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Roberto López-Geissmann.

Aparte de mi familia y mis seres queridos, amo profundamente los paisajes, siendo para mi más valiosos que el oro –principalmente las vistas de lagos y montañas; la frescura, las cabañas de troncos; café, licorcito, pipa y un buen perro; la buena comida y los viajes. Así los libros, películas y el arte de la conversación.

Escribo novela y cuento; soy creativo. Estudié con los Maristas. He sido diplomático, asesor de seguridad, profesor universitario y periodista. Dos carreras universitarias. Me declaro en total orgullo y apoyo de la civilización occidental cristiana. Suelo estar por lo políticamente incorrecto, pero igual lo tradicional como sabiduría. Tengo la firme convicción de que la humanidad ha sido y está siendo atacada por ideas y personas malignas. Debemos protegernos.

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sábado, 31 de agosto de 2019

INVASIÓN EUROPEA... NADA NUEVO- Sobre un art. de Arturo Pérez Reverte


Arturo Pérez Reverte es uno de mis escritores favoritos, enjundioso, con metáforas imaginativas pero precisas, tan denso como agradable. En este art. presenta una visión precisa de la invasión migratoria que está aquejando a Europa, sirviéndose de la aleccionadora historia de lo ocurrido en tiempos del emperador Valente, en que los godos, acogidos y tolerados primero, fueron cobrando protagonismo hasta tomar el poder. Opino que la mayor fuerza de la invasión es la debilidad de ánimo de los que debieran resistirla. Lo subrayado en rojo es mío.

Los godos del emperador Valente
Arturo Pérez Reverte


  En el año 376 después de Cristo, en la frontera del Danubio se presentó una masa enorme de hombres, mujeres y niños. Eran refugiados godos que buscaban asilo, presionados por el avance de las hordas de Atila. Por diversas razones -entre otras, que Roma ya no era lo que había sido- se les permitió penetrar en territorio del imperio, pese a que, a diferencia de oleadas de pueblos inmigrantes anteriores, éstos no habían sido exterminados, esclavizados o sometidos, como se acostumbraba entonces.
  En los meses siguientes, aquellos refugiados comprobaron que el imperio romano no era el paraíso, que sus gobernantes eran débiles y corruptos, que no había riqueza y comida para todos, y que la injusticia y la codicia se cebaban en ellos. Así que dos años después de cruzar el Danubio, en Adrianópolis, esos mismos godos mataron al emperador Valente y destrozaron su ejército. Y noventa y ocho años después, sus nietos destronaron a Rómulo Augústulo, último emperador, y liquidaron lo que quedaba del imperio romano.

  Y es que todo ha ocurrido ya. Otra cosa es que lo hayamos olvidado. Que gobernantes irresponsables nos borren los recursos para comprender. Desde que hay memoria, unos pueblos invadieron a otros por hambre, por ambición, por presión de quienes los invadían o maltrataban a ellos. Y todos, hasta hace poco, se defendieron y sostuvieron igual: acuchillando invasores, tomando a sus mujeres, esclavizando a sus hijos. Así se mantuvieron hasta que la Historia acabó con ellos, dando paso a otros imperios que a su vez, llegado el ocaso, sufrieron la misma suerte. El problema que hoy afronta lo que llamamos Europa, u Occidente (el imperio heredero de una civilización compleja, que hunde sus raíces en la Biblia y el Talmud y emparenta con el Corán, que florece en la Iglesia medieval y el Renacimiento, que establece los derechos y libertades del hombre con la Ilustración y la Revolución Francesa), es que todo eso -Homero, Dante, Cervantes, Shakespeare, Newton, Voltaire- tiene fecha de caducidad y se encuentra en liquidación por derribo. Incapaz de sostenerse. De defenderse. Ya sólo tiene dinero. Y el dinero mantiene a salvo un rato, nada más.

  Pagamos nuestros pecados. La desaparición de los regímenes comunistas y la guerra que un imbécil presidente norteamericano desencadenó en el Medio Oriente para instalar una democracia a la occidental en lugares donde las palabras Islam y Rais -religión mezclada con liderazgos tribales- hacen difícil la democracia, pusieron a hervir la caldera. Cayeron los centuriones -bárbaros también, como al fin de todos los imperios- que vigilaban nuestros límites. Todos esos centuriones eran unos hijos de puta, pero eran nuestros hijos de puta. Sin ellos, sobre las fronteras caen ahora oleadas de desesperados, vanguardia de los modernos bárbaros -en el sentido histórico de la palabra- que cabalgan detrás.
  Eso nos sitúa en una coyuntura nueva para nosotros pero vieja para el mundo. Una coyuntura inevitablemente histórica, pues estamos donde estaban los imperios incapaces de controlar las oleadas migratorias, pacíficas primero y agresivas luego. Imperios, civilizaciones, mundos que por su debilidad fueron vencidos, se transformaron o desaparecieron. Y los pocos centuriones que hoy quedan en el Rhin o el Danubio están sentenciados. Los condenan nuestro egoísmo, nuestro buenismo hipócrita, nuestra incultura histórica, nuestra cobarde incompetencia. Tarde o temprano, también por simple ley natural, por elemental supervivencia, esos últimos centuriones acabarán poniéndose de parte de los bárbaros.

