FUNDAMENTOS
DOCTRINARIOS PARA
LA
NEUTRALIZACIÓN DE LA FUERZA ARMADA
Especial para Arcisterio y Visión 2020, de Roberto
López-Geissmann
AVANT-PROPOS. Presento a la
consideración de todos los compatriotas este trabajo. Lo haré a través de dos
entregas seguidas, como base “neutralizar” a las FFAA.
1)
El reciente escándalo jurídico-político derivado del
abuso grande, evidente y confeso de parte del Poder Ejecutivo hacia el Poder
Legislativo, con utilización de las FFAA. Esto se engarza con la tesis general
de la neutralización posterior.
2)
Doctrina histórica, internacional –y básicamente
comunista –del proceso de neutralización de los Ejércitos, citando fuentes y
procesos con validez actual.
INTRODUCCIÓN
Ante una situación de gran peligrosidad
para la sana institucionalidad de las Fuerzas Armadas, no me cabe sino aportar
en aras a la aclaración conceptual ya que, los peligros no vienen de un solo
lado, sino que parten de interpretaciones –o la falta de ellas por seguir una
conceptualización tradicional equívoca a las que ciertos sectores no le dan más
que una lectura textual sin querer, o poder, reflexionar al respecto. El tema
involucra tres aspectos del mayor nivel filosófico, totalmente mezclados en su
problemática: POLÍTICO, JURÍDICO Y MILITAR.
****
PARTE
PRIMERA
El detonante
circunstancial, no por ello carente de importancia histórico-jurídica, ha sido la irrupción del Presidente de la República,
rodeado de un fuerte dispositivo de Seguridad, compuesto por elementos de
diferentes y variadas agrupaciones militares, al recinto legislativo… que luego
fue seguido de una serie de “ex abruptos” políticos que van desde lo
inapropiado hasta posibles delitos, poblando el camino de faltas al Derecho.
En función de limitar estas reflexiones al aspecto jurídico-militar dejaré de
lado las implicaciones puramente políticas, no sin indicar que el contenido
integral de esto es sin lugar a dudas político, como dije, es un
entramado naturalmente ligado y conexo.
Buscando Responsables
Es imposible aislar
el hecho detonante con los correlativos sucesos de parte de muchos actores del
hacer nacional (e internacional), lo que trae a cuento las interpelaciones que
se han destinado para sus responsables destacados: el Ministro de la Defensa y
el Director de la Policía nacional Civil, según el sencillo imaginario de mucha
gente. El Presidente está íntimamente ligado a ambas instituciones, ya que es
su atribución organizar, mantener y
conducir –a través del Ministro de la primera y del Director de la segunda
a los dos grupos legalmente armados del Estado. Esto se desprende del art. 168
Cp. en sus numerales 11º y 17º respectivamente. De esto se han deducido las
interpelaciones referidas.
La interpelación es el acto de interrogar a
un miembro del Consejo de Ministros o Gabinete por parte de los miembros del
Poder Legislativo (Asamblea) acerca de un tema específico con el fin de
-eventualmente- hacer valer su responsabilidad política en un tema determinado. Es fácil
pensar, en primera instancia, en llamar al Ministro y al Jefe máximo policial,
según el art. 131nº34 Cp. y luego, de allí podrían resultar recomendables de
destitución de acuerdo al mismo art, en su nº37. Parece elemental, pero hay que
hilar más fino.
Realizar lo anterior es únicamente
un reflejo, que es lo menos que puede realizar un organismo vivo. Pero sólo
levantar la mano no es una estrategia para determinar adónde se va a ir en la
necesaria estrategia con que se debiera tratar este acto de la mayor
relevancia en la política nacional. Como por desgracia es común, las
reacciones suelen ser un vendaval de acusaciones, denuestos, intentos fallidos
de puesta en acuerdo, a la que se suman opiniones, que generalmente van
siguiendo los pasos que efectivamente va dando la oposición, claro que con
honrosas excepciones.
El punto es ir desmadejando el
suceso para que vaya quedando claro la intencionalidad y los hechos reales que
se dieron esa histórica tarde. Si bien las intenciones no pueden pasar de una
reflexión analítica, por certera que sean no se pueden probar aún;
afortunadamente el Derecho no juzga la intencionalidad sino los hechos. De ello
hablaremos ahora mismo.
El nueve de febrero
¿qué fue?
1. ¿Será la ocurrencia excéntrica de un jefe de Estado de ir a perorar frente
al edificio símbolo del Primer Poder, precisamente para denostar y exigir a los
diputados que aprobarán determinada cantidad de millones para uno de sus
proyectos? Aunque se ha esgrimido medio en broma, es realmente insostenible, se
menciona como posible.
·
Luego, el susodicho, no se sabe si por: a) el calor enardecido
de su propia perorata, 2) programado previamente, lo que es de suponerse dado
el despliegue militar que lo acompañaba y del que hablaremos luego… se
introduce al recinto legislativo.
