DERECHO NATURAL DE PORTAR ARMAS
Sostenemos que
el Derecho Natural de la Defensa Propia –o de otros eventualmente –es uno de
los más indiscutibles, enraizado en la esencia misma del instinto de
conservación (propio y de la especie), confiriendo por ello el derecho de
portar armas como lógica conclusión de apoyo práctico para validarlo.
No pueden existir en consecuencia legislaciones
que restrinjan en demasía tal derecho, aunque es admisible una normativa que regule
su uso; pero entendiendo que debe extenderse a la portación y no sólo a la
tenencia. Desde que en nuestras clases de Derecho Penal se enseñaba la sana
doctrina, aguas turbias se han desencadenado…
Abajo presento algunos de los arts. periodísticos que publicó El Diario de Hoy en años pasados. El
tema amerita constante discusión.
Para pensárselo
detenidamente... 22 oct. 2005
EL ACTO MÁS
SOCIALISTA POSIBLE
Por Roberto López-Geissmann.
¿Qué es lo más apreciado para el
ser humano sino su vida? No nos vayamos por la tangente sobre especulaciones
sobre calidad de vida, enfermedad o privación de libertad. Sin invalidar esos
conceptos, se les superpone el hecho de poder continuar viviendo... ahora que,
para concretar ese derecho se adhieren otros de los que destaca la posibilidad
de defender su vida directamente. Uno mismo mientras sea posible, tiene el
derecho natural, divino y escrito en los cielos y la tierra, antes de cualquier
consideración de derecho positivista, de defender su derecho a la vida y el de
otros.
Imagínese que usted está en una casa que
se incendia y se le prohíbe que intente apagarla con extintores o por otros medios porque para eso cuenta con
los Bomberos. Que no intente salvar a su hijo que se ahoga lanzándole un
salvavidas o dándole respiración artificial (aunque usted sepa la técnica)
porque para eso cuenta con los guardavidas. Que ni siquiera le ponga un apósito
a un amigo o a usted mismo porque sólo el doctor puede hacerlo. E imagínese que
si realiza cualquiera de estas actividades usted fuera penado criminalmente...
pero no, la cosa es peor, puesto que lo castigarán a usted simplemente por
tener en su poder un botiquín de auxilios, extintores o utilizar un equipo
especial. Y ello aunque usted demuestre que no era racionalmente posible que
pidiera la ayuda de bomberos, médicos o rescatistas. Le parecería que es una
locura y un abuso ¿no es cierto?
¿Por qué entonces si una solitaria madre
de familia se ve involucrada en un tiroteo defensivo en su propia casa,
defendiendo a los suyos, si no tenía matrícula en su arma, debiera ir a la
cárcel? ¿Por qué un maduro propietario rural, viajando con su hijo no puede
detenerse a tomar café en un restaurante en la carretera si lleva un arma para
su defensa, porque si se la encuentran iría preso? ¿Por qué cualquier ciudadano
que sale a pocas cuadras de su casa, a cualquier hora del día, y va con arma,
si es cacheado va preso aunque jamás haya tenido problemas con la ley? ¿Es
igual el que nunca ha delinquido al antisocial tatuado, pandillero reconocido y
delincuente reincidente, son exactamente iguales ante la ley de armas? ¿No es
esa una ley antinatural, estúpida y que clama al cielo, injusta a rabiar y
productora de mayores males que los que pretende evitar? Piénselo bien.
¿No es el intento de prohibir totalmente, la importación,
fabricación, portación y tenencia de
armas de fuego una aberración contra el Derecho Natural de Defensa? ¿Es que
tiene acaso el más mínimo sentido común el postular que la desaparición de
pistolas “hará bajar sustancialmente a la delincuencia”? Esto es como decir que
volverá honrados a los amigos de lo ajeno y pacíficos a los violentos
apasionados, vengadores o asesinos. Sencillamente serían más crueles los
crímenes con arma blanca o garrote... si los delincuentes hicieran caso, lo que
es una hipótesis idiota, por decir poco; pero lo cierto es que dejaría a la
ciudadanía todavía más inerme. Es impresionante como estas argumentaciones no
se esgrimen por nadie y la Línea Maldita de desprotección total sigue caminando
sin encontrar casi oposición. Veamos algunas últimas preguntas reflexivas.
