Este blog ha optado por dejar por fuera el análisis político,
menos aún el de nuestro sufrido país. Sí hemos abordado temática metapolítica,
desde un punto de vista filosófico, aludiendo a ideas y a principios, sin
relacionar nunca a personas, instituciones o partidos. Conservando mi derecho
de opinión he de reflexionar si, dentro de un tiempo no muy largo me decido a
abordar estos análisis, los que en todo caso aparecerán en otro blog,
con distinto nombre y otras reglas y parámetros. Este artículo es casi una
excepción y sobre todo una especie de puente entre Arcisterio y la producción futura; es el pensamiento liminar que
establece una versión sobre un estado de cosas muy delicadas que ocurren en
nuestra nación y a las que invitamos a profundizar en ellas.
ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
La
autoridad encarnada en la opinión de milesno
vale siquiera una mínima chispa del razonamiento
de
un solo hombre. GALILEO.
Veamos detenidamente las implicaciones del
título. Estamos claros que hablamos del estado de nuestra sociedad abatida por
los políticos y sus políticas. La primera impresión es la de estar sin salida,
pero analicemos bien. El que no exista opción (viable, positiva, claro) resulta
de que si avanzas te clavas la espada y si te quedas sin moverte no sales de lo
que se presupone como una realidad dura e indeseable. En todo caso puedes
enfrentar la espada y tal vez no mueras… o mantenerte contra la pared esperando
que “algo” mejore tu fea situación. Pero avancemos más aún.
En mi visión la cosa es todavía más difícil.
Te encuentras en un pequeño sendero en el que apenas cabes, detrás de ti hay un
enorme acantilado de roca pura, imposible de horadar con lo que tienes a mano;
por otro lado la espada se encuentra a milímetros de tu corazón y no es posible
eludirla por ningún tipo de movimiento. Estás pues, bien fregado, ya que o mueres atravesado por el acero o terminarás
desfalleciendo de cansancio y cayendo en el mortal abismo. De hecho la
alternativa de resistencia como lucha o resistencia como aguante quedan como no
soluciones vitales. Unos elegirán el suicidio por la espada (ya sea por honor o
terror) y otros soportarán lo que puedan. Lo claro es que el tipo -o la
sociedad que así se encuentre –ha sido cercenada del más grande atributo del bien común, como es la verde joya de la
Esperanza.
Anotemos antes de desarrollar más el hecho
de que ninguna sociedad se coloca en tal posición por su gusto, sino que ha sido
llevada a ese dilema poco a poco por diversos conductores hasta encontrarse en
esa imposible posición sin salida; pero todavía hay que decir que en su mayoría
no han realizado aún la gravedad de su problema.
Lo que vamos a señalar es cómo se encuentra
en ese callejón sin salida y si es que existen todavía acciones a tomar para
superar esta gran tragedia. Finalmente, si existieran soluciones ¿es este
pueblo capaz de llevarlas a cabo? o es que las mismas causas prevalecen en las
soluciones, quedando estas como mero apunte teórico y estando de hecho todos ya
condenados.
Un
enfoque equivocado de la situación coyuntural que vivimos
La gran
mayoría entenderá que la situación de entrampamiento que hemos presentado se
refiere a la que nos presentan los Partidos Políticos (PP) y concretamente los
“dos mayores”: FMLN –Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional –y
ARENA –Alianza Republicana Nacionalista. El ahondar sobre la historia y
definición ideológica de ambos nos llevaría muy lejos.
Sin embargo, en
atención a los lectores foráneos anotaremos que el FMLN es la mutación en
partido político de las cinco fuerzas guerrilleras marxisto-revolucionarias que
se alzaron en armas en la pasada contienda; actualmente su presentación es
bastante más contemporizadora –pero ¡ojo! –aunque la hegemonía de lo que fue la
antigua y diluida fuerza armada guerrillera ha sido tomada por el Partido
Comunista; van más lentos, pero seguros.
ARENA, por su
parte, surgió como una aglomeración de movimientos nacionalistas, altamente
preocupados por la agresión guerrillera, unidos por un líder carismático –el
Mayor Roberto D`aubuisson –y en cuyo seno desde el principio existió un
componente liberal (débil al principio) que lentamente se fue acrecentando y
desplazando a los fundadores y otros pensadores y luchadores, hasta hacerse con
la hegemonía del Partido.
Así pues, El
Salvador está acorralado entre dos fuerzas, una de izquierda y otra de derecha.
