EL LIBRO MÁS COMPLETO Nº2
Especial para Arcisterio por Roberto
López-Geissmann
Es Perfiles
de la Guerra en El Salvador – por el Gral. Div. Juan Orlando Zepeda. Lo
leí hace años, demasiado rápido y sin el suficiente análisis, estoy en segunda
lectura y me propongo presentar mis comentarios, por entregas en los próximos
meses. Es un documento de valor histórico, bien planteado y desarrollado, conteniendo
la valoración de un pensador serio que une el conocimiento profesional con la
experiencia de primera línea del momento histórico de que se trata. Con todo,
mis comentarios no serán una explosión de ditirambos, arrebatados entusiasmos,
en desmedro de lo que estime justa crítica, disintiendo o agregando en lo que,
sin embargo, es un acuerdo general.
SEGUNDA ENTREGA
Propósito de estos comentarios e introducción del libro
|
GENERAL. JUAN ORLANDO ZEPEDA |
El libro consta
de 322 páginas, dividido en cinco capítulos de diferente longitud. Cuando
realice citas del mismo lo haré en color rojo ocre. Omito la historia personal
del autor, sus ejecutorias profesionales o sus éxitos individuales. No he
querido entrevistar al General Zepeda en función
de este trabajo, que no es ni una síntesis ni un trabajo crítico académico,
siendo pues un ensayo en el que comento en varias entregas los puntos que
considero más interesantes y en los que coincido, subrayando y adicionando –cuando
siento que lo amerita –algunos puntos que quiero destacar. Muy especiales en
azul.
A propósito he
dejado de lado casi todo los disensos –que no son muchos –y los puntos que al
desarrollarse nos llevarían demasiado lejos de las intenciones principales del
que escribe, que son promover la importante lectura de una obra de primer nivel,
escrita con tanto valor como capacidad. Igualmente en esta entrega presento
mayor proporción de mis comentarios.
Del
Capitulo Primero – Orígenes, Causas y Motivaciones del Conflicto
La tentación de
presentar un capítulo de causas y motivos
en un libro que va
dirigido a los militares… a los analistas críticos… a los escritores e
historiadores que buscan siempre la objetividad de la historia escrita… por los
protagonistas… y se refiere del frente de combate en el fenómeno
Guerra. La verdad es que el profesional de las armas tiene sólo el deber de
incursionar sobre los hechos guerreros, la estrategia y sus derivados, el
entorno orgánico de la lucha, aunque también es adecuado que se explique, así
no sea más que sintéticamente sobre “orígenes,
causas y motivos”. No sólo es válido es prácticamente una obligación.
Señalemos algo.
El contenido del
libro y la ascendencia histórica de sus motivaciones hunde sus raíces en un
humus de gran complejidad, en el las opiniones se encuentran y separan creando
torbellinos que oscurecen de arena cegadora, salpican con lodos pantanosos, lo
que es imposible de tratar en pocas páginas. Fácil para mi evadir el entrar en
estas explicaciones, más bien obligatorias del autor, para saltar ya a la acción
efectiva y sus análisis. Sin embargo vamos a encontrar ciertos puntos
importantes en que comulgamos y los estaré señalando. Dejando sentado que este
capítulo acaso sea el de menor reseña en los apuntes filosóficos que se hacen. Advierto
que en todas las entregas me reservo de seguir estrictamente los acápites o
subtitulaciones realizadas.
****
Insiste, con
necesidad didáctica de aclarar que todas las guerras son políticas en su esencia… la Guerra,
dice Von Klausewitz, es la continuación de la política por otros medios.
Sin entender profundamente y con
convicción real este aserto, estaremos dando bandazos en una barca sin
claridad fundamental en la Concepción ni en la Acción, hasta llegar al
naufragio de la misma.
Tan es esto así
que incluso algunos militares que aceptan esa definición –igual que otros
tantos políticos “profesionales” –no se aperciben del todo de los alcances de
tal definición fundamental. Sin disertar teóricamente me explicaré con un
ejemplo de la realidad, es más, de la realidad del conflicto que estamos
comentando. Excepcionalmente pondré lo que sigue en azul.
