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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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jueves, 5 de diciembre de 2019

EL LIBERALISMO NO DEBE SER OPCIÓN


   Presento a su consideración este artículo de Manuel Blanco García, del que he resumido y subrayado de parte mía, sobre su interesante contenido. El único objetivo que me mueve es promocionar las ideas correctas volviendo más accesible la obra, sin pretender que se encontrare equivocada. Como siempre, lo que encuentren en azul es de mi  cosecha.

EL LIBERALISMO ES INACEPTABLE
Ocurre a veces que personas conscientes de la falsedad de la ideología liberal en el campo teológico y filosófico, no alcanzan a ver dicha falsedad con respecto al liberalismo económico.
Para ver este asunto con mayor claridad, resulta antes preciso establecer que es la economía, el objeto de estudio de la economía, es la voluntad del hombre, que a su vez se encuadra dentro de la naturaleza humana que le da su causa final, por tanto, la metodología correcta de la ciencia económica no puede ser de ninguna manera la que se aplica en las ciencias naturales, sino una metodología que parta de la psicología (como estudio del alma) y la antropología.
La familia no existe para ser un factor más de producción y consumo como dirían ideólogos economicistas varios, sino que el hombre se integra en relaciones económicas para mantener a su familia, y así con el resto de las relaciones comunitarias.
En primer lugar, el fin de toda disciplina que trate acerca de la acción humana es la perfección de dicha acción humana, y para que un acto humano sea bueno es preciso que sea moral, por tanto, es necesario que las relaciones económicas estén sometidas a la moral, así, por ejemplo, no es admisible la producción de ciertos bienes o servicios como las drogas recreativas, la pornografía, préstamos usureros etc.
En segundo lugar, al estar las relaciones económicas subordinadas a las relaciones comunitarias, resulta absurdo que en aras de una mayor eficiencia económica se dé lugar a un debilitamiento de las relaciones comunitarias, ya que justamente la eficiencia de un medio se evalúa con respecto al fin para el que se usa dicho medio, y como las relaciones económicas son medios para las relaciones comunitarias, nunca puede pues hablarse con propiedad de eficiencia económica cuando el resultado es un empeoramiento de las relaciones comunitarias.
El tercer aspecto por considerar sería lo que voy a llamar eficiencia material, con la que hago referencia a la eficiencia de las relaciones económicas con respecto a la maximización de diversas variables económicas como producción, empleo, etc. Como se ha dicho antes, esta eficiencia material debe estar subordinada a las relaciones comunitarias, fin de las económicas, y en dicho caso será ventajosa, pero si se llega al punto donde la búsqueda de eficiencia material absorba las relaciones comunitarias, debilitándolas, será preferible un menor grado de eficiencia material.
NO VIVAS CORRIENDO POR EL DINERO

Resumiendo, las relaciones económicas deben ser analizadas desde tres aspectos:
1.     Moralidad de la relación económica
2.     Subordinación de la relación económica a la comunidad
3.     Eficiencia material
Si la relación económica no cumple el primer requisito –moralidad de la relación -debe ser suprimida, si no cumple el segundo requisito –subordinación a la comunidad -debe ser regulada lo mínimo posible hasta que se cumpla, y si cumple los dos primeros requisitos en principio considero que por lo general debe darse la mayor libertad económica posible para lograr la máxima eficiencia material, aunque hay diversas posturas sobre la cuestión.
Una vez estipulado como debe analizarse y ordenarse la realidad económica en una comunidad católica, hay que preguntarse si el liberalismo económico cumple con esto, y la respuesta es que no. Los católicos que defienden el liberalismo económico suelen hacerlo refiriéndose a lo que hemos llamado eficiencia material, yo estoy contento de conceder que el liberalismo económico es el modelo económico que proporciona una mayor eficiencia material entendida en sentido subjetivista, de lo que más adelante hablaremos, aunque sea posible disentir también en esto. La cuestión es que como hemos visto, esto no justifica nada si en cambio se produce un debilitamiento de las relaciones comunitarias y/o se permiten inmoralidades.