Lo realizado por los dos gobiernos inmediatos anteriores de las izquierdas y
los cuatro de las derechas es percibido por la población como insatisfactorio,
frustrante y florido en corrupciones. En honor a la verdad hay que decir que en
todos los casos (más con ARENA) se ha exagerado en ciertos aspectos; ambos
tienen fallas aunque en distintos rubros en ambos casos –el FMLN adolece de
gran incapacidad en la mayoría de sus funcionarios y la prepotencia arenera ha
ido en aumento, ambos tienen su historia de corrupción, y así pudiésemos
seguir. Pese a todo lo que aparece claro a “la gente” es que los partidos
políticos no representan los anhelos ni necesidades del pueblo, no dan el ancho
ni en su imagen ni en la capacidad de inspirar confianza –cada vez más
deteriorada –y se burlan de los votantes al haber planteado que fuera de ellos
no hay solución, torciendo el brazo de los electores e incluso de los votos
duros de ambos. Obvio que esto ha creado un gran resentimiento –del
todo legítimo –en la sociedad.
Repito que la percepción nacional es básicamente la anterior y es, al mismo tiempo,
acertada y equivocada. Es correcta en cuanto que tal visión no es un espejismo,
es real y básicamente sus componentes y problemáticas son ciertos. Pero no es
toda la verdad. Se está tomando el rábano por las hojas. No podemos
diagnosticar sin ir más hondo, atravesar la superficie, radiografiar, sacar
muestras, deducir de hechos y convicciones más profundas que una simple
adscripción partidista. No es de “o es blanco o es negro”, ni tampoco se trata
de un enfrentamiento entre marxistas y liberales.
Al interrogarnos sobre como el ciudadano ha
perdido esa vocación o gusto por la libertad –aherrojándose voluntariamente
bajo las riendas de un pensamiento políticamente correcto, cada vez más común
entre ambos PP –habrá que decir que tal impulso no se ha perdido “porque nunca
realmente se ha tenido”. Los de izquierda cediendo sus realidades por un ideal
el cual, aún como tal no es natural ni sano, avocándose a una violencia
“partera de la historia” que no hace sino exacerbar el odio y el resentimiento.
Los de la derecha liberal triunfante y paradójicamente tiránica, cediendo su
tiempo de actuar, de leer, de reflexionar, siguiendo lo que Benjamin Constant
afirma al decir que: “Cada individuo,
ocupado de sus negocios, de sus empresas, de los placeres que obtiene o que
espera obtener, no quiere ser distraído de todo esto más que momentáneamente”
acrecentando su dureza de corazón, extremadamente individualista, altanera y
desleal.
Aceptar este simplista cuadro sería como
evaluar un “estado de situación” en un enfrentamiento bélico sólo por el número
de combatientes, su ubicación y sus armas (que indudablemente es fundamental y
necesario), sin tomar en cuenta las causas, las mentes de los que, en
retaguardia, están alentando el enfrentamiento y (con primigenia necesidad)
cómo se encuentra la moral, convicción y percepciones de todos los involucrados
en ambos bandos. Recordemos que guerras y batallas particulares no sólo se
ganan con la superioridad en poder militar y físico de los combatientes, sino
mediante la voluntad de lucha de los ganadores… o el desistimiento más o menos
voluntario de los que van a ser derrotados; a veces estos ignoran que lo serán.
Tenemos pues que ahondar en cómo ha cambiado
toda una nación hasta llegar adonde estamos ahora, cómo es que sus análisis son
tan superficiales, y cómo es que no encuentra salida a esta opción igualmente
perniciosa, ya que ninguna de las dos fuerzas es un sano aliento para la
población, aunque una sea peor que la otra. Pero antes debemos realizar algunas
precisiones:
·
Los
procesos decadentes, que por el contrario son llamados progresistas por sus
auspiciadores, son un fenómeno mundial, comenzado siglos ha y que se ha
exacerbado en los últimos 60 años.
·
En
el ámbito político no cabe duda que la interpretación sistemática que el establishment liberal ha promovido sobre
el sentido (único, restringido e infantil) de lo que debe entenderse por
Democracia es ya un florecimiento fuertemente degenerado de esa posibilidad de
gobierno. También refleja profunda degradación el que sea aceptada.
