Presento a su consideración este artículo de Manuel
Blanco García, del que he resumido y subrayado de parte mía, sobre su
interesante contenido. El único objetivo que me mueve es promocionar las ideas
correctas volviendo más accesible la obra, sin pretender que se encontrare
equivocada. Como siempre, lo que encuentren en azul es de mi cosecha.
EL
LIBERALISMO ES INACEPTABLE
Ocurre a veces que personas conscientes de la falsedad
de la ideología liberal en el campo teológico y filosófico, no alcanzan a ver dicha falsedad
con respecto al liberalismo económico.
Para ver este asunto con mayor claridad, resulta antes
preciso establecer que es la economía, el objeto de estudio de la economía, es
la voluntad del hombre, que a su vez se encuadra dentro de la naturaleza humana
que le da su causa final, por tanto, la metodología correcta de la ciencia
económica no puede ser de ninguna manera la que se aplica en las ciencias
naturales, sino una metodología que parta de la psicología (como estudio del
alma) y la antropología.
La
familia no existe para ser un factor más de producción y consumo
como dirían ideólogos economicistas varios, sino que el hombre se integra en
relaciones económicas para mantener a su familia, y así con el resto de las
relaciones comunitarias.
En
primer lugar, el fin de toda disciplina que trate acerca de la
acción humana es la perfección de dicha acción humana, y para que un acto
humano sea bueno es preciso que sea moral, por tanto, es necesario que las relaciones
económicas estén sometidas a la moral, así, por ejemplo, no es admisible la producción de ciertos bienes
o servicios como las drogas recreativas, la pornografía, préstamos usureros
etc.
En
segundo lugar, al estar las relaciones económicas subordinadas a
las relaciones comunitarias, resulta absurdo que en aras de una mayor
eficiencia económica se dé lugar a un debilitamiento de las relaciones
comunitarias, ya que justamente la eficiencia de un medio se evalúa con
respecto al fin para el que se usa dicho medio, y como las relaciones
económicas son medios para las relaciones comunitarias, nunca puede pues hablarse con
propiedad de eficiencia económica cuando el resultado es un empeoramiento de
las relaciones comunitarias.
El
tercer aspecto por considerar sería lo que voy a llamar eficiencia
material, con la que hago referencia a la eficiencia de las relaciones
económicas con respecto a la maximización de diversas variables económicas como
producción, empleo, etc. Como se ha dicho antes, esta eficiencia material debe
estar subordinada a las relaciones comunitarias, fin de las económicas, y en
dicho caso será ventajosa, pero si se llega al punto donde la búsqueda de
eficiencia material absorba las relaciones comunitarias, debilitándolas, será
preferible un menor grado de eficiencia material.
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NO VIVAS CORRIENDO POR EL DINERO |
Resumiendo, las relaciones económicas deben ser analizadas
desde tres aspectos:
1.
Moralidad de la relación
económica
2.
Subordinación de la relación
económica a la comunidad
3.
Eficiencia material
Si la relación económica no cumple el primer requisito
–moralidad
de la relación -debe ser suprimida, si no cumple el segundo
requisito –subordinación a la comunidad -debe ser regulada lo mínimo
posible hasta que se cumpla, y si cumple los dos primeros
requisitos en principio considero que por lo general debe darse la mayor libertad
económica posible para lograr la máxima eficiencia material, aunque hay
diversas posturas sobre la cuestión.
Una vez estipulado como debe analizarse y ordenarse la
realidad económica en una comunidad católica, hay que preguntarse si el
liberalismo económico cumple con esto, y la respuesta es que no. Los
católicos que defienden el liberalismo económico suelen hacerlo refiriéndose a
lo que hemos llamado eficiencia material, yo estoy contento de conceder
que el
liberalismo económico es el modelo económico que proporciona una mayor
eficiencia material entendida en sentido subjetivista, de lo que más
adelante hablaremos, aunque sea posible disentir también en esto. La cuestión
es que como hemos visto, esto
no justifica nada si en cambio se produce un debilitamiento de las relaciones
comunitarias y/o se permiten inmoralidades.
Los errores del liberalismo económico se derivan, como
no puede ser de otra forma, del error
fundamental del liberalismo como ideología, que es su falsa concepción de
libertad. Dicha concepción de la libertad como pura voluntad
ciega que se autodetermina,
aplicada al ámbito económico, da lugar a la introducción de la subjetividad
en la valoración de las relaciones económicas y con ello a la
imposibilidad de un correcto orden económico.
