A
Atención
a este excelente escrito de Fernando Toledo –periodista y novelista argentino. Es
una exposición sintética pero exacta, que trata el hecho político de la
incorrección cultural en forma de sátira brillante y de fácil lectura.
El
dogma de la Inmaculada Corrección - Por Fernando G. Toledo
Ha llegado el momento de poner por escrito las normas
morales de nuestro presente.
La siguiente declaración es un juego distópico.
Cualquier semejanza con la realidad corre por cuenta de la imaginación de los
lectores.
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FERNANDO TOLEDO |
Teniendo
en cuenta los tiempos que corren ha llegado el momento de poner por escrito las
exigencias morales de nuestro presente. El CPC (Comité de lo Políticamente
Correcto) ordena:
No
admires una película, no leas un libro, no goces de una pintura, no elogies un
edificio, no admires ni un corte de cabello sin antes preguntar si la autoría
de esa obra maestra pertenece a alguien que nuestra moral autoriza. Qué
irreverencia pensar que puede alguien malvado hacer una obra maestra.
No
hay artista, especialista o luminaria del pensamiento que vaya a resistirse a
nuestros exigentes filtros: habrá de vérselas con ellos si lo que han hecho es
excelso pero en otro ámbito han cometido un error. Hasta los aplausos le quitaremos.
A
la hora de actuar políticamente debes tener en cuenta que no pesa tanto la
acción política como la definición oficial de tu postura, que no podrá ser más
que “de centro”. Si en realidad estás más bien a la derecha o a la izquierda,
poco interesa. Eso sí: podrás decir que estás a la izquierda, pero no a la
derecha. A menos que esa izquierda sea alguna que exista o haya existido: evita
mencionar las palabras “china” o “soviética” bajo todo concepto. Para cualquier
caso, es mejor no dar demasiadas precisiones y siempre llamarle indefinidamente
“de izquierda” a cualquiera de las acciones que hagas.
Jamás
olvides que todo es político, hasta las leyes. No te detengas en el hecho de
que sólo los políticos pueden transgredirlas.
Hablando
de leyes, ya tenemos las nuestras.
Se
acabaron los debates. Es el tiempo del escrache, que pronto dará paso a la
autocensura.
Ten
siempre a flor de labios epítetos como: fascista, machista, nazi, golpista, y
por qué no estalinista. Podrás usarlos en cualquier ocasión. Hemos dicho bien:
en cualquiera.
No
está permitido profesar ninguna religión que tenga relación estrecha con
nuestra propia cultura. Sólo se podrán elegir las que dominen en otros países o
las minoritarias. Tampoco es válido hacer declaración de ateísmo: eso podría
ofender a alguien. Abogamos, más bien, por un cómodo agnosticismo. Si puede ser
antecedido por el adjetivo “respetuoso”, mejor.
No
temas: tu deseo siempre será lo más importante. Caiga quien caiga, nadie podrá
obligarte a cumplir nada que no figure en tus deseos. Te haremos saber, por
cierto, qué desear. Faltaba más.
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LA CORRECCIÓN POLÍTICA-CULTURAL ES PARTE DEL PLAN MUNDIALISTA |
No
importan las críticas: sabremos demonizar al que las haga.
La
Historia no importa: preferimos la leyenda.
No
importan las estadísticas: sabremos crear bibliografía, departamentos universitarios,
referentes culturales y medios afines capaces de negarlas, de hacerlas decir lo
contrario de lo que dicen.
Una
evidencia no importa: no nos fijemos en ella, sino en quién la provee. Sólo las
pruebas que confirman lo que decimos y hemos de decir, sólo esas, valen.
Estaremos para subrayártelas a tiempo.
No
importan la física, la química, la fisiología ni mucho menos la biología: lo
que importa es lo que sientas. Mejor dicho, no importa lo que sientas: importa
que sientas lo que te decimos.
Del
principio de inocencia y del de igualdad ante la ley no hablaremos. Hemos dicho
que no habrá debates.
Por
último, no olvides que somos mayoría pero hemos transmitido a todos, aun a
nuestros acólitos, la certeza de que estamos en desventaja.
Así
funciona el dogma de la Inmaculada Corrección Política. A nadie le sea
permitido quebrantarlo.
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