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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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viernes, 26 de abril de 2019

AYUDANDO A LA REVOLUCIÓN SIN SABERLO


ABONANDO LA TIERRA EN LA QUE
CRECERÁ LA REVOLUCIÓN

Especial para ARCISTERIO
Por Roberto López-Geissmann


   Cuando hace décadas, en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador, los comunistas de todos los pelambres hablaban de la explotación, de los empresarios inhumanos que hacían trabajar de más, de los abusos laborales y elusión de las leyes… no hacían más que sacarnos sonrisas de incredulidad, con alguna cólera por la enorme generalización que hacían, por la mentira que querían que nos tragáramos. Sus palabras no aplicaban en nuestra sociedad.

     La triste realidad actual propone que las falsedades de antaño son bastante menores hoy en día. Claro está que tampoco admiten una generalización completa; aún se encuentra una buena cantidad de gente decente que obedece la ley (e incluso va más allá de ella en prestaciones), existen empresarios respetuosos de la dignidad humana que están lejos de poderse calificar de “negreros”. Hay muchos hombres correctos todavía. Pero nadie podrá negar que el ambiente es menos justo. En buena medida han sido infectados de la inmoralidad general.
***
   Si dijera que algún despistado pudiese creer que lo que digo es, en sí mismo, abono al pensamiento de izquierda estaría, también yo, amarrado al pasado; en el sentido que “algún despistado” implica una minoría dentro de la cual habría sin duda gentes de malas intenciones. No es esto.
   La decadencia que nos aqueja expone un pensamiento tan confundido como apegado a lo “políticamente correcto” (que antes no existía) por el que se sobrepone una moral de ocasión, subjetiva, individual y, por tanto, más falsa que un billete de a quince. Si a eso sumamos un torrente desinformativo continuo, un casi monopolio de la izquierda en las universidades, un chaqueteo o cínico comercio de ideas por intereses en los partidos todos y un desinterés enorme en cualquier propuesta de fondo –ya que la ambición, la envidia, la vida fácil y hedonista predominan… entonces debo admitir que es muy inexacto atribuir a unos pocos la sospecha de apoyo a las izquierdas. De hecho ese pensamiento afloraría por doquier, así de convulso y trastocada esta nuestra sociedad.
   La verdad es justo lo opuesto. El decir estas verdades, dolorosas pero ciertas, son un paso firme para ubicar certeramente el campo de batalla ideológico en el que estamos parados. Veamos ahora el cuadro de formación que se encuentra en nuestro presente para luego decidir qué es lo posible de realizar. Si no tienes visión estás decididamente perdido.
***
   La Izquierda no sólo está dividida, lo ha estado siempre –y como siempre la disciplina del PC, por relativa que fuere, se ha impuesto –pero además están lloviendo improperios de toda la ciudadanía, hartos de tanta incapacidad, inmoralidad y lo que juzgan traición a sus ideales. Ellos por su parte están, o desmoralizados, o ávidos de huir con lo mal habido, o una combinación de las anteriores, adicionado de oportunismo.
   La Derecha no está mejor, aunque justo ahora se está dando cuenta de una serie de situaciones que sufren (lo mismo que la Izquierda) a raíz de –igual –incapacidad, inmoralidad y traición. Aunque son distintos los niveles y formas, el exponerlos acá nos llevaría a una enorme digresión. La más grande amenaza que enfrentan es que los autonombrados como “únicos” (y gratuitos) representantes de la derecha nacional vuelvan a levantarse sin cambiar real y profundamente, no solo cuadros y autoridades, sino aspectos ideológicos.
   “Más de lo mismo” es exactamente lo que la gran mayoría no soporta más, ni de los unos ni de los otros. Las derechas, avasalladas como todos en el torbellino de la desinformación y propaganda internacional mencionado más arriba, son ahora en su mayoría menos estudiosos que nunca. Han optado por el fácil espejismo del poder bruto y descarnado, hacen a un lado de un manotazo a la razón, a la historia (que desconocen) y con risita de superioridad se pliegan al sector más enfermo y desviado dentro de su espectro: el liberalismo.