El Socialismo Revolucionario no tiene
por esencia la solidaridad sino el Igualitarismo, que es un concepto irrisorio
desde toda lógica, al que se ha exacerbado hasta límites gigantescos y que es
en esta civilización el más grande valladar para el auténtico desarrollo y
promotor de toda injusticia. Estas disposiciones sobre desarmamentización
tienen ese componente y son, vistos en su dimensión profunda, el acto más
integralmente Socialista que cabe en una sociedad; la prueba está en que, como
en toda expresión política de este signo, sacrifica inocentes sin importar
ningún sentido de Justicia ni Derecho Natural, en aras a ideas que obedecen una
ingeniería social.
¿Qué ocasiona esta falta de resistencia
ante un ultraje vital como el que se quiere perpetrar? ¿Qué poderes
internacionales promueven esto y qué premios o amenazas esgrimen para
realizarlo? ¡Qué Dios ilumine y dé fuerzas a nuestro Dirigentes Públicos y
Privados para que no se dejen...!
DESARME Parte de otro artículo –Dic,2008
Nuevamente se escuchan iniciativas sobre
“desarme total”. Si por obra de magia pudieran desaparecer todas las armas de
fuego del país, magnífico –aunque en ese caso una pacificación del corazón
sería mejor –y cada vez la conspiración se acerca más a sus objetivos,
seduciendo autoridades, adormeciendo funcionarios y yendo “lento pero seguro”
en el triste camino en que las únicas armas que habrán en poder de civiles
serán las de los delincuentes. Esto es indiscutible y hasta el último lo sabe.
Pero ADEMÁS del derecho natural y eterno del individuo de poderse
defender a sí mismo y a los suyos en legítima defensa afrontaremos el
peligro de una nueva institucionalidad, masiva, violenta y peligrosa, ante la
que el ciudadano estará indefenso, así como a mansalva de cualquier tropelía
nacional e internacional.
Hitos y Misterios sobre el -23
feb-2011
DERECHO DE CIVILES ARMADOS
Roberto
López-Geissmann
“La
gente duerme apaciblemente en sus camas, de noche, sólo porque hombres rudos
permanecen listos a realizar violencia en su beneficio” George Orwell.
Ya se han planteado los argumentos lógicos,
plenos de sentido común, comprensibles y fuertes que sostienen el Derecho de
los Civiles de un Estado a Tener y Portar Armas. Estuve tentado a una
elaboración jurídica, como también a una síntesis filosófica o a una muestra
comparativa en el mundo, que estas y otras armas intelectuales caben en esta
lucha por el derecho y la civilización. Sin embargo dejo pendientes esas
instancias para poner el dedo en otra llaga, que con cierta ironía (pero no
mucha) llamó “hitos y misterios” sobre esta materia. Veamos.
¿Qué hace rechazar estos derechos a quienes
están íntimamente convencidos que son útiles y correctos?
En
un reciente artículo de un especialista que trabaja en una institución de
seguridad (en otro periódico) se afirmaba que la gran mayoría de la población
estaba de acuerdo en la “desarmamentización”, lo que mueve a una duda razonable
sobre las encuestas que llevaren a tal conclusión, pero, aceptando sin
conceder, reflexionemos. No puede atribuirse a falta de valor, cobardía,
elusión al viril enfrentamiento a la mayoría de estas opiniones –aunque habría
que reconocer tristemente un accionar creciente en este sentido, debido a los
antivalores del ambiente; pero bien, si ello no es la causal más que de un
grupo… ¿y del resto? ¿Es que habrá llegado a desbordarse el instinto de
supervivencia hasta el punto de pervertirse, ahogando a su sublimación, que
busca la conservación de la especie, del prójimo, y que es causa de la
abnegación y del heroísmo? O, más chuscamente expresado: ¿será que nos vale
riata el resto de congéneres y que nuestros bienes y nuestra vida son ya un
Dios? Pero aún desde la óptica egoísta, a poco que pensemos podremos sacar
racionalmente las cuentas que arrojan un saldo positivo de Bien Común si
logramos aplicar una legislación que, conteniendo control y coordinación,
ponga en manos civiles responsables el armamento a que tienen derecho para su
legítima defensa; es más, hasta se puede organizar una
especie de guardia cívica, así como otras iniciativas
para salvaguardar nuestra libertad.
Entonces, ¿por qué y quién mueve estas
campañas “políticamente correctas” hasta ser transpartidistas?
