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domingo, 30 de junio de 2019

LÍMITES DE LA LEALTAD


   Siendo que la LEALTAD es uno de los valores eternos que tenemos que cuidar, eventualmente resucitar, a todos los niveles, he considerado que esta breve selección de textos y reflexiones puede colaborar a ello.

   He particularizado, en un tema que se presta a un desarrollo extenso, enfatizando en cuanto a veces se nos pueda presentar disyuntivas entre situaciones en las que tenemos que escoger. Por ejemplo en los cambios de Gobierno pueden enfrentarse, o parecerlo, ciertos principios éticos en oposición a los del gobernante –igualmente ocurre en las empresas. ¿Qué hacer entonces? Se impone la preeminencia del actuar éticamente.


Tema relacionado con los gobernantes

Límites de la lealtad...Y sí, ¡la lealtad no es infinita! Se condiciona a que ni personas ni instituciones nos requieran acciones, palabras, silencios o posturas que nos hagan perder la honra, y nuestro yo profundo, no el egocéntrico, sino en el que resuena la conciencia, nuestra autenticidad íntima que nos une con Dios mismo, cuando tiende en favor de lo bueno, lo verdadero y lo justo. Roberto Alejandro López –mi hijo.

Lealtad al país, siempre, lealtad al Gobierno, cuando se lo merece. Mark Twain.

   Hay algo mal en tu carácter si la oportunidad controla tu lealtad. Sean Simmons.


Tema de lealtad en relación con Dios

   No se mostraban resentidos cuando algunos de entre sus fieles cuestionaban tal o cual de sus procederes que no les parecían correctos. En aquellos tiempos los cristianos tenían mucha más libertad de espíritu que ahora para enrostrar las desviaciones de sus jerarcas. (Alfredo Sáenz, "La Cristiandad y su Cosmovisión", 2a Ed., APC, 2003 p. 116)

   "El sentido del honor era la disposicion interior que fundaba los vinculos del vasallaje y señalaba los límites de la lealtad. Porque el Señor supremo era solo Dios". Alfredo Saenz, “La cristiandad y su cosmovisión”.

   Al rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios. Calderón de la Barca, en "El Alcalde de Zalamea".


  

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