MIS LIBROS
FAVORITOS
Roberto López-Geissmann
Respondo por este medio
a dos distinguidos amigos que me pidieron que expusiera los libros que
mayormente me han impresionado y/o gustado en toda mi vida –recientemente hice
lo propio con los siete que estoy leyendo actualmente. No quise limitar en esta
ocasión la sugerencia y/o muestra de mis favoritos a un número específico como
una docena o decena. Son los que son y he sido honesto en señalarlos.
No he procedido en absoluto buscando el
eventual aplauso de quienes estiman únicamente al “libro serio” en
contraposición de la novelística (lo soy yo mismo, narrador); aunque tampoco
busco la aprobación light de una
galería de ávidos por la mera acción (aunque me encante como evasión) puesto
que las novelas que recomiendo tienen además contenidos profundos en filosofía,
metapolítica y más; menos todavía busco agradar a una claque de políticamente correctos.
He compendiado, sintetizado e incluso unido
comentarios de otros, traduciendo ocasionalmente del inglés y del francés.
Sería fatigoso si no fuera agradable, pero en este momento no puedo hacer la
crítica personalmente, por encontrarme inmerso en un esfuerzo
literario-intelectual que pronto daré a conocer. Saludos y buen provecho.
*******
Cabalgar el tigre – Julio
Evola
Esta
obra manifiesta la síntesis del pensamiento de Julius Evola, el tradicionalista
italiano que ha sabido conjugar de la manera más poderosa la crítica de
Federico Nietzsche a la decadencia occidental y la concepción de la Tradición
Primordial de R. Guénon, para lograr una explosiva visión de la civilización
moderna.
En
Cabalgar el tigre encontramos la descripción de los caminos extraviados del
tipo humano que se caracteriza por la acción ciega de “la huida hacia adelante”
(nihilismo), pero también se presenta una estrategia de vida para todos
aquellos que no quieran perder su nobleza espiritual en un inundo materialista
y hueco, conforme a la imagen de subirse a un tigre en ataque y mantenerse
erguido.
Desde
hace un buen tiempo gran parte de la humanidad occidental considera como algo
natural que la existencia se encuentre privada de cualquier verdadero
significado y que no deba encontrarse ordenada bajo un principio superior, por
lo cual se ha acostumbrado a vivirla de la manera más soportable, menos
desagradable posible. Ello tiene como contrapartida y consecuencia inevitables
una vida interior siempre más reducida, informe, lábil y fugaz.
En "Cabalgar el tigre", deja a un lado el misterio hiperbóreo y otras cuestiones específicas en las que se centró en "La raza espiritual", para seducirnos con la idea de "permanecer de pie sobre las ruinas" (refiriéndose a la Era Moderna) y sumergirnos en un pensamiento abismal, trascendente, catártico, donde el concepto de "cabalgar el tigre" adquiere varias dimensiones, según nos adentramos en las contradicciones insalvables de estos tiempos de disolución, que identifica con el "Kali-Yuga" (Edad de Hierro, en la cosmogonía greco-romana.) La citada alegoría pertenece al universo oriental, y se relaciona con la vieja idea, más occidental, de "habitar este mundo, pero sin ser de este mundo". Cabalgar el tigre de la modernidad -fiero tigre-, es hacerlo también en los aspectos más esenciales en los que se expresa esta época, donde lo que prima es la disolución
Revuelta contra el mundo moderno – Julio Evola
Si ha
existido alguna civilización de esclavos, esta es precisamente la civilización
moderna. Ninguna civilización tradicional vio jamás masas tan grandes
condenadas a un trabajo vacío, desalmado, automático: esclavitud, que no tiene
siquiera como contrapartida la estatura y la realidad tangible de la figura de
los señores y de los dominadores, sino que viene impuesta anodinamente a través
de la tiranía del factor económico y de las estructuras de una sociedad más o
menos colectivizada. Y ya que la visión moderna de la vida, en su materialismo,
ha restado al individuo toda posibilidad de conferir al propio destino algo de
transfigurante, de verse un signo y un símbolo, así la esclavitud de hoy es la
más dura y desesperada de las que se han conocido.
