En el contexto del huracán cultural
desatado por las izquierdas a través de la política, la ideología y hasta la
ontología misma, presentamos como arma y escudo –para promover estudio –el
siguiente art. Publicado en El diario de
hoy del 14 de octubre de 2014.
LA BATALLA DE LAS IDEAS
Roberto López-Geissmann
Las fuerzas revolucionarias proceden al “levantamiento de
máquinas revolucionarias políticas, teóricas, libidinales y estéticas”,
cuyo objeto es el control y dirección del “inconciente social”, esto es,
del sistema cultural – según instrucciones del
deconstructivista Félix Guattari.
Dije que la dimensión del accionar de un verdadero partido político va
mucho más allá que la mera “lucha electoral” –sin demeritar a esta en absoluto.
Incluso la deseable situación de estar en el Poder no es óbice para dejar de
lado el accionar directo en los propios tejidos sociales, sin depender de aquel.
Los enemigos de la libertad lo han entendido y por ello lo llevan a cabo,
aunque quieren formalmente que se crea y obre como si la gestión eleccionaria
lo fuera todo; prueba es que atacarán de todos lados a quien diga lo contrario.
Para muestra que no tratamos con abstracciones inocuas, sino con realidades
cotidianas, vayan tres ejemplos:
Calentamiento global- Con tanta propaganda que ya se tiene por un hecho
indiscutible el que 1) la tierra se está recalentando más, esto es único,
irreversible y dañino; 2) lo hace principalmente
por responsabilidad del ser humano, más bien de esta civilización o, para ser
contundentes: del Sistema. Ambos presupuestos son, precisamente eso: respuestas
previas a una situación manipulada previamente, a manera de que al final se
termine responsabilizando a determinados grupos. De esto “sacan raja” un
arcoíris de agrupaciones, desde ecologistas de buena fe (muchos) hasta los
revolucionarios radicales. Claro que es “pensamiento políticamente correcto”.
Evolucionismo- Que desde su formulación no ha pasado de ser sino una teoría, y lo que en la “evolución” de
esta si está probado es que cada vez se deprecia más su valor científico como
tal. En particular existen una enorme cantidad de refutaciones, a la cual más
sabrosa y contundente, pero que, con todo, no logran opacar la gigantesca obra
de difusión anticientífica, falsa y pletórica de motivaciones
político-culturales. Conocemos profesores universitarios y publicaciones que
hablan de ella como irrefutable, ¡patrañas! No es el momento de hacerlo acá
porque nos sacaría del punto; aunque compañeros columnistas ya lo han hecho.
Teoría de Género- De una cortedad científica tan deleznable que su mismo
enunciado constituye en sí una burla. Pero ¡ojo! puesto que la propaganda ha
sido tan exitosa que ha salido mucho más allá del aquelarre “progre”, tocando
las conciencias, más bien light, de
elementos que se suponen del otro lado del espectro político. Trampa ejemplar
–que funciona cuando falta información –en la que se cae, en este caso,
queriendo agradar al sexo femenino -¡laudable intención por demás! –sin
percatarse de que se le hace un gran daño; sólo el feminismo radical de izquierda
quedará agradecido porque se le ha abierto una cuña más. Triste.
A estas y a docenas de ideas
fuerza más hay que enfrentar. No con un enunciado, sino con diferentes
tipos de refutaciones y buscando estrategias que aplasten, a unas más que a
otras, a estos “fanales de oscuridad”, si vale la metáfora, que hacen un daño
tan inimaginable como el desconocimiento de sus refutaciones. Que no impida la
vergüenza de haberlas permitido, auspiciado y usado, la sana reflexión y el
deber de dar marcha atrás y contradecir o apartarse de tales desgracias. Punto
especial merece el uso en el lenguaje de la “teoría de género”, llegando en
este infundio a rizar el rizo de la estupidez y el mal decir y hablar. Reconsideremos.
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