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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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lunes, 29 de agosto de 2016

EL DESARME ES UN APOYO DECIDIDO PARA LOS CRIMINALES

DERECHO NATURAL DE PORTAR ARMAS





   Sostenemos que el Derecho Natural de la Defensa Propia –o de otros eventualmente –es uno de los más indiscutibles, enraizado en la esencia misma del instinto de conservación (propio y de la especie), confiriendo por ello el derecho de portar armas como lógica conclusión de apoyo práctico para validarlo.
   No pueden existir en consecuencia legislaciones que restrinjan en demasía tal derecho, aunque es admisible una normativa que regule su uso; pero entendiendo que debe extenderse a la portación y no sólo a la tenencia. Desde que en nuestras clases de Derecho Penal se enseñaba la sana doctrina, aguas turbias se han desencadenado…



   Abajo presento algunos de los arts. periodísticos que publicó El Diario de Hoy en años pasados. El tema amerita constante discusión.

Para pensárselo detenidamente...  22 oct. 2005
EL ACTO MÁS SOCIALISTA POSIBLE

                                                                   Por Roberto López-Geissmann.


       ¿Qué es lo más apreciado para el ser humano sino su vida? No nos vayamos por la tangente sobre especulaciones sobre calidad de vida, enfermedad o privación de libertad. Sin invalidar esos conceptos, se les superpone el hecho de poder continuar viviendo... ahora que, para concretar ese derecho se adhieren otros de los que destaca la posibilidad de defender su vida directamente. Uno mismo mientras sea posible, tiene el derecho natural, divino y escrito en los cielos y la tierra, antes de cualquier consideración de derecho positivista, de defender su derecho a la vida y el de otros.
       Imagínese que usted está en una casa que se incendia y se le prohíbe que intente apagarla con extintores  o por otros medios porque para eso cuenta con los Bomberos. Que no intente salvar a su hijo que se ahoga lanzándole un salvavidas o dándole respiración artificial (aunque usted sepa la técnica) porque para eso cuenta con los guardavidas. Que ni siquiera le ponga un apósito a un amigo o a usted mismo porque sólo el doctor puede hacerlo. E imagínese que si realiza cualquiera de estas actividades usted fuera penado criminalmente... pero no, la cosa es peor, puesto que lo castigarán a usted simplemente por tener en su poder un botiquín de auxilios, extintores o utilizar un equipo especial. Y ello aunque usted demuestre que no era racionalmente posible que pidiera la ayuda de bomberos, médicos o rescatistas. Le parecería que es una locura y un abuso ¿no es cierto?
       ¿Por qué entonces si una solitaria madre de familia se ve involucrada en un tiroteo defensivo en su propia casa, defendiendo a los suyos, si no tenía matrícula en su arma, debiera ir a la cárcel? ¿Por qué un maduro propietario rural, viajando con su hijo no puede detenerse a tomar café en un restaurante en la carretera si lleva un arma para su defensa, porque si se la encuentran iría preso? ¿Por qué cualquier ciudadano que sale a pocas cuadras de su casa, a cualquier hora del día, y va con arma, si es cacheado va preso aunque jamás haya tenido problemas con la ley? ¿Es igual el que nunca ha delinquido al antisocial tatuado, pandillero reconocido y delincuente reincidente, son exactamente iguales ante la ley de armas? ¿No es esa una ley antinatural, estúpida y que clama al cielo, injusta a rabiar y productora de mayores males que los que pretende evitar? Piénselo bien.
       ¿No es el intento de prohibir totalmente, la importación, fabricación, portación y tenencia  de armas de fuego una aberración contra el Derecho Natural de Defensa? ¿Es que tiene acaso el más mínimo sentido común el postular que la desaparición de pistolas “hará bajar sustancialmente a la delincuencia”? Esto es como decir que volverá honrados a los amigos de lo ajeno y pacíficos a los violentos apasionados, vengadores o asesinos. Sencillamente serían más crueles los crímenes con arma blanca o garrote... si los delincuentes hicieran caso, lo que es una hipótesis idiota, por decir poco; pero lo cierto es que dejaría a la ciudadanía todavía más inerme. Es impresionante como estas argumentaciones no se esgrimen por nadie y la Línea Maldita de desprotección total sigue caminando sin encontrar casi oposición. Veamos algunas últimas preguntas reflexivas.
       El Socialismo Revolucionario no tiene por esencia la solidaridad sino el Igualitarismo, que es un concepto irrisorio desde toda lógica, al que se ha exacerbado hasta límites gigantescos y que es en esta civilización el más grande valladar para el auténtico desarrollo y promotor de toda injusticia. Estas disposiciones sobre desarmamentización tienen ese componente y son, vistos en su dimensión profunda, el acto más integralmente Socialista que cabe en una sociedad; la prueba está en que, como en toda expresión política de este signo, sacrifica inocentes sin importar ningún sentido de Justicia ni Derecho Natural, en aras a ideas que obedecen una ingeniería social.
       ¿Qué ocasiona esta falta de resistencia ante un ultraje vital como el que se quiere perpetrar? ¿Qué poderes internacionales promueven esto y qué premios o amenazas esgrimen para realizarlo? ¡Qué Dios ilumine y dé fuerzas a nuestro Dirigentes Públicos y Privados para que no se dejen...!



