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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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martes, 7 de abril de 2020

FUTURO DE LA DERECHA - Tiene que construirse sin el predominio de ARENA


Hace más de un año, en la fecha indicada abajo, subí a mi blog y a mi perfil de fb el art. que sigue; dada la importancia del mismo y la suerte de haberme expresado con propiedad sobre la problemática de Las Derechas, me siento obligado de repetirlo, ahora además en mi pág de fb. Abundaré por demás en extractos que publicaré para posibilitar mayores números de lectores, eventualmente realizando un video sobre el mismo.
   Apenas agregaré cortos comentarios y un par de grabados. Considero de la mayor importancia ciudadana reflexionar sobre el mismo para no volver a cometer, por desesperación, una acción que nos aleje más de la asunción a posiciones realistas y responsables que remonten lo actuado.



RESPONSABILIDADES Y PROBABILIDADES
FUTURAS DE LA DERECHA EN EL SALVADOR

Roberto López-Geissmann
San Salvador, a cuatro de febrero de 2019

Ubicando el contexto reflexivo
Siempre es un recurso fácil, relativamente cómodo y a veces hasta ingrato el cargar el peso de las derrotas a la dirección fallida de un proyecto, sea este mercantil, militar, cultural o político. Pero es igualmente comprensible que es una obligación el realizar un análisis de los elementos que llevaron a un derrumbe. No se puede escribir con el hígado, furiosos, con mala leche, pero tampoco es admisible hacerlo con una defensiva total, en la que se cargue en forma parcial a un grupo que “pagaría los platos rotos” en una demostración más de que no se ha entendido ni jota de lo que pasa.
Aquí no se trata de diplomacias etéreas, discusión sobre el sexo de los ángeles, evadiendo nombres y poniéndonos tan exquisitos que no digamos nada. No me meteré en la exhaustividad, en los otros partidos o corrientes políticas, en las interioridades (que además desconozco) ni siquiera en la indicación de cúpulas (reales y ocultas), publicistas metidos a propagandistas (les hayan hecho caso o no) y mucho menos en los manejos y negociaciones con otras fuerzas políticas. Claro que aquí hablamos de las derechas y de ARENA.
Siempre he hablado de “las” derechas, no porque yo quiera o pretenda una clasificación particular. Es que esto es así. Lo mismo ocurre con “las” izquierdas. Como este es un artículo limitado y no es siquiera un breve ensayo tendré que saltarme detalles de por qué esto ocurre. Lo que no puedo dejar de mencionar es que varios grupos de derechistas han tomado el rábano por las hojas, y han pretendido que hablar de UNA derecha, de LA derecha, fortalecería la posición de la misma; este proceder, digo, ha sido catastrófico. Detrás de ello se encuentra uno de los pecados capitales históricos de nuestras derechas.
Y es que poco a poco ARENA se constituyó como la legítima –y luego la única representante de “la” derecha salvadoreña. Nunca lo fue. Ni en su mejor momento. Sencillamente no pudo serlo porque nadie puede serlo. No el único representante, porque sería una idea tan claramente totalitaria como evidentemente errónea e injusta. Mucho menos cuando el devenir de este Partido –al que he pertenecido con orgullo y amor –se fue convirtiendo en lo que una gran dirigente en un arranque de lúcida cólera, decepción y sinceridad lo catalogó como “S.A. de C.V.”
… y todavía hubo de pasar bastante agua bajo el puente para pasar de ser, desde el gran proyecto factible, poderoso y bueno de las derechas del siglo XX en El Salvador, a una sombra decadente de sus tiempos heroicos, dominada por gente (más a menudo de lo que se cree, buena) pero totalmente analfabeta de lo que era política, más allá de comprar voluntades. Fueron desapareciendo los camaradas, suplantados por achichincles. El genio empresarial que tenía y tiene su sitial de honor pretendió suplantar toda competencia (demostrando con ello la falta de la misma) al relegar sectores, profesionales y personajes, escogiendo en vez de los anteriores a sus amanuenses. Es indiscutiblemente el partido menos leal del país para quienes dejaron sus esfuerzos y sangre por la causa.
   No faltará el bienintencionado, obvio que aún no convencido de que el querido partido ya no puede funcionar, que clamará furioso para callar las ideas con las que varios ya pretendemos alertar para no seguir cayendo en el mismo error una y otra vez. El votar por el “mal menor” es una trampa mortal. Entiéndanlo, somos tan nacionalistas como el que más, pero estamos convencidos que ahora votar por el mismo es desperdicio. Mejor luchar por algo que realmente pueda crecer… y sano.
Los grandes responsables
No pueden ser otros que elementos dentro de las derechas y la involución que sufrió el otrora gran Partido ARENA –no crean que no es doloroso tocar esta llaga, lágrimas de orgullo y de alegría al principio del Partido, de tristeza y decepción conforme se mercantilizaba y finalmente de cólera cuando se sumó la mediocridad y la estupidez. Las derechas pecaron por un dejar hacer, por confiar demasiado que allí se encuentran nuestros muchachos (lo que en principio fue bastante real), en pecado de omisión, por desentenderse, por no protestar ni actuar lo requerido cuando comenzaba a remontar la ola ultraliberal y que me hace recordar la frase de Goethe: quien quiera asustar al diablo tiene que gritar mucho. Se dejó aplastar por el peso del dinero. Los argumentos, las ideas, la bonhomía, la experiencia y honradez fueron machacadas por los que sólo buscaron (en realidad siguiendo el ejemplo de sus amos) la eliminación de competencia en su “carrera”, que sólo pretendió aumentar sus ganancias.
Presentado ya un escenario nada desconocido, aunque no reconocido de labios para afuera por las derechas, veamos ya últimamente que fue lo acontecido. Cómo fue posible que ante semejante situación, de espantosa claridad, se siguió tan campante como el anuncio del whiskey, en una festinada campaña de un triunfalismo delirante, perdiendo oportunidades que aún existían, por lo que se denota acá el carácter empedernido de esta agrupación, al evitar ver la realidad, con tal de sostener todavía una imagen y un manejo ya insostenibles del todo. Los empleados, que muchos creen que siguen siendo patriotas nacionalistas y fervorosos, cuando no se han dado cuenta que se han convertido en servidores incondicionales de un grupo que –como la dirigencia de varios grupos políticos en la historia –seguirán brindando hasta el último día, ofreciendo en venta la soga que los ahorcará. De alguna manera todos tenemos nuestra responsabilidad por haber soportado tanto tiempo a estos… …

