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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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sábado, 19 de noviembre de 2016

HOMENAJE A MADRE Y ESPOSA: DOÑA INODINDA

El 23 de noviembre de 2011 publiqué en El Diario de Hoy el siguiente artículo, que subo a este blog como notificación ejemplar de amor y unión. El Gran Filósofo, polígrafo, humilde y erudito, Don Matías –querido amigo –y Doña Inodinda, grande como persona y de corazón y tenacidad iguales; distintos y responsables, amorosos hacia sus hijos. ¡Ambos bendecidos!

Recuerdo ennoblecedor, irradiante de amor familiar
HOMENAJE EJEMPLAR
                                                                               Roberto López-Geissmann

“No ser cristiano es estar todavía en el paganismo primitivo o
haberse apartado de la corriente de la revelación. En todo caso,
no ser cristiano es la aberración de vivir fuera de la historia”.
MATÍAS  ROMERO.

   Sábado 19 de noviembre de 2011 a las 5:30 PM. en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, posteriormente en la Hacienda de los Miranda: horas y lugares en que se efectuó el homenaje ejemplar en memoria de doña Inodinda de Romero, en el que, en alas de la amistad, tuve el honor y profundo placer integral de participar, invitado por ese gran filósofo y Señor de Señores, mi querido amigo el licenciado Matías Romero.
   Se conmemoraba un año de que dejara este mundo aquella”ama de casa señorial”, madre abnegada, mujer integral y esposa de nuestro amigo Matías. Muy poco se estila en nuestros presionados tiempos tales tipos de homenaje a un recuerdo amado, en el que, reunidos los cuatro hijos profesionales, en torno al consorte viudo, la familia por todos los costados y algunos amigos escogidos, se reúnen –no sólo para recordar con nostalgia sino para mucho más –en un agasajo objetivamente merecido para una salvadoreña de imitable, ejemplar, conducta.
   Porque aparte de elevar al panteón de los antepasados, como la gallarda nobleza romana, aparte de la sensibilidad familiar que recuerda a la gran cocinera, señora “ultra cachera”, trabajadora y práctica, a la educadora, a la protectora de familiares y hasta de extraños, a la viajera incansable, en fin… Se trata de algo aún más excelso, de un regalo que, sobre todo lo que se vaya a decir, es un foco –o un vórtice –de amor cristiano.
   El cónyuge, con una honestidad tan alta y rara como su bonhomía e intelecto confiesa que su hogar no hubiese gozado del tangible asidero de lo práctico –por lo que él califica de “temperamento romántico propenso a las desviaciones de la imaginación” –y que nosotros calificamos como sed extraordinaria de trascendencia unido a una especial calidad de investigador, propia del extrañamiento como término técnico del auténtico filósofo.


   Como fuere, esta pareja de reyes, con sus feudos que fueron la biblioteca y la cocina (como confiesa nuestro amigo), viviendo casi 50 años de vida matrimonial, educando hijos, viajando juntos y apoyándose son la esencia misma del matrimonio. De esa poderosa levadura básica de la más profunda cimentación social, y simiente de unos hijos que son ya, promesa cumplida, desarrollo logrado, historia victoriosa y futuro linaje de orgullo. No fácil de emular pero símbolo señero y como tal digno de observarse, en el doble sentido de fijarse en ellos y de seguir su ruta. Esta es una forma de hacer Patria, sirviendo a Dios y fortaleciendo a la sociedad: LA FAMILIA. Y el insigne filósofo define precisamente las cuatro cualidades esenciales de la misma: ser numerosa, unida, trabajadora y cristiana –como perfección centrada en la adoración al creador. Gracias Matías e hijos por habernos dado una reunión memorable en que la irradiación principal estuvo basada, más que en recuerdos en vivencias, en calor humano… en amor. Brillante fue además, que todo se acompañó de música de Pedro Infante.

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