ADMINISTRA EL BLOG ARCISTERIO

Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

Entrada destacada

¿DE QUÉ ESTAMOS HECHOS?

    Contrariamente a la moda en boga de los medios, los presentadores y buena parte de la red, que se pretenden mesurados, línea media, ...

lunes, 9 de mayo de 2016

NO SEAS RANA HERVIDA


DESPUÉS DE DÉCADAS DE COLABORAR CON EL DIARIO DE HOY, DE IMPROVISO ME INFORMAN QUE YA NO HABRÁ MAS ESPACIO Y EL ULTIMO ARTÍCULO QUE PASÉ ES EL QUE ACÁ PRESENTO.





NO SEAS RANA HERVIDA
                                                               Roberto López-Geissmann

Ver mucho al abismo hace caer en él.  Frederic Nietzsche.

   Empecemos por la fábula de la rana hervida: si una rana se coloca en una olla grande llena de agua al tiempo, nadará feliz a sus anchas; si de repente se le aplica fuego lento a la olla, la ranita hasta pueda sentir agradable ese calorcito al principio; si se sigue calentando el agua llegará un momento en que será ya incómodo para el animalejo, pero pudiera pensar que puede estarse todavía un rato más así; al llegar la temperatura del agua cerca de punto de hervir, no digamos más allá, el animal sufrirá, muriendo entre horribles dolores; lo que empezó como un agradable baño ha terminado en un espantoso sufrimiento y la muerte.
   Es bastante claro que la rana victimizada no se hubiera quedado nadando tranquilamente en caso de que la temperatura de la olla fuese molesta o peligrosamente caliente. El “chiste” o la trampa que mantuvo al batracio nadando hasta que fue demasiado tarde ha sido precisamente el proceso de irle elevando la temperatura del líquido en que se encontraba de poco a poco, para no asustarla, para que se fuera acostumbrando lentamente hasta que sus músculos estuvieran incapacitados para pegar el brinco salvador.
   De aquí surge el síndrome de la rana hervida: diciéndose que “si ocurre un deterioro lento, este pasa inadvertido, siendo que en la mayoría de las veces no suscita ni reacción, ni oposición, ni rebeldía”. Le agregaría el que “hasta que es demasiado tarde”. Si la clave es lo suave, lo no violento, para producir un acostumbramiento o indiferencia, creo que a nadie se le escapa la clara analogía de la fábula con situaciones de la vida real, como un trabajo en particular, una situación hogareña, el puesto de una institución o la vida misma de la sociedad y el Estado. Reflexiónese sobre qué tanto nos está pasando esto y si no estaremos siendo cocinados a fuego lento en una olla de ranas de las que nadie pegará un brinco.
   Sin desperdicio es la frase de San Agustín. Cito:
A fuerza de verlo todo, se termina por soportarlo todo
A fuerza de soportarlo todo, se termina por tolerarlo todo
A fuerza de tolerarlo todo, se termina por aceptarlo todo
A fuerza de aceptarlo todo, se termina por aprobarlo todo.


   A la insidia, a la oculta maldad, de la trampa sólo se puede responder con conciencia y coraje. Estar atentos y dispuestos; revisar el calor y tener la musculatura dispuesta al salto, al grito, a la protesta y a la defensa. Alertar a los demás. Pero si quieren seguir hirviéndose en su sopa… sigan nadando, o mejor, sigan votando…










No hay comentarios:

Publicar un comentario