Los hombres en medio de las ruinas – Julio Evola
De lo que se trata, para Evola, es de
distinguir la tradición pura de las formas degradadas de la misma, sea en el
cristianismo, o sea en otros contextos religioso-culturales. He ahí, pues, la
pureza más valiosa de todas, la que atañe a las formas de la tradición, y de la
espiritualidad, dos conceptos que siempre van íntimamente ligados en el
pensamiento evoliano.
Y éste es otro de los puntos que más
merecen destacarse de su trabajo, la profunda atención dedicada, por igual, a
las doctrinas orientales como a las occidentales, o a las de la América
precolombina, en un firme propósito de trascender el hecho cultural particular,
y vislumbrar una especie de "regla universal", de hilo conductor de
una cierta "esencia única", esto es, LA tradición, LA
espiritualidad. Es por esta idea -que, aun siendo más ambiciosa, y sobre
todo, rigurosa, que la representada por ecumenismos y sincretismos- alguien
podría asociarle a lo que hemos dado en llamar "New Age"; algo que,
como intento aclarar ahora, supondría un reduccionismo al absurdo, o una
muestra de total ignorancia.
.
La crisis del mundo moderno - René Guenon
“Si se define la "democracia" como el
gobierno del pueblo por sí mismo, esto es una verdadera imposibilidad... No hay
que dejarse embaucar por las palabras, y es contradictorio admitir que los
mismos hombres puedan ser a la vez gobernantes y gobernados, porque, para
emplear el lenguaje aristotélico, un mismo ser no puede ser "en acto"
y "en potencia" al mismo tiempo..." R.G.
Que el
mundo moderno está en crisis no es una idea nueva. Lo que ya no es tan
frecuente, lo que quizá nadie había hecho hasta ahora con la amplitud y la
profundidad de René Guénon, es plantear una crítica a la modernidad que más
allá de toda fundamentación económica, política o psicológica se enraíza en una
dimensión estrictamente metafísica. La visión de Guénon, que critica la
modernidad en tanto que desviación o perversión de los principios que
constituyen el sustrato espiritual de todas las civilizaciones, confluye así
con todas las doctrinas cosmológicas de la Antigüedad, que veían en nuestro
tiempo la Edad Sombría o Edad de Hierro, fase final de la trayectoria
descendente de la humanidad en el presente ciclo.
El
Occidente moderno, cuya función cósmica parece ser que lleva el desorden hasta
sus últimos límites, ha erigido el mito moderno del progreso y, en su nombre,
ha construido una sociedad que es la inversión exacta de las sociedades
tradicionales. En el mundo moderno -dice Guénon- todo está al revés. El humanismo,
la ciencia, la técnica, la democracia, el desarrollo económico... todos los
elementos que forman la base misma de nuestra cultura, y de los que tan
orgullosa se siente la mayor parte de nuestros contemporáneos, caen así
fulminados bajo una crítica radical y demoledora, para lo que son, más bien,
otros tantos hitos en el proceso de solidificación y disolución, de hundimiento
-en definitiva- en las sombras del Reino de la cantidad.
Autoridad Espiritual y Poder Temporal – René Guenón
"La acción antitradicional debía necesariamente tender a la
vez a cambiar la mentalidad general y a destruir todas las instituciones
tradicionales de Occidente… Se dice que el Occidente moderno es cristiano, pero
esto es un error: el espíritu moderno es anticristiano, porque es esencialmente
antirreligioso". R.G.
