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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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martes, 30 de octubre de 2018

DEJAR HACER, DEJAR PASAR ... AL ENEMIGO MORTAL


  

   DEJEN HACER, DEJEN PASAR... ... AL ENEMIGO MORTAL

Hoy que parece que los chaparrones y temporales de la estación están terminando, empiezan otras olas peligrosas que amenazan hundir a la nación. Se trata de la campaña de insultos extremos sin pruebas, descalificaciones ad hominem –es decir atacando a las personas y no a los argumentos o posiciones. Y por otro lado las posiciones extremistas de una derecha que debiera ser nuestra esperanza más querida y no la amenaza ya probada que se ha dejado sentir en otras partes. Nos referimos a que se tome el rábano por las hojas de una de los conceptos más positivos con que se cuenta en nuestra civilización occidental y cristiana: el de LIBERTAD. Que no es en forma alguna el de un liberalismo exacerbado, extremista y deshumanizante –adversado por toda suerte de pensadores de la misma derecha –que sólo lleva al Mercantilismo militante y al Capitalismo salvaje.
   Estamos concientes que un buen número de personas se adhieren a esta triste y cruel (además de burda) mixtificación de la verdadera libertad, por tres causas:
1.     El valedero terror a una amenaza marxista, cierta y digna de tenerse en cuenta. En esto se confunde el hecho de que los revolucionarios también están en contra de los liberales (sean clásicos o neos) y “si no defendemos este principio” –dicen, estaríamos en cierta forma apoyando a los zurdos.
2.     El enorme poderío de uno de los sectores de la derecha, que cuentan con medios de comunicación, universidades, think-tanks… y mucho dinero. Lo que vuelve muy tentador acogerse bajo el resguardo (la sombrilla) de los poderosos y recibir todo tipo de apoyos. Igual no importa pensar más.
3.     La realidad –más grande que una catedral –de la ignorancia, incluso en sectores sociales semi cultos, los que extienden este carnaval hasta cubrir al “pueblo bajo, municipal y espeso” bajo el manto de un feroz y demagógico populismo. Se adhieren a la paradoja de la tiranía liberal.

DEJEN HACER, DEJEN PASAR
-------Laissez faire, laissez passer-----
 Roberto López-Geissmann


                                                                                              
Dejen hacer, dejen pasar, el mundo va por sí solo. Vincent de Gournay.

   Cuando el fisiócrata citado echó a volar esta frase en el siglo XVIII jamás imaginó que sería la frase emblemática del liberalismo económico, pues si bien el nombre “fisiocracia” proviene del término griego que significa “gobierno de la naturaleza”, esto es ausencia de restricciones para la actividad económica dentro del Estado y despolitización del mismo (lo que es un absurdo en sí mismo), también implicó una reacción del mercantilismo apoyando un desarrollo agrario ingenuamente pensado como un progreso que por sí sólo ordenaría la sociedad. No nos adentremos más y retengamos el mandato recomendatorio que la tal frase arroja, que se pretende más allá de lo puramente económico, dejémoslo de lado no sin aclarar que el correcto sentido de la traducción es “dejen… hacer y pasar” y no, como suele usarse “dejar…” puesto que no es esa indirecta indefinición que hoy abunda, sino una aseveración dirigida a los que mandan.

   Viendo las cosas desde una perspectiva histórica y holística (de relaciones integradas, completa) cualquiera que se quite las anteojeras del “bien y correcto pensar colectivo” podrá observar cómo se ha movido la cultura, y aún la civilización de los últimos siglos. Acordando que el pensamiento “por sus obras los conoceréis” es muy sabio… repasemos. En la letanía siguiente ahorraremos espacio poniendo DHDP y léase “dejen hacer, dejen pasar”.



   Que si el bajo nivel educativo y las promociones automáticas producirán profesionales que en realidad no lo son, dañando en lo particular y en lo social…DHDP. Que el desorden que en el tránsito ocasionan los buseros vulnera muchos derechos, afectando la economía y poniendo en peligro vidas humanas… DHDP. Que el centro capitalino es sucio, inseguro, feo y fomenta toda clase de desórdenes y esto es debido en gran parte a la venta incontrolada, el tráfico ídem y la ausencia de restricciones al respecto… DHDP. Que la inseguridad pública ha mutado a inseguridad nacional, con una formidablemente grande cuota de muertos y familias flageladas por la cruel extorsión…DHDP. Que las oficinas públicas cada vez están más infestadas de virus sociales (mobbing –bulling en oficinas -, corrupción, irrespeto y otras)… DHDP. Que el contrabando, tráfico de personas, de drogas y crimen organizado crecen… DHDP. Que nuestro flamante sistema político –que los memos gustan describir como “lo mejor posible” –permite que en un colectivo de veinte, si doce son analfabetas, o borrachos o delincuentes (o todo junto) sus votos podrán poner en el poder al que elijan sobre ocho (¡noten que hacemos el favor en la proporción!) que fueren honrados, estudiosos o incluso de grandes dotes… DHDP. ¿Será que por eso es “sagrado” el voto?
  
   Me doy cuenta que este artículo, publicado en El diario de hoy hace años quiso abarcar más de lo que el espacio y el mensaje en sí podían lograr; no quise sin embargo modificarlo restándole, sino agregándole. Del último párrafo lo del voto, gravísimo de por sí, amerita otro comentario más no este

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