DESARME Parte de otro artículo –Dic,2008
   Nuevamente se escuchan iniciativas sobre “desarme total”. Si por obra de magia pudieran desaparecer todas las armas de fuego del país, magnífico –aunque en ese caso una pacificación del corazón sería mejor –y cada vez la conspiración se acerca más a sus objetivos, seduciendo autoridades, adormeciendo funcionarios y yendo “lento pero seguro” en el triste camino en que las únicas armas que habrán en poder de civiles serán las de los delincuentes. Esto es indiscutible y hasta el último lo sabe. Pero ADEMÁS del derecho natural y eterno del individuo de poderse defender a sí mismo y a los suyos en legítima defensa afrontaremos el peligro de una nueva institucionalidad, masiva, violenta y peligrosa, ante la que el ciudadano estará indefenso, así como a mansalva de cualquier tropelía nacional e internacional.



Hitos y Misterios sobre el  -23 feb-2011
DERECHO DE CIVILES ARMADOS                                                    
                                                                                           Roberto López-Geissmann

“La gente duerme apaciblemente en sus camas, de noche, sólo porque hombres rudos permanecen listos a realizar violencia en su beneficio” George Orwell.

   Ya se han planteado los argumentos lógicos, plenos de sentido común, comprensibles y fuertes que sostienen el Derecho de los Civiles de un Estado a Tener y Portar Armas. Estuve tentado a una elaboración jurídica, como también a una síntesis filosófica o a una muestra comparativa en el mundo, que estas y otras armas intelectuales caben en esta lucha por el derecho y la civilización. Sin embargo dejo pendientes esas instancias para poner el dedo en otra llaga, que con cierta ironía (pero no mucha) llamó “hitos y misterios” sobre esta materia. Veamos.
¿Qué hace rechazar estos derechos a quienes están íntimamente convencidos que son útiles y correctos?
En un reciente artículo de un especialista que trabaja en una institución de seguridad (en otro periódico) se afirmaba que la gran mayoría de la población estaba de acuerdo en la “desarmamentización”, lo que mueve a una duda razonable sobre las encuestas que llevaren a tal conclusión, pero, aceptando sin conceder, reflexionemos. No puede atribuirse a falta de valor, cobardía, elusión al viril enfrentamiento a la mayoría de estas opiniones –aunque habría que reconocer tristemente un accionar creciente en este sentido, debido a los antivalores del ambiente; pero bien, si ello no es la causal más que de un grupo… ¿y del resto? ¿Es que habrá llegado a desbordarse el instinto de supervivencia hasta el punto de pervertirse, ahogando a su sublimación, que busca la conservación de la especie, del prójimo, y que es causa de la abnegación y del heroísmo? O, más chuscamente expresado: ¿será que nos vale riata el resto de congéneres y que nuestros bienes y nuestra vida son ya un Dios? Pero aún desde la óptica egoísta, a poco que pensemos podremos sacar racionalmente las cuentas que arrojan un saldo positivo de Bien Común si logramos aplicar una legislación que, conteniendo control y coordinación, ponga en manos civiles responsables el armamento a que tienen derecho para su legítima defensa; es más, hasta se puede organizar una especie de guardia cívica, así como otras iniciativas para salvaguardar nuestra libertad.
Entonces, ¿por qué y quién mueve estas campañas “políticamente correctas” hasta ser transpartidistas?
Casi sólo el editorialista de este diario y el que escribe defienden el derecho a la legítima defensa del ciudadano; pero es impresionante la falta de otros toros en el ruedo, máxime que a las razones privadas –válidas del todo para quebrar lanzas en pro de esta causa –se unan razones de teoría del Estado de alto nivel político en la salvaguarda de la libertad (pero ya a un nivel nacional) como es el respeto, incluso estratégico, que el mismo estamento armado debe tener al pueblo, que somos todos y que debemos luchar unidos. Esta “repelencia” de parte de ciertas Fuerzas Armadas en admitir civiles les ha llegado a costar más de una guerra. Invito a algunos de los altos EX jefes policiales y militares (autoridades civiles incluidas) para que “cuenten el cuento” –yo lo escuché alguna vez, pero no recuerdo bien –de quiénes, cómo hacen, por qué lo quieren y que regalías ofrecen para lograr someter a toda una nación a la indefensión total. Háganlo y la Patria y Dios se lo premiarán.



