El 30 de marzo del presente subí el poema FINALIS –escrito hace muchas décadas (probablemente en París). Ahora doy la explicación del contenido del mismo. En teoría no debiese ser dada. Pero a veces no soy tan manso y obediente. Lo presento aquí. Su contenido desnuda mi concepto de uno de los puntos centrales más profundos de la reflexión humana, entrelazando la fe, la ética, el sentido de lo divino, el deber y el heroísmo; es la última ratio para complementar la autenticidad del ser.
BATALLA ENTRE LOS ÚLTIMO HÉROES Y LA CANALLA DEMONIZADA
COMENTARIO EXPLICATIVO SOBRE FINALIS
Es el punto más
serio precisamente el detenerse en las líneas finales de Finalis: Dios
era el diablo. La humanidad ganó. No presenté la
"explicación" a propósito. El equívoco final se explica así:
Siempre me ha dado un poco de comezón el heroísmo en un
sentido. Aquí voy... el héroe se supone que no espera ganar, eso lo entiendo
perfectamente, que se sacrifica por los demás, por una causa, por su fe en Dios
-lo que gana el martirio o la santidad -y siendo un valiente enfrentamiento
contra el mal es digno de emulación.
Pero
veo un truco. Si lo admirable en el heroísmo es que no importa lo grande de las
fuerzas a que se enfrente o incluso a sabiendas que no podrá ganar, sus
convicciones y esa voluntad férrea son grandiosas, pero... si pensamos
con puro materialismo (acabó con su vida, lo más preciado, entregó lo mejor que
tenía…) pero resulta que El Héroe (santo, católico o no) normalmente se apoya
en una creencia trascendente, en la seguridad de un SER superior. Así pues, en
la lucha del bien contra el mal su imaginario, su fe, su más fiel creencia
-paraíso, valhalla, olimpo, etc. -siempre sabe que el bien es más poderoso y
que al final dominará.
Si es
así está convencido que pase lo que pase, combatiendo por Dios, aunque muera,
vivirá para siempre en medio de la mayor de las felicidades, esta vida es
un paso, un bache, que si persevera tendrá una segura RECOMPENSA. Un contrato
firmado del que sabe que no hay falsedad y que si el cumple todo estará ganado.
Por
eso es que en la batalla apocalíptica final, aunque sepamos que el demonio se
enseñoreará por un tiempo de este mundo, luego nuestro venerado Señor
Jesucristo -infinitamente más poderoso -lo derrotará sin esfuerzo, conduciendo
a sus buenos fieles a gozar del Paraíso. Bueno, así es más fácil, el que ríe al
último ríe mejor. Ten fe y el triunfo está hecho. Dios no falla sus promesas.
Es mal negocio irse con el triunfador de sólo breve tiempo. El derrotado diablo
será lanzado para siempre a los infiernos... y colorín colorado...
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Es
inquietante al menos. Es como si enfrentarse al liberalismo triunfante, el
comunismo internacional, el nuevo orden mundial... o al simple presidente de un
país cualquiera (por cierto que acá cada vez más se vota por el
"seguro" ganador para "no desperdiciar el voto". No sería
sino la jugada más inteligente dado que sabemos que en el fondo ganaremos,
aunque "ganemos perdiendo" ya que consideramos que la historia
universal está por abajo de la Meta-historia, que arriba de aquella existe lo
trascendente y dentro de ello la divinidad a la que nos adscribimos es
superior, es más, es realmente la única -aunque no entendamos bien ese
"juego" de lucha de manos que se nos presenta como un misterio más
sin explicación posible.
Sé que
muy pocos reflexionan sobre lo anterior. Es la última línea de defensa. Siento
que al aferrarse a una fe y un amor es una bella, estética y valiosa forma de
ser humano en su mejor acepción. Con Dios todo lo puedo... ya que El todo lo
puede, y yo con El ya gané. En el fondo, repito, es actuar con el futuro
ganador... Si los héroes de la última batalla (de hecho de cualquier batalla)
tienen seguro, de una u otra manera el gane, hay algo que no termina de parecerme.
Por eso Finalis y su final sorprendente y difícil de captar muy bien.
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¿Y si
no fuera tan así? Si cosmológicamente observado pudiera darse otro
escenario. Antes que me declaren anatema, perverso, hereje, arropado por mil
insultos, desmayos y ataques, déjenme explicarme... Supongamos que nuestro Dios
de Amor, su divino hijo con todas sus enseñanzas, el Espíritu Santo y la Virgen
Bendita son lo que son y no vacilamos ni cambiamos nuestra adoración,
seguimiento, oraciones, etc. pero... ¿y si su oponente fuera más poderoso de lo
que pensamos -que esa fuera la única, y espantosa diferencia de la historia -y
por tanto, a la hora de la batalla final, lucifer venciera a nuestro querido y
venerado Dios de Amor?
Que
por razones fuera de nuestra comprensión, el cosmos no estuviera de nuestra
parte y una especie de deidad perversa, como un Demiurgo, un Ser nutrido de lo
bajo, material, del odio, la muerte y la fealdad... y que por tanto determine
nuestra extinción completa, la desaparición física, espiritual y total del
universo. En sorteo integral de toda recompensa, logrando la materialización
del Gran Todo y erradicando del mismo toda emanación que no fuese la materia
espesa, "limpiando" la espiritualidad del Señor y, claro está, la
nuestra... esto arroja una dimensión diferente a la interacción de la criatura
humana, de varias naturalezas.