  A ver si nos enteramos de una vez: estas batallas, esta guerra, no se van a ganar. Ya no se puede. Nuestra propia dinámica social, religiosa, política, lo impide. Y quienes empujan por detrás a los godos lo saben. Quienes antes frenaban a unos y otros en campos de batalla, degollando a poblaciones enteras, ya no pueden hacerlo. Nuestra civilización, afortunadamente, no tolera esas atrocidades. La mala noticia es que nos pasamos de frenada. La sociedad europea exige hoy a sus ejércitos que sean oenegés, no fuerzas militares. Toda actuación vigorosa -y sólo el vigor compite con ciertas dinámicas de la Historia- queda descartada en origen, y ni siquiera Hitler encontraría hoy un Occidente tan resuelto a enfrentarse a él por las armas como lo estuvo en 1939.
  Cualquier actuación contra los que empujan a los godos es criticada por fuerzas pacifistas que, con tanta legitimidad ideológica como falta de realismo histórico, se oponen a eso. La demagogia sustituye a la realidad y sus consecuencias. Detalle significativo: las operaciones de vigilancia en el Mediterráneo no son para frenar la emigración, sino para ayudar a los emigrantes a alcanzar con seguridad las costas europeas. Todo, en fin, es una enorme, inevitable contradicción. El ciudadano es mejor ahora que hace siglos, y no tolera cierta clase de injusticias o crueldades. La herramienta histórica de pasar a cuchillo, por tanto, queda felizmente descartada. Ya no puede haber matanza de godos. Por fortuna para la humanidad. Por desgracia para el imperio.

  Todo eso lleva al núcleo de la cuestión: Europa o como queramos llamar a este cálido ámbito de derechos y libertades, de bienestar económico y social, está roído por dentro y amenazado por fuera. Ni sabe, ni puede, ni quiere, y quizá ni debe defenderse. Vivimos la absurda paradoja de compadecer a los bárbaros, incluso de aplaudirlos, y al mismo tiempo pretender que siga intacta nuestra cómoda forma de vida. Pero las cosas no son tan simples. Los godos seguirán llegando en oleadas, anegando fronteras, caminos y ciudades.   Están en su derecho, y tienen justo lo que Europa no tiene: juventud, vigor, decisión y hambre. Cuando esto ocurre hay pocas alternativas, también históricas: si son pocos, los recién llegados se integran en la cultura local y la enriquecen; si son muchos, la transforman o la destruyen. No en un día, por supuesto. Los imperios tardan siglos en desmoronarse.

ARTURO PÉREZ REVERTE

  Eso nos mete en el cogollo del asunto: la instalación de los godos, cuando son demasiados, en el interior del imperio. Los conflictos derivados de su presencia. Los derechos que adquieren o deben adquirir, y que es justo y lógico disfruten. Pero ni en el imperio romano ni en la actual Europa hubo o hay para todos; ni trabajo, ni comida, ni hospitales, ni espacios confortables. Además, incluso para las buenas conciencias, no es igual compadecerse de un refugiado en la frontera, de una madre con su hijo cruzando una alambrada o ahogándose en el mar, que verlos instalados en una chabola junto a la propia casa, el jardín, el campo de golf, trampeando a veces para sobrevivir en una sociedad donde las hadas madrinas tienen rota la varita mágica y arrugado el cucurucho.
  Donde no todos, y cada vez menos, podemos conseguir lo que ambicionamos. Y claro. Hay barriadas, ciudades que se van convirtiendo en polvorines con mecha retardada. De vez en cuando arderán, porque también eso es históricamente inevitable. Y más en una Europa donde las élites intelectuales desaparecen, sofocadas por la mediocridad, y políticos analfabetos y populistas de todo signo, según sopla, copan el poder. El recurso final será una policía más dura y represora, alentada por quienes tienen cosas que perder. Eso alumbrará nuevos conflictos: desfavorecidos clamando por lo que anhelan, ciudadanos furiosos, represalias y ajustes de cuentas. De aquí a poco tiempo, los grupos xenófobos violentos se habrán multiplicado en toda Europa. Y también los de muchos desesperados que elijan la violencia para salir del hambre, la opresión y la injusticia. También parte de la población romana -no todos eran bárbaros- ayudó a los godos en el saqueo, por congraciarse con ellos o por propia iniciativa.
  Ninguna pax romana beneficia a todos por igual. Y es que no hay forma de parar la Historia. «Tiene que haber una solución», claman editorialistas de periódicos, tertulianos y ciudadanos incapaces de comprender, porque ya nadie lo explica en los colegios, que la Historia no se soluciona, sino que se vive; y, como mucho, se lee y estudia para prevenir fenómenos que nunca son nuevos, pues a menudo, en la historia de la Humanidad, lo nuevo es lo olvidado. Y lo que olvidamos es que no siempre hay solución; que a veces las cosas ocurren de forma irremediable, por pura ley natural: nuevos tiempos, nuevos bárbaros. Mucho quedará de lo viejo, mezclado con lo nuevo; pero la Europa que iluminó el mundo está sentenciada a muerte.
 Quizá con el tiempo y el mestizaje otros imperios sean mejores que éste; pero ni ustedes ni yo estaremos aquí para comprobarlo. Nosotros nos bajamos en la próxima. En ese trayecto sólo hay dos actitudes razonables. Una es el consuelo analgésico de buscar explicación en la ciencia y la cultura; para, si no impedirlo, que es imposible, al menos comprender por qué todo se va al carajo. Como ese romano al que me gusta imaginar sereno en la ventana de su biblioteca mientras los bárbaros saquean Roma. Pues comprender siempre ayuda a asumir. A soportar.
  La otra actitud razonable, creo, es adiestrar a los jóvenes pensando en los hijos y nietos de esos jóvenes. Para que afronten con lucidez, valor, humanidad y sentido común el mundo que viene. Para que se adapten a lo inevitable, conservando lo que puedan de cuanto de bueno deje tras de sí el mundo que se extingue. Dándoles herramientas para vivir en un territorio que durante cierto tiempo será caótico, violento y peligroso. Para que peleen por aquello en lo que crean, o para que se resignen a lo inevitable; pero no por estupidez o mansedumbre, sino por lucidez. Por serenidad intelectual.
  Que sean lo que quieran o puedan: hagámoslos griegos que piensen, troyanos que luchen, romanos conscientes -llegado el caso- de la digna altivez del suicidio. Hagámoslos supervivientes mestizos, dispuestos a encarar sin complejos el mundo nuevo y mejorarlo; pero no los embauquemos con demagogias baratas y cuentos de Walt Disney. Ya es hora de que en los colegios, en los hogares, en la vida, hablemos a nuestros hijos mirándolos a los ojos.


