LA
CULTURA COMO INSTRUMENTO REVOLUCIONARIO
Especial para Arcisterio
Escrito y citas
por Roberto López-Geissmann
Lo escrito en azul es de R.L.G.
Al final les dejo el link de una entrevista con Nicolás Márquez sobre este tema, son 12 min. sin desperdicio.
La revolución verdadera no es la Revolución en la
calle, es la manera de pensar revolucionaria. Charles Maurras.
Dirigiéndome principalmente al interesado,
que por desgracia no lee mucho, presento estas reflexiones y citas esperando
que llamen la atención sobre el más importante fenómeno de la actualidad, como
es el de la Cultura.
Imposible reseñar aquí las oleadas que han
ido modificando el marxismo clásico en el actual “neo”, que en los términos más
amplios, y acaso más correctos pueda denominarse como la nueva izquierda. Aunque breves debemos trazar unas líneas
conductoras y relacionantes. Digamos primero que el marxismo-leninismo ya posee
en su mismo seno original las raíces que conducen sin mayor trastorno doctrinal
al cambio mega estratégico que se ha llegado a dar potenciando la Cultura tal
como se da hoy. Apenas si podemos enunciar:
·
La influencia de Gramsci –Cuadernos de la
cárcel – como gran faro de esta tendencia, comparado con Lenin, y para
algunos incluso superior.
·
Se desgajan como productos, asociados o
complementadores una serie de intelectuales franceses, principalmente los Deconstructivistas. Derrida, etc
·
Destacado debe ser el Eurocomunismo, tanto el libro del mismo
nombre de Santiago Carrillo, como la
tendencia en sí que inspiro obras variadas.
·
Se suele pasar por alto en estos lares
la referencia a la Perestroika, de Gorbachev, que personalmente es una
línea válida, así como su Glasnost.
·
Destacados intelectuales europeos y de
ambas Américas (de larga cita) así como los artífices y pontífices de la
degradada Teología de la Liberación.
·
Las tendencias divisorias y
reduccionistas, como son las leyendas negras, el indigenismo, pacifismo,
ecologismo tendencioso, autonomías y otras…
·
Finalmente la poderosísima tendencia de
las llamadas Tesis de Género y sus
acompañantes: pansexualismo, LGTB, aborto, pedofilia y varios más.
NOTAS: 1) Por ser este apenas un sencillo mapeo no es posible aportar los
nombres de autores y libros que sustanciarían este proceso político cultural.
2) Sugiero que de los siete puntos tomen al menos un elemento de referencia
para irse adentrando en este maremágnum. Ej.: Gramsci, Eurocomunismo,
Perestroika, lobbys LGTB y así, para que el lector vaya conociendo más.
Claro está que estas ideas disolventes no
hubieran penetrado tan honda y fuertemente de no estar encaramadas en los
hombros de otras ideas –no necesariamente de origen marxista, pero sí en su
gran mayoría recipiendarias de la ilustración y la revolución francesa –que permearon
el terreno de una subversión que, cuando le tocó cosechar tenía un terreno
abonadísimo. La misma Modernidad y Posmodernidad no son sino estadios
progresivos y confluyentes de las Ideas Madres de donde proceden.
Como dicen, el diablo primero
confunde (obnubila, envuelve en niebla) al que quiere vencer; táctica astuta y
poderosa por la que la Relatividad en todos los ámbitos ha relegado a la
sabiduría tradicional, la sana razón natural, la misma inteligencia y hasta a
la experiencia práctica al rincón caótico de las discusiones infinitas, con el
agravante de que cualquier palurdo puede adversar a cualquiera, no importando
razonamientos ni hechos, eliminando el principio de autoridad. Véase si no
corresponde ello al auge del caos contra el orden.
Así, el término Cultura fue -¡cómo qué no! –uno
de los primeros bocadillos. Como escribió René
Antezana Juárez:
“Desde que se amplió el concepto de cultura,
de modo que no se reduce tan solo a las bellas artes, hay una gran confusión.
Ahora incluye una mirada antropológica, donde se entiende por cultura todo lo que hace el humano
desde que transforma un objeto natural para un fin. En tal sentido, “todo” es
cultura.