·
Por
otro lado, como atenuante para la población, los P.P. –y las fuerzas tras
ellos, o a sus costados, que no todas están alineadas –han sido fundamentales
en provocar este estado alterado de
conciencia, socavando las fuerzas morales e intelectivas y distorsionando la
voluntad mediante concepciones delirantes y espectáculos hedonistas.
Quienes sean acuciosos y compartan lo hasta
aquí relacionado no pueden menos que echar de menos la ausencia de un elemento
fundamental en la ecuación de desesperanza. Que es precisamente una de las más
peligrosas y falsas conclusiones que puedan elaborarse después del punteo
anterior: se trata de la única tercera fuerza que ha aparecido.
De
hecho es verdad que para remontar el desasosiego ponernos en camino de
superación tiene que realizarse con otra concepción del mundo, distinta a
las dos más poderosas. Pero eso no quiere en absoluto decir que sólo
hay una –que sería llamada “tercera”; fuerza esta en la que automáticamente han
de gravitar los anhelos de la gran mayoría de la población, descontentos con
toda razón. Tercera fuerza como
concepto es realmente todo esfuerzo serio de reestructurar una sociedad en
forma distinta a cualquier tipo de marxismo o de posiciones democrático
liberales.
Como escribí en un libro (Ángeles con Espadas) hace mucho: “…tercera
fuerza, tercera posición, poder o vía… no creo que sea un conjunto de elementos
perfectamente ensamblados, como un “mecano” de armar o una receta de cocina,
por el contrario, no es una fórmula. Son todas las posibilidades con que cuenta
una nación en un momento dado. Y por eso estorba al Sistema y al Marxismo,
porque ES LA SOLUCIÓN y aquellos dos no quieren que esta la encuentre, quieren
la exclusividad de sus vías ortodoxas y progresistas, pero -y citando a Degrelle –el sentido único está bien para las calles estrechas, pero no resulta
adecuado para la historia”.
No queda más ya que abordar la cuestión de
fondo, que subyace entre las nieblas que sostienen la espada o las espesas
capas de la pared de piedra. Porque de verdad estamos así pero debemos de ver
con mayor claridad las causales efectivas de nuestro agobio. No son,
efectivamente, los pésimos partidos políticos que tenemos y ni siquiera el
Sistema mismo o los muy reales poderes internacionalistas y las alianzas con
países intervencionistas.
Una palabra más. Estos razonamientos
lógicamente deben sustanciarse en relaciones de ideas, accionar histórico de
los grupos, y argumentación que lleve a conclusiones precisas, pero ello
alargaría demasiado estas reflexiones que no son sino una invitación para que
el lector pueda, por sus propios medios, bucear (o escalar, según la
perspectiva) los orígenes sustanciales de mayor consistencia de lo que es la
actual coyuntura.
|
COMPLICACIONES Y TEMAS A DISCUTIR |
Cambiando paradigmas y puntos de vista.
Creciendo para ver más lejos
Desde algunos años realizo una encuesta
personal, interrogando a hombres y mujeres de distintas edades, condiciones
sociales, educativas y con caracteres variadísimos. Lo único que busco es que
sean inteligentes, no espero la viveza, el conocimiento intelectual ni tampoco
una impronta de moralidad alguna; sólo que sean claros de mente y dispuestos a
expresarse.
La pregunta única es: ¿Crees que nuestro
país tiene solución? Esto a cualquier plazo que sea y sin especificar el “cómo”
se realizaría, sólo que implique un porvenir de positivo desarrollo para todos.
Había catedráticos, gente de trabajo de clase media y baja, amas de casa,
empresarios grandes y pequeños, estudiantes, en fin, de todo. No resultó uno
solo que contestara afirmativamente. La visión de la espada y la pared es
generalizada y muy real. Toda la gente
se siente en un callejón sin salida. Y está harta.
Con esta opinión generalizada
recapitulamos: La población salvadoreña se encuentra masivamente disgustada con
la oferta política de los partidos mayoritarios. Por diversas razones están
airados y con toda intención de causarles daño, pero no saben bien cómo, puesto
que si apoyan al otro –que no han apoyado hasta ahora –sienten que poco
cambiará y que podría ser peor. En esta particular coyuntura está apareciendo
(y desapareciendo, estroboscópicamente) una tercera posición que, como
explicamos es una entre varias
posibles “terceras opciones” (pues no son tres, sino muchas) el cual ha tenido
la virtud de aparecer primero, realizando su acto de ilusionismo primero que
ningún otro, captando bastante interés en un público cansado, un tanto embobado
y sediento de protagonismo vengativo contra el que se le ponga enfrente.
Aparece pues, una solución que no lo es y que de triunfar sólo va a exacerbar
los peores sentimientos del conglomerado, con la fuerte posibilidad de
enquistarse férreamente en el Poder, sin soltarlo ya.
Lo que el tiempo se llevó
Hace mucho me encontré con una excelente
presentación sobre las razones por las que Suiza es tan desarrollada, ordenada,
justa y exitosa. En breve se hicieron de lado aspectos de tamaño del país (de
los más pequeños de Europa), de la antigüedad del mismo (Egipto, Mesopotamia y
China son más viejos), superioridad racial, buen sistema económico o poderío en
armas (ya que otros pueblos tienen iguales cualidades e incluso superiores). Se
concluye que su éxito reside en las virtudes derivadas de una educación y
cultura que si bien tienden a ser universales en su extensión y aceptación no
lo son por desgracia en su aplicación efectiva y práctica. Un buen amigo, medio
en broma me decía que para componer nuestro país habría que importar algunos
cientos de miles de suizos. Vamos ahora al meollo…
Mientras no caigamos en la cuenta de que es real
el dicho que afirma que cada pueblo tiene
el Gobierno que se merece, estaremos divagando. Nos estamos ahogando porque
nos metimos en aguas turbulentas sin poder nadar; ha sido nuestra voluntad e
ignorancia… y también nuestra incapacidad de salir de ese maremágnum. Pero esto
es ya consecuencia de lo primero: si no sabes, si tomas decisiones equivocadas
a pura voluntad, si tu actitud no es solidaria sino básicamente egoísta, si no
quieres esforzarte y ser responsable –buscando siempre que te saquen las
castañas del fuego – y además no quieres dar el mínimo tiempo a instruirte, a
intercambiar información, a trabajar y arriesgarte por el bien común, si sólo
te gusta culpabilizar y sentirte superior… pues la respuesta a la inacción es
la pregunta: ¿Y de dónde?
Nos
falta creer y VIVIR valores elementales para desarrollar una Nación. ¿De
dónde van a surgir los prohombres, los próceres, que liderarían un movimiento
que remonte el desastre al cual nos dirigimos? Se ha trabajado medio siglo
inoculando antivalores como la “viveza” del aprovechado que vive pensando cómo
eludir sus deberes y leyes; el patán al que toda regla de convivencia y
urbanidad le parece ridícula y se la saltea: el empresario que se vanagloria
públicamente, y hasta en el seno de gremiales, de haber “enganchado”,
confundido (estafado en el fondo) a un cliente y por lo que logró excelentes “ganancias:
los “vendedores de seguridad” que mal llaman “renteros” (que cobran una renta que no es más que una sucia
extorsión) y los miles de ovejas que lo permiten en silencio –pero lo más
asqueroso es escuchar a un ministro de seguridad minimizando este atraco
aludiendo a los familiares de los pandilleros “que tienen derecho a ganarse la
vida”; las autoridades que pactaron una entrega de poder a un precio carísimo
cuando ya casi se tenía ganada la contienda… y que todavía se les sigue
poniendo como grandes ejemplos de civismo; una población desmemoriada que vota
por destructores de vidas y haciendas; los falsos catedráticos (que se hacen
llamar “académicos) y que ponen a sus alumnos a dar durante todo el curso las
clases que ellos debieran conducir; los prestamistas leoninos; los comunicadores y conductores ignorantes de toda laya (también
DJ´s) que comunican lo que no entienden siguiendo una paga que los compra; el
abogado que complica el juicio para cobrar más; el médico que determina una
operación y/o procedimiento innecesario; el ingeniero que acepta materiales de
mala calidad, que puedan ser luego causa de tragedias; el mercader que truquea
con los pesos; curas y pastores que malversan las limosnas, así como los falsos
limosneros; la desconsideración de los conductores de autos y, destacándose, la
de los buseros y microbuseros; los que botan la basura adonde les da la gana;
el contador que falsea cifras y los que llevan doble contabilidad; los que se atribuyen
obras, de todo tipo, que no son de ellos. Pudiéramos continuar ad infinitum esta relación, pero quiero
indicar acá (aunque sin desarrollarla) una “institución” que es una de las
básicas maestras de corrupción, pues aunque comience como una lombriz esta
mentalidad llega a ser una enorme pitón: es la de la Propina. Piénselo.