   Con esto han quedado, sin sospecharlo, dentro de la gran fauna izquierdista. Para el que sea demasiado duro tragar esto lo diré de otro modo: son parte de los que están sembrando, abonando y cuidando –igual que antes –el campo fértil para cerrar del todo el camino de un sano nacionalismo solidario, humano, con soluciones diferentes, antimarxista. El sentimiento gregario los empuja, la búsqueda de sentirse en vías de enriquecerse los vuelve sordos, el ansía de placeres sin esfuerzo es su motor. Además temen, se horrorizan de cualquier situación que implique peligro. Son valientes sólo para mandar, para impedir, para ningunear.
   El nuevo Presidente ha tenido la brillantez de recoger el descontento popular, sin que ninguno de los otros sectores hayan hecho mayor cosa para detenerlo efectivamente… y menos la cansada, confusa y divida derecha –mal llamada tradicional. Su segunda formidable idea, que sólo está coyuntura lo permitió, es esconder a propósito “hacia dónde va”, dejando que el desesperado imaginario popular le señale cada uno y por separado el rumbo que crea conveniente. Así las cosas no considero correcto un ataque feroz a una posición desconocida, a una agenda sorpresa, en la que el mismo deseo de sobrevivir pudiese ser oportuno para algunas corrientes heterodoxas. Lo hecho, hecho, a ver qué pasará...
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Volviendo a la nueva usanza o “moda empresarial” la que, como dijimos no es justo aplicarla a todos, pero sí lo es lamentablemente para muchos. Presento al vuelo ejemplos que nadie dirá que no ocurren a montones. Están desquiciando a la población y creando resentimiento. Sólo mencionaré ahora las condiciones laborales, que en vez de unir a los sectores bajo el concepto de productores, con mutuo respeto, aplicando la dignidad y la obediencia a las leyes, realizan…
1.     Casi todos los subterfugios que pueden para evadir el pago del salario mínimo. Igual se saltean o disminuyen prestaciones de ley.
2.     Cuando el pago por comisiones de ventas, cobros u otros similares, tienen un límite y alguno de los vendedores, cobradores, etc. llega a la meta, de inmediato la suben, cortándoles prosperar.
3.     Si un empleado va al ISSS por necesitarlo efectivamente –lo que pueden acreditar documentalmente –se niegan a darles permisos y cuando lo hacen les dicen que ese tiempo lo repondrán luego.
4.     El pago para instructores, conferencistas, especialistas o asesores externos ha tendido a la baja en forma inaudita, llenando el mercado de una caterva de charlatanes acreditados. Sin caer en la cuenta que la misma calidad de su producto o servicio disminuirá.
5.     Quizá el más monstruoso de los abusos es la pérfida idea de alargar ad infinitum los horarios laborales contratados. No hablamos de unos minutos eventualmente o ante una emergencia. Se trata de exigir muchas horas más al día. Esto destruye las fuerzas físicas, impide el riquísimo tiempo del hombre para cultivar otras actividades que lo equilibren y atenta contra la familia. Lo peor que “venden la idea” que sólo así se es buen trabajador, que eso es lo normal y requerido, “si no, hay muchos más que esperan tu puesto” –lo que es el colmo del cinismo brutal.
    ¿Es o no cierto que con este ideario, con estas actuaciones, se está pavimentando el camino para el infierno socialista? Esto no es de hombres justos, de cristianos, de gente correcta, no es tampoco un imperativo de la “ley de la oferta y la demanda, de la propiedad privada ni del capitalismo”, que no se confunda nadie, esto es propio de mentes ya muy contaminadas de la peor y salvaje parte de un economicismo reduccionista y desalmado. Todavía tienen valor de afirmar que si esto no se hace, la competencia se los comerá. Seamos, pues, todos ladrones.
   En medio de todo lo dicho quiero subrayar lo siguiente:
   El presentar, airear, las malas prácticas que a menudo se están realizando no es en absoluto echar fuego a la hoguera de las izquierdas, por el contrario es un chaparrón de agua para que los que realizan esto sean detenidos (ellos solos por convicción no lo harán). No se publicita a la izquierda sino se proponen formas correctas de actuar para una derecha decente que todos esperamos.

   Despertemos ya. Actuemos con decisión. Abajo la falsa derecha. Luchemos por Dios y nuestros hijos. No hay tiempo que perder.

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