LA LEGIÓN
EXTRANJERA
EN MÉXICO
En dos entregas, el 11 y el 18 de
octubre de 2010 reseñé en El Diario de
Hoy una síntesis de una de las batallas más famosas y heroicas de la Legión
Extranjera Francesa. Presento ambas, con grabados e invitando a conocer las
historias de estos grupos de élite,
a los que continuaremos trayendo de la historia, así como las batallas y
personajes más singulares.
Así como Legio
Patria Nostra indica que los legionarios tienen por patria a la Legión, en
una superposición idealizada por la fidelidad. En nuestro blog, el lema Ubi Veritas Ibi Patria -donde está la verdad está la patria -denota la misma
fidelidad en relación a la Verdad. Y claro que una gran verdad es el Heróismo.
Legio
Patria Nostra
EL HEROÍSMO DE CAMARON
Roberto López-Geissmann
Ni me refiero al animal (ni a connotación
política alguna), ni al país de Camerún, sino a más heroica acción que dejara
la Legión Extranjera Francesa en tierras mexicanas. Considerando que santos,
héroes y virtudes ejemplares –de todos los colores y agrupaciones –son una
inspiración positiva para un presente que parece cada vez más gris y
anestesiado, comienzo una divulgación esporádica de las mejores gestas bélicas.
En estas entregas será obligado el sintetizar en exceso, en aras a narrar el punto
particular
La Legión
Extranjera Francesa fue creada en 1831 y durante mucho tiempo fue reprobada,
tanto por la opinión pública como por el mismo Ejército, dada la composición de
hombres extranjeros (únicamente los oficiales eran franceses) que eran tildados
de mercenarios, descastados y hasta de criminales (en esto Hollywood ha
exagerado bárbaramente, pues no se permitían reos escapados), dejándoseles
tareas sucias o inferiores; de hecho ha habido toda clase de hombres y razones
para los mismos de buscar este servicio; el espacio nos impide su mención, lo
mismo que las principales contiendas –antes y después de la que nos ocupa –en
que se lució esta agrupación.
La situación en México
en 1861 hizo que el Presidente Benito Juárez decretara una moratoria, a causa
de la cual Inglaterra, España y Francia mandaron ejércitos para presionar su
pago; habiéndose arreglado con las primeras dos potencias, sólo quedó Francia,
quien realmente buscaba un pretexto para extender su poder, deteniendo el de
Estados Unidos, que se encontraba en su guerra civil; quería así apoderarse de
México y no retiró sus tropas.
Contexto del conflicto.
El 25 de abril de 1862, el Gral. Ferdinand de Lorencez (Cmte. de las fuerzas
francesas en M.) dirigió al Mro. De la Guerra en París una carta majadera,
petulante y que luego se convirtió en vergüenza, por la que con afirmaciones de
racismo barato y bravuconería soldadesca
menospreciaba a los mexicanos, afirmando que con 6.000 hombres se conquistaría
a México. El cinco de mayo, en el ataque a Puebla, perdidos dos coroneles, 500
hombres, habiendo huido de la muy capaz caballería mexicana, tuvo que llegar
dicho personaje pidiendo que se le proporcionaran 20.000 hombres más. Se le
proporcionaron, a la par que una enorme cantidad de armas y pertrechos. Entre
los hombres vendrían 3 regimientos de la Legión, a los que, como de costumbre
se destinó a labores de retaguardia (menospreciándolos) y de custodia armada de
las caravanas.
Previo al combate.
El 15 de abril de 1863 salió un convoy de Veracruz hacia Puebla, cargado de
municiones, cañones y oro; la eficiente inteligencia mexicana lo detectó y el
Gobernador (también militar) de Veracruz destino tres batallones de Guardias
Nacionales (de Veracruz, Xalapa y Córdoba) que sumaban 1300 efectivos, más una
caballería de 800 hombres para interceptar al convoy, en el que iban 62
efectivos de la compañía 3 (diezmada por fiebres), que comandaba un capitán
francés, Danjou, un teniente y un subte. (dos belgas camuflados). El
contingente estaba formado por polacos, españoles, alemanes e italianos, con 60
balas c/u. A las 6 hs. la disminuida compañía, separada en dos secciones por
200 metros llegó al casco de la medio derruida Hacienda de la Santísima
Trinidad, en la aldea del Camarón. Aquí empieza la acción, en la próxima
entrega.