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Si esto fuere así
¿Cuántos valientes no hubieran dado lo que dieron, ante la inseguridad de que,
al final, tal vez no encontrasen la recompensa y su Señor no resultare siendo
el indiscutible ganador que habían supuesto? Sin duda que algunos, otros
tozudamente hubieran actuado igual, pero el punto es ¿si aceptamos la premisa
de inseguridad del gane? ¿Cuál debe ser nuestra actitud, nuestra convicción,
nuestro accionar? Y aquí está el centro de todo. Juzguen ustedes como
quieran, expresaré en las siguientes líneas lo que yo creo.
Y no
es otra cosa que mantenerte en lo que has creído, sentido y querido: mi Dios,
mi Cristo, mi Virgen, mis Santos y sus respectivas veneraciones. Eso me
conforma. Eso me define. Es la esencia de lo que soy. Mi alma y mi espíritu son
hechos así y lucharé por ellos hasta el final, con todas mis fuerzas, pase lo
que pase. No es una desesperación y menos un fanatismo. Es el rasgo más lúcido
con que el Espíritu Santo me ha señalado, el regalo de amor más auténtico. Sin
eso no es interesante preservarse en un universo de migraciones bestiales y
alucinaciones luciferinas, una nueva tierra completamente dominada por el
engaño, lo bajo y lo material, sin el elemento más puro de nuestro SER, el
espíritu. Luego pues, por consiguiente: Yo haré mi esfuerzo total no importando
si estoy del lado de los perdedores o de los ganadores. No considero blasfemia
este pensar porque estoy con mi Señor hasta el final, pues, ¿cómo podría no
estarlo si está también dentro de mí? si tengo muestras de la especial relación
que nos une, si considero este último y más elevado concepto del heroísmo como
el ser fiel a sí mismo -y ello conlleva mi ser espiritual, mi gota divina
-sin importar la correlación de fuerzas contrarias que me rodeen. Soy lo que
soy y no reniego por cálculos de triunfalidades. Es un imperativo de mi
conciencia, y más allá de lo más íntimo y esencial de mi Yo el que me lleva a
combatir, aunque a veces sólo me enteré yo, aunque a veces no me entienda
nadie, pero sigo mi autenticidad sin detenerme.
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ACEPTO
QUE LOS CONTRARIOS NO FUERON "PINTADOS" MUY CRISTIANAMENTE QUE SE
DIGA, AUNQUE LO QUE HE QUERIDO REPRESENTAR NO ES REALMENTE A TODA LA HUMANIDAD
SINO A SUS PEORES REPRESENTANTES -JUSTAMENTE LOS "GANADORES" DE LOS
ÚLTIMOS TIEMPOS, ES DECIR, UNA HUMANIDAD DEGENERADA, PERDIDA (SU PARTE
IRREDENTA Y CONDENADA, NO TODOS) PERO AL DECIR "LA HUMANIDAD GANÓ"
ESTOY SIGNIFICANDO ESE HUMANISMO PERNICIOSO, MATERIALISTA, QUE NO DEJA
ESPACIO PARA EL SER ESPIRITUAL. A PESAR DE LAS EXPLICACIONES, LA
ORTODOXIA COMPLETA NO SE SOSTIENE BIEN, NO PUEDO MENOS QUE ACEPTAR ESTO.
EL GIRO MÁS DELICADO RESIDE EN EL "CON DIOS AUNQUE PIERDA", PORQUE ALLÍ DEJO LO ESPECÍFICAMENTE CATÓLICO Y, AUNQUE TE JURO QUE NO PRETENDO TRANSGREDIR CREENCIAS SI SIENTO QUE ES IMPORTANTE EL ASPECTO DE LUCHAR SIN LA ESPERANZA DE UNA RECOMPENSA, NO POR ESO SINO POR UN IMPERATIVO COMPLETO DE TU NATURALEZA INTERNA, LO QUE LLEVA A UBICAR A LA DIVINIDAD DENTRO DE TI, HABLANDO Y COMUNICÁNDOSE POR LA ESENCIA QUE TIENES, QUE ES ESPÍRITU. ES DECIR, HACES LO QUE TIENES QUE HACER, ENFRENTAR, ACTUAR, PORQUE QUIERES CONSERVARTE FIEL A TU MÁS PROFUNDO YO, Y ESO NECESARIAMENTE ES COMPARTIR ESA ESENCIALIDAD CON EL CREADOR, CON TODOS SUS VALORES, MEJOR EXPRESADOS POR EL CATOLICISMO SIN DUDA. PERO SIENTO QUE GUARDAR NUESTRO YO DIVINO ES EL IMPERATIVO MÁS FUERTE Y ESENCIALMENTE AUTÉNTICO DE NUESTRA ÉTICA Y NUESTRA ONTOLOGÍA.
Habiendo asumido mi propia entidad habré entonces
cumplido mi deber y mi destino. ¡Sea!