No caer en la
exacta consecuencia de que la guerra y la política están inseparablemente
unidas, difiriendo únicamente por los métodos, pero que de alguna manera
quieren agenciarse el Poder, es precisamente lo que hace que la mayoría de
analistas, contrarios al FMLN, traten como relacionados pero separados ambos términos.
Así, dicen, “ganamos la guerra, y la guerrilla, de vivos, hablan de empate”,
cuando la realidad es que aunque ganamos la guerra, los guerrilleros no eran
sino piezas de un ajedrez a mayor nivel, los que posibilitaron una victoria –no
completa eso sí –por otros medios (políticos) haciendo que el Estado pactase
unos tratados que los favorecían desmedidamente, brindándoles mucho más que la
situación de fuerzas reales ameritaban. Luego sería más válido afirmar que “ganamos
la guerra armada pero regalamos la victoria completa, con un falso empate, que
favoreció al enemigo, en su sentido político del Poder” –que es lo que siempre
pretendió.
Excepto algún estratega guerrero de la
izquierda, alucinado por el fragor del combate y olvidando la doctrina
marxista, pudiera eventualmente haber creído sinceramente que podían ganar la
guerra militar. La apreciación certera nunca apuntó sino a un refuerzo
importante a la macropolítica revolucionaria, en la que no les fue tan mal,
aunque de hecho varios (incluyendo altos mandos) crean que “perdieron”. Estas
palabras reconcilian un tanto al militante de extrema izquierda pero debieran
despertar el furor del nacionalista que combatió a la guerrilla, a los que se
ha intentado convencer de las glorias de la equívoca Paz, que sólo ha servido
para encumbrar a la izquierda y tapar los errores y traiciones de ciertas
derechas.
Triste es que todavía llamen como asesores
del proceso de paz a elementos que tuvieron que ver con el mismo. Si fueran los
auténticos nacionalistas si fuera fabuloso, para mostrarles cómo no hacerlo; siendo los de izquierda
sí es realmente útil su asesoría para enseñarles a sus correligionarios marxistas
cómo realizar un monstruoso engaño.
Afirma el autor que algunas consideraciones
sobre las doctrinas de la Seguridad Nacional hacen un tanto el juego del
enemigo, dice: -coloca al hombre como un ser eminentemente
economicista, producto del confort, del consumismo, del materialismo de la época,
producto de los modelos económicos, olvidándose de la parte espiritual. Como
dije, pareja de baile.
****
De esta parte me
es particularmente grato transcribir lo que considera consecuencias del intento
de modernización.
Hay que aclarar que este término está adecuadamente utilizado y no es –como tantos
otros –verdaderos “atarrayazos” o panaceas por los que todo lo que allí entra
es positivo. Dice:
La aparición de un
ciudadano con un perfil distinto y alejado de nuestras costumbres y valores, se
crearon en la mente de los fóvenes, metas y aspiraciones inalcanzables en este
país, la familia, el Estado y su simbolismo perdió validez y respeto… creció
una nueva generación sin temor y sin respeto a nada ni nadie…la ambición, el
egoísmo, la envidia, la desconfianza y todas esas miserias humanas de carácter
moral afloraron… hubo campo fértil para rebelarse… la reforma educativa… con
conciencia o no sembró el embrión que produjo posteriormente un joven
revolucionario, resentido social, sin valores y lleno de frustraciones.
Algún lector
superficial ha creído encontrar en el libro una referencia acorde con el
marxismo en la medida que estos ponen como base de la revuelta las condiciones
materiales de vida. Esto no lo considera así nuestro autor, y dice: Sin embargo esos
argumentos engañosos no fueron determinantes para que se produjera el estallido
de violencia… fue con la introducción de la ideología de la “lucha de clases”
cuando el campesino fue minado e instrumentalizado para propósitos
revolucionarios.