La otra cara es de confusión cuando la
cultura pasa a manos de intereses económicos y políticos que convierten la
rebelión, la resistencia y las expresiones de los pueblos y sus creadores en
meros objetos de consumo. Hoy en día la cultura ya no es territorio de
transformación y búsqueda de nuevos horizontes para los países y para la
civilización, sino un
enorme negocio promovido por corporaciones que imponen modas, gustos, preferencias,
consumo, y que le ponen precio a toda expresión artística, ya sea que venga de
procesos populares o de creadores colectivos o individuales. Esta
confusión no es gratuita, está dirigida a promover generaciones de personas sin capacidad crítica
y, lo peor, sin interés de involucrarse en lo político (lucha por el bien
común), bien alimentados en su individualismo consumista. Las llamadas
“industrias culturales” tienen esta carga conceptual y política. De pronto, ya
ni la cultura —como espacio de creación y recreación— ni los creadores (hay
excepciones, claro está) cumplen una función de resistencia y transformación,
sino se convierten en correas de transmisión de un sistema que los devora en
mente y alma. Si bien el nuevo concepto de cultura pone en su lugar muchas
cosas, también deforma el
rol de la cultura y lo desvanece peligrosamente”.
Augusto del
Noce afirma que “La meta del Eurocomunismo es la
conquista de la cultura”. De allí las cacerías de brujas contra
autores y editoriales que no son “políticamente correctos”, el odio a todo
Revisionismo (plantearse que no todo lo que oficialmente nos es dado como
historia sea verdad) y los aludes de señales desde programas de TV, películas,
noticias y todo tipo de comerciales.
Uno de los grandes signos de la nueva
cultura, bajo el ropaje de la diversidad y el respeto –que tanto emboba a los
liberales incautos –son todos los elementos que lleven a desunir, dividir,
debilitar… a la sociedad, la familia, al mismo individuo, desprovisto de un
concepto pétreo de deberes, responsabilidades y de un sentido místico que se ha
enterrado con “la muerte de Dios” que ahora se disfraza con los frutos podridos
de una farsa de cristianismo católico súper light. Todo es separar, liberar,
independizar… que debilita, confunde, corroe.
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TODAS LAS OPCIONES SON MÁS O MENOS DECADENTES |
La más ostensible y reciente de estas penetraciones subversivo
culturales es la promoción de la monstruosa ideología de género y su corte de
aberraciones. Este escrito no puede sino proponerse indicar las líneas más
gruesas y provocar avidez para que el interesado penetre las tinieblas de esta
amenaza mundial. Un ensayo, por breve que fuere, requeriría seis veces más
longitud que estas líneas. Dejó con ustedes las luces del maestro Francisco Elías de Tejada:
“Ni Dios, ni hombre. El estructuralismo es un humanismo ateo, o si se
prefiere un ateísmo deshumanizado. De ahí venga a ser el signo
apocalíptico de la civilización mecanizada, técnica y sin alma de los magnos
imperios capitalistas del siglo XX, del capitalismo estatal de Rusia y del
capitalismo de las grandes sociedades norteamericanas. No en balde el propio
Claude Levy-Strauss condensó sus teorías durante los años en que viviera en
América del Norte. Porque en esas sociedades extremosamente capitalistas ya la
historia está suplantada por la técnica: en los Estados Moda, se dirá, y mal
seña si no lo fuera. Porque las modas, pasajeras son. Que si agarrase con sus
manos el futuro la técnica, dignificada por la especulación estructuralista, asesinaría al tipo humano
que hoy conocernos, acabaría con cada una de las maneras de civilización que
trabajosamente ha ido elaborando el hombre en sus afanes culturales durante
diez mil años.
Su triunfo supondría la sustitución de las ciencias
por las técnicas; o sea, el
final de nuestra concepción del mundo y de la vida unidos, porque carecen de
historia. En la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas adrede están
empeñados en matarla. Detrás del estructuralismo late la suplantación de la
ciencia por la técnica, una vez eliminada la filosofía; hecho que efectivamente
está ya sucediendo en la segunda mitad del siglo XX”.
El gran pensador
argentino Alberto Boixadós dijo: “Pensamos que muy pocos hombres, con vocación de auténtica libertad, han
calibrado en toda su magnitud la conexión indeleble pero efectiva, entre los
niveles teológico, cultural y político”.
Link de Nicolás Márquez sobre el marxismo cultural.
https://www.youtube.com/watch?v=2UhCVP1NuQI