Para el liberalismo el valor de los bienes y servicios
es completamente subjetivo, ya que viene determinado por las preferencias
individuales de los agentes económicos… por medio de su voluntad y se da a sí
mismo diversos fines subjetivos. En
esto es concordante con el poder “sacrosanto” atribuido a la voluntad popular,
desde el ángulo político; y es coherente porque se nutren del mismo cepo
ideológico: la Revolución Francesas. De aceptar esto
resulta el rechazo de control en la economía, ya que se considera que sería
atentar contra la libertad de los agentes económicos el querer dar una
ordenación determinado a las relaciones económicas, ya que no se estarían
respetando los fines subjetivos de los individuos, lo cual para las diversas
escuelas liberales constituye una ineficiencia. Obvio que no se propugna un control de la economía
análogo al de las teorías socialistas, pero precisamente son los extremos de
tiranía en oposición a libertarismo los que no quieren dejar espacio para una
real doctrina que, sin eliminar la libertad realice el orden y bien común que
es el verdadero anhelo de la comunidad.
Resulta evidente ver como esto es incompatible con la
doctrina católica… Esto hace que sí se pueda valorar objetivamente los bienes y
servicios como medios que nos acercan o no a dicho fin último, ya sea de forma
directa o indirecta sirviendo para fines intermedios (como los alimentos para
el mantenimiento de nuestra existencia). Si bien dadas las condiciones de
competencia precisas el mercado puede realizar una correcta valoración de
muchos bienes y servicios, hay ocasiones en las que no, esto se ve muy
claramente en bienes y servicios a los que en libre mercado se les
asignaría un valor cuando en realidad no tienen valor alguno. Un ejemplo muy
claro es la industria pornográfica, la
de drogas y otras cuyos productos no tienen valor alguno ya que no
ayudan en nada a los hombres… y
destruyen el tejido social, las buenas relaciones positivas dentro de la
sociedad, así la promoción de vicios, con su secuela de enfermedades, parásitos y crímenes.
En una economía no controlada también tiende a
producirse un debilitamiento de las relaciones comunitarias. La comunidad
política es un componente de comunidades, la primera y la familiar, pero
también otras diversas sean territoriales (Vecindario, Pueblo, Provincia,
Región…) o por actividades, en general los oficios. Componentes todos de la sabia institución de los
“cuerpos intermedios”, que al mismo tiempo que fueron un valladar contara un
Estado demasiado grande, defendían concretamente a los individuos.
Por tanto, para la salud y unidad de la comunidad
política es preciso que las comunidades que la forman sean estables y fuertes.
Una comunidad como su propio nombre indica se basa en personas que tienen cosas
en común, por las cuales se unen, para esto es vital la estabilidad de las
existencias. La
estabilidad de las existencias crea el arraigo, que da lugar a la creación de lazos
afectivos entre los miembros de la comunidad que a su vez da lugar a sanas costumbres,
tradiciones e instituciones.
Debido que el libre mercado exige movilidad altamente
flexible de los factores productivos, entre ellos los trabajadores, es decir,
las personas y familias, dicha estabilidad de las existencias está en riesgo, y
también las instituciones, costumbres y tradiciones que mantienen los lazos
afectivos, pues estas dan cierta rigidez a la economía. La abolición de los
gremios fue una medida que a largo plazo resultó en mayor poder económico, pero
debilitando las relaciones comunitarias, por lo tanto realmente fue un error
económico, porque la economía existe para mantener la comunidad social, no para
acapararla. Al
final llegamos a una sociedad individualista donde apenas sobrevive la
familia.
Por último hay que señalar que el liberalismo
económico tiene una postura absolutista con respecto a la propiedad
privada, este se deriva de su individualismo y provoca por ejemplo que el
concepto de precio o salario justo no
tenga sentido alguno en el modelo liberal. Todo precio de
mercado es justo ya que es fruto de un libre acuerdo entre partes, nadie está
obligado a dar parte de lo suyo si no quiere. Soy consciente de que esto último
es matizable según cada escuela y solo lo cumplen íntegramente ciertas ramas
libertarias, pero el fundamento viene a ser el mismo, supremacía del individuo
frente a la comunidad. No se tiene en cuenta el destino universal de los bienes
que se nos enseña en la doctrina social de la Iglesia. La histórica claro, no la secta
actual.
OJO con esto: buscando
imágenes en la red encuentras una gran cantidad de caricaturas prosocialistas…
y sin embargo varias pro liberales. Todo lo demás es negado o ridiculizado. Es
el juego de larga data por el que a toda costa quieren que la gente se limite a
la alternativa del diablo: o una u otra… ninguna más.
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