Esto
da un mentís rotundo a la afirmación que el General Zepeda participa de esos
criterios materialistas viendo al homo economicus
(concepción del hombre basada preponderantemente en la economía), en lo que sí
coinciden una buena cantidad de liberales burgueses que se dicen (e incluso se
sienten anticomunistas) y difunden principios marxistas; otro ejemplo muy común
de gran propagación en esta derecha inculta en estos campos es creer que “la
posición económica determina el interés de la persona”, cuando lo cierto es que
efectivamente influencia, pero no determina. Este principio marxista es exclamado con rotunda candidez y
seguridad por muchísimos derechistas liberales. Por eso son una de las peores
influencias aunque muchos son buenas personas, inoculadas –igual que a los proletarios
–por los principios del marxismo cultural, que atinadamente Gramsci ha
difundido urbi et orbe.
La democracia… ha
tenido grandes desviaciones y enfermedades… Socialismo y Capitalismo son las dos
caras de una misma moneda (aunque parezcan contrapuestas)… han producido el modelo de hombre más MATERIALISTA que ha
poblado este planeta. La mente (mal) educada de la generalidad, que
no ve más que blanco y negro, tiende a indicar como absurdo a todo lo que no
casa, compagina, con su sentido de la corrección política, por lo que la
lucidez de esta líneas serán vistas como desviaciones intragables de uno o del
otro lado, cuando tienen mayor altura.
Con gran
equilibrio, no echa toda la culpa a la malograda democracia, sino en los dirigentes
de un Partidismo ciego, egoísta, cargado de ambiciones mercantilistas, que han
manejado al país como su propia hacienda, y a los dirigentes del otro extremo
izquierdo que siempre han sido extremadamente violentos irracionales, cegados
por el ambicionismo político, dogmáticos y fanatizados en extremo.
****
No
deja de mencionar los fuertes apoyos internacionales.
Un tanto parco pero exacto, afirma que las causas de orden externo, quizás de mayor peso…tales como
el expansionismo marxista… la ambición de Fidel Castro… la influencia política
de los sandinistas… fueron factores claves para desarrollar la guerra en El
Salvador. En esta parte viene la relación de acontecimientos
internos políticos, procesos electorales, el intento de golpe de Estado para el
General Sánchez Hernández y otros. Varias páginas amenas de la agenda personal
del autor sobre este intento… y otros eventos como la aparición de primer grupo
armado –El Grupo –que comenzó secuestrando. Aunque algunos hemos creído que aun
antes los guerrilleros “calentaron motores” con los denominados Nonualcos.
Lo más triste es
que el Ejército por lo general negaba la actividad guerrillera, aduciendo que
se trataba de delincuencia que sería combatida por medios policiales, que no
afectaba la Seguridad Nacional y se lo creían así. La comparación de esta
actitud con el juzgamiento que representan las “maras” es de un paralelismo
tenebrosamente similar. Estas ya son un
problema de ¨Seguridad Nacional” desde hace años.
Desde entonces los comunistas
de la extrema izquierda no han cesado en sus pretensiones, adoptando distintas
formas y modalidades de lucha, haciendo de la “REVOLUCIÓN” un dogma casi religioso,
sin perder de vista el objetivo final: La toma del poder político de la nación.
Ha dicho que…
El hombre actual… bombardeado por una
especie de propaganda inmoral de carácter político mercantilista; en su esencia
sigue siendo un ser de creación divina, tiene aspiraciones de carácter
espiritual, moral y sentimental que también lo impulsan en procura de esas
aspiraciones.
Termina el capítulo
insistiendo en que la violencia más que la pobreza y la marginación… se ha
originado en la
desmedida ambición de querer alcanzar el poder absoluto de la nación, a través
de la violencia revolucionaria de las masas. Lapidariamente concluye
en su último párrafo: El ingrediente de mayor peso motivador del proceso
revolucionario… fue y seguirá siendo de índole político. En
lo que no podemos estar más acordes.
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ESCUELA CON SU NOMBRE |
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