Comparto con ustedes un artículo
publicado en El Diario de hoy en
marzo de hace pocos años. Pretendía dar al lector la noticia –sobre todo a los
no españoles –que Don Arturo, a fuer de novelista de primera es un ágil e
interesantísimo periodista que tiene además, “patente de corso” para escribir.
Reseñas de escritores: Pérez Reverte.
PATENTE DE CORSO
Roberto López-Geissmann
-Es curioso lo sola que está la gente y el
frío que tiene y cómo se agarran a cosas como un libro o una firma de alguien
que escribe cada semana… -dice Martín Nogales, prologando el libro Patente de Corso, del escritor español
Arturo Pérez-Reverte. Autor este tan prolífico como de calidad, acaso el más
grande bestseller actual de la
novelística española, con un chorro de películas ya, basadas en sus obras de
ficción. Algunas de las principales son La Tabla de Flandes, El Maestro de Esgrima, El Club
Dumas, La Reina
del Sur, La Piel
del Tambor y la saga del Capitán Alatriste, entre muchísimas más. Aún cuando
es de mis escritores favoritos, mi admiración no llegó al pináculo sino cuando
leí el libro del mismo título que este artículo, que no es obra de fantasía
sino obra periodística, que también lo es Reverte.
Mi intención era irme haciendo de la saga de
Alatriste, pero por crónica falta de fondos tuve que comprar un trío de libros
empaquetados, en el que venían dos de Alatriste (en desorden, por lo que hasta
la fecha no he podido leer ni uno de la saga) y el mencionado, que jamás hubiera comprado si no viniese con las
dos novelas. Son artículos publicados en El Semanal, revista de fin de semana distribuida en un par de
docenas de periódicos regionales, durante seis años; apenas los hojeo y me doy
cuenta que estoy ante algo absolutamente fuera de lo común: un articulista de
una sinceridad e integridad tal que él mismo dice: escribo con tanta libertad que me
sorprende que me dejen, absolutamente delicioso en su prosa, que logra
el dificilísimo arte de escribir con sencillez y a veces hasta con palabras fuertes,
lo que son elaboraciones muy de fondo de un pensamiento singular y de gran
personalidad, que se pasea por toda suerte de situaciones y asuntos.
Dado que Perez-Reverte no es sólo novelista,
sino articulista y además periodista de garra, como que ha cubierto guerras y
sucesos con valor de comando, su visión de las cosas –sin perder un humanismo a
menudo regado de humorismo sarcástico –posee una visión crítica, y en ella lo
deliciosamente “incorrecto”, con cuya mentalidad me he sentido identificado, como
nunca en mi vida.
Pongamos un ejemplo de incorrección, que
demuestra lo absolutamente real e histórico del tema, pero también el valor de
mencionarlo, tomar partido y escribir ácidamente del particular. Refiriéndose a
los horteras –definidos como las
personas o cosas de mal gusto, pero aún: vulgares y también a los que quieren
aparentar lo que no son y al rato “se les ve el plumero” –comenta, sin
desperdicio alguno, lo siguiente: “…culto a determinados símbolos externos…como
si una bandera inglesa te convirtiera en inglés, un libro en intelectual o un
traje de Armani en triunfador dinámico, como parecen creer esos ministros y
subsecretarios mireusté a los que aún les canta, después de doce años largos,
el complejo de maestro de escuela o de fontanero con carnet –profesiones, por
cierto mucho más dignas que la de mangante uniformado por Armani.” No sólo del
mundo periodístico se disfrutará al leer este librazo.
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