sábado, 24 de agosto de 2019

100 MILLONES DE MUERTOS Y SIGUEN SUMANDO,,,


Indispensable archivo de daños contra lesa humanidad, de parte de los menos acusados de agredir al mundo, siendo que son los enemigos públicos Nº1. Sus múltiples fachadas, oenegés, cómplices infiltrados y agentes pagados logran revertir y acusar a los defensores de la libertad. Los ejércitos, nacionalistas, hombres de bien en general deben tomar nota. Desde que el libro se publicó a la fecha estos crímenes no han hecho sino aumentar muchísimo. Si el archivo es largo es por la larga maldad de los agresores. Es deber cívico, obligación estatal y de sentido común el conocer este agobio, del que no estamos vacunados en absoluto. Se oculta.
Esta es la versión que poseo

El 6 de noviembre de 2016 se cumplieron 20 años de la publicación de una obra de referencia sobre el terror comunista: “El libro negro del comunismo”, publicado por Harvard University Press en Francia.
Esta obra fue realizada por un equipo de profesores e investigadores del Centro Nacional para la Investigación Científica, la institución científica más importante de Francia. Hace tiempo que quería trasladar a una entrada las cifras de asesinados por el comunismo que indica ese libro por cada país, actualizándolas en la medida de lo posible, pues en estas últimas dos décadas esa ideología totalitaria ha seguido provocando muertes en diversos puntos del mundo. Os ofrezco aquí un listado por países, ordenados por los que han tenido un mayor número de víctimas. Cito “El libro negro del comunismo” por sus siglas, ELNDC. Las cifras que indico en letras grandes son el resultado de añadir a las estimaciones de esa obra las de otros estudios más recientes.
Cifras por país:
China: 82 millones de muertos
URSS: más de 21 millones de muertos
Corea del Norte: 4,6 millones de muertos
Vietnam: 3,8 millones de muertos
Camboya: 2,4 millones de muertos
Afganistán: 1,5 millones de muertos
Yugoslavia: 1.172.000 muertos
Alemania: 815.000 muertos
Mozambique: 729.000 muertos
Etiopía: 725.000 muertos
Rumanía: 435.000 muertos
Checoslovaquia: 262.082 muertos
Venezuela: más de 252.000 muertos
Polonia: más de 235.000 muertos
Hungría: 210.000 muertos
Angola: 125.000 muertos
Colombia: 105.419 muertos
Albania: 100.000 muertos
Rhodesia / Zimbabue: más de 50.000 muertos
Laos: 45.000 muertos
Bulgaria: 31.150 muertos
Cuba: 73.000 muertos
Perú: 37.840 muertos
Mongolia: 35.000 muertos
Filipinas: 22.799 muertos
Grecia: 15.401 muertos
Nicaragua: 5.000 muertos
España: al menos 4.176 muertos
Argentina: 1.501 muertos
Yemen del Sur: 1.000 muertos
Israel: 83 muertos
Uruguay: 66 muertos
Alemania Occidental y Berlín Occidental: 35 muertos
Estados Unidos: 10 muertos
TOTAL: Más de 120 millones de muertos
China: 82 millones de muertos
ELNDC da una estimación de 65 millones de muertos y desglosa esta cifra del siguiente modo:
20 millones de presos políticos muertos durante su cautiverio. La historiadora británica de origen chino Jung Chang, en “Mao: The Unknown Story” (2005), cifra en 27 millones los prisioneros muertos en la enorme red del Laogai, el equivalente chino del Gulag soviético. A día de hoy el Laogai sigue existiendo y podría albergar a entre 3 y 5 millones de prisioneros, según la ONG Laogai Research Foundation, de modo que esas cifras de muertos podrían seguir aumentando día a día.

Entre 20 y 43 millones de muertos entre 1959 y 1961 durante el llamado “Gran Salto Adelante”, principalmente a causa de la hambruna provocada por Mao Tse-Tung. Fue la mayor hambruna de la historia de la humanidad. El historiador holandés Franck Dikötter, en “La gran hambruna de Mao” (2010) elevó esa cifra a 45 millones. Sin embargo, el mayor investigador de este genocidio y el que más documentación ha acumulado sobre él, el historiador chino Yu Xiguang, cifra los muertos en 55 millones.

2.000 monjes y peregrinos muertos en el bombardeo chino contra el gran monasterio tibetano de Chode Gaden Phendeling en 1956.

Entre 2.000 y 10.000 tibetanos muertos en Hasta Lhassa durante la insurrección tibetana del Jam en 1959.

70.000 tibetanos muertos de inanición entre 1959 y 1963.
Un millar de muertos en la matanza de Tiananmén de 1989.

Así pues, podríamos estar ante cifras de hasta 82 millones de muertos ya sólo en la República Popular China.
URSS: más de 21 millones de muertos
ELNDC estima en 20 millones los muertos en la URSS, divide esta estimación del siguiente modo:
Fusilamiento de decenas de miles de rehenes o personas presas sin juicio.
Asesinato de centenares de miles de obreros y campesinos rebeldes entre 1918 y 1922.

Hambruna de 1922, que provocó 5 millones de muertos.
Cita la liquidación de los cosacos del Don. En su página 25 ELNDC no adelanta la cifra, pero el historiador Michael Kort ha estimado que entre 300.000 y 500.000 cosacos muertos entre 1919 y 1920.

Asesinato de decenas de miles de personas en campos de concentración entre 1918 y 1930.

690.000 muertos en la Gran Purga de 1937-1938. N.G. Okhotin y A.B. Roginsky, en “El Gran Terror 1937-1938. Breve crónica”, cifran en 724.000 los ejecutados.

Deportación de los kulaks. En su página 25 ELNDC no adelanta cifras, pero Orlando Figes (“The Whisperers: Private Life in Stalin’s Russia”, 2007), basándose en los archivos soviéticos, señala que 486.370 habrían muerto entre 1930 y 1931, y otros 389.521 murieron entre 1932 y 1940. ELNDC también cita otras deportaciones de pueblos y etnias y otras matanzas, sin especificar cifras. En “Holocausto rojo” (2009), Steven Rosefielde cifra en un total de 6 millones de muertos los provocados por estas deportaciones.

