Publicado en julio de 2015 en El diario de hoy
Como sabemos la trilogía Tolkeniana se
inscribe en las historias que tienen como hilo argumental el Viaje, la Jornada, el estar yendo en una ruta de peligros para
lograr un objetivo, acompañado de otros, con un propósito heroico y combatiendo
seres fantásticos y además, ojo con esto, sus propios diablos internos. El
Hobbit es la “precuela” (contrariamente a la “secuela”, que es una especie de
continuación, esta antecede a la historia principal) en la que aparecen algunos
de los personajes, ubicados años atrás, preparando el terreno de la gran saga
con otra menor, pero nada despreciable, en la que una docena de enanos y el hobbit
(y joven entonces) Bilbo Bolsón van, acompañados del mago Gandalf en pos de un
tesoro, bajo una montaña, protegido por el enorme dragón Smaug. Imposible
reseñar más.
·
En un mundo pletórico de razas, no sólo humanas sino que
humanoides –mucho más diferenciado que el nuestro –que van desde el tosco enano
obrero del subsuelo hasta el aristocrático elfo, pasando por hobbits, humanos y
otros. Cuando el malo lanza
sus ejércitos a invadir con su corrupción y finalmente subyugar a todas las
especies inteligentes, la respuesta no es la división multicultural, sino la unión en valores vitales y naturales,
que todos tienen.
·
La imagen, espectacularmente estética, del mago, cayado
(espiritualidad) y espada (combate material) en mano, atravesando el puente, con
la conciencia de que va hacia una trampa y se presenta al enfrentamiento
con la convicción de que antes de cualquier resurrección gloriosa (que luego
tendrá Gandalf) deben pasarse las duras pruebas de pasión, sufrimiento, crucifixión y muerte. Receta tradicional
desde los misterios de Eleusis, pasando por toda tradición hasta el mensaje
cristiano –que ahora borra los crucifijos acentuando la resurrección, la comida
y no el sacrificio, para atraer a un mundo superficial, cansado y fofo. Este no
es el de este relato.
·
El gigantesco tesoro
está enterrado bajo una agreste montaña y bajo el mismo yace un monstruo enorme
(el dragón maléfico). Noten: lugar invivible, enterrado y con un demonio
dormido que despertará la ambición ¿alegoría del error en lo que se busca? Porque
lo valioso es buscar la restauración del
Rey, clave fundamental, superior al oro.
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La tentación del oro, para el héroe |
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