·
Llevándose tras de sí a una ingente cantidad de
militares, oficiales y hasta jefes, los que no tendrían razón de acompañarlo
por razones de seguridad. Sin probar su total necesidad, semejante agrupación
es del todo imposible que sea admitida.
·
Pero además los guerreros que lo acompañaban iban
apertrechados más allá de lo requerido en circunstancias normales, dejando como
única respuesta racional posible el que efectivamente esperaran una peligrosa
reacción. Pero esta no podría provenir de un grupo de ciudadanos, sino de una
agrupación terrorista muy armada.
·
Para los pocos diputados, periodistas y la claque de seguidores
de él mismo no parece cuerdo
utilizar tales elementos disuasivos, a menos que se cayera en la hipótesis
delirante de que algunos de estos elementos fueran a atacarlo. Pero no, en
ningún momento pongo en entredicho la cordura del dirigente, al menos en este
punto. Más sentido tiene que se tratare de dar un mensaje fuerte para la
oposición.
2. Lo aceptado explícitamente por el mandatario –más tarde, públicamente –es
que lo realizado eran medidas de
presionar a los diputados. Lo que deja boquiabierto a cualquiera puesto
que, de ser cierto que decidió aplicar semejante tipo de convicción para los miembros de la Asamblea Legislativa, deja en
entredicho semejante forma de “hacer política”; ahora bien para este personaje
esta teoría resulta no muy increíble del todo, dado lo visto hasta el momento,
Ha de adjuntarse acá el haber retirado escoltas e irrumpir en altas horas de la
noche en casas de algunos diputados.
3. La tercera gran teoría se vincula a las apreciaciones políticas de fondo
que pudiesen provenir de los hechos en comento. Son todavía más graves que todo
lo anterior. Van desde imputarle un Autogolpe fallido –no habiendo acuerdo en
qué fase del delito podría ubicarse. Pero en todo caso no puede desligarse de
la imputación de varias figuras delincuenciales en distintos grados del proceso
delictivo penal. Siendo el Gran Responsable Indiscutido por la más
elemental lógica, concurriendo los hechos políticos y jurídicos arriba
tratados, lo que ha sido sin embargo, pasado por alto
Ahondemos ahora sobre la parte
militar de los hechos, que eleva a la enésima potencia toda la potencialidad de
las perversiones que la dirigencia máxima del Estado observó esa fatal tarde.
Aunque se haya empezado completamente al revés, sin concierto, sin estrategia
conocida, sin planes específicos y con abundancia de señalamientos
discordantes, a menudo plagados de feroces defensas de troles que rizan lo ridículo,
defendiendo lo indefendible.
ASPECTO MEDULAR DE
ESTA PARTE
Responsables militares de los hechos
En forma bastante festinada para
la ocasión se han dedicado a interpelar al Ministro de Defensa y –próximamente
–al Director de la Policía Nacional Civil, dado que suponen que bien, o estos
obraron por su cuenta acompañando al Presidente sin consultarlo, o bien este
les solicitó este operativo. En este caso la cuestión es qué vía utilizó. Vamos
paso a paso.
·
Es forzoso apreciar que ni el Señor Presidente, ni el
Señor Ministro de Defensa u otro alto oficial de las FFAA o de la PNC andaban o
pasaban casualmente por allí. Estaban cada uno de ellos por la voluntad de
hacerlo, creyendo tal vez alguno que no hacía nada fuera del orden jurídico,
pero los que así pensaran realmente estarían labrando su inhabilitación por la
sencilla razón de mostrar flagrante ignorancia.
·
Es penoso aclararlo pero nadie que no pueda ser el
Presidente de la República puede haber ordenado semejante accionar, político
sin la menor duda –objetivos aparte. Es decir, no existe funcionario militar ni
policial que pudiese motu proprio haber realizado el
tinglado que vimos: el operativo multi-sectorial que realizó el ex abrupto, es decir brusca, inesperada
y violentamente. Pero tampoco es un ex
abrupto, puesto que no fue motivado por una pasión o decisión del momento.
·
No puede ser otra razón que la ignorancia la que busque
preguntar “quién dio la orden”. Los procedimientos militares son de lo más
serios que existen y a su real cumplimiento se debe toda la institución. Son
eminentemente prácticos y la supresión de los mismos llevaría al caos a todo
ejército. No voy a detenerme a comentar el triste papel que se hizo pasar al
Ministerio de la Defensa. Pido caridad.
·
Para ordenarse tal concurrencia de Medios (armas,
implementos, vehículos terrestres y aéreos) y de Personal –debe insistirse que
de varios sectores de las FFAA –cuya determinación es importante, pero
irrelevante para lo que aquí explicamos no puede sino haberse procedido con la
acuciosidad de un Estado Mayor. Veamos a quiénes pudieron dársele las órdenes y
la cadena de mandos.
·
El Presidente de la República es el Comandante General de
la Fuerza Armada, según lo establecido en el art.157 Cp. El máximo
representante político de la misma (después del Presidente) es el Ministro de
Defensa y en este sentido únicamente cabe deducir responsabilidades de la
enormidad de introducirse tal como lo hicieron las unidades en el recinto del
Primer Órgano del Estado. Claro que el negarse a obedecer estas le hubiese
eximido de toda autoría, pero no fue así. Estas responsabilidades podrán
deducirse luego, por ahora veremos solamente lo militar.