Hambruna de Ucrania: seis millones de muertos. Recientemente la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania ha rebajado esa cifra a 3,9 millones.
Sin embargo, echo en falta en ELNDC algunos hechos que elevan aún más esa cifra. Añado aquí unos cuantos, junto a las fuentes:
El asesinato de 20.000 prisioneros de guerra blancos a los que se les había prometido una amnistía si entregaban las armas. Citado por Robert Gellately en “Lenin, Stalin, and Hitler: The Age of Social Catastrophe” (2007).

240.000 asesinados en la represión de la rebelión de Tambov (1920-1921).
 Cifra que el historiador Boris Sennikov considera conservadora en su estudio sobre este levantamiento usando datos censales de la época.

La Hambruna Kazaja de 1919–1922, con un total de 400.000 (según Nelly Leonidovna Krasnobaeva en “La población de Kazajstán a fines del siglo XIX-primer cuarto del siglo XX”, 2004) a 750.000 muertos (según Tom Everett-Heath en “Asia Central: Aspectos de la Transición”, 2003).

La Hambruna Tártara de 1921-1922, que provocó entre 500.000 (según N. M. Dronin y E. G. Bellinger en “Climate Dependence and Food Problems in Russia, 1900-1990”, 2005) y 2 millones de muertos (según Peter Christopher Mizelle en “Battle with Famine”, 2002).

La Hambruna Kazaja de 1932–1933, también conocida como el Genocidio Goloshchekin, por el mandatario soviético que la provocó. A la luz del estudio de Gabriele Rasuly-Paleczek y Julia Katschnig para la European Society for Central Asian Studies en 2004 sobre la población registrada en Kazajistán entre 1926 y 1937, la hambruna provocó 1,5 millones de muertos.
1.500 civiles asesinados en la República soviética de Balkaria por el NKVD en noviembre de 1942 (citado por la agencia oficial RIA Kabardino-Balkaria en 2014).

El asesinato de 9.015 prisioneros políticos ucranianos en la Segunda Guerra Mundial, según las estadísticas soviéticas de las 78 prisiones existentes en Ucrania (citado por V.G. Timofeev en “El sistema criminal-ejecutivo de Rusia: figuras, hechos y eventos”, 1999).

Sumando todos estos hechos, estaríamos hablando de más de 21 millones de muertos en total en la URSS.
Corea del Norte: 4,6 millones de muertos
Al comienzo del libro, ELNDC cifra en 2 millones los muertos a causa del comunismo norcoreano. En el capítulo dedicado a esa brutal dictadura da estimaciones más detalladas:
90.000 muertos por ejecuciones por diversos motivos.

100.000 muertos en las purgas del Partido del Trabajo.

