Publicado
en El diario de hoy, el 26 de julio
de 2007. Es sustancial que se comprenda bien cuándo fuimos más débiles –no como
capacidad bélica en sí –en relación a nuestra confusión y falta de voluntad en
cerrar con éxito una guerra que ya habíamos ganado… en vez de entregar
exageradas cuotas a los perdedores; todo estratega, político y militar, lo
sabía.
No contentos con
esconder la monstruosa entrega –que ahora nos está pasando réditos por el error
político más grande de la historia –los culpables, refugiados tras un partido
que fue aguerrido, definido y valiente, todavía ha erigido una falsa estatua,
una falsa historia, una falsa interpretación de los hechos ocurridos, con el
objeto de establecer una especie de “gran momento nacional”, incluso de “gloriosa
celebración” de lo que no ha sido sino un momento de luto, de triste
entrega.
Pasar del conflicto armado a la guerra
política en la que el adversario (revolucionarios marxistas) ha quedado ubicado
mil veces superior a cuando comenzó la agresión. Ellos siempre sabían que la
única forma de acceder al poder era la negociación; nuestro Ejército los tenía
ya acabados. Lo que los ha sacado del mismo no ha sido una acción eficiente de
ningún partido, sino la carencia de gente capaz en la administración y una
ambición que rompió toda proporción.
Celebrar esta
paz es celebrar la derrota nacional. Es coherente que la celebren los que de
ella se aprovecharon, nunca el nacionalista, el guerrero, el hombre de buena
voluntad. Si la seguimos celebrando seguimos debilitándonos. Un nuevo
Partido o la resurrección del culpable debe por fuerza pasar por aceptar como
gran desgracia nacional esa falsa paz.
A veces la gente no quiere escuchar la
verdad porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas – Frederick
Nietzsche.
Superando nuestras debilidades
EL MOMENTO MÁS DÉBIL DEL CONFLICTO
Por Roberto
López-Geissmann.
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PAZ:: DETONADOR DE TIEMPO |
¿Cuál
fue el momento más débil de nuestra Nación en el pasado conflicto? Hablamos
de conflicto,
no de guerra, porque no hemos tenido ninguna guerra civil, sino una agresión externa con ayuda interna, que
perseguía objetivos internacionales, de los que una Revolución marxistoide era
una parte importante y jugaba con las estrategias del dominó, dentro de la
guerra fría. Nación es el pueblo salvadoreño completo, sus distintas ideologías
incluidas, toda nuestra gente… agredida por unos pocos miles de guerrilleros desesperados y algunos miles más
de “masas de apoyo”, que no tuvieron nunca una representatividad, ni numérica,
ni sectorial, ni moral, ni nada, y que no ocuparon importantes partes de
territorio durante un tiempo considerable. Importa la respuesta y sus porqués.
Para la
Revolución la lucha armada es sólo una carta del juego.
La frase no gustará a muchos de la
derecha, puesto que si fuera así, su protagonismo sería menor de lo supuesto.
No así los de la izquierda, que siempre sabían a qué se le apuntaba. Los
comunistas -y estoy usando el nombre con propiedad exacta en este caso, refiriéndome
a los marxista-leninistas –sabían bien que la “vía insurreccional” NO era un
instrumento que los llevaría directamente al Poder, sino una carta más para
barajarse entre otras, como fueron las relaciones internacionales, situación
política interna, manipulación de la prepotencia militar y la ignorancia, temor
y ambición del enemigo civil.
Uno de los últimos documentos de la
guerrilla, ya a las puertas de la gran derrota nacional que fue la paz de la
perfidia, se llamó “encender el fuego”, mencionaba la creación de un ejército
de las sombras que jamás depondría las armas… fuego que vemos corresponderse
con ciertos planes de extremas que, aunque no fueran aprobados por la cúpula no contradicen su esencia en modo alguno.
Y esto es lo grave, puesto que si no se hubiera mandado a hacer lo hecho, nada
garantiza el que en cualquier momento se decida que sí deba hacerse, además de que poseen las estructuras para realizarlo.
Es la esencia misma del Partido Comunista –que hegemoniza al partido de la izquierda
-la que es en sí, perversa.
Fue este doble juego el que logró la
viciadísima paz, que dejó de lado los miles de muertos por la Patria, dándoles un poder
excesivo (debió haber sido sólo perdón total y apoyo económico real) llegando
al delirio de cuotas de poder y aceptarles dictados sobre la organización del
Estado (cuando eran un ente moribundo y sin posibilidades de resurrección)
indica, todo ello, que la respuesta a la pregunta original será que: el momento más débil de la nación frente a
la agresión fue precisamente en el que nuestros dirigentes pactaron la paz.
Temieron más allá de la prudencia.
Escucharon voces extrañas, como los que ahora –increíblemente –corren a
preguntarles como oráculos o gurúes a intelectuales de la izquierda. Ya no más
componendas que robustezcan a la Revolución.
Respeto para otras ideologías. Respeto a la libertad sí, pero
NO a los que la quieren usar para dejarla muerta. Entre salvadoreños nos
podemos entender más o menos pacíficamente en un amplio espectro…pero no
aceptamos a los conspiradores violentos que no tienen más cabida en el mundo
actual que ser testaferros de un terrorismo tropical trasnochado.
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