Desde hace tiempo surgió el “revisionismo
histórico”, buscando datos e interpretaciones diferentes a la historia oficial;
y aunque pronto fue aprovechado por historiadores que corrigieron la plana a
los izquierdismos (en el más amplio sentido) luego fue retomado –como era de
esperarse –por el enorme poder de la izquierda cultural, que han devuelto el
golpe con creces. Reflexiona sin pasión.
Aparecido en El diario de hoy el 26 de noviembre de 2006; comentarios
adicionales al final, en color azul.
Reflexiones sobre Metapolítica
REVOLUCIÓN, OLVIDO Y
CAMBIO.
Por Roberto López-Geissmann.
Falsificar el
pasado es el método utilizado por la izquierda para producir el futuro.
Nicolás Gómez
Dávila.
Se ha acostumbrado a la gente a que
piense que cuando se dice la
revolución, así en artículo singular y determinado (en función de que hubiera
UNA, o que al menos fuera LA principal) se piense en que se trata de la
Marxista, la que tuvo lugar en Rusia el primer cuarto del siglo pasado y por
extensión al pensamiento político o intelectual que antes o después se ha
derivado de ella.
Ello obedece a la intoxicación
ideológica profunda de LA REVOLUCIÓN, pero la original, la mera-mera, la madre
de todas y la más importante. Si hace pensar que la marxista es la primera y no
un derivado sustanciado en ella misma, habrá ganado ya bastante al sedimentar
en el humus histórico su espacio como normalidad, permanencia conservadora y
hasta se permitirá una vaga idea de oponerse a la otra en pretensión de detener
las ideas que en última instancia la “nueva” (marxiana) no ha hecho más que
hacer rodar y que fueron producidas por “su mamá”. Claro, nos estamos
refiriendo a la poderosa y mortalmente subversiva Revolución Francesa.
Escandalícense, ríanse, rechácenlo si
quieren... pero no lo olviden ¡analicen e investiguen! Pasó el tiempo en que en
una columna como esta podía presentarse un razonamiento sustanciado sobre la
anterior afirmación (asunto largo y denso), como lo hacía nuestro recordado
mentor el padre Fuentes Castellanos. Baste dejar el banderillazo de que el desmontaje auténtico de la
revolución no se puede hacer si no se desciende hasta la francesa. Trabajo que dejará
un “plus” al intelectual que acometa el acucioso esfuerzo de hacerlo, pues lo
proveerá de los instrumentos de desmontaje y la posesión invaluable de las
ideas que aquella revolución (y todos los ismos generados por ella, incluyendo
el marxismo, positivismo, liberalismo y otros) ha atacado y por lo tanto los
elementos fuertes, sanos, poderosos y restauradores del Bien Común.
El Olvido, buscado, sistematizado,
machaconamente auxiliado con falsedades... lleva a sustentar un pasado distinto
al real, con motivaciones, hechos e ideas diferentes, desapareciendo incluso
muchas de ellas.... y dejando al ojo superficial una construcción basada en
otras causas. Ejemplos tenemos abundantes, desde la visión de la edad media y
la antigua Roma, hasta las Guerras Mundiales, Civil Española, de los Cristeros
y las del siglo recién pasado, pasando por incidentes puntuales, todo ello
interpretado en ausencia de elementos
escogidos para que desaparezcan de la historia, dejando un panorama claro,
simplista, maniqueo y... muy falseado.
La renuncia a
construir nuestra historia y el olvidar a nuestros héroes es una defección.
Desde otro ángulo el Olvido promueve
cambios cuando elimina de la conciencia social una parte de la memoria
histórica, aunque precisamente existan grupos que reclamen este trabajo, estos
guardarán lo que quieran guardar. OJO, que no quiero significar que subrayen lo
que quieren –esa es otra historia, real por demás –sino que dejen fuera de
la relación de hechos a las gestas y personas que quisieran que no hubieran existido.
Esto es fielmente realizado hasta por líneas llamadas derechistas, cuya
formación escasa y desconocimiento directo de los hechos los hace menos
cómplices que culpables de la falta de acuciosidad que todo verdadero
nacionalista necesita.
No es difícil
determinar cuando el revisionismo, cambio de la historia, tiene un sesgo
izquierdista. Si los acontecimientos heroicos (o los mismos héroes o próceres)
son sistemáticamente minimizados, criticados y vulnerados en su moral o bien
las gestas, fechas y acontecimientos más gloriosos… todo a su provecho y con
insidia ideológica. Ahora borran todo lo que vaya contra sus intereses. Hay que
admitir que buena culpa tienen los no marxistas por su obstinado silencio.
Defeccionar es separarse de una
causa. La causa es la salvación, desarrollo y potenciación de nuestra nación y
todos somos soldados en ese ejército. El que defecciona deserta. Hay docenas de
guerreros, de alcaldes, de humildes y valientes ciudadanos que hicieron
historia; como además hay influencias de movimientos que se desconocen por
completo y son acallados por todos. ¿Quiénes han oído del semillero de grupos
originados en la heroica Santa Ana? ¿Quién sabe de los alcances estratégicos
que tenían las mal llamadas “defensas patrióticas” y de cómo se impidió que
continuaran? ¿Quién sabe de la red que se había formado con los paracaidistas
franceses? ¿Creen ustedes que en la Universidad Nacional existían grupos
organizados fuertes de pensamiento no conformista que se enfrentaron a las
izquierdas extremas? ¿Y de la Operación Parusía? ¿Y del plan –malogrado –de
realizar una mutación impresionante en el antiguo ORDEN? ¡Y hay mucho más! ¡Dios nunca muere!
Los varios ejemplos de franca resistencia, organización y
gestión nacional en defensa de la agresión integral del marxismo cultural y los
poderes facticos del comunismo internacional indudablemente darán impulso, a
través del orgullo y la esperanza, a una ciudadanía mal informada que cree que
únicamente las izquierdas han tenido protagonismo en nuestra historia y que
todas las derechas son “bueyes cebados” que sólo utilizaron su dinero y
corrompieron a ciertos militares para, igual que el otro extremo, halar agua
para su molino. Digamos que es cierto que algunas derechas son así… pero no
todas; y sí hubo valentía e independencia de estos malos nacionalistas para dar
buenas batallas. Eso fue así.
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