1,5 millones de muertos en campos de concentración entre 1953 y 1998.
A eso hay que añadir los que son asesinados cuando intentan huir del país, los muertos por inanición (ELNDC cita estimaciones de la Cruz Roja Alemana que calculan en 10.000 muertes de niños al mes por hambre en Corea del Norte) y 500.000 muertos por enfermedades y por mala alimentación. Pero hay que recordar que ELNDC se publicó en 1997. En 1999 Pyongyang reconoció 220.000 muertos por hambre desde 1995 a causa de las inundaciones de ese año. Un informe publicado en agosto de 1999 por el United States Institute for Peace cifra los efectos de esa hambruna en entre 2 y 3 millones de muertos. Así pues, podríamos estar hablando de un total de 4,6 millones de muertos hasta la fecha, y eso sin contar los de la Guerra de Corea de 1950-1953, provocada por los norcoreanos.
Vietnam: 3,8 millones de muertos
ELNDC cifra en 1 millón de muertos el resultado de la represión comunista primero en Vietnam del Norte y después en todo Vietnam tras la invasión norvietnamita de Vietnam del Sur. Sin embargo, el profesor Rudolph Rummel señala que la violencia política habría supuesto 3,8 millones de muertos en el país, de los cuales 1,25 millones habrían sido víctimas de asesinatos.
Camboya: 2,4 millones de muertos
ELNDC calcula en 2 millones los camboyanos muertos durante el genocidio provocado por el régimen comunista de Pol Pot. Sin embargo, el profesor Rudolph Rummel calcula que 2,4 millones de hombres, mujeres y niños fueron asesinados por los Jemeres Rojos.
Afganistán: 1,5 millones de muertos
ELNDC señala que tras el golpe de Estado comunista de 1978, el 29 de abril de ese año hubo una primera purga de militares no comunistas que se saldó con 3.000 muertos. La represión contra los opositores al nuevo régimen mató a otras 10.000 personas. Tras la rebelión de los muyahidines islámicos, la URSS intervino militarmente en el país, emprendiendo una salvaje represión contra los rebeldes, destruyendo pueblos enteros y masacrando a hombres, mujeres y niños. ELNDC calcula entre un millón y medio y dos millones las víctimas de esa guerra.
Yugoslavia: 1.172.000 muertos
ELNDC cifra en torno a un millón de muertos los provocados por la instauración del comunismo en Yugoslavia, y eso en un país con 15,5 millones de habitantes. El libro no da más detalles de esta cifra. En 2009 el Gobierno serbio formó una comisión estatal que publicó los nombres de 55.973 personas asesinadas durante las purgas comunistas de 1944 y 1995, entre ellas 27.367 alemanes, 14.567 serbios y 6.112 húngaros. Entre 1949 y 1956 4.000 presos fueron asesinados en la prisión de Goli Otok, según un informe del Osservatorio Balcani e Caucaso publicado en 2008. En 2007 The New York Times informaba de la existencia de 100.000 tumbas en Eslovenia conteniendo los restos de víctimas de la represión comunista en esa parte de la antigua Yugoslavia. Muchas de las tumbas fueron dinamitadas por los propios comunistas para no dejar rastro de sus matanzas. El profesor Rudolph Rummel calcula que las víctimas del comunismo en Yugoslavia se dividirían de este modo:
Unos 100.000 asesinados por los partisanos comunistas entre 1941 y 1944.
Unos 500.000 asesinados por la dictadura de Tito entre 1944 y 1945.
Unos 572.000 asesinados por la dictadura de Tito entre 1945 y 1987.
Estaríamos hablando, así pues, de 1.172.000 muertos.
Alemania Oriental: 815.000 muertos
ELNDC habla de 756 condenadas a muerte en la mal llamada República Democrática de Alemania (RDA) durante la dictadura comunista. Benjamin Valentino, en “Final Solutions, Mass Killing and Genocide in the 20th Century” (2004), cifra en de 80.000 a 100.000 muertos los causados por la represión comunista allí desde 1945. Rudolph Rummel calcula en 70.000 los asesinados por la RDA. Un estudio publicado por el Gobierno alemán en 1989 cifró en 270.000 los alemanes muertos por crímenes de guerra soviéticos, así como 205.000 muertos entre los alemanes enviados a campos de trabajos forzados en la URSS desde 1944. Además, Helke Sander y Barbara Johr, en “BeFreier und Befreite” (2005), calculan en 240.000 las alemanas muertas como consecuencia de su violación a manos soldados soviéticos. En total estaríamos hablando de 815.000 muertos.
Mozambique: 729.000 muertos
ELNDC señala que entre 1975 -año en que subieron al poder los comunistas del Frelimo, que aún se mantienen en él- y 1985 murieron de hambre en Mozambique 600.000 personas, según datos de UNICEF. Otras 8.000 murieron de hambre en la primavera de 1989. Unas hambrunas en buena medida provocadas por la corrupción política, que se apropiaba de la ayuda humanitaria. El profesor Rudolph Rummel calcula en 3.000 los muertos por el la guerrilla del Frelimo entre 1964 y 1975, y en 118.000 los asesinados tras la subida de ese grupo comunista al poder. Estaríamos hablando, así pues, de al menos 729.000 muertos.
Etiopía: 725.000 muertos
ELNDC cifra entre 200.000 y 300.000 las personas muertas de hambre durante la dictadura comunista instaurada en Etiopía entre 1974 y 1991 con apoyo de la URSS y de Cuba. El profesor Rudolph Rummel calcula en 725.000 los muertos entre 1974 y 1987.
Rumanía: 435.000 muertos
ELNDC no da una cifra total de la represión comunista en Rumanía. Benjamin Valentino, en “Final Solutions, Mass Killing and Genocide in the 20th Century” (2004), cifra en de 60.000 a 300.000 muertos los causados por la represión comunista desde 1945, tanto por represión política como por la colectivización forzosa de la agricultura. El profesor Rudolph Rummel calcula en 435.000 los muertos por el comunismo rumano.
Checoslovaquia: 262.082 muertos
ELNDC no da una estimación de muertos para la Checoslovaquia bajo el dominio comunista. El profesor Rudolph Rummel calcula en 197.000 muertos entre 1945 y 1948 y 65.000 muertos entre 1948 y 1968. A eso hay que añadir que un informe secreto del gobierno comunista, desclasificado en 1990, cifraba en 82 muertos en la represión de la Primavera de Praga de 1968 a manos de las tropas del Pacto de Varsovia. En total estaríamos hablando de 262.082 muertos.
Venezuela: más de 252.000 muertos
Tras la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, en el país caribeño se instauró un régimen autoritario cuyo partido, el PSUV, se inspira en el marxismo-leninismo. El régimen socialista venezolano ha tenido el apoyo de Cuba. En junio de 2015 el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) calculó que entre 1999 y mayo de 2015 se produjeron en el país 252.073 muertes violentas. Desde entonces la violencia ha seguido dominando el país, con el gobierno reprimiendo a tiros manifestaciones de oposición, lo que provocó más de 100 muertos por la represión ya en la primera mitad de 2017.
Polonia: más de 235.000 muertos
ELNDC da algunas cifras sobre la represión comunista en Polonia. Las indico y las amplío a continuación:
Durante la “Operación polaca” del NKVD soviético contra la minoría polaca en la URSS en 1933-1938: el ELNDC cifra entre 50.000 y 60.000 fusilados.
Durante la ejecución de prisioneros de guerra polacos en la primavera de 1940: ELNDC cifra en 4.404 los prisioneros de Kozielsk ejecutados en Katyn, en 3.896 los prisioneros de Starobielsk ejecutados en Jarkov, en 6.287 los prisioneros de Ostaszkow ejecutados en Kalinin: total, 14.587 prisioneros ejecutados. Sin embargo, esta cifra se ha visto ampliada en investigaciones posteriores. En 2004 el Instituto Nacional de la Memoria de Polonia cifró en 21.768 el número de ejecutados.

Durante la ocupación soviética de 1939-1941: el ELNDC cifra en 30.000 personas fusiladas, y entre 90.000 y 100.000 muertos entre los polacos deportados a la URSS. En 2009 el Instituto Nacional de la Memoria de Polonia cifró en 150.000 polacos muertos a causa de la ocupación soviética.
Represión del Armia Krajowa y de la resistencia anticomunista: ELNDC no da una cifra global, pero cita 1.486 miembros de la resistencia muertos en 1947. El historiador polaco Jan Żaryn, en un trabajo publicado por el Instituto Polaco de la Memoria (“Aparat bezpieczeństwa w walce z podziemiem politycznym i zbrojnym 1944–1956”), cifra en 1.975 los muertos entre enero de 1945 y agosto de 1946.