En esta obra analiza el
origen y la naturaleza del conflicto entre la autoridad espiritual y el poder
temporal o, dicho en términos más acordes con la actualidad del mundo
occidental, entre la Iglesia y el Estado, en tanto que fenómeno más o menos
universal, presente en todas partes en la época histórica. Para Guénon, como
para el pensamiento «esotérico» de todos los tiempos, el orden humano no es
sino la expresión del orden cósmico, reflejo, a su vez, del orden divino, pues
una rigurosa relación de semejanza o analogía preside la relación entre todos
los niveles del ser. En consecuencia, las relaciones entre autoridad espiritual
y poder temporal son análogas a las existentes entre el conocimiento y la
acción.
Para el esoterista francés, que desarrolla
aquí un análisis metafísico —que no histórico— del problema, la necesidad de
subordinación del poder temporal a la autoridad espiritual se deriva
directamente de la necesidad de subordinar la fuerza a la sabiduría o la
materia al espíritu. Es ésta la obra con más implicaciones políticas y sociales
de toda la bibliografía guenoniana y, como tal, susceptible de provocar la
polémica —quizás en algunos hasta la indignación—, pues los presupuestos
metafísicos de Guénon no pueden dejar de oponerle frontalmente a las actuales
tendencias igualitarias; un igualitarismo que -como él diría -sólo iguala
nivelando en mediocridad y que suprime diferencias reduciendo a los hombres a
unidades idénticamente mecanizadas en el Reino de la cantidad. Uno de sus un libros se llama “El reino de
la cantidad y los signos de los tiempos”.
Doctrina de
acción contrarevolucionaria – Pierre Chateau-Jobert
Un libro único, remarcable, que establece –desde la doctrina y
la teoría –un completo sistema operativo, concreto y de acción. He tomado en
los primeros párrafos parte del prólogo de otro de sus libros “La confrontación
revolución-contrarrevolución”; luego sigue…
Rechazamos el yugo de la Revolución; pero la
“Confrontación Revolución – Contrarrevolución” supera grandemente el simple
aspecto de un enfrentamiento por la fuerza. El adversario está tanto en el
interior como en el exterior; la guerra que nos hace es
"revolucionaria" porque es ilimitada hasta el punto de que este
adversario se toma el derecho de usar todos los medios, aún los ilícitos y los
inhumanos por inmorales que sean.
Así, la confrontación aguda entre
estas dos ideologías aparece como fundamentalmente opuestas porque, de nuestro
lado, no tenemos derecho a usar esos medios que provocan indignación cuando los
emplean los revolucionarios.
Si por este hecho a algunos pudiera
parecerles que estamos vencidos de antemano, este libro les probará lo
contrario. En esa confrontación, en efecto, tenemos el poder del más débil,
pero este poder es el que termina por triunfar sobre fuerzas materiales
aplastantes porque se fundamenta en una superioridad psicológica y moral que
tiene sus raíces en los más fuertes ideales humanos y espirituales: ideales que
trascienden al hombre en una búsqueda que a veces lo conduce "del lado de
Dios". Y, por añadidura, poseemos una doctrina de acción mucho más sólida
que la del adversario.
Hasta aquí el
prólogo, traduzco…
¿Cómo actuar? Esa es la pregunta que se
hacen la mayoría de hombres, y que aquí respondo con mi libro Doctrine d'action contrarévolutionnaire.
Esta exposición hará explotar al activista, que al fin encontrará la razón para
actuar que siempre la ha hecho falta. Asombrará a la mujer, que se dará cuenta
que también ella tiene su rol a desempeñar para participar en la defensa de los
intereses de su familia. Igualmente podrá
asombrar al intelectual que no se considera un “hombre de acción”. ¡Cuántos hombres
y mujeres suponen que no pueden hacer nada para contribuir a una evolución de
la sociedad!
Esta
evolución será deseable en el sentido de los verdaderos intereses del Hombre, y
no en el sentido de una empresa cada vez más grande de la sociedad sobre sus
libertades y derechos más legítimos. Pueden constatar, sin embargo, que sus
adversarios, desde los marxistas a los tecnócratas, movilizan fácilmente sus
energías humanas y saben aplicar los métodos más sencillos para actuar con
eficacia.
¿Podemos
de nuestra parte declararnos vencidos? ¡Seguramente que no! ¿Debemos, pues,
adoptar los medios y procedimientos que condenamos en los otros? ¡Claro que no!
Tenemos a nuestra disposición todos los medios legítimos suficientes y nuestra
Doctrina sobrepasa por mucho las técnicas del adversario. Actuar es un deber si
no queremos que por nuestra pasividad nos hagamos cómplices de aquellos que se
portan como enemigos respecto a nosotros.
Los Centuriones – Jean Lartèguy
Enfermos del mal
amarillo (Le mal jaune- otra novela de Lartèguy), la nostalgia invencible de
Indochina, los Centuriones son arrastrados hasta Argelia, fieles sólo a sí
mismos y a su idea del mundo. Francia, esa patria esquiva e incómoda, dirigida
por burgueses incapaces, avanza de renuncia en renuncia mientras De Gaulle
guarda un inmenso silencio. Pero los centuriones demostrarán que están por
encima de la política y la derrota. Son los nuevos creyentes en una fe de
pureza y sacrificio, de camaradería viril y lealtad fraternal. Ganan así la
batalla de Argel.
El autor obtuvo
una fama considerable con este libro, que puede ser una pasable novela de
aventuras pero es una excelente obra psicológica. Una novela en un sentido muy
francés, en la que la trama es una excusa para reflexionar sobre un momento
histórico a la vez que para describirlo. Simplemente relata el viaje desde la
derrota de Dien Bien Phu hasta la guerra de Argelia por parte de un grupo de
oficiales paracaidistas franceses. La fuerza de la obra, la que le ha dado su
carácter mítico, es la reflexión permanente sobre el significado de la vida y
de la guerra para un oficial de una unidad de élite destinado en una guerra
colonial.
Los Pretorianos – Jean Lartéguy
En esta continuación
de la anterior, Larteguy no solo plantea, como pretenden desde los años setenta
del pasado siglo ciertos mandos de determinados ejércitos, la cuestión de la
entonces novedosa “guerra revolucionaria” y de la forma de enfrentarse a ella
sino que sobre todo plantea la cuestión de la degradación política y social de
Europa personificada en la Francia de la
IV República que es la que fomenta con su actitud y errores la
aparición de grupos insurgentes y terroristas.
Por lo
tanto, estas novelas de Larteguy son, sobre todo y ante todo, una crítica a la
sociedad francesa y europea de la posguerra mundial que ponen de manifiesto la
degradación moral de los ciudadanos, el esnobismo de los intelectuales más
preocupados por mantener la popularidad que por cumplir una función social de
formación del pueblo y la corrupción del mundo político que hace que el poder
se convierta en un fin en sí mismo.
Así, en
“Los Centuriones”, los paracaidistas que caen prisioneros en Dien Bien Phu y
que posteriormente hacen la guerra de Argelia (Esclavier, Raspeguy, Boisferaus,
Glatigny…) son soldados que cumplen las órdenes dadas por sus superiores
defendiendo lo que creen los “valores franceses” en el Sudeste Asiático y en el
Norte de África, posteriormente en “Los Pretorianos”; estos mismos
paracaidistas toman conciencia de que en el fondo están siendo utilizados para
defender un status quo que solo beneficia a unos pocos y por tanto, como los
antiguos Pretorianos romanos, adquieren conciencia política, toman partido y
pretenden reformar las cosas en beneficio de todos actuando políticamente
mediante el golpe de estado del 13 Mayo de 1958 que llevará al poder al General
De Gaulle, quien les traicionará. Ninguna de sus evoluciones variará su clara
conciencia de que cualquier régimen sano será ajeno al marxismo.