·
Empecemos por desvincular personajes o funcionarios que
de hecho no tienen ninguna vela en el baile organizado por entes distintos y
superiores. Ni el Viceministro –como administrativo sin mando de tropa –puede
ordenar nada en el campo de operaciones, como igualmente el Jefe del Estado
Mayor Presidencial, al que se pretendió implicar desacertadamente cuando este
no tiene la capacidad formal y legal (no hablamos de personas) de pedir la
colaboración de tantas y variadas fuerzas como las que participaron. Si este lo
hubiera hecho (locura de hipótesis) no hubiese contado con semejante apoyo, y
si se lo dieran sería ya navegar en el carnaval total de la locura, pues los
señores oficiales sabían que no estaba en ellos otorgarles lo que les hubiera
pedido. Habrá que descartar pues, estas teorías por descabelladas. ¿Cuáles
pudieron entonces ser las rutas que se llevaron?
·
Sólo dos. Pues si bien existe otra tercera, que el
Presidente directamente se
comunicara con varios señores Generales y/o Coroneles ordenando el operativo…
es todavía más loco que todo lo anterior. Por eso no quedan más que dos
respuestas: 1) El Presidente ordenó al Ministro de Defensa, para que él
comunicara directamente al Jefe del Estado Mayo Conjunto de la Fuerza Armada
para que este preparase el operativo. 2) El Presidente se lo ordenó
directamente al anterior, dejando lógicamente que este dispusiese según su
criterio y objetivos lo que considerare para el logro efectivo de los mismos,
escogiendo las fuerzas del caso.
Es imposible realizar
el operativo de la envergadura que se dio, sin un Estado Mayor
Incluso al carente de todo
conocimiento de lo militar le parecerán correctas las siguientes líneas pues
obedecen a la razón, la lógica y además la experiencia de nuestras FFAA. Antes
de dar el último vistazo quiero dejar por fuera –en aras no complicar ni alargar
más el esquema –a la Dirección de la PNC, que
sin embargo sigue bastante paralelismo con el del Señor Ministro, con la
salvedad que a este debió haberle ordenado directamente el Presidente, ya que
de acuerdo al art. 168 Cp. Nº 17 tiene este la atribución de conducción, lo que en el Ejército se
realiza por interpósita persona. Pero sigamos adelante. Así pues:
·
El Jefe del Estado Mayor debió ser informado –ya fuere
por el Ministro de Defensa o por el Presidente mismo –que se requería de su
persona que pusiera a trabajar la mejor maquinaria organizativa de todos los
tiempos “el Estado Mayor”. Obviemos si lo hizo bien o mal, es harina de otro
costal que no debemos ahora cargar nosotros. Sí está claro que obedecía órdenes
directas y de quiénes. Cae en discusión qué grado de responsabilidad propiamente política pudo tener y, como
dijimos lo militar será salteado en este momento, ¿Qué es lo que se demandaba
de este Señor?
·
El trabajo específico comprende poner en acción todos los
elementos del EM, desde la logística
hasta las coordinaciones y cadenas de mandos (complejas dados los variados
cuerpos, pero también no difíciles de establecer), inteligencia, que debió
hacer sus apreciaciones de situación para establecer luego los peligros, planes
de contingencia, penetraciones, equipos, transporte, reconocimiento de
alrededores, misiones de las distintas unidades, tiempo estimado del operativo
y aún otros más.
·
Agreguemos a ello que la
llave de arranque de tal maquinaria debe provenir por escrito, mucho más
siendo de tal importancia y aun haciendo a un lado algunas de las acusaciones
que sobre los propósitos de la misma se han o pudieran hacerse, es claro que
una operación, operativo, misión, actividad (como se quiera para no discutir)
es de primera importancia, pudiendo afectar la seguridad interna misma del
Estado. El concepto de Operación conlleva definición de la Misión u Objetivo
que persigue, sin la cual no puede articularse ni comenzarse preparación
alguna.
Conclusiones:
1) Repasamos lo sucedido el aciago día en que la dirigencia máxima del
Ejecutivo penetró, fuera de lugar, acompañado de un contingente fuertemente
armado al local del Primer Órgano del Estado, rodeando además con unidades
variadas sus edificios y llevamos una reflexión lógica de lo que pudieron o no
ser los motivos de la Toma.
2) Enfocamos los posibles y probables responsables del suceso, derivando
distintos tipos de responsabilidades, mismas que no pueden establecerse con
precisión por ahora. Establecimos la complejidad del Operativo, propio sólo de
un Estado Mayor.
3) Como quiera que se enfoque queda claro que el responsable final fue el
Presidente. ¿Tanto discurrir para una verdad tan grande como una
catedral? Lo cierto es que ya se ha evadido demasiado y urge ser serios en las
apreciaciones que se realicen YA.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario