HÉROES, MEDIOCRES Y
CORRECCIÓN POLÍTICA
Sobre
dos artículos de Vanesa Montacuto
Comentados
por Roberto
López-Geissmann
No es que desprecie mis capacidades, pero
reconozco maestrías y considero que en la unidad de acción del combate
intelectual a que nos debemos, la economía de la fuerza se impone. Esto quiere
decir, que si alguien ya lo escribió bien ¿para qué repetir lo que está
claramente expresado?
Por otro lado hay temas que deben ser
repetidos para que calen. Cubriendo ambos sentidos he decidido iluminar el ya
muy fuerte faro de luz que representa la intelectual argentina Vanesa
Montacuto. Mi labor es reducir sus excelentes trabajos en una síntesis
arbitraria, agregando algunos grabados alusivos. Siempre la letra azul y
subrayados son míos.
SOBRE HÉROES Y MEDIOCRES
Nuestra amiga
argentina, como persona de bien y bien nacida tuvo el prurito de publicar un
mensaje de un salvadoreño que se dijo haber estado cercano al Mayor
D´aubuisson, manifestando que no
lo consideraba un héroe, y que además era un egoísta…pues para este caballero
“los héroes no existen”. Luego la bloqueó. Apesadumbrada, con lágrimas de tristeza y
decepción ante tanta ingratitud, “con mal sabor de boca”… analizó luego que tal
declaración no era sino un manifiesto de la propia mediocridad del que lo dijo,
comprendió que:
Aunque pasen mil
generaciones siempre habrá dos clases de hombres, con algunas graduaciones
intermedias: los héroes y los mediocres y que entre los mediocres están los que
desconocen su condición de tales, los que la sobrellevan sabiendo que no
podrían cambiarla y los resentidos que al asir la realidad,, amarga para ellos
se esfuerzan por darle a la mediocridad más “status” que al heroísmo y a hacer
pasar a la condición que no tienen más remedio que soportar como a lo máximo
que puede aspirar un ser humano… El mediocre pretende que la realidad no lo
alcance ya que él solo quiere “vivir en paz”, es decir no mezclarse en nada que pueda hacerle perder la tranquilidad o la vida.
Cuando estalla un conflicto social en la sociedad en la que le ha tocado vivir,
grita destemplado que él no pidió ese conflicto, que se vayan a pelear a otro
lado y que por más trascendente que sea lo que se discute, no le interesa, ya
que al fin y al cabo, se trata de asuntos de intelectuales y a él se le pasa el
horario de la novela de la tarde... todo sea tan solo con el propósito de que no
se disturbe su plácida existencia. Pensamiento justamente asociado al concepto de burguesía
decadente, egoísta, hedonista y pusilánime.
El héroe, como en efecto era el Mayor D’aubuisson, sabe
íntimamente aunque no se la pase diciéndolo, que la vida es un regalo
momentáneo que nos ha hecho Dios y que tarde o temprano, como sucede con las
botellas de cerveza, “hay que devolver el envase”. Como Jim Caviezel en alta voz dijo en un
bello discurso en nuestro Hotel Crown: No vivimos para siempre. Nuestras
vidas no fueron hechas para transcurrir sin sobresaltos, sino para rendir
servicio y creo que a esto último, el Mayor lo entendió con creces.
¿Egoísta
nuestro Mayor? Mal puede ser calificado de “egoísta” quien eligió
dejar la seguridad de su cargo militar, su salario y resignar la tranquilidad
de su hogar para luchar, con futuro incierto por la libertad y dignidad de
todos los salvadoreños; mal puede ser egoísta quien, en vez de disfrutar de la
paz que le daba su situación optó por “complicarse la vida” saltando a la liza
y debiendo escapar de inescrupulosos que querían matarlo debiendo dormir cada
tres noches en un lugar diferente; no veo egoísmo alguno en un hombre que aun
sabiendo que los calumniarían y a partir de allí le harían la vida imposible , asumió el riesgo de ir a la televisión a
hacer saber a sus compatriotas cómo venía la trama de la conjura comunista
internacional…porque a él no se le escapaba que lo llamarían loco y comenzarían
a celarlo, a estudiar cada gesto que hiciera, a seguir sus pasos noche y día.
No veo, por fin ninguna traza de egoísmo en un hombre que declina a la
presidencia de El Salvador sabiendo dar un patriótico paso al costado cuando
las circunstancias así lo demandaron.
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ALGUNOS DERECHISTAS "POLÍTICAMENTE CORRECTOS" DIRÁN QUE NO DEBÍ CITARLO A ÉL |
El Mayor D’aubuisson tuvo defectos… Solo Dios es
perfecto. También es verdad que como todo ser imperfecto D’aubuisson cometió
errores, pero el conjunto de su actuación es ciertamente admirable y heroica y
merece nuestro reconocimiento… Si no agradecemos lo que el Mayor hizo para
impedir que el comunismo se cobrase un país más en América Latina no nos
estamos comportando como personas, sino como miserables y asustadizos ratones que solo se preocupan en conservar
la vida cuando el gato aparece y corren sin ton ni son chocándose los unos
contra los otros para ser finalmente devorados de todos modos.
Hombres como él,
hacen que no se sienta miedo de morir cuando la hora llegue y debamos volver a
ponerle el pecho ante el fusil comunista. Porque esa hora, lo estoy viendo, se
está aproximando y debe encontrarnos bien pertrechados, moral y anímicamente.
Esos héroes, esos hombres como el Mayor D’aubuisson, logran que los mediocres
que aceptamos serlo sin odio ni resentimiento, nos elevemos por encima de
nosotros mismos, de nuestras propias limitaciones y digamos, donde quiera nos
encontremos: “¡Aquí estamos, patria
querida! ¡Por ti estamos dispuestos a dar la vida!”. Terminó bravamente afirmando nuestra Juana
de Arco de América.
“El político ambivalente afín a progresistas
y conservadores; el profesor de universidad que ya no investiga, sino que
rellena formularios burocráticos; el reportero que encubre los escándalos
fiscales y hace ruido en la prensa amarillista o el artista revolucionario,
pero subvencionado... El rigor y la exigencia han dejado paso al esquema
carente de referentes que inspira esta crítica mordaz. Da igual si es el ámbito
político, académico, jurídico, cultural o mediático: se mire por donde se mire,
se constata el triunfo de lo mediocre”. Del libro de Alain Deneault “La
Mediocracia”.
****
POLITICAMENTE INCORRECTO
La autora se ha dado a conocer en El
Salvador por su ya larga serie de artículos en torno a la vida de Roberto
D´aubuisson Arrieta. Sin embargo encontramos en la temática de filosofía y
cultura política elementos extraordinariamente lúcidos y bien dichos, a veces
relacionados con la serie, en todo caso dignos de la mayor atención.
Si hay algo que
como extranjera me ha sorprendido al comenzar a estudiar el fenómeno del
surgimiento de Arena (no se puede negar que se trata de un verdadero fenómeno
ya que un partido de derecha logre llegar a la presidencia de un país a escasos
años de su fundación y pueda instalar en la presidencia de una Asamblea
Constituyente a su fundador a menos de un año de la presentación pública del
instituto político es un record que difícilmente alcance otra agrupación de
esas características) , es que Roberto D’aubuisson, el hombre que le dio vida,
aparezca tan poco a nivel oficial en las publicaciones areneras. Por supuesto,
se beneficia de alguna mención para la fecha de la fundación del partido y
alguien, ocasionalmente trae a colación su nombre… pero poco más.
Para muchos salvadoreños es chocante, como
advierte Vanesa… el hecho de mantener el monumento al Mayor dentro
de las cuatro paredes de la sede central de Arena en lugar de trasladarlo a un
sitio público y que no se hubiesen movido los miembros del partido para
conseguir nombrar a una calle de San Salvador Roberto D’aubuisson Arrieta.
Posteriormente, se obtuvo la efímera nomenclatura de la calle San Antonio Abad
con el nombre del Mayor, pero a poco, el mismo partido Arena se avenía a
regresarla a su apelativo anterior, como una graciosa concesión -demasiado
graciosa, a mi modesto ser y entender- al alcalde del FMNL por la capital,
Nayib Bukele, triunfador en las últimas elecciones municipales.
¿Conclusión?
Solo queda el Redondel D’aubuisson en la capital para recordar a un hombre que
por El Salvador hizo tanto y que impidió,
les guste a los bienpensantes o no, que el país cayera en manos del comunismo,
como Nicaragua. A mí, por lo menos, me parece injusto… Los militantes
areneros, el pueblo llano tricolor, se encuentra sumamente disgustado frente a
este estado de cosas y exige se honre al líder como realmente se lo merece.
Hasta ahora no ha obtenido respuesta. Porque la debilitación es ya extrema entre los mandos,
que sólo temen y no actúan.
Sorprende visitar el canal oficial del partido en YouTube
y encontrarse con contadísimos videos del Mayor, con poco y nada de material
fílmico de sus discursos, presentaciones televisivas e intervenciones en
programas periodísticos y con una ausencia casi total a excepción de un video –
de factura bastante pobre, si se me permite la expresión y no ofendo- de
referencias a la biografía de éste. Tal
parece que el Mayor hubiese vivido en tiempos de los faraones egipcios y no se
supiera casi nada de él, cuando murió en 1992 y debe haber muchísimo
filmado, publicado y fotografiado sobre su persona. Los videos que puso Arena
Oficial en YouTube son fragmentos entrecortados y a menudo inconexos entre sí,
donde es imposible hallar un discurso completo del Mayor y mucho menos una
intervención suya entera en cualquier programa televisado periodístico de
tiempos de su vida pública…Y son prácticamente inhallables sus programas de
1979 a 1981, aquellas en las que denunciaba la complicad trama armada por el
comunismo internacional desde Moscú y La Habana para intervenir en
Centroamérica Mucho se ha hablado de estas presentaciones y es una vergüenza
que hoy en día no puedan verse, pues en ellas está la génesis del futuro
partido Arena. Apenas si aparece alguna aquí y allá, tristemente mutilada. Para
la historia, esa omisión es imperdonable. Ni en los 20 años hizo nada esa gente por su líder,
permitiendo, eso sí, poner nombres de izquierdistas a diestra y siniestra.
Ahora bien ¿Por qué conoce D’aubuisson el ostracismo en
su propio partido político, en aquel que él levantó de la nada? Porque era políticamente incorrecto, porque
decía verdad gustara o no gustase, porque no adulaba a los socialdemócratas
lacayos del comunismo, porque no iba a decir que algo era blanco si a la vista
saltaba que era rojo… No le perdonaron el no haber caminado entre dos
orillas y afirmar sin rubor alguno que era de derecha y que disparara certeros
dardos acusatorios contra quienes siendo su deber denunciar a los comunistas o
socializantes, los amparaban. El Mayor no se moría por ser monedita de oro de
todos y sin pelos en la lengua decía lo que hubiese que decir. Mala suerte si a
algunos les sabía mal el trago. Sin embargo, no creo hubiese llegado jamás a
imaginar que en su propio partido sería dejado de lado, o al menos bastante
“convenientemente” olvidado.
Después de la
firma de los tratados de paz, los comunistas conocieron un innegable triunfo
cultural y a eso ya no hay quien lo niegue. Y no solo en El Salvador. Las
políticas de “reconciliación” impuestas desde el exterior en los años 90 en
toda Latinoamérica y el mundo hicieron que, si bien en lo militar fuesen derrotados, los izquierdistas impusieran su
cosmovisión. Las pruebas están a la vista… Partidos que antes se decían de
derecha ahora alientan políticas socioculturales de izquierda y solo se
diferencian de los comunistas en lo económico…Aunque cada vez menos. En un
mundo en el cual ser un paniaguado ideológico merece aplausos, las figuras
fuertes y veraces como D’aubuisson no gustan. Hay que enterrarlas en el olvido,
deben desaparecer.
Mientras tanto,
la izquierda fanfarronea con sus consignas agresivas, impone como símbolo de su
orgullo por haber sido asesinos y prepotentes el rostro del “Che” Guevara en
cuanto lugar público pueda y reivindica
la memoria de criminales comunes como si estos hubieran sido héroes o
carmelitas descalzos… Si buscas en Google o You Tube, por cada
cuarenta videos o entradas procomunistas se hallarán, como mucho, tres o cuatro
favorables al Mayor.. Y generalmente muy mal concebidas.
Después de esta pequeña exposición creo que nos cabe
reflexionar un poco: ¿Es de personas de bien el olvidar a un hombre que por su
patria lo dio todo? El verdadero pueblo salvadoreño, aquel a quien tanto amó el
Mayor, siempre lo llevará en su corazón, pero si no hay iniciativas entre los
intelectuales de derecha para perpetuar su figura, solo se logrará que a poco ésta se vaya desdibujando o quede de
ella una imagen distorsionada y falsa. De acuerdo Vanesa, con un sesgo, de hecho puede existir
–que no lo hay –un batallón de intelectuales, pero mientras no existan
políticos valientes y correctos…
Todavía estamos a tiempo de impedir que este gran
guerrero de la libertad sea asesinado espiritualmente por una “derecha”, a
quien de tal, solo el nombre le queda ya. Con lo que queda clarísimo que este partido es muy
distinto al que fundó nuestro héroe. Es perentorio hacerlo,
porque bajo su bandera, bajo su nombre podrán luchar las nuevas generaciones
por la independencia ideológica y moral
de su patria. Y tal vez de Latinoamérica entera.
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