El juego de abalorios –
Herman Hesse
En esta obra, “El juego de los abalorios” nos
encontramos con el anhelo del propio autor de encontrar la manera de integrar
el todo en un simple algo, en esta ocasión un juego, en el que caben los
conocimientos científicos, culturales, musicales y de todo tipo ya que todo
puede ser traducido al lenguaje de este juego.
La novela, que está situada temporalmente en el lejanísimo año 2.400 se
desarrolla en Castalia, la gran fuente del conocimiento,
y cuna del mentado juego, en la que solo se entra por selección, algo que se
lleva a cabo mediante un meticuloso seguimiento de todos los niños para
descubrir a aquellos talentos excepcionales que merecen dicho honor.
Castalia, no obstante se está acomodando demasiado en su elitista
y ficticio mundo y supone un gasto cuantioso para el estado lo
que lleva al protagonista de la obra a reflexionar sobre la legitimidad de
dicho lugar así como de sus normas y a contrastar su experiencia con gente del
“mundo real”, especialmente con aquellos que acuden como oyentes a Castalia
pero que tienen vida fuera de allí, entre los cuales encontrará a su verdadero
contrapunto, algo que le marcará de por vida y que estará siempre ligado a su
destino…
Sobre
Estrategia (On strategy) -Harry Summers
-Sabes que ustedes nunca nos han derrotado
en batalla –dijo el coronel Americano.
El coronel Nor-vietnamita pondera su
respuesta un momento y replica:
-Pueda ser, pero es también irrelevante.
Conversación
en Hanoi, Abril 1975.
Uno de los más frustrantes aspectos de la Guerra
de Vietnam, desde el punto de vista del
Ejército es el que, en cuanto a la logística y la táctica concierne fue exitoso
en todo lo que se planificó. En su mejor momento de la guerra, el Ejército fue
capaz de mover casi a un millón de soldados al año, dentro y fuera de Vietnam. Alimentarlos,
vestirlos, darles cobijo, acogerlos, suplirlos con armamento y municiones y,
generalmente, sostenerlos mejor que ningún ejército lo haya realizado en el
campo de batalla.
Proyectar un Ejército de ese tamaño
alrededor del mundo ha sido una tarea de enorme magnitud administrativa, y
estuvimos más que calificados para tal tarea. En el propio campo de batalla el
Ejército fue imbatible. Batalla tras batalla contra nosotros, las fuerzas del
Viet Cong y de Vietnam del Norte retrocedieron con terribles pérdidas. Con
todo, al final, fue Vietnam del Norte y no los Estados Unidos quien surgió
victorioso. ¿Cómo pudimos triunfar tan bien, y a pesar de todo fallar tan
miserablemente? Esta preocupante pregunta ha sido la razón para escribir este
libro.
Con el telón de fondo de la guerra vietnamita, el Coronel
Summers nos presenta una lección formidable de estrategia militar y política.
En su momento causó polémica en los mayores institutos de los E.U. Los puntos
son variados, van desde la falta de una declaración formal de guerra hasta las
quintas columnas en el corazón del mismo Gobierno y fuera de él, como en los
medios de comunicación. Después de leerlo habrá usted arribado al primer nivel
de análisis.
El Campamento de los
santos o El desembarco – Jean Raspail
“EL CAMPAMENTO DE LOS SANTOS”, UN LIBRO DE CULTO SOBRE LA INVASIÓN MIGRATORIA
Escribe Raspail con pesimismo:
“Occidente está vacío, aunque aún no tenga conciencia verdaderamente de ello. Civilización
extraordinariamente inventiva, ciertamente la única que ha sido capaz de
contestar a los insuperables desafíos del tercer milenio, Occidente ya no tiene
más alma”.
ARGUMENTO: La odisea de “la flota de la
última esperanza”
Esta novela recrea el ocaso de Europa como civilización tras sufrir
una invasión pacífica del Tercer Mundo. El relato transcurre en un
futuro indeterminado (sin cronología concreta) y empieza con la marcha de un
convoy de navíos de la India que transporta a un millón de indigentes. La
expedición, que parte por sorpresa, ha sido orquestada por lo que se intuye
como una especie de complot “mundialista”.
La famélica expedición, bautizada
por la prensa progresista como la “flota de la última esperanza”, es rechazada
por Australia, Egipto y Sudáfrica; por fin, logra desembarcar en Francia. En
este país la opinión pública ha sido adormecida, víctima del clima de opinión
-que hoy calificaríamos como “políticamente correcto”- generado por medios
“progresistas” en sentido amplio (sectores de izquierda, grandes medios de
comunicación) y por la Iglesia católica (gobernada por un Papa brasileño que ha
vendido las riquezas del Vaticano para dar testimonio de pobreza) –mucho antes que el actual que hoy tenemos, lo previó.
Al aproximarse la hora del
desembarco de la flota en la costa francesa se multiplican por todo el mundo
iniciativas migratorias similares a las del convoy formado en la India, hecho
que constituye el preludio del ocaso de Occidente ante el asalto del Tercer
Mundo. El clima social de tolerancia que existe en Francia ante la aproximación
de los navíos es sustituido por otro de aceptación resignada del millón de
recién llegados cuando la expedición se halla frente a sus costas.
Ante la inminencia del desembarco,
se extienden el pánico y el miedo entre la población. Ni siquiera una llamada
del mismo presidente de la República francesa a la movilización del Ejército
impide la llegada de la flota a las playas del Midi. El ejército se niega a
disparar a civiles desarmados, famélicos y desesperados; y dejarán caer su
armamento.
Los recién llegados se imponen a
la población autóctona (con la ayuda de sectores de la misma) y se establece un
gobierno multirracial. El relato concluye describiendo cómo el último reducto
de defensores de Occidente en el Hexágono -atrincherado en una finca- es
aniquilado por gendarmes a las órdenes del nuevo ejecutivo. La obra da a
entender que este hecho constituye el preludio
del fin de la raza blanca y la propia Europa.
Así: …Cercados en medio de siete
mil millones de hombres, setecientos millones de blancos solamente, de los
cuales sólo un tercio es apenas vigoroso y se halla muy envejecido, sobre
nuestra pequeña Europa, frente a una vanguardia de cerca de cuatrocientos
millones de magrebíes y musulmanes, de los cuales un cincuenta por ciento tiene
menos de veinte años, sobre las orillas opuestas del Mediterráneo… ¿Puede
imaginarse alguien en un segundo y en nombre de qué ceguera de avestruz es
posible la supervivencia de este desequilibrio?
En síntesis, la narración de
Raspail articula todos los elementos que hoy configuran la mitología de la
nueva extrema derecha denominada “postindustrial” -que además del anticomunismo
está ahora por la oposición a la globalización-, en la medida que refleja los
temores al eclipse de la civilización occidental.
De este modo, auténticas hordas de
inmigrantes procedentes del Tercer Mundo se dirigen al asalto pacífico de
Europa, obedeciendo planes de lobbies indeterminados y socialmente invisibles
(en sintonía con visiones conspirativas que atribuyen la evolución del mundo a
la actuación de poderes ocultos) y que hallan ante sí una sociedad aletargada
por discursos de los mandarines “biempensantes” que elogian el multirracialismo
y el multiculturalismo. La suma de estos elementos permite considerar la obra
de Raspail como una distopía -o anti-utopía.
Jean-Marie Le pen, en un coloquio
sobre “Inmigración y soberanía” que organizó el Frente Nacional dijo: Se
puede estimar que la población de origen extranjero reciente [en
Francia] en el año 2000 es del orden de 8 millones, 4 millones de los
cuales africanos y turcos, casi todos musulmanes, para una población francesa
global de 58.5 millones. La asimilación no es desde ese momento ya posible,
pues es la cultura de acogida la que peligra de ser asimilada. Uno piensa
entonces en la profecía de Jean Raspail en su famosa obra, “El campamento de los santos”.
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