetralogía nihilista basada en el hedonismo,
consumismo, permisividad y relatividad. A ello opone la trilogía de amor,
trabajo y cultura. Este ser es como su nombre indica un ser bajo en
esencia, como las comidas propias del momento, aquellas bajas en calorías, en
nicotina, sin azúcar, sin glucosa,..., es decir bajas en todo. No tiene
valores, ni verdades, ni idealismo, solo se motiva por el éxito, el dinero, el
consumo, el poder, pero todo ello sin demasiado entusiasmo ya que en el fondo
no es feliz, porque le falta lo esencial de la vida , el amor, la cultura, la
felicidad verdadera y no la momentánea.
A pesar de que en el tiempo en
que vivimos la información es masiva, podemos acceder a ella sin complicación,
y podemos encontrar todo aquello que nos propongamos, podríamos decir, que esto
aturde tanto al hombre light que le provoca un desinterés por todo, solo le
interesa aquello que realmente le ocupa, su vida profesional, sin tener una
visión más abierta e intentar una formación más amplia. Todo le da igual, se
conforma con todo, lo importante es lo que opine la mayoría.
Las causales del triste
hombre light son:
PERMISIVIDAD: Que es la tolerancia excesiva, exagerada, pasiva que
admite todo. Base
de trastocar todo por comodidad, como en el pacifismo
CONSUMISMO: Actitud de consumo repetido e indiscriminado de bienes materiales,
no siempre necesarios. Sobre todo esto se da por el hecho de que cuanto más se
tenga más importante se siente este hombre, y con mayor poder. Esto le da una
sensación de liberación, de libertad.
RELATIVISMO: La realidad carece de sustrato permanente. Como bien dice
el autor es el “todo da igual”, no es un esfuerzo por su parte de cambiar las
cosas, es la sensación de vacío, de falta de ideales por los que luchar.
HEDONISMO: Es pasarlo bien a costa de lo que sea, mueren los ideales,
hay un vacío en la búsqueda de sentido, y de una serie de sensaciones cada vez
más nuevas y excitantes. Esto lleva como lo anterior al consumismo buscando
algo que le llene como persona, pierde el norte e intenta encontrarlo de alguna
manera, pero se deja llevar por el camino fácil.
La narrativa se maneja como un texto
sicológico de contenido sociológico, con aportes de filosofía con una forma de
fácil lectura y citas interesantes.
En síntesis Rojas opina:
Al hombre light le interesa lo material e inmediato aunque no le
propina felicidad, no le interesa la felicidad completa solo el culto al
momento (Carpe Diem), lo inmediato rechaza el conocimiento inútil que no tenga
que ver con su profesión o su vida personal. Rechaza las humanidades, lo que no
lleva a un fin material.
Todo ello crea un vacío moral no existen facultades espirituales, ni
bien ni mal, elige un comportamiento automático dado por la masa, la masa que
es una sociedad empobrecida espiritual y culturalmente ; el hombre posee un
libre albedrío pero está condicionado por la sociedad y los poderes fácticos.
Aquí influyen los MASS MEDIA, que son utilizados como manejadores de la
sociedad, como medio de influirla, pero no de una forma positiva formándola sino
como un elemento desinformador.
Todo es negociable en esta sociedad, todo se puede comprar para obtener
la inmediatez que se requiere, pero lo verdaderamente esencial del hombre no se
puede comprar, y esto es de lo que carece el hombre ligth, es decir de amor,
felicidad, libertad, alegría, cultura.
Esto se observa diariamente se compran vidas, genes, políticos,... esto
daña la dignidad de la persona, sus derechos y deberes humanos, pero para el
hombre light vale la pena ya que consigue poder, fama, un buen nivel de vida y
como la sociedad le apoya pues todo es justificable, cambia la justicia.
Todo es debido a que no hay modelos, no hay guías, solo lagunas; el
hombre se entrega al placer rápido y momentáneo, nada es duradero, el
compromiso es momentáneo. Los conceptos generales pierden su sentido, se
cambian por otros más materiales, menos espirituales; Al sexo le llama amor,
confunde liberalismo con libertad, bienestar por alegría,... Es un hombre
individualista, con pérdida de moral de relaciones humanas afectivas.
Lo importante es el triunfo y para ello cualquier cosa vale (el fin
justifica los medios). La libertad se vuelve menos metafísico, más
sociopolítico, hoy día la libertad se relaciona con la variedad; para probar
todo, para ver todo, pero sin fines espirituales. La libertad es la tolerancia
consecuente y respetuosa, pero no hay que confundirla con la relatividad.
Lo importante es el triunfo y para ello cualquier cosa vale (el fin
justifica los medios). La libertad se vuelve menos metafísico, más
sociopolítico, hoy día la libertad se relaciona con la variedad; para probar
todo, para ver todo, pero sin fines espirituales. La libertad es la tolerancia
consecuente y respetuosa, pero no hay que confundirla con la relatividad.
Presento la cita de Rosa
Montero: “Tengo la sospecha de
que hoy vivimos mucho más aturulladamente que antes. Me refiero sobre todo a la
falta de perspectiva sobre nuestra existencia. Me parece que galopamos por el
mundo persiguiendo recompensas inmediatas: dinero, éxito, placer, y que, en
mitad de tanta búsqueda agitada, no disponemos de una visión global de lo que
somos.
Antes, en cambio, se diría que la gente aspiraba a cierto concepto
final del honor; al diseño de una vida digna; a la construcción de la propia
existencia como un todo. Siempre hubo personas totalmente empeñadas en
enriquecerse y ascender; pero me parece que antes la mayoría tan sólo (¿tan
sólo?) ambicionaba vivir una existencia entera. Esto es, una vida
emocionalmente rica y sin traiciones de las que sus nietos pudieran enorgullecerse.
Pero de todos es sabido que hoy los nietos no existen, o tal vez lo que ya no
exista sea la continuidad de la memoria; esa memoria básica de sentirse
heredero del pasado y precursor del porvenir; la certidumbre de pertenecer,
pieza diminuta pero necesaria, a la cadena del tiempo. Ahora en las
postrimerías del segundo milenio, vivimos instalados en la fragmentación y el
caos (...)”
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