Desde una anécdota a una reflexión general
DESARME ES MENOS VIOLENCIA  -9-nov-2011
                                                                                    Roberto López-Geissmann

La anécdota real. Hace cosa de un mes fui asaltado a mano armada por un energúmeno alto, de edad media que gritaba como un loco; no daré más detalles que era a media tarde y habría fácilmente una docena de personas en las cercanías, todos dándose cuenta del violento hecho; resistí la entrega de mis documentos pese a los gritos y amenazas y el tipo se fue corriendo con mis emolumentos de aproximadamente una semana.
   Créanlo o no tengo la extraña cualidad de pensar con gran frialdad en situaciones extremas y, en la anterior, hice una evaluación detenida de las circunstancias (las que no narro por que iría demasiado lejos y conociendo además la “chacotería” general pudiese llevar hacia un descreimiento jocoso que no me interesa) y finalmente evalué que las posibilidades de resistencia eran pocas y el resultado feliz demasiado arriesgado por lo que fue la pasividad –excepto por la total negativa de dar mis documentos –la que terminó manejando el cuadro final.
   Ahora bien, quiero destacar UNA de las posibilidades de la que, si hubiera existido, hubiera actuado tratando de repeler la agresión: si hubiera yo estado armado. Antes de seguir quiero dejar bien establecido de que no se trata de que simplemente hubiera actuado “porque yo portaba un arma” eso es más que infantil, estúpido y una de las formas más fáciles de hacerse matar tontamente, quiero decir que aunque alguien fuese armado y pudiese usarla muy bien, no debe en forma alguna ni siquiera tocarse a menos que la oportunidad se dé. Pues bien, en mi caso sí se dió, claramente y sin lugar a dudas, cuando el asaltante perdió el control y en medio de los gritos se agachó y bajó los brazos completamente -y el arma. Quiero ir al grano: si hubiese estado armado si hubiera actuado, ya que se abrió una oportunidad. Claro está que si hubiere actuado de tal forma el indiscutible resultado hubiera sido un hecho de violencia –es decir, un hecho más violento que el robo a mano armada, porque muy posiblemente hubiera resultado en sangre y hasta en muerte –ya fuera porque el criminal me balease o yo a él, o ambos, pero siempre hubieran heridos.
La reflexión de fondo. De este incidente es válido remontarse a la explicación de por qué tanta insistencia, desesperada, en el desarme de toda la población (aunque todos sabemos que los honrados somos los primeros y casi que únicos en hacerlo, y el violento auténtico hará menos caso, hasta llegar al criminal, que se reirá feliz). Porque la tesis que asevera que el desarme general conduce a menos violencia es cierta... ¿me desdigo de mis posiciones de siempre? No, al contrario. Entendamos de una vez como opera esto y qué es lo que se pretende.
La gran pensada. Porque efectivamente si se lograra que absolutamente toda la gente honrada no portara, y ni siquiera tuviera en casa un arma, habrían menos hechos de sangre por arma de fuego, puesto que estas, quedando privativamente en manos de la delincuencia rebajarían brutalmente las posibilidades de legítima defensa, haciendo tan difícil repeler la violencia delincuencial y terrorista delincuencial, que sí disminuyeran los heridos… Pero vea usted ciudadano lector, a qué costo: la condición es la indefensión total ante la agresión, ya sea criminal o social, si nos hincamos y damos… hasta lo que no tenemos, como borregos… habrá paz. R.I.P.




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