REVOLUCIÓN
TOTAL CÓSMICA
Y CONTROL SOCIAL GLOBALISTA
Para arcisterio, de
Roberto López-Geissmann
El título se lo ha dado López-Geissmann
RESUMEN DE UNA ENTREVISTA DE PATRICIO LONS
HECHA A
JOSÉ LUIS URIBE FRITZ
Nuevamente presento
una síntesis enjundiosa de lo dicho por el analista político chileno J. L.
Uribe Fritz. Uniré a sus filosóficos razonamientos los míos propios –con letra
azul los míos –para que, como actualmente permite la técnica, poner a cantar
a través de la distancia y el tiempo a dos voces distintas, aunque similares.
Aprovecho además para felicitar al intelectual y entrevistador argentino,
doblemente Patricio Lons.
Cita José Luis a Fidel Castro,
diciendo este que habrá que cambiar lo hecho en su reciente revolución,
relativo a la Iglesia Católica, y afirma -no textual –que ya no hay que
fabricarles más mártires, sino crearles miles de apóstatas. Con ello queda
claro que han seguido la nueva estrategia (gramsciana) por la que el uso de la
fuerza –sin descartarlo en absoluto –se limita con más inteligencia, utilizando
otros instrumentos (no por piedad humana sino por mera practicidad) que si bien
requieren de mayor tiempo llegan a ser más precisamente destructivos de su
objetivo final, como veremos.
El politólogo Uribe Fritz indica
el más que interesante hecho de que la clásica Vanguardia Revolucionaria del
PC, teórica y prácticamente, ya no es lo que era antes; los conceptos, válidos
en su momento para lograr una sinergia adecuada para la Revolución han dejado
de tener ese privilegiado lugar. Sin desecharlos del todo, porque ello depende
de cada situación particular, no son ya llevados por la élite del Partido Comunista
y su Estado Mayor Profesional, sino que esta posición ha sido tomada, por influencia
del genial Gramsci cambiándola por el nuevo modelo horizontal polivanguardista.
No sigo adelante sin deshacer algún velo a
la comprensión general porque el discurso no es básico, aun cuando es fluido
para cierta altura. Digamos en primer lugar que debe tenerse muy claro el
concepto de lo que es la Revolución.
Ya que normalmente la palabra “revolución”
se entiende aplicada con exclusividad para el marxismo en todas sus variantes,
aunque de hecho esto no es así, no avanzo esta explicación por este lado, quedándonos
–aceptando sin conceder –al marxismo normalmente conocido. Adopten las que
quieran, incluso provenientes del liberalismo o de cualquier otro ismo, la
realidad profunda del concepto es mucho más radical aún.
Es por ello que puede decir Uribe
Fritz que al buscar la Revolución un hombre nuevo, lo que busca es un cambio
total del hombre, o la humanidad, lo que debe pasar por una deconstrucción
completa (ver Deconstruccionismo, en especial a los franceses); esto conlleva
el odio a todo lo tradicional (no sólo debe entenderse costumbre sino sabiduría
ancestral) para que sobre las ruinas de lo que existe erigir su cosmovisión
horizontal de homogenización completa y radical. Porque este concepto va mucho
más allá de la Economía –nos dice.
Añade que el odio visible es
realmente contra todo, es la creación misma y al hombre como Señor de la misma
lo que la violenta. Destruye la trascendencia (posibilidad de conectar o
convertirse en algo esencialmente superior –como lo santo, negando toda
divinidad) optando por la creencia a nivel de fe ciega (absurdo lógico) en la
inmanencia (considerar el sistema que conocemos como realidad, agotado y
cerrado por sí mismo, terminado ya –o por desarrollar un sentido evolutivo
limitado y siempre pedestre). Es por ello que odia lo humano –que se dice
material y espiritual –exigiendo que no se piense en nada más que en la emanación
del disgusto, cuando no odio, contra toda promesa que no vaya contra el paraíso
“aquí y ahora” sin sublimación alguna. Tiranía de someter al mundo a una
horizontalización brutal y eterna.
El concepto de “Revolución” trasciende por
mucho a la marxista –en todas sus versiones, incluso la gramscista misma –el corazón
revolucionario se plasma con visualización histórica en la revolución francesa,
aunque su verdadera naturaleza se hunde en la noche de los tiempos, unida a los
ciclos históricos y la ruptura del sentido orgánico y telúrico de la sociedad. Es
grande, totalitaria, completamente deshumanizante hasta la bestia racional,
andrógina, movilizada por los bajos instintos y violenta.
De esto deriva todo el esfuerzo de la revolución
total y cósmica, de la que la francesa, la marxista, incluso la gramscista no
son sino parte de ella. Darle vuelta a toda la civilización, cultura y valores
es la verdadera meta. Por ello es imperativo aplastar, destrozar e invertir lo
que ya existe.
Habiendo entendido lo anterior se
va aclarando el sentido que la nueva vanguardia ha estado adoptando. Con la
meta múltiple la amenaza se lleva por varios caminos que rodearán a la sana, santa y sabia
Tradición; se acercan por la podrida Ideología de Género con todas
sus divisiones, en ataque contra la moral más elemental, la impunidad del
asesinato más atroz y cobarde (el aborto), la destrucción de la familia, base
de una Sociedad ya muy minada a su vez por teorías demenciales y francamente estúpidas en el
plano politológico, socavadas la Ética y todo tipo de concepto autoritario,
emasculada su voluntad a través de la interacción sinérgica entre el hedonismo
y la propaganda integral. Así, todo tipo de cambios son totalmente
aceptados y aplaudidos, dándole entradas a toda idea –con diferentes grados de negatividad
–desde la música y el espectáculo, pasando por el veganismo, que esconde la
aberrante idea de la igualdad con los animales, cuidando no aplastar a una
hormiga, olvidando la cruenta muerte de los recién nacidos y la próxima
defenestración de los ancianos.
Todo ello crea una angustia,
comprensible por demás, desequilibrando a una humanidad previamente desunida,
alejada del concepto mismo de lo divino, aquejada de problemas específicos de
todo tipo, confundida del discernimiento mismo del bien y del mal, puesto que
se le inculca que no existen y que todo es relativo; se busca que no
discriminen, cuando este acto este precisamente el esfuerzo de comprensión que
nos puede llevar a justipreciar a los humanos y a toda la creación, siendo que no
es una mala palabra, sino por el contario una de las claves del conocimiento
completo y filosófico.
Sin criterios de discernimiento,
primero no se reconoce el mal, luego no importa si se reconoce pues es igual, y
finalmente se lo conoce y se lo acepta.
Esta es
la REVOLUCIÓN REAL A LA QUE NOS ENFRENTAMOS
Siento
la necesidad de insistir en que es sólo parte de la enjundiosa entrevista, y
aunque lo mío va en azul, me he expresado con mi estilo propio en las partes
que, con todo, he tratado de conservar en su esencia original.-