SOMOS TAMBIÉN EL CAOS


Posibles rumbos positivos a tomar por las derechas
No son los únicos, claro. Pueden resultar soluciones cargadas de peso (dólares, euros…) del exterior. Puede resultar un repunte de la misma ARENA que nos tiene así, en tal caso habrán puesto a caminar a un zombi (un walking dead), puesto que ya no sería un partido agónico, sino un ente antinatural. Y lo peor: podría levantares un monstruoso Frankenstein formado por pedazos de otros cadáveres de partidos, con una mente lobotomizada y degenerada, la que, sin haber aprendido ni la jota del relajo, quisiera seguir igual.
Posibilidades:
1. Prácticamente una labor básica, despejar los escombros, barrer y limpiar. Pero es tan difícil como que entres a casa ajena a botar basura, pintar, derribar paredes, reestructurar profundamente… no es muy realista que ARENA permita que se inmiscuyan otros derechistas –por probados que fueren – y ni siquiera los muchos elementos de su misma estructura dispuestos a cambiar. Van a defender con rabia los últimos bastiones de su derruido castillo, van a azuzar a sus canes contra los reformadores de buena voluntad, entre más sanos, limpios y esclarecidos se les va a echar la perrera embravecida. Está difícil esto.
2. Pero esa limpieza de casa y reestructuración, dado que se está haciendo en agonía (hace diez años hubiera sido mucho más factible), no es cosa que se pueda hacer ahora por un simple cambio estatutario ni cambiando buena cantidad de reconocidos “líderes”; el tiempo nos dice que hasta el más ingenuo no se va a tragar una auténtica reforma si no se realiza draconianamente, dura, profunda, radical y honesta. Si no lo pueden hacer desde dentro, más difícil será hacerlo desde fuera. Sencillamente echarían al carajo a los que lo intentaran. Una alianza de los buenos elementos de dentro con los rescatistas externos tampoco es realista. Es más fácil que la cúpula renuncie de por sí. Y esto es difícil.
3. Dejamos sentada la tesis de la gran dificultad de lograr la Revolución auténtica que necesitaría ARENA. No es imposible, pero tan difícil como cualquier otra vía que se pretenda implementar, estamos pagando por nuestros pecados y quién sabe si podremos remontar. Hay que intentarlo, pero esta posibilidad, por dura y pequeña que fuere, pasa por la aceptación, la clarificación, la responsabilización de las condiciones que nos han dejado como estamos. Sin otro intento –distinto y realista –estaríamos condenados, como dijo Einstein, a repetir los mismos errores. Dejemos el “arenerismo” a un lado por el momento y veamos...
4. Con ARENA no se acaban las derechas. Quizá ha sido injusto caerle con todo a su dirigencia, sin mencionar a otros Partidos, grupos cultural políticos, gremiales empresariales y personajes connotados del ambiente. Estos, con una simpleza que ha hecho reír a la izquierda han llegado a llamar hasta “traidores” a los que (incluso fuera del Partido) se salgan de la fina línea que los jerifaltes han señalado. ¿Por qué este comentario? Pues para presentar otra escena: la formación de un partido nuevo, cuya sola mención produce espuma en las bocas, odios asesinos y desautorizaciones y amenazas de los aplastados. Pero no puede dejar de mencionarse esta posibilidad, quizá hasta un tanto menos problemática que las anteriores. Una variante de la misma sería fusionar dos o tres existentes, los restos del más grande y un aluvión de gente nueva, que la hay con buenas capacidades.
5. Un cóctel, una ensalada, un guiso complejo no son fáciles, pero nada bueno lo es. Una mezcla abigarrada, mal pensada, con pesos de cuotas económicas y disposición de favores corruptos, con gente mediocre, ignara, voluble, populista y sedienta de poder para lucrarse del mismo no podría ser sino la estaca final que destruiría al vampiro que estaría a punto de levantarse (a buena hora entonces). Necesitamos pensarlo bien, actuar pronto (las dilaciones se convierten ahora en armas mortales) y llamar a todas las reservas morales de nuestra Nación. Para ser convincentes no bastará “hablar o escribir” sobre nuevas, buenas o diferentes ideas, sino airearlas, presentarlas, comentarlas con los aliados y surgir con la fuerza y la honestidad que pueden ser aún decisivas.
6. En resumen hemos levantado la bandera de la vida. La Derecha (o derechas) no ha muerto. Puede levantarse y luchar, no por sí misma sino por El Salvador, pero es momento de que tanto propios como adversarios o indiferentes de buena voluntad se convenzan de la realidad de la nueva edificación. Ya sea una poderosa revolución interna, creíble, comprobable y transparente de la golpeada ARENA; ya sea una fuerza nueva distinta y evidente o una amalgama delicada pero posible de vectores políticos igualmente frescos y honestos. El siguiente y último numeral expresará algunas sugerencias ideológicas a tomarse.
7. Recogido al vuelo, sin ser exhaustivos, sólo como ejemplos entre otros:

Acciones y planes que debe ser parte de una solución política integral
   Toda ideología comprende una concepción del mundo o cosmovisión –weltanschaung –a la que sigue una relación doctrinaria más específica, con su correspondiente teoría concreta de desarrollo; aunque finalmente es de lógica que “aterrice” en soluciones concretas históricas y prácticas.



a) Una nueva forma de elegir a nuestros legisladores. Hay bastante trabajo teórico al respecto, que se han preocupado bien de ocultarlo. Será más directo, con mayores controles y exigiendo calificaciones.
b) Acciones variadas, específicas y concretas para derribar el pensamiento confrontativo clasista, impulsando la solidaridad, la generosidad y un sentido de identidad y pertenencia en común.
c) La Salud se atiende mal por el enorme desmadre administrativo que existe. Nadie habla de quiénes realmente mandan en estas áreas; subsanado esto la cosa no es tan difícil. Los entendidos saben bien.
d) La Educación requiere de tres grandes proyectos: 1. Mejorar la calidad de los maestros, desde parvularia hasta universidad. 2. Un cambio curricular hecho con la participación de toda la sociedad. 3. Sustraer los centros de enseñanza privada (incluyendo las universidades) del desatado y perverso espíritu de lucro.
e) Reducir los Departamentos, Alcaldías y Ministerios para ponerlos al servicio de todos en forma más eficiente. Elevar la figura del Gobernador para esos efectos. Claro que se necesita reforma legal.
f) Hacer cumplir la ley en todos los aspectos. No permitir la burla que se hace del Código Laboral. Castigar con dureza a la corrupción, Apoyar al Medio Ambiente. Cortar la evasión. Subir las pensiones.
g) La Criminalidad no se debe tratar de combatir. Hay que erradicarla. Afirmo que en menos de un año, a bajos costos, terminamos con ella. Fundamental la unidad nacional y el esfuerzo de todos en ello.


   El grabado es muy representativo,  porque une tres grandes males:

1.     La creencia en que la votación inorgánica y universal nos salvarán.
2.     El consumismo desaforado en representación del liberalismo.
3.     La dictadura real, que se esconde siempre tras rostro democrático.

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