Creo que bastan como ejemplo, pero es
fundamental subrayar que en absolutamente todas estas situaciones y otras más,
no debemos olvidar la importantísima existencia de lo que las vuelve mucho más
disolventes: la tolerancia, encubrimiento y hasta aceptación de esas
desdichadas conductas. Este es el triste y acongojante ambiente que
realmente respiramos, producido por nosotros mismos, fruto de un descreimiento
en todo lo elevado que nos conduce al cinismo; de un desinterés por el
cultivarse personalmente, persiguiendo siempre seguir al ejemplo más bajo,
vulgar y hasta indecente; por un irrespeto a todo tipo de autoridad (incluso
las respetables y correctas) que no viene sino del sentimiento acomplejado de
inferioridad que es ya viral en el pueblo y que, como se sabe, transmuta en
complejo de superioridad. Poco o nada se combate en lo público y lo privado
estas lacras, nadamos, nos refocilamos en medio de ellas como cerditos en
chiquero, incluso aspiramos a veces a ser “cualquier cosa, con tal de hacer lo
que se me pegue la gana y con dinero” –que es el dios de nuestro tiempo.
Al no haber suficiente reproche ni acciones
públicas (ni siquiera privadas) contra el amoralismo y conductas negativas y
antisociales, estas crecen; estamos fomentando, fermentando un caldo de cultivo
en un aquelarre de brujas, de cuyo caldero surgirán monstruos –la delincuencia
formal. Un ejemplo concreto y real para detener esto es el que se dio cuando un
conocido empresario se jactó, en Guatemala, y ante una reunión gremial, de
haber esquilmado a un colega ¿Qué pasó? Se hizo un silencio inmediato, salieron
del salón los que allí se encontraban, reprochando duramente las confesiones
del que todavía tenía el cinismo de exhibir su accionar, haciendo partícipes a
los presentes de su “gran jugada”. Creyó que recibiría sonrisas y aplausos y sólo
obtuvo desprecio, quedándose en preguntarse ¿Y yo, qué he hecho?
Si toda obediencia, todo reconocimiento,
toda disciplina, todo esfuerzo son rechazados y el ideal a seguir es –como lo
auspician anuncios y medios de comunicación: Vivir la vida entera como una
fiesta (música disolvente, sexo y tragos), envueltos en una juventud y
adolescencia perpetuos (glorificados ad
nauseam, sin darse cuenta que “adolecen” quiere decir faltos, inacabados) y
regodearse en la envidia, la maledicencia y el rencor (aunque muchos parezcan
grandes espirituales dándose golpes de pecho y cantando hossanas).
¿Qué oportunidades tenemos siendo así?
Realmente ninguna, aunque héroes intelectuales desde Pascal, Kant, Kierkegaard
y Wittgenstein han preparado la gran victoria de lo que será el final del
Iluminismo Científico. Pareciera más viable que soluciones como la de una intervención
extrajera o un golpe de Estado “a la antigüita” vayan a resultar y no el cambio
de una idiosincrasia infernal y profundamente impregnada hasta el tuétano de
los habitantes. Nuestra conclusión es, desgraciadamente, negativa. Cambiar por
cambiar no dice nada, es sólo una idea derivada de la seudo ciencia progresista.
Y si hay tres ideas terribles donde las haya, son precisamente esa idea
del progreso, expresada en su
extremo por Francis Fukuyama; la de la igualdad
total, que tiene su más absurda concreción en el sufragio universal; y la
que enajena el imprescindible
sentimiento de identidad propia y nacional disolviendo en un marasmo de
aceptaciones burdas, diversidades inexistentes y divisiones subversivas del yo
y la unidad (lucha de clases, de generaciones, de sexos, etc.). No pidamos
peras al olmo.
Concretando. Un pueblo tan agobiado,
confundido y falto de muchos valores no puede salvarse a sí mismo. Para hacerlo
necesita informarse bien, luchar continuamente por cambiar y adscribirse a
ideas y sentimientos que han sostenido ejemplarmente y durante siglos a varias
culturas. Evalúe el lector si es realista pensar que lo podemos hacer, cómo
sería el proceso, quiénes lo conducirían, el tiempo que llevaría y como se
someterán a los traidores y enemigos que cuentan con grandes medios y apoyo
foráneo.
Queridos
compatriotas, ¡Tengan ustedes felices sueños!