Los errores del liberalismo económico se derivan, como no puede ser de otra forma, del error fundamental del liberalismo como ideología, que es su falsa concepción de libertad. Dicha concepción de la libertad como pura voluntad ciega que se autodetermina, aplicada al ámbito económico, da lugar a la introducción de la subjetividad en la valoración de las relaciones económicas y con ello a la imposibilidad de un correcto orden económico.
Para el liberalismo el valor de los bienes y servicios es completamente subjetivo, ya que viene determinado por las preferencias individuales de los agentes económicos… por medio de su voluntad y se da a sí mismo diversos fines subjetivos. En esto es concordante con el poder “sacrosanto” atribuido a la voluntad popular, desde el ángulo político; y es coherente porque se nutren del mismo cepo ideológico: la Revolución Francesas. De aceptar esto resulta el rechazo de control en la economía, ya que se considera que sería atentar contra la libertad de los agentes económicos el querer dar una ordenación determinado a las relaciones económicas, ya que no se estarían respetando los fines subjetivos de los individuos, lo cual para las diversas escuelas liberales constituye una ineficiencia. Obvio que no se propugna un control de la economía análogo al de las teorías socialistas, pero precisamente son los extremos de tiranía en oposición a libertarismo los que no quieren dejar espacio para una real doctrina que, sin eliminar la libertad realice el orden y bien común que es el verdadero anhelo de la comunidad.
Resulta evidente ver como esto es incompatible con la doctrina católica… Esto hace que sí se pueda valorar objetivamente los bienes y servicios como medios que nos acercan o no a dicho fin último, ya sea de forma directa o indirecta sirviendo para fines intermedios (como los alimentos para el mantenimiento de nuestra existencia). Si bien dadas las condiciones de competencia precisas el mercado puede realizar una correcta valoración de muchos bienes y servicios, hay ocasiones en las que no, esto se ve muy claramente en bienes y servicios a los que en libre mercado se les asignaría un valor cuando en realidad no tienen valor alguno. Un ejemplo muy claro es la industria pornográfica, la de drogas y otras cuyos productos no tienen valor alguno ya que no ayudan en nada a los hombres… y destruyen el tejido social, las buenas relaciones positivas dentro de la sociedad, así la promoción de vicios, con su secuela de enfermedades,  parásitos y crímenes.
En una economía no controlada también tiende a producirse un debilitamiento de las relaciones comunitarias. La comunidad política es un componente de comunidades, la primera y la familiar, pero también otras diversas sean territoriales (Vecindario, Pueblo, Provincia, Región…) o por actividades, en general los oficios. Componentes todos de la sabia institución de los “cuerpos intermedios”, que al mismo tiempo que fueron un valladar contara un Estado demasiado grande, defendían concretamente a los individuos.
Por tanto, para la salud y unidad de la comunidad política es preciso que las comunidades que la forman sean estables y fuertes. Una comunidad como su propio nombre indica se basa en personas que tienen cosas en común, por las cuales se unen, para esto es vital la estabilidad de las existencias. La estabilidad de las existencias crea el arraigo, que da lugar a la creación de lazos afectivos entre los miembros de la comunidad que a su vez da lugar a sanas costumbres, tradiciones e instituciones.
Debido que el libre mercado exige movilidad altamente flexible de los factores productivos, entre ellos los trabajadores, es decir, las personas y familias, dicha estabilidad de las existencias está en riesgo, y también las instituciones, costumbres y tradiciones que mantienen los lazos afectivos, pues estas dan cierta rigidez a la economía. La abolición de los gremios fue una medida que a largo plazo resultó en mayor poder económico, pero debilitando las relaciones comunitarias, por lo tanto realmente fue un error económico, porque la economía existe para mantener la comunidad social, no para acapararla. Al final llegamos a una sociedad individualista donde apenas sobrevive la familia.
Por último hay que señalar que el liberalismo económico tiene una postura absolutista con respecto a la propiedad privada, este se deriva de su individualismo y provoca por ejemplo que el concepto de precio o salario justo no tenga sentido alguno en el modelo liberal. Todo precio de mercado es justo ya que es fruto de un libre acuerdo entre partes, nadie está obligado a dar parte de lo suyo si no quiere. Soy consciente de que esto último es matizable según cada escuela y solo lo cumplen íntegramente ciertas ramas libertarias, pero el fundamento viene a ser el mismo, supremacía del individuo frente a la comunidad. No se tiene en cuenta el destino universal de los bienes que se nos enseña en la doctrina social de la Iglesia. La histórica claro, no la secta actual.
OJO con esto: buscando imágenes en la red encuentras una gran cantidad de caricaturas prosocialistas… y sin embargo varias pro liberales. Todo lo demás es negado o ridiculizado. Es el juego de larga data por el que a toda costa quieren que la gente se limite a la alternativa del diablo: o una u otra… ninguna más.

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