A esto hay que añadir que unas 100.000 mujeres y niñas polacas fueron violadas por los soviéticos, y muchas de ellas fueron, además, asesinadas.
En la represión de la revolución obrera de Poznan en 1956, los comunistas enviaron al Ejército contra los manifestantes, abriendo fuego y provocando alrededor de 70 muertos, según ELNDC.
Establecimiento de la Ley Marcial, 1981-1983: provocó 14 muertos según ELNDC. El Gobierno polaco sitúa hoy en día la cifra en 56 muertos.
Hungría: 210.000 muertos
EL NDC cifra en 200.000 húngaros muertos de entre los más de 600.000 que fueron deportados por los soviéticos. No se cita, sin embargo, la efímera República Soviética de Hungría (mayo-agosto de 1919). En los escasos meses que duró, los tribunales revolucionarios instaurados por los comunistas ejecutaron a 590 personas (según apunta Tibor Hajdu en “La República Soviética Húngara”, 1979). A eso hay que añadir 2.000 miembros del partido único purgados y ejecutados entre 1948 y 1956 (según apuntan Robert Bideleux e Ian Jeffries en “A History of Eastern Europe: Crisis and Change”, 2007) y otros 5.000 ejecutados que no eran del partido (según apunta R.J. Crampton en “Eastern Europe in the twentieth century and after”, 1997). Además, entre 2.500 y 3.000 insurgentes murieron durante la Revolución Húngara de 1956 (de ellos entre 1.800 y 2.000 en Budapest) según el informe presentado ante la ONU en 1957. Además, 229 personas fueron ejecutadas tras el levantamiento. Así pues, estaríamos hablando de un total de unos 210.000 muertos.
Angola: 125.000 muertos
ELNDC no ofrece estimaciones sobre el número total de muertos provocados por la guerrilla comunista del MPLA, apoyada por Cuba y la URSS. El profesor Rudolph Rummel calcula en 125.000 los muertos entre 1975 y 1987.
Colombia: 105.419 muertos
Según el Registro Único de Víctimas del Gobierno de Colombia, el conflicto provocado por los terroristas comunistas de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) ha causado 103.089 muertes por atentado terrorista. Además, el los terroristas del ELN (Ejército de Liberación Nacional, un grupo marxista-leninista) son responsables de 2.330 asesinatos según el Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia. Entre ambos grupos comunistas suman 105.419 muertos, y eso sin contar los fallecidos en combates contra esas bandas terroristas.
Albania: 100.000 muertos
ELNDC no da una cifra total de la represión comunista en Albania. El profesor Rudolph Rummel calcula en 100.000 los muertos por el régimen estalinista de Enver Hoxha.
Rhodesia / Zimbabue: más de 50.000 muertos
En Rhodesia (hoy Zimbabue), los terroristas del Ejército de Liberación Popular de Zimbabue, un grupo marxista-leninista apoyado por la URSS, asesinaron a 102 civiles mediante el derribo de dos vuelos de Air Rhodesia (en uno de ellos, los terroristas asesinaron en el propio sitio del accidente a 10 pasajeros que habían sobrevivido). Otro grupo terrorista comunista, los maoístas del Ejército de Liberación Nacional de Zimbabue, apoyado por China y encabezado por Robert Mugabe, participó en diversos actos terroristas, siendo conocido por su salvajismo. El profesor Rudolph Rummel calcula en 19.000 los muertos provocados por esas guerrillas entre 1970 y 1979. Tras el ascenso de Robert Mugabe al poder en 1980 se instauró en el país una dictadura comunista, hasta su destitución en noviembre de 2017. Durante ese periodo se sucedieron en el país todo tipo de violaciones de derechos humanos, entre ellas las masacres de Gukarahundi, que según apunta Geoff Hill en “The Battle for Zimbabwe: The Final Countdown” (2005) habrían provocado 30.000 muertos. En total, estamos hablando de unas cifras totales que superan con creces los 50.000 muertos.
Laos: 45.000 muertos
Este pequeño país del sudeste asiático, poco poblado, sufrió una cruenta Guerra Civil entre 1963 y 1975 entre la monarquía constitucional entonces vigente y los guerrilleros comunistas del Pathet Lao, apoyados por Vietnam del Norte y por la URSS. Los comunistas ganaron la contienda, y aún se mantienen en el poder mediante una dictadura comunista de partido único. ELNDC cita la cifra de 45.000 asesinados y muertos de inanición proporcionada por refugiados laosianos.
Bulgaria: 31.150 muertos
ELNDC cifra entre 30.000 y 40.000 los muertos provocados por la brutal represión comunista desatada desde 1944 por los comunistas y por las fuerzas de ocupación soviéticas, especialmente contra personalidades locales, alcaldes, maestros, sacerdotes y comerciantes. Un informe del Hannah Arendt Center de Sofía en 2010, elaborado en colaboración con los profesores Dinyu Sharlanov y Venelin I. Ganev, aporta las siguientes cifras:
26.850 asesinados mediante ejecuciones sin juicio previo entre septiembre y octubre de 1944.

1.050 ejecutados por sentencia de muerte entre enero y mayo de 1945.
640 asesinados en campos de concentración entre 1945 y 1962.
680 ejecutados por sentencia de muerte entre 1946 y 1975.
160 manifestantes asesinados durante las protestas de la minoría turca entre 1984 y 1989.

1.500 asesinados entre 1946 y 1989 cuando intentaban huir del país.