Casi
sólo el editorialista de este diario y el que escribe defienden el derecho a la
legítima defensa del ciudadano; pero es impresionante la falta de otros toros
en el ruedo, máxime que a las razones privadas –válidas del todo para quebrar
lanzas en pro de esta causa –se unan razones de teoría del Estado de alto nivel
político en la salvaguarda de la libertad (pero ya a un nivel nacional) como es
el respeto, incluso estratégico, que el mismo estamento armado debe tener al
pueblo, que somos todos y que debemos luchar unidos. Esta “repelencia” de parte
de ciertas Fuerzas Armadas en admitir civiles les ha llegado a costar más de
una guerra. Invito a algunos de los altos EX jefes policiales y militares
(autoridades civiles incluidas) para que “cuenten
el cuento” –yo lo escuché alguna vez, pero no recuerdo bien –de quiénes,
cómo hacen, por qué lo quieren y que regalías ofrecen para lograr someter a
toda una nación a la indefensión total. Háganlo y la Patria y Dios se lo
premiarán.
Desde una anécdota a una reflexión general
DESARME ES MENOS VIOLENCIA
-9-nov-2011
Roberto López-Geissmann
La anécdota real.
Hace cosa de un mes fui asaltado a mano armada por un energúmeno alto, de edad
media que gritaba como un loco; no daré más detalles que era a media tarde y
habría fácilmente una docena de personas en las cercanías, todos dándose cuenta
del violento hecho; resistí la entrega de mis documentos pese a los gritos y
amenazas y el tipo se fue corriendo con mis emolumentos de aproximadamente una
semana.
Créanlo o no tengo la extraña cualidad de
pensar con gran frialdad en situaciones extremas y, en la anterior, hice una
evaluación detenida de las circunstancias (las que no narro por que iría
demasiado lejos y conociendo además la “chacotería” general pudiese llevar
hacia un descreimiento jocoso que no me interesa) y finalmente evalué que las
posibilidades de resistencia eran pocas y el resultado feliz demasiado
arriesgado por lo que fue la pasividad –excepto por la total negativa de dar
mis documentos –la que terminó manejando el cuadro final.
Ahora bien, quiero destacar UNA de las
posibilidades de la que, si hubiera existido, hubiera actuado tratando de
repeler la agresión: si hubiera yo estado
armado. Antes de seguir quiero dejar bien establecido de
que no se trata de que simplemente hubiera actuado “porque yo portaba un arma” eso es más que infantil, estúpido y una
de las formas más fáciles de hacerse matar tontamente, quiero decir que aunque
alguien fuese armado y pudiese usarla muy bien, no debe en forma alguna ni
siquiera tocarse a menos que la oportunidad se dé. Pues bien, en mi caso sí se
dió, claramente y sin lugar a dudas, cuando el asaltante perdió el control y en
medio de los gritos se agachó y bajó los brazos completamente -y el
arma. Quiero ir al grano: si hubiese estado armado si hubiera actuado, ya que
se abrió una oportunidad. Claro está que si hubiere actuado de tal forma el
indiscutible resultado hubiera sido un hecho de violencia –es decir, un hecho
más violento que el robo a mano armada, porque muy posiblemente hubiera
resultado en sangre y hasta en muerte –ya fuera porque el criminal me balease o
yo a él, o ambos, pero siempre hubieran heridos.
La reflexión de fondo.
De este incidente es válido remontarse a la explicación de por qué tanta
insistencia, desesperada, en el desarme de
toda la población (aunque todos sabemos que los honrados somos los primeros
y casi que únicos en hacerlo, y el violento auténtico hará menos caso, hasta
llegar al criminal, que se reirá feliz). Porque la tesis que asevera que el
desarme general conduce a menos violencia es cierta... ¿me desdigo de mis
posiciones de siempre? No, al contrario. Entendamos de una vez como opera esto
y qué es lo que se pretende.
La gran pensada.
Porque efectivamente si se lograra que absolutamente toda la gente honrada no
portara, y ni siquiera tuviera en casa un arma, habrían menos hechos de sangre por arma de fuego, puesto que estas, quedando
privativamente en manos de la delincuencia rebajarían brutalmente las
posibilidades de legítima defensa, haciendo tan difícil repeler la violencia
delincuencial y terrorista delincuencial, que sí disminuyeran los heridos… Pero vea usted ciudadano lector, a qué costo: la condición es la
indefensión total ante la agresión, ya sea criminal o social, si nos hincamos y
damos… hasta lo que no tenemos, como borregos… habrá paz. R.I.P.