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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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martes, 31 de marzo de 2020

INTELECTUALES DE IZQUIERDA, ECONOMÍA E HISTORIA -de Vanesa Montacuto


Intelectuales de izquierda, economía e historia
   Una vez más subo a este blog dos pequeños ejemplos del incisivo y certero pensamiento de Vanesa Montacuto, brillante intelectual argentina, de la que he destacado porciones de trabajos más largos. Su fácil comprensión es un elemento atractivo agregado. Cuando “meto mi cuchara” lo hago en color azul.
Sobre los intelectuales de izquierda
   Saben venderse ante los pueblos por medio de sofismas, exposición de verdades de Perogrullo, apelación a slogans que suenan muy bien de tanto repetirse pero están absolutamente vacíos de contenido y sobre todo un manejo audaz de la palabra, no siempre muy logrado pero lo suficientemente hábil como para hacer parecer que son eruditos, “saben de todo” y se han ganado con honores su sitial de analistas de la realidad política. Siempre he dicho que uno de estos, que tenga dos dedos de frente y que estudie duro podrá, en dos añitos, hablar de cuatro o cinco disciplinas como si las dominara. Disfrazan con palabrerío conceptos que no resistirían el menor análisis, ideas reñidas con la lógica más elemental, aberrantes afirmaciones teóricas según ellos ya aceptadas unánimemente por la ciencia, pero en realidad avaladas por “estudiosos” de la misma tendencia que ellos y por lo mismo carentes de validez… Simone de Beauvoir ha pasado, por ejemplo por una gran pensadora que buscaba distanciarse “del pensamiento burgués”, pero solo era una promiscua que buscaba hacer socialmente aceptable su tendencia a acostarse con hombres y con mujeres más allá de los límites del matrimonio
   Marx afectaba ser un profundo conocedor del pasado de la humanidad, de la economía y de la política siendo que únicamente buscaba referirse a esos temas, a los cuales simplificaba vergonzosamente con el objeto de acabar con un mundo que a él, dada su psiquis profundamente enferma, le chocaba. Su meta fue evitar trabajar regularmente en la empresa de su padre, incorporarse al proceso productivo y en cambio dedicarse a “meter ruido” en el mundo… la cultura universal no se merece el ataque al que la someten quienes dicen actuar por su salud…  Ellos quieren destruir: es la premisa del odio. Quienes aman, desean construir. Eso es amor. Contra la lucha encarnizada hay que levantar la solidaridad generosa. En el fondo, esta historia no es complicada ni abstrusa: se trata de amar o de odiar. Y el amor, no lo olvidemos nunca, tiene la última palabra.
Sobre la sobrevaloración de la economía, la historia y desconfiar de la izquierda
El factor económico suele ser de gran importancia, pero generalmente tiene menos peso del que los historiadores modernos suelen asignarle. Los celos, el resentimiento, el escepticismo, la pedantería y el orgullo, la concupiscencia, la sed de poder el puro odio y por qué no el amor, el patriotismo y la ingenuidad son motores mucho más frecuentes en la conducta humana de lo que estos científicos marxistas estarían dispuestos a admitir, resultando esto paradójico, pues esos mismos científicos son juguetes de las pasiones antes descritas. La impersonalidad y el carácter “científico”, objetivo y frío, abundan a la conceptualización de “lo económico” como ineludible, aprovechado por unos y otros.
Sin embargo, en nuestras escuelas y universidades al día de hoy, ha triunfado la doctrina despersonalizadora de la historia, quedando en segundo plano aquellos dos ingredientes que debería figurar en primer término: los actores de los hechos y los hechos mismos. La corriente izquierdista de la historia – últimamente para despistar se ha despegado del término “marxista” pero lo sigue siendo – insiste en el sonsonete de la enseñanza de una “historia conceptual” en vez de “factual”, como era en el pasado, pero olvida que para llegar a formar un concepto antes se debe conocer los hechos y que es la relación de tales acontecimientos entre sí la que ayuda a formar dichos conceptos. Si al alumno se le hace partir de los últimos apenas repetirá slogans de manual; jamás llegará a darse cuenta por si solo de lo ocurrido en el período estudiado. Tampoco podrá, y éste ha de ser la verdadera razón por la cual en las Universidades está prácticamente prohibido incursionar en el análisis de los hechos y en el género biográfico, cotejar sucesos del pasado con acontecimientos similares del presente detectando así la posibilidad de repetición de los primeros en nuestros días. El control de la historia forma parte de esta construcción.
EL DISFRAZ SE LO TRAGAN PORQUE QUIEREN

Toda vez que se ha ofrecido a la izquierda la posibilidad de incorporarse al proceso democrático se erigen en peligrosos dictadores a quienes nadie puede ya quitar del sitio al que se han encaramado mintiéndoles a los pueblos, porque además amañan las elecciones. Por supuesto, olvidan convenientemente todas las promesas hechas y los tratados firmados. Se trata solo de estrategias para alcanzar la tan soñada cima. En pocas palabras, el Mayor d`Aubuisson diría hoy acerca de la izquierda, lo mismo que sostuvo en los años 80`.
No es extraña la conducta de los seguidores del marxismo, quienes de cualquier cosa se valen para “hacer la revolución”. Lo raro es que el resto del espectro político le siga creyendo y caiga en las mismas trampas de siempre. En este “resto” se comprende la derechita liberal light. Evidentemente, hemos perdido el hábito de consultar a la Historia, a aquella historia del acontecimiento y la biografía, no la que balbucea teorías sobre “la burguesía y el proletariado” o se pierde en cifras de fluctuación del mercado de granos.


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