Se suele creer que
creer sin padre es una desgracia de proporciones bíblicas. Sin discusión que la
familia ideal integra, claro, la figura de un padre; sin embargo para muchos
ello no ha constituido una tragedia, ya que su ausencia se ha paliado por varios
modos y formas.
Ya sea con una figura paterna efectiva,
llámese abuelo, tío o hasta un hermano mayor (o padrino, familiar, amigo); igual
hay madres que dan el talante completo de mantener y formar a sus hijos en
forma completa. Ello lleva a crear hijos responsables y sin fuertes traumas.
Lo que sigue es de
Andrew Galasetti. – tomado del arte de
la masculinidad.
Sin importar cuan fuerte era mi padre físicamente... No tenía
convicción alguna para ser papá. Si quieres ser un hombre de gran coraje y
fuerza, no vas a conseguirlo con ir al gimnasio a levantar pesas. Un hombre con
coraje defiende a los más chicos, defiende sus ideales a capa y espada, se
enfrenta cara a cara al miedo, a la derrota y al criticismo. No teme a las
responsabilidades y a trabajar con constancia y convicción.
Haber crecido sin padre es una
experiencia que me enorgullece. Me ha ayudado a identificar la línea entre ser
niño y adulto.
Para resumir, comparto con ustedes una lista
de lo que es un hombre y lo que no, desde mi experiencia.
Un hombre NO:
§ Evade sus responsabilidades.
§ Inventa excusas.
§ Golpea a las mujeres.
§ Es avaro.
§ Se forma con la edad, sino con
experiencia.
Un hombre:
§ Lucha por lo que cree, incluso si tiene
miedo.
§ Crea nuevos caminos.
§ Es de mente abierta.
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