“Les abandonó la vida
antes que el coraje”
CAMERONE EN EL CORAZÓN
Estamos narrando, en una nueva serie de
hazañas heroicas sin tiempo ni fronteras, la extraordinaria acción de los
legionarios franceses en Camarón o Camerone
(en francés), en el México de hace 150 años; es el 30 de abril de 1863.
Detalles en el art. anterior y pasemos sin más a la batalla. Decíamos que 62
legionarios de cinco nacionalidades custodiaban, cual nuevos Templarios, un
valioso convoy de armas, balas y oro (de Veracruz hacia Puebla) y que más de
dos mil hombres, incluyendo caballería, del ejército de Juárez salieron para
apropiarse del mismo. La acción comenzó a las seis de la mañana y duró casi
exactamente 12 calurosísimas horas.
Ataque de Caballería.
Apenas si desayunaban cuando se vieron envueltos por 800 hombres de caballería,
que los hostigaron en su repliegue hacia el casco de la Hacienda abandonada; la
abundante arboleda sirvió en algo a los franceses quienes tuvieron 16
prisioneros en esa primera escaramuza. El enemigo desmonta y los rodea. Quedan
46 en un perímetro cuadrado de 50 mts., entre muros de adobe, con la desventaja
que los mexicanos toman alturas alrededor de ellos; tres horas después, al ser
rechazada una honorable rendición, de boca de un oficial mexicano de origen
francés, se disponen atacar a fondo para derribarlos de un golpe.
Oleada tras oleada
sin cuento se necesitaron para lograr su cometido. A las once de la mañana
muere su valiente y experimentado capitán, Danjou. Aproximadamente a las doce
del día, el Tte. Villain y los legionarios se alegraron al detectar una fuerte
cantidad de hombres, siendo frustrante que se tratara de los más de 1200
guardias nacionales mexicanos, que abundaron en el ataque. Calor, cansancio,
falta de agua y de balas. Se incendian los alrededores para acelerar la deshidratación,
se lanzan valientes combates a bayoneta calada y cuando, a las dos de la tarde
cae el Tte. Villain, el Cnel. Milán propone otra capitulación honorable, pero
el último teniente, Maudet, se niega. A las cinco de la tarde, herido este,
quedan sólo dos cabos y diez legionarios.
Se acerca el clímax
al ordenar Maudet que se cargue contra los mexicanos para morir en gloria; de
inmediato recibe otro balazo y queda fuera de combate con otros dos que mueren.
En poco tiempo los cabos Maine y Berg y un polaco son los únicos que pueden
pelear, se reagrupan hombro a hombro contra una pared y, sin balas ya, aferran
su fusil para morir peleando. El Cnel. mexicano Cambas, de origen francés, los
invita en perfecto idioma a rendirse y Maine le contesta: “Nos
rendimos, pero si nos permiten permanecer con nuestras armas y atender a
nuestros heridos”, a lo que contesta conmovido Cambas, saludándolos con el
sable, que a hombres así no se les puede negar nada. La batalla terminó, pero
el convoy pudo escaparse al principio y no lo tomó el enemigo.
Nobleza mexicana
se demostró reiteradamente, no sólo en lo narrado, sino en sincera atención con
que se atendió a los sobrevivientes, que fueron 32 (posteriormente canjeados);
los dos cabos se ascendieron a oficiales y Maudet murió días después. La mano
de madera del Capitán Danjou es una reliquia para la Legión. El Ejército
mexicano saludó –mientras duró la ocupación francesa -cada vez que pasaba
frente al Camerone. Posteriormente se autorizó un monumento al que cada año
honran civiles y oficiales de ambos ejércitos. Noblesse oblige.
TRADUCIENDO LA PLACA CONMEMORATIVA
A LA MEMORIA DE LOS OFICIALES Y LEGIONARIOS
QUE, BAJO LAS ÓRDENES DEL CAPITÁN DANJOU
LUCHARON
UNO CONTRA CUARENTA
DURANTE DIEZ HORAS EL 30 DE ABRIL 1863 EN
CAMERONE
LA VIDA ANTES QUE EL CORAJE ABANDONÓ
A ESTOS SOLDADOS FRANCESES
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