DEJEN HACER, DEJEN PASAR... ... AL ENEMIGO MORTAL
Hoy que parece que
los chaparrones y temporales de la estación están terminando, empiezan otras
olas peligrosas que amenazan hundir a la nación. Se trata de la campaña de
insultos extremos sin pruebas, descalificaciones ad hominem –es decir atacando a las personas y no a los argumentos
o posiciones. Y por otro lado las posiciones extremistas de una derecha que
debiera ser nuestra esperanza más querida y no la amenaza ya probada que se ha
dejado sentir en otras partes. Nos referimos a que se tome el rábano por las
hojas de una de los conceptos más positivos con que se cuenta en nuestra
civilización occidental y cristiana: el de LIBERTAD. Que no es en forma alguna
el de un liberalismo exacerbado, extremista y deshumanizante –adversado por
toda suerte de pensadores de la misma derecha –que sólo lleva al Mercantilismo
militante y al Capitalismo salvaje.
Estamos concientes que un buen número de
personas se adhieren a esta triste y cruel (además de burda) mixtificación de
la verdadera libertad, por tres causas:
1.
El valedero terror a una amenaza marxista, cierta y digna de
tenerse en cuenta. En esto se confunde el hecho de que los revolucionarios
también están en contra de los liberales (sean clásicos o neos) y “si no
defendemos este principio” –dicen, estaríamos en cierta forma apoyando a los
zurdos.
2.
El enorme poderío de uno de los sectores de la derecha, que cuentan con
medios de comunicación, universidades, think-tanks… y mucho dinero. Lo que
vuelve muy tentador acogerse bajo el resguardo (la sombrilla) de los poderosos
y recibir todo tipo de apoyos. Igual no importa pensar más.
3.
La realidad –más grande que una catedral –de la
ignorancia, incluso en sectores sociales semi cultos, los que
extienden este carnaval hasta cubrir al “pueblo bajo, municipal y espeso” bajo
el manto de un feroz y demagógico populismo. Se adhieren a la paradoja de la
tiranía liberal.
DEJEN HACER, DEJEN PASAR
-------Laissez faire,
laissez passer-----
Roberto López-Geissmann
Dejen hacer, dejen pasar, el
mundo va por sí solo. Vincent de Gournay.
Cuando el
fisiócrata citado echó a volar esta frase en el siglo XVIII jamás imaginó que
sería la frase emblemática del liberalismo económico, pues si bien el nombre
“fisiocracia” proviene del término griego que significa “gobierno de la naturaleza”, esto es ausencia de restricciones para
la actividad económica dentro del Estado y despolitización del mismo (lo que es
un absurdo en sí mismo), también implicó una reacción del mercantilismo
apoyando un desarrollo agrario ingenuamente pensado como un progreso que por sí
sólo ordenaría la sociedad. No nos adentremos más y retengamos el mandato
recomendatorio que la tal frase arroja, que se pretende más allá de lo
puramente económico, dejémoslo de lado no sin aclarar que el correcto sentido
de la traducción es “dejen… hacer y pasar”
y no, como suele usarse “dejar…” puesto que no es esa
indirecta indefinición que hoy abunda, sino una aseveración dirigida a los que
mandan.
Viendo las cosas
desde una perspectiva histórica y holística (de relaciones integradas, completa)
cualquiera que se quite las anteojeras del “bien y correcto pensar colectivo”
podrá observar cómo se ha movido la cultura, y aún la civilización de los
últimos siglos. Acordando que el pensamiento “por sus obras los conoceréis” es
muy sabio… repasemos. En la letanía siguiente ahorraremos espacio poniendo DHDP
y léase “dejen hacer, dejen pasar”.
Que si el bajo
nivel educativo y las promociones automáticas producirán profesionales que en
realidad no lo son, dañando en lo particular y en lo social…DHDP. Que el
desorden que en el tránsito ocasionan los buseros vulnera muchos derechos,
afectando la economía y poniendo en peligro vidas humanas… DHDP. Que el centro
capitalino es sucio, inseguro, feo y fomenta toda clase de desórdenes y esto es
debido en gran parte a la venta incontrolada, el tráfico ídem y la ausencia de
restricciones al respecto… DHDP. Que la inseguridad pública ha mutado a
inseguridad nacional, con una formidablemente grande cuota de muertos y
familias flageladas por la cruel extorsión…DHDP. Que las oficinas públicas cada
vez están más infestadas de virus sociales (mobbing –bulling en oficinas -,
corrupción, irrespeto y otras)… DHDP. Que el contrabando, tráfico de personas,
de drogas y crimen organizado crecen… DHDP. Que nuestro flamante sistema
político –que los memos gustan describir como “lo mejor posible” –permite que
en un colectivo de veinte, si doce son analfabetas, o borrachos o delincuentes
(o todo junto) sus votos podrán poner en el poder al que elijan sobre ocho
(¡noten que hacemos el favor en la proporción!) que fueren honrados, estudiosos
o incluso de grandes dotes… DHDP. ¿Será que por eso es “sagrado” el voto?
Me doy cuenta que este artículo, publicado en El diario de hoy hace años quiso abarcar más de lo que el espacio y
el mensaje en sí podían lograr; no quise sin embargo modificarlo restándole,
sino agregándole. Del último párrafo lo del voto,
gravísimo de por sí, amerita otro comentario más no este
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