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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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viernes, 12 de octubre de 2018

LA BATALLA DE LAS IDEAS


En el contexto del huracán cultural desatado por las izquierdas a través de la política, la ideología y hasta la ontología misma, presentamos como arma y escudo –para promover estudio –el siguiente art. Publicado en El diario de hoy del 14 de octubre de 2014.

LA BATALLA DE LAS IDEAS
                                                                                                Roberto López-Geissmann

   Las fuerzas revolucionarias proceden al “levantamiento de máquinas revolucionarias políticas, teóricas, libidinales y estéticas”, cuyo objeto es el control y dirección del “inconciente social”, esto es, del sistema cultural – según instrucciones del deconstructivista Félix Guattari.


    Dije que la dimensión del accionar de un verdadero partido político va mucho más allá que la mera “lucha electoral” –sin demeritar a esta en absoluto. Incluso la deseable situación de estar en el Poder no es óbice para dejar de lado el accionar directo en los propios tejidos sociales, sin depender de aquel. Los enemigos de la libertad lo han entendido y por ello lo llevan a cabo, aunque quieren formalmente que se crea y obre como si la gestión eleccionaria lo fuera todo; prueba es que atacarán de todos lados a quien diga lo contrario. Para muestra que no tratamos con abstracciones inocuas, sino con realidades cotidianas, vayan tres ejemplos:



Calentamiento global- Con tanta propaganda que ya se tiene por un hecho indiscutible el que 1) la tierra se está recalentando más, esto es único, irreversible y dañino; 2) lo hace principalmente por responsabilidad del ser humano, más bien de esta civilización o, para ser contundentes: del Sistema. Ambos presupuestos son, precisamente eso: respuestas previas a una situación manipulada previamente, a manera de que al final se termine responsabilizando a determinados grupos. De esto “sacan raja” un arcoíris de agrupaciones, desde ecologistas de buena fe (muchos) hasta los revolucionarios radicales. Claro que es “pensamiento políticamente correcto”.


Evolucionismo- Que desde su formulación no ha pasado de ser sino una teoría, y lo que en la “evolución” de esta si está probado es que cada vez se deprecia más su valor científico como tal. En particular existen una enorme cantidad de refutaciones, a la cual más sabrosa y contundente, pero que, con todo, no logran opacar la gigantesca obra de difusión anticientífica, falsa y pletórica de motivaciones político-culturales. Conocemos profesores universitarios y publicaciones que hablan de ella como irrefutable, ¡patrañas! No es el momento de hacerlo acá porque nos sacaría del punto; aunque compañeros columnistas ya lo han hecho.



Teoría de Género- De una cortedad científica tan deleznable que su mismo enunciado constituye en sí una burla. Pero ¡ojo! puesto que la propaganda ha sido tan exitosa que ha salido mucho más allá del aquelarre “progre”, tocando las conciencias, más bien light, de elementos que se suponen del otro lado del espectro político. Trampa ejemplar –que funciona cuando falta información –en la que se cae, en este caso, queriendo agradar al sexo femenino -¡laudable intención por demás! –sin percatarse de que se le hace un gran daño; sólo el feminismo radical de izquierda quedará agradecido porque se le ha abierto una cuña más. Triste.
 
    A estas y a docenas de ideas fuerza más hay que enfrentar. No con un enunciado, sino con diferentes tipos de refutaciones y buscando estrategias que aplasten, a unas más que a otras, a estos “fanales de oscuridad”, si vale la metáfora, que hacen un daño tan inimaginable como el desconocimiento de sus refutaciones. Que no impida la vergüenza de haberlas permitido, auspiciado y usado, la sana reflexión y el deber de dar marcha atrás y contradecir o apartarse de tales desgracias. Punto especial merece el uso en el lenguaje de la “teoría de género”, llegando en este infundio a rizar el rizo de la estupidez y el mal decir y hablar. Reconsideremos.

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