En total estaríamos hablando de 30.880 muertos. Dinyu Sharlanov, en “Historia del comunismo en Bulgaria” (2009), cifra en 31.000 los muertos entre 1944 y el final del comunismo en el país en 1989. A eso hay que añadir que el 16 de abril de 1925 miembros del Partido Comunista de Bulgaria perpetraron un brutal atentado contra la Iglesia de San Nedelya, en Sofía, haciendo volar el techo del templo y asesinando a 150 personas.
Cuba: 73.000 muertos
ELNDC calcula entre 15.000 y 17.000 muertos en Cuba a causa de ejecuciones desde 1959. A eso hay que sumar los 7.000 balseros que han muerto intentando huir de la isla por mar. El profesor Rudolph Rummel calcula en 73.000 los muertos por el régimen comunismo cubano entre 1959 y 1987.
Perú: 37.840 muertos
ELNDC calcula entre 25.000 y 30.000 los asesinados por la guerrilla maoísta Sendero Luminoso. La Comisión de la Verdad y Reconciliación creada en 2001 calculó entre 24.823 y 37.840 el número de víctimas de ese grupo terrorista comunista.
Mongolia: 35.000 muertos
Una estimación de Hiroaki Kuromiya en “Stalin’s Great Terror and the Asian Nexus” (2014), correspondiente a la represión estalinista de 1937 a 1939. Las cifras incluirían la ejecución de 18.000 monjes budistas a manos de los soviéticos.
Filipinas: 22.799 muertos
En 1969 iniciaron una ofensiva terrorista tres grupos marxistas-leninistas: el Bagong Hukbong Bayan (Nuevo Ejército del Pueblo), el Partido Comunista de Filipinas y el Frente National Democrático de Filipinas, contando con el apoyo de ciertos países comunistas (Corea del Norte, China y Nicaragua) y de grupos terroristas y partidos comunistas de varios países. Según datos del Ejército Filipino, esta ofensiva terrorista provocó 22.799 muertos entre 1969 y 2002.
Grecia: 15.401 muertos
Las prisas por garantizarse el dominio de la Grecia de postguerra llevó al Ejército de Liberación Nacional de Grecia (ELAS), controlado por el Partido Comunista de Grecia (KKE), a provocar una guerra civil en 1943 contra otros grupos de la resistencia griega contra el nazismo. En 1946 el KKE boicoteó las primeras elecciones libres después de la guerra, y en 1947 organizó un gobierno provisional: un golpe de Estado en toda regla, apoyado por los comunistas de Yugoslavia, Albania y Bulgaria. Se produjo una nueva guerra civil en la que los comunistas fueron derrotados en octubre de 1949 y el KKE fue ilegalizado. Según un informe publicado por el Estado Mayor de Grecia en 1985, los comunistas causaron 15.291 muertos a las fuerzas armadas griegas y 210 muertos a las británicas. Décadas después, entre 1975 y 2002, la Organización Revolucionaria 17 de Noviembre, de ideología marxista, perpetró más de un centenar de atentados asesinando a 23 personas.
Nicaragua: 5.000 muertos
ELNDC no ofrece estimaciones sobre el número total de muertos provocados por el régimen sandinista entre 1979 y 1990. El profesor Rudolph Rummel calcula en 5.000 los muertos provocados por ese régimen entre 1979 y 1987.
España: al menos 4.176 muertos
EL NDC dedica todo un capítulo a España, citando los 500 muertos provocados por los comunistas en sus enfrentamientos con anarquistas y socialistas en mayo de 1937 en Barcelona. No menciona, sin embargo, la masacre de Paracuellos, dirigida por el comunista Santiago Carrillo en 1936 y en la que fueron asesinadas al menos 2.750 víctimas ya identificadas -entre ellas 50 niños-, según el historiador Ricardo de la Cierva (“El cementerio de Paracuellos del Jarama”, 1972). A eso habría que añadir otros crímenes cometidos por comunistas en el bando republicano durante la Guerra Civil Española. También habría que sumar a esta lista de muertes los asesinatos perpetrados por bandas terroristas de ideología marxista: ETA (829 asesinados, siendo el primero una niña de sólo 22 meses), los GRAPO (88 asesinatos), el FRAP (6 asesinatos), el MIL (un asesinato), el EGPGC (un asesinato) y el Front d’Alliberament de Catalunya (un asesinato).
Argentina: 1.501 muertos
Según datos del Ejército Argentino, entre 1969 y 1979 las bandas terroristas de ideología marxista-leninista Montoneros y Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que se fusionaron en 1973, perpetraron más de 6.200 atentados, más de 1.700 secuestros y 1.501 asesinatos.
Yemen del Sur: 1.000 muertos
Aunque ELNDC no lo menciona, Yemen del Sur fue una dictadura comunista entre 1967 y 1990. El profesor Rudolph Rummel calcula en 1.000 muertos los provocados por ese régimen.
Israel: 83 muertos
El Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y el Nihon Sekigun (Ejército Rojo Japonés), dos grupos terroristas de ideología marxista-leninista, perpetraron en 1972 una masacre en el Aeropuerto de Lod, asesinando a 26 personas. Además, el FPLP ha asesinado a otras 21 personas en Israel en diversos atentados perpetrados entre 1969 y 2014. Otro grupo terrorista de ideología marxista-leninista, el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), asesinó a 36 personas en Israel -una parte de ellas niños- entre 1974 y 1975.
Uruguay: 66 muertos
Entre 1967 y 1972, el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, un grupo terrorista compuesto en gran medida por comunistas maoístas, perpetró multitud de atentados en los que fueron asesinadas 66 personas.
Alemania Occidental y Berlín Occidental: 35 muertos
El Baader-Meinhof-Gruppe o Rote Armee Fraktion (Facción del Ejército Rojo) fue un grupo terrorista de ideología comunista, apoyado por Alemania Oriental, que entre 1968 y 1993 perpetró 31 asesinatos en el Berlín Occidental y en la República Federal de Alemania, según apunta Jan Oskar Engene en “Terrorism in Western Europe: Explaining the Trends Since 1950” (2004). Otro grupo terrorista alemán de ideología comunista, las Revolutionäre Zellen (Células Revolucionarias), fueron responsables de un asesinato. Además, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, un grupo terrorista de ideología marxista-leninista, perpetró tres asesinatos en la Alemania Occidental en 1969 y 1977.
Estados Unidos: 10 muertos
En los EEUU han actuado varios grupos terroristas de ideología comunista:
Entre 1974 y 1983, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional Puertorriqueña, de ideología marxista-leninista, perpetró 120 atentados en los que fueron asesinadas 6 personas.
Entre 1975 y 1984, el United Freedom Front (UFF), una pequeña organización criminal de ideología marxista, perpetró una veintena de atentados, asesinando a una persona.
Entre 1978 y 1985, la May 19th Communist Organization perpetró diversos atentados y robos, asesinado 3 personas.
Fuente: “El libro negro del comunismo”.
Posted: Mayo Von Höltz
Los regímenes socialistas mataron más de cien millones de personas en todo el mundo a lo largo de un siglo de existencia. Curiosamente aún hay mucha gente que habla bien de Marx, Lenin, Stalin, Mao, Castro, Guevara y toda esa sarta de execrables criminales comunistas. Según los especialistas, el mercado -donde solo se establecen relaciones pacíficamente por mutua voluntad- es algo malo; y matar personas a granel como castigo a la desobediencia o como ejemplo disciplinario para que los vivos obedezcan, es algo bueno.

RESEÑA DEL COMBATE DESDE LA DERECHA - PANAMÁ


   Hablando de derechas, de la historia de la malograda ARENA, del Prócer D`aubuisson y de autores nacionales, cronistas e historiadores… Tuve el gusto de presentar el libro en comento, con presencia del autor, en el Teatro Nacional de Santa Ana. ¡Por unos recuerdos que merecen ser el rescoldo de un tiempo futuro, base para la nueva antorcha del cambio!



Análisis de libros
Los guerreros de la libertad

  Tiene 209 páginas. Es una obra de consulta imprescindible, sobre todo tomando en cuenta que las provenientes de de la derecha (en el sentido más amplio) son más difíciles de hallar que una aguja en un pajar.
Publicada 12 de abril 2005 en El Diario de Hoy. Autor: Roberto López-Geissmann.

Libro escrito por el embajador Ernesto Panamá Sandoval y que justo en estos días está disponible al lector en una de las más prestigiadas librerías. El amigo es integrante de varias organizaciones de la derecha profunda, de hueso colorado, salvadoreña, fundador de ARENA e incansable combatiente práctico, pero que nunca ha renunciado a sus principios ideológicos.

Por razones que ignoro, la editorial que lo publicó lo hizo en la colección novelas, puesto que la crónica personal, más bien una especie de monografía histórica con análisis de situaciones, narra y comenta sobre sucesos de nuestro país sin que exista ningún tipo de personaje de fantasía. Es otro género distinto de la novela, hay que advertirlo. Tiene 209 páginas. Es una obra de consulta imprescindible, sobre todo tomando en cuenta que las provenientes de la derecha (en el sentido más amplio) son más difíciles de hallar que una aguja en un pajar.

Aun cuando se remonta a períodos anteriores de la historia salvadoreña, su cometido esencial se centra en los años previos a la agresión armada, mal conocida como guerra civil, que padeció nuestro país, y a su desarrollo hasta nuestros días. Es obligada la referencia comparativa con el acucioso estudio de Geovanni Galeas: “El otro rostro del mito”, pero con la singularidad, en la obra de Panamá, que trasciende el rastreo biográfico del mayor d’Aubuisson e incluso de la vida de la misma ARENA, para abarcar iniciativas previas y paralelas, ortodoxas y heterodoxas, personales y colectivas de la saga derechista. Sin ser todas, presento a consideración las que considero principales...
Controversias interesantes y reveladoras:

1. A monseñor Romero no lo asesinó ningún elemento de la derecha, sino la izquierda.
2. La masacre en ocasión de su sepelio fue organizada por terroristas revolucionarios.
3. También los jesuitas fueron masacrados por la izquierda como parte de su guerra.
4. Los gobiernos de Estados Unidos, a sabiendas, alargaron el conflicto mucho más.
5. La Fuerza Armada operaba bajo órdenes para dejar escapar al enemigo en combate.
6. No fue, sino muchos años después de su fundación que el poder económico dominó ARENA.
7. Incluso ahora se esconden los fracasos, corrupciones y asesinatos del FMLN.
8. Los retos principales hoy son las imposiciones del Norte y la terquedad de los ricos.
9. No es el dinero lo que rescató a la Patria, sino el valor y el trabajo de sus mejores hijos.

Guerreros de la libertad.

Algunas de estas tesis son tan conocidas en ciertos ambientes que podrían exclamar: “Colón, Colón”, como quien dice “ya sabemos quién descubrió América”, pero... he aprendido a conocer que la opinión pública general ha sido tan bombardeada por una serie de ideas y planteamientos (a ciencia y paciencia de medios y de gobernantes de signo opuesto), que estoy seguro de que para muchísimos serán ideas nuevas y hasta “revolucionarias”.

Es lamentable que nuestro apreciado autor no ampliara más en ciertos capítulos hacia el final del libro, para aportar análisis, hechos, contrastes informáticos y anécdotas que redondearían su obra; siento quizá que con unas 20 a 30 páginas hubiera quedado cubierto ese flanco. En todo caso el esfuerzo es encomiable y ojalá promueva otros análogos; pero al decir esto quiero significar que se posibiliten los medios para ello, que se publiciten, que se busquen reunir a los de la época, a las nuevas generaciones, a intelectuales, guerreros, a gente afín... que la hay.

Al oído del autor: Zorro, como cariñosamente se te llama, ¿por qué te olvidaste de mí, que tantas ejecutorias he realizado, y algunas contigo? Si recrimino esto es porque considero un orgullo estar en este lado de la palestra, hombro a hombro con semejantes guerreros... aunque pensándolo bien, tal vez lo hiciste para protegerme (?). Seguiré siendo, pues, por un tiempo, un guerrero invisible, llevando mi guerra florida hasta que se dé (¿si acaso?) la oportunidad de...

Para comentar sabrosamente hay material de sobra: la infiltración descarada, que acaso merece ya otro nombre y que, más que por dolo y conspiración, es fruto de la ignorancia y falta de ideología; la necesidad de un combate cultural cerrado y serio, que por ahora no existe y lo que se da es un entreguismo innombrable... no son más que dos entre muchos temas. Siempre he sostenido que, como en todos lados, existen derechas, con “S”, en plural, que es donde debe darse la tolerancia y el diálogo originalmente. Exhorto a recoger el reto de una publicación amplia que lance una revista o periódico —al menos mensual— que nos una a todos.
